Estudio del Tríptico de Johfra

Instructor: Virgilio Cuautle Roldán

Triptico de Johfra

Instituto Cultural Quetzalcoatl de Nochistlán, Zacatecas. México.

Al ahondar en el dominio del simbolismo en su forma codificada gráfica o artística entendemos que el valor de lo simbólico intensifica el valor de lo religioso.

Los símbolos eternos y las verdades que ellos encierran no se pueden explicar a través de la ayuda intelectual del razocinio, podemos aportar la idea de Dios como la expresión arquetípica o simbólica en una existencia anímica que como tal no debe confundirse con el concepto del Dios metafísico. La existencia del símbolo y su significado está más allá del mundo de la mente éste no niega ni acepta si no que expresa la idea real de un principio universal que se multiplica en formas infinitas.

El simbolismo es universal, las características de un determinado arquetipo no son exclusivas de ésta o de aquella latitud por que los hechos reales se manifiestan a través del tiempo y del espacio abarcándolo todo.

La historia de las religiones, la mitología, la antropología, la historia de las civilizaciones, el arte, el esoterismo, el psicoanálisis, las investigaciones simbólicas nos han facilitado un cuantioso material para la corroboración de lo psicológicamente verdadero aludiendo no sólo al fondo común de lo psíquico si no también de lo fisiológico dada la importancia del cuerpo humano, de su forma y actitud y de las posiciones factibles de sus miembros.

Lo macro cósmico y lo micro cósmico se hermanan en el simbolismo por que ambos principios tienen un único origen. Dice Hermes Trismegisto en su Tabla de Esmeralda: “lo que está abajo es como lo que está arriba, lo que está arriba es como lo que está abajo.”

Dionisio Aeropatiíta, el misterioso personaje que a través de su teología mística influyera notablemente en el pensamiento de la edad media, repite: “Lo sensible es el reflejo de lo inteligible” y Goethe refiere: “Que lo que está adentro está afuera” sea como fuere el simbolismo se organiza en su basta función explicativa y creadora uniendo lo físico con lo metafísico, el símbolo ya sea en su concepción de bajo relieve, pintura, arquitectura, cerámica, escultura, etc. Cubre siempre la idea dejada a la posteridad a través de un pensamiento que es ignorado y que sólo puede ser comprendido con el corazón por que el símbolo es el lenguaje intuitivo donde las imágenes son libros abiertos que los grandes maestros han inmortalizado en sus obras, algunos de ellos famosos y otros desconocidos.

Como los imagineros de las catedrales góticas al expresar con su arte enigmático, reminiscencias del antiguo Egipto. En efecto, el simbolismo es atemporal y existe desde la misma fundación del mundo. Haremos un estudio de las ideas arquetípicas contenidas en los grabados de Gofra Mohoséale titulado TRIPTICO.

Todos éstos símbolos deben ser comprendidos en su carácter atemporal relacionados a su vez con el trabajo esotérico gnóstico que ya fuera develado por el Avatara de acuario VM. SAMAEL AUN WEOR, debemos agregar que sólo comprendiendo la totalidad armónica de los símbolos contenidos en las diferentes escenas puede darse una interpretación cabal del mensaje por que el símbolo aislado alude, pero el conjunto instruye.

PRIMERA PARTE

Podemos distinguir en ésta primera parte del conjunto varios símbolos que al engarzarlos a manera de un collar místico nos darán el sentido coherente de un trabajo específico cuyas manifestaciones filosóficas se nos ocurren de gran interés para los espíritus curiosos.

Sobre la parte inferior resalta la imagen del mundo es éste el pequeño mundo o microcosmos donde el sabio trabaja con la materia caótica, desordenada, donde los elementos y los principios se encontraban confundidos entre mezclados, es esta la materia primera o caos seminal que, bajo la imagen del mundo contiene según la expresión de Hermes Trismegisto “la fuerza fuerte con toda fuerza”

El mundo es la imagen de la naturaleza la que los antiguos autores han imitado en su labor, éstos a fin de apartar al aprendiz del camino del error le han inculcado el consagrarse a ella por que la naturaleza no actúa mas que en la especie que le es propia, no se desarrolla ni se perfecciona si no en sí misma sin que ninguna cosa ajena venga a estorbar en su labor o a contrariar el efecto de su poder generador, ése poder generador se nos presenta dentro del terreno alquímico, en su crisol de fundición, es éste el matraz de vidrio que vemos a su lado. La palabra matraz viene del griego matriz término igualmente usado por los sopladores y aplicado al recipiente secreto que sirve para la maduración del compuesto.

Este utensilio esférico tubular lateralmente alude por su forma a un símbolo fálico. Es sin duda por sólo su materia, el vidrio, ese mar de vidrio que refiere el Apocalipsis, materia pura entre todas como lo aseguran los maestros del arte y la que se aproxima más a la perfección, hacia la margen izquierda se divisan unos libros de alquimia, algunos de ellos abiertos mientras otros permanecen cerrados.

Tenemos ante nosotros el conocimiento exotérico y el conocimiento esotérico, es decir el público y el oculto, éstos libros cerrados principal objeto de nuestro interés se nos revelan como la ciencia oculta, la cábala hermética, ella en sí misma es la preciosa llave que permite abrir la puerta de los santuarios de esos libros cerrados que son las obras de ciencia tradicional, de extraer su espíritu y de captar su significado secreto. Mas atrás vemos un minúsculo templo el cual encierra un enigma considerable, sostenido por dos columnas que representan al Jakin y Boaz hombre y mujer o principios seco y húmedo. Descubrimos el emblema de Santiago el Mayor, la concha marina indicando el principio húmedo de la materia o mercurio filosofal, pero el profundo sentido que encierra no podría ser comprendido si descartáramos el baso que está debajo.

En esta vasija hermética que contiene el agua mercurial debe allí ser cocida y sometida gradualmente a un triple proceso de purificación. Éste triple proceso lo vemos representado por el fuego alado que a su vez encierra la imagen del dios de las aguas Neptuno. Finalmente como remate del fuego un reloj de arena, hace alusión al tiempo en que la materia debe ser cocida en el mismo baso que la contiene, merced a un calor uniforme.

El reloj de arena que sirve para medir el tiempo está tomado como el jeroglífico del tiempo mismo y es considerado como el emblema principal del viejo saturno, el reloj aparece como el dador de la luz, la cual no se recibe de un chorro si no poco a poco, progresivamente y con la ayuda del tiempo, es decir, de saturno. Experiencia, luz y verdad son sinónimos filosóficos y nada fuera de la edad puede permitir adquirir la experiencia la luz y la verdad porque el viejo saturno dispensador de la muerte criba y purifica las sustancias extrañas al cuerpo primero bajo la imagen del mundo, dentro del mismo conjunto se posa en la roca y sobre un pedestal mercurio el mensajero de los dioses, con su caduceo de serpientes y sus pies alados indican el principio aéreo volátil del compuesto, señala hacia arriba, hacia el Olimpo, la morada de los dioses de donde salió y a donde debe de regresar multiplicado en perfecciones.

Mercurio conocido bajo el nombre de Hermes es el intérprete y mediador entre el cielo y la tierra el es el poder de la palabra, en términos gnósticos es el logos espermático esparcido por todo el universo y es precisamente éste el sentido que recoge la alquimia, identificando a mercurio con la idea absoluta de transformación a causa de su ilimitada capacidad de penetración. Mercurio es el ánima Mundi, el alma metálica del caos espermático representado por las aguas del mar que aparece en el fondo, mercurio, nombre latinizado del Hermes griego toma su nombre de la palabra BASE, FUNDAMENTO, en efecto, mercurio es la base y fundamento de la obra solar, pues bien, dentro de ése caos espermático las potencias de la luz y el anhelo místico representados por mercurio y las tinieblas y el deseo pasionario representados por las sirenas que salen de las aguas se combaten incesantemente dentro del ser humano aquí y ahora.

Habitantes de las islas rocosas y de los arrecifes, las sirenas atraen a los navegantes para devorarlos, llega a nuestra memoria la hazaña de Hércules cuando se disponía a abandonar a Circe en sus rápidas naves, ésta le advirtió de los peligros del viaje y le dijo especialmente, primero llegaras al país de las encantadoras sirenas que seducen a los mortales, el imprudente que se aproxime a ellas no ve llegar jamás el día de su regreso pues las sirenas tendidas en prados floridos los hechizan con sus armoniosos cantos, a su alrededor se amontonan los cadáveres de sus víctimas, y así sucedió. Ulises avistó un islote rocoso donde pululaban unos extraños seres, eran las sirenas, el embeleso de sus palabras era tal que Ulises no habría podido resistirlo si atendiendo los consejos de circe no hubiese ordenado que se le atara al palo mayor de su nave, por lo que respecta a sus compañeros, les taponó los oídos con cera, en efecto, el mar de la existencia donde se agitan las tentaciones las sirenas con su dulcísimo canto atraen a los navegantes del camino secreto para encantarles e impedir su evolución espiritual haciéndoles caer en el océano de las aguas inferiores y de las formas nacientes donde se desenvuelven las multitudes qué como auténticos cadáveres están muertos para toda iniciativa espiritual, ahora bien, como quiera que en la naturaleza nada ha sido creado en su estado como última materia si no en su prima materia según la expresión del propio Paracelso, éste monstruo simbólico y hermético sirve a su vez para caracterizar el trabajo con el mercurio por la unión del azufre naciente que es el pez de la alquimia y del mercurio común llamado virgen. En el mercurio filosófico, o sal de sabiduría.

Así como la luna obtiene su brillo de la luz del sol éste monstruo mítico resultante de la unión de una mujer y de un pez indica la materia mercurial lunar combinada con la sustancia sulfurosa solar. Obviamente tanto el azufre como el mercurio deben sufrir una modificación para quedar convertidos en esa última materia y ése proceso debe llevarse a cabo según el régimen de saturno, es decir no podría estar ajeno a la muerte, en efecto para el filósofo la disolución de los metales impuros llamada muerte por los viejos autores es simplemente la clavija maestra que une el plano material con el plano divino y se afirma como la primera y más importante de las operaciones de la obra la que el artista debe esforzarse en realizar antes que cualquier otra. Sorbella la bendita diosa madre muerte uno de los cinco aspectos de nuestra madre interior cubierta con un manto que se confunde con la ladera formada por cráneos humanos petrificados ostenta el cáliz que contiene la sangre del cordero que lava los pecados del mundo. Sí de ése mundo interior donde se agitan las pasiones humanas, los juegos incipientes y todo aquello que forma la personalidad. Es ésta virgen, una virgen negra como la de las antiguas catedrales góticas, se le designa con el nombre de Virgo Paritura es decir la tierra antes de su fecundación. Que pronto será animada por los rayos del sol. Representa en el simbolismo hermético la tierra primitiva la que el artista debe elegir como sujeto de su gran obra. Es la materia prima en estado germinal mineral tal como sale de las capas metalíferas profundamente enterrada bajo las masas rocosas. A sus espaldas un castillo fundamentado en la roca. En el sexo como expresión simbólica de la potencia creadora del Tercer Logos. Ése castillo está envuelto en nubes que forman un manto nocturno y así es porque ella trabaja asistiendo al sabio durante las horas nocturnas cuando el resto de la humanidad descansa, por que el sabio se entrega a los brazos de su madre muerte precisamente cuando la inercia corporal se declara. Y la naturaleza termina su labor. Y allí en el trabajo fecundo con las aguas de vida el sabio comienza su obra y la rectifica cada día.

El rectificar ésa obra implica de hecho trabajos conscientes en la novena esfera, recordemos que en términos cabalísticos la novena esfera tiene su básica representación en los órganos sexuales, pues bien éstos están regidos por Escorpio el octavo signo zodiacal, es por eso que descendiendo de una nube y montado sobre un carro con forma de escorpión un verdugo que blande una espada se dirige amenazador hacia toda criatura que intente llegar hacia la madre muerte, obviamente la gran mayoría de los seres humanos se inclinan por el escorpión y es cuando el hombre pierde la entidad seminal. Mata a la madre divina como el escorpión.

El carro está tirado por sendos caballos acorazados con alas membranosas lo que nos da una idea de su carácter siniestro. Ahora bien, tomando en cuenta que el sexo, es un poder que el ser humano debe aprender a utilizar sabiamente, si ésta fuerza es dirigida hacia la destrucción y disolución de las fuerzas pasionarias representadas más abajo por las sirenas, entonces podemos gracias a la alquimia embellecer al Baphometo que aparece en el frente del carro, recordemos así mismo que el temerario Baphometh es desde el punto de vista alquímico tan sólo un emblema completo de las tradiciones secretas de la orden empleado sobre todo exteriormente como paradigma esotérico, sello de caballería y signo de reconocimiento donde se entrelazan las dos naturalezas básicas de la gran obra, es decir los cuernos del creciente mar sobre la cabeza solar. Existe una estrecha relación entre el trabajo sexual y el que se debe realizar con la madre muerte, y es que ése poder cuando ha sido correctamente polarizado puede decapitar a la medusa Gorgona como lo hace el héroe Perseo. Perseo toma su nombre del griego y significa pez del mar rojo, es este el pez que flota en las aguas del mar de los filósofos. En efecto, Perseo corta la cabeza de la medusa Gorgona con las armas mágicas que le entregaron los dioses, y de la sangre que manara de sus heridas nace entonces el caballo Pegaso. Pegaso en griego toma su nombre de la palabra fuente porque según se dice hizo brotar de una cose la fuente de hipotreme, más la verdad es de otro orden. Los ancianos e intelectuales de la antigüedad poseían todos el conocimiento hermético, los unos y los otros a fin de acceder a la plenitud del saber, cabalgaban metafóricamente la yegua, cabal vehiculo espiritual cuya imagen típica es el Pegaso alado de los poetas helénicos. Sólo él facilitaba a los elegidos el acceso a las regiones desconocidas y les ofrecía la posibilidad de verlo y comprenderlo todo a través del espacio y del tiempo, el éter y la luz. Pues bien, del latín cabalus significa caballo de carga y éste se relaciona con la cábala hermética es decir, la lengua de los dioses llamada también gaya ciencia o kay saber. Sin duda la cábala hermética carga con un peso considerable, la carga de los conocimientos antiguos y de la caballería medieval, pesado balaje de verdades esotéricas transmitidas por ella a través de las edades.

Conocer la cábala es hablar de la lengua de Pegaso, la lengua del caballo, lengua misteriosa de los filósofos y discípulos de Hermes. La cábala domina toda la didáctica del ARS NAGNA del mismo modo que el simbolismo abarca toda su iconografía, arte y literatura ofrecen así a la ciencia oculta el apoyo de sus propios recursos y de sus facultades de expresión, de echo pese a su carácter particular y técnica distinta, la cábala y el simbolismo toman vías diferentes para llegar a una misma meta y para confundirse en la misma enseñanza, son las dos columnas maestras levantadas sobre las piedras angulares de los cimientos filosóficos que soportan el frontón alquímico del templo de la sabiduría merced a ellos, podemos comprender la síntesis de ésta primera parte del tríptico que se refiere al trabajo con las aguas espermáticas a través de la alquimia ciencia traída por mercurio como mediador y mensajero de los dioses, sólo el puede llevar al adepto a través de la escarpada cumbre que conduce hasta la liberación de lo ilusorio, de lo meramente fenoménico, para que pueda al igual que Berofonte montar al alado Pegaso para ascender al conocimiento supremo

Parte central

Después de haber estudiado la primera parte del tríptico comprendemos que éste se refiere al trabajo fecundo de las aguas de la vida lo que se complementa con la segunda parte en la que resalta en su centro un árbol de dorados frutos, obviamente éstas son las manzanas de oro de las Hespérides. En efecto las Hespérides hijas de Atlante y Hesperis guardaban en un fabuloso jardín en el extremo occidental del mundo un árbol que producía manzanas de oro. Refiere la mitología griega que Euristeo ordenó a Hércules fuese a buscar éstas manzanas.

En el trayecto Hércules midió sus fuerzas con Anteo, el monstruoso bandido que obligaba a sus víctimas a luchar con el, más tarde fue atacado por los pigmeos mientras dormía, pero el héroe los encerró a todos en su piel de león a continuación fue llevado a Egipto donde el rey Osiris inmolaba anualmente a un extranjero para guardar al pueblo contra el hambre, Hércules se libera de sus ataduras y mata al rey y a su hijo. Reemprendió el viaje y pasa por Etiopía donde dio muerte a Ematión hijo de Titón y lo reemplazó por Medmon, atravesó luego el mar en una barca de oro que le dio el sol, más tarde, en el Caucazo abatió con sus flechas al águila que devoraba el hígado de prometeo y por último llego al jardín de las hespérides, sabiendo que Hércules mismo es el cristo cósmico quien debe pasar con cuerpo físico todas las grandes pruebas a que el maestro que lo tiene encarnado es sometido, todas las grandes hazañas del héroe, deben ser tomadas como sucesivos trabajos de purificación interior. Hércules el héroe solar a lo largo de todos sus trabajos mata el águila que devora el hígado de prometeo y lo libera antes de llegar a las hespérides. Hércules libera el fuego que otrora estuviera atado a la roca del materialismo, de la ignorancia y de la fornicación.

Y con el fuego liberado al servicio completo del cristo cósmico, el héroe llega al jardín donde estaba el árbol de dorados frutos, éste es el árbol de la vida, pues bien, el término con que se designa la palabra manzana en griego significa también: “rebaño de corderos” entendemos de ésta manera que las hespérides eran las guardianas de los rebaños celestes es decir de los adeptos autorrealizados, ellas sucumben ante los poderes venusinos de los iniciados y así le sirven.

Vemos que el árbol está hueco, esto en sí mismo representa a la naturaleza con la que el sabio debe relacionarse. Dentro del árbol está Devi Kundalini, nuestra madre natura particular, ella, la divina princesa sostiene un cáliz que contiene el vino de luz del alquimista y le aguarda dentro del árbol, dentro de los dominios de la naturaleza. De nuestra propia naturaleza interior para trabajar con el agua y el fuego origen de mundos, bestias hombres y dioses.

Ascendiendo por el árbol de la vida el que está estrechamente unido con el árbol de la ciencia del bien y del mal que es el mismo poder sexual distinguimos una gran serpiente que asciende victoriosa sí, el poder ígneo de Devi Kundalini asciende por el árbol de la vida otorgando los frutos dorados o virtudes del alma. Allí en ése inmenso árbol con sus cefirotes destaca desde la parte inferior el potencial generador sexual en el ser humano, éste ha sido representado por una mujer con extraordinaria fuerza, blande un arco al que tensa con su flecha apuntando hacia arriba, así mismo esto nos recuerda el arco y las flechas de shiva en la tierra Dévica, ellos son su vehiculo de energía como lo es el lingam, el arco al ser tensado, concierne a la fuerza espiritual, es en definitiva la fuerza de la energía solar y las flechas sus rayos como potencia fecundante y purificadora la que sube por el árbol apoyándose en una especie de liana que es el tallo de una flor de loto de donde emanan flamas ígneas ascendentes y que junto con el cuerpo de la serpiente forman un caduceo. En efecto, la flor de loto de 1000 pétalos como coronación sublime del caduceo termina exactamente en el sexo del personaje central. Éste muestra en sus pies y manos a manera de estigmas las letras hebreas Iod He Vau He, es decir hombre, mujer phalo útero. Éste es el nombre secreto de Dios que al ser unido por la obra de la alquimia se convierte en Jehová, pero no en el Jehová antropomórfico, si no en el Jehová divinal interior o sea, en el andrógino divino, el macho hembra de todos los misterios, sobre la flor de loto descubre una rueda de 8 rayos con el signo del Yin y del Yang, éste anillo alude a la distribución dualista de las fuerzas, es el torbellino universal que pone en comunicación a los contrarios para crear el movimiento constante expresando así los 2 aspectos contrapuestos de la evolución y de la involución como fuerzas equilibrantes, la rueda envuelta en fuego se encuentra a la altura del plexo solar, indicando las fuerzas solares en acción y el fuego que crea y vuelve nuevamente a crear, a los costados los 4 animales simbólicos de la alquimia que representan los 4 elementos, en la parte inferior vemos un águila que representa al elemento aire, al toro que simboliza a la tierra, sobre ellos un león que alegoriza al elemento fuego y un ángel que alude al agua. Ésta rueda de fuego como principio generador está simbolizada en los arcanos del tarot por la rueda de la fortuna y el logo de los alquimistas, la serpiente que en aquel trance gnóstico se devora su propia cola.

Alquímicamente, ésta rotación de la rueda alude al doble fuego según la expresión de Irineo Filadeteo, enigmático alquimista del siglo XVII. Es, dice el adepto, el primer agente que hace girar la rueda y mover el eje, cuando el fuego secreto de la alquimia sexual, el azufre, destruye mortifica y recompone en un nuevo cuerpo a la materia primera gracias a la acción del homo, éste se eleva gradualmente con la ayuda de las multiplicaciones hasta la perfección del fuego puro o azufre exaltado del lado o de la forma del inmortal fénix, así, el obrero fiel servidor de la naturaleza. Adquiere el conocimiento sublime y la gloria de figurar entre los discípulos de Elías. De ésta manera, nuestro fénix viene a unirse con Horus el íntimo, bajo la forma de un halcón, éste se desprende como una lágrima del ojo de RA, el cristo cósmico, desde el centro de un fuego que alegoriza a las tres fuerzas del universo como unidad indivisible, éste fuego está rematado por la corona de la vida, en efecto, ésta corona de la vida es la corona del anciano de los días, de Kether. En sí misma, ésta corona representa el poder de las fuerzas creadoras del universo conocidas como el padre, el hijo y el espíritu santo, y esto nos recuerda aquel versículo del Apocalipsis de san Juan que dice: “no temas en nada lo que has de padecer, he aquí el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados y tendréis tribulación por diez días, sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida”.

En lo alusivo a Kether, a manera de candelabro de tres luces. Distingamos también un tupido velo que se desliza desde la parte superior. Éste es el velo del misterio el que al rezagarse, descubre la sabiduría del padre entre las nubes del misterio y del esoterismo, es decir, del conocimiento oculto, columnas de ángeles vienen a adorar y a servir al señor de perfecciones, pero sabemos por revelación en la experiencia, que antes de subir, es necesario bajar, a cada exaltación le precede una humillación, éste es el trabajo con nuestras propias tinieblas, la ignorancias a causa de la multiplicación egoica representada por los siniestros personajes, yoes psicológicos que se arrastran por el lodo de nuestra psicología personificando la lascivia, la ira, el odio, el rencor, la envidia, los adulterios, los vicios, las tentaciones, el orgullo y todo aquello que arrastra al alma por la rueda fatal del samsara fenoménico. Ciertamente el obstinado ego de vida en vida, repite siempre sus dramas, comedias y tragedias embotellando el alma de toda la humanidad.

Resalta manifiesto su carácter tenebroso en las apéndices u órganos que descendiendo desde el átomo del cóccix se precipitan hacia los abismos, los vemos con rostros demudados de ira o de lascivia, algunos copulando, o con temor asociándose, o disociándose etc. Éstos son el mercurio seco de la alquimia, los demonios rojos de Seth como se les conocía en el antiguo Egipto, que salen de su cueva o guarida que es nuestra propia mente, ése edificio destruido, carcomido por el tiempo, decrépito, petrificado en innumerables ayeres en donde distinguimos también a una sirena que sigue a un centauro, el ser fabuloso que desde el punto de vista simbólico constituye la fuerza inferior que predomina, la fuerza cósmica no dominada por el espíritu, los impulsos instintivos e inconscientes.

Una vez que Hércules hubo llegado al jardín de las hespérides debió enfrentarse allí al dragón Ladón que impedía el acceso al interior del mismo. En efecto, vemos al dragón Ladón custodiando el árbol mítico, éste es el eterno combate que mantiene el héroe solar con sus propios trasfondos psicológicos. Recordemos que Jasón, san Jorge, san Miguel, Sigfrido, Horus y otros vencen antes de instruir a los hombres bajo la luz del sol el dragón de las tinieblas que personifica el poder del fuego negativo o azufre arsenicado, según la expresión alquimista. Así se nos presenta el mito del dragón encargado de la custodia del famoso vergel y del legendario vellocino de oro, basta con indicar que el dragón se elije como representante del jeroglífico de la materia mineral bruta con la cual se debe comenzar la gran obra. Volvemos a encontrarnos con nuestro caos espermático, es decir, con las aguas de vida, encargadas de vigilar el recinto maravilloso en que los filósofos van en busca de sus tesoros, el dragón pasa por no dormir jamás, sus ojos ardientes permanecen constantemente abiertos. No conocen reposo ni lasitud y no sería capaz de vencer el insomnio que le caracteriza y que le asegura su verdadera razón de ser, esto es por otra parte lo que expresa el nombre griego que lleva y que se relaciona con el sentido de ver, mirar y por extensión vivir, lo que caracteriza la idea de que duerme con los ojos abiertos.

La lengua primitiva nos revela que a través de la envoltura del símbolo el pensamiento de una actividad intensa de una vitalidad perpetua y latente encerrada en el cuerpo mineral de nuestro caos seminal. Los mitólogos llaman a nuestro dragón Ladón. Vocablo cuya asonancia se aproxima a latón cuyo sentido griego se refiere a estar escondido, desconocido, ignorado como la materia de los filósofos. En efecto, recordemos que los antiguos maestros del arte hermético repetían incesantemente: “Quema tus libros y blanquea el latón”. Así vemos bajo la imagen del latón la piedra angular de la gran obra al baphometh o lucifer. El latón contiene cobre, el cobre está regido por Venus y éste es la estrella de la mañana, nos encontramos ante el emblema principal de la gran obra, el aspecto general y la fealdad reconocida del dragón expresa fielmente la materia bruta del sujeto de los sabios la que se encuentra claramente indicada por su epidermis escamosa, semejantes son los colores por lo que se atraviesa, pues la materia es negra, impura al comienzo, puntuada de rojo o amarillo como el dragón de que es imagen. En cuanto a la cualidad volátil del mineral, el mercurio bruto, la vemos traducida por las alas membranosas de que el monstruo está previsto y por que vomita según se dice fuego y humo y porque su cuerpo acaba en cola de serpiente, los poetas por éstas razones lo han hecho nacer de tiphaón y de gibna, el término griego tiphaón proviene de tiphón, nace exactamente del tiphón egipcio que significa llenar de humo, alumbrar, abrazar, gibna no es más que la víbora, deducimos así que nuestra materia viene despreciada por la humanidad fornicaria la que vemos en un segundo plano obtiene de tiphaón su naturaleza cálida ardiente y sulfurosa mientras que debe a su madre su complexión fría y húmeda con la forma característica de los ofidios o su figuración monstruosa pero expresiva, comprendemos que el tiphón baphometo que tanto atemoriza a las multitudes es el enviado del demiurgo y único guardián de los frutos herméticos. Nosotros mismos le hemos dado su fealdad y a nosotros nos toca embellecerlo. La lucha contra el dragón es tremenda y quien lo vence en el sexo, lo vence en todos los aspectos así el trabajo reside en blanquear la piedra llamada latón, quitarle la fealdad que le caracteriza, hasta darle forma cúbica perfecta. Así los pocos en el mundo que luchan por su autorrealización son los que se deciden a trabajar en el seno de su naturaleza interior. Los vemos con sus cuerpos lunares, es decir sin haber logrado aún el nacimiento segundo, con sus túnicas obscuras y sus lámparas apagadas, o lo que es igual, con el fuego interno sin desarrollar, todos tienen la pesada carga del sueño en sus rostros y el cáliz aún no brilla. Ellos están penetrando en el seno de la tierra filosófica que es nuestro cuerpo físico para trabajar con el fuego y el agua, pero tratemos de penetrar en éste enigma alumbrados con la luz del esoterismo. Comencemos por destacar que la gran obra solar en términos cabalísticos estaba grabada en la tabla de esmeralda atribuida a Hermes Trismegisto, algunos pretenden que éste testimonio de la ciencia sagrada escrito primitivamente en griego fue descubierto después del diluvio en una gruta rocosa del valle de Ebrón. Éste detalle desprovisto de toda autenticidad nos ayuda a comprender el significado completo de esa famosa tabla que muy bien podrían no haber existido fuera de la imaginación sutil de los viejos maestros. Se dice que la tabla estaba esculpida en esmeralda, deducimos así que ésta se refiere por su color al mercurio verde que sirve para los tres factores de la obra por lo que es calificado de triple recibiendo el nombre de trismegisto el tres veces grande o sublime en el arte del magisterio añadido al nombre de Hermes la tabla de esmeralda toma así el carácter de un discurso pronunciado por los sabios acerca de la manera como se elabora la obra filosofal dentro del laboratorio del cuerpo físico o tierra filosófica.

El texto de la tabla de esmeralda muy conocida por los discípulos de Hermes dice en aquellas palabras célebres: “Es verdad sin mentira cierto y muy verdadero lo que está abajo es como lo que está arriba y lo que está arriba es como lo que está abajo, por éstas cosas se realizan los milagros de una sola cosa y como todas las cosas son y proceden de uno por mediación de uno, así todas las cosas han nacido de ésta cosa única por adaptación, el sol es su padre la luna es su madre, el viento la ha llevado en su vientre, la tierra es su nodriza y su receptáculo el padre de todo el thelema del mundo universal, está aquí, su fuerza o potencia permanece íntegra, si es convertida en tierra separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso suavemente con gran industria asciende de la tierra y desciende del cielo y recibe la fuerza de las cosas superiores y de las inferiores, tendrás por éste medio la gloria del mundo y toda oscuridad huirá de ti, es la fuerza fuerte con toda fuerza, pues vencerá toda cosa sutil y penetrará toda cosa sólida, así ha sido creado el mundo, de ahí saldrán admirables adaptaciones cuyo método se da aquí, por eso he sido llamado Hermes Trismegisto pues tengo las tres partes de la filosofía universal. Lo que he dicho de la obra solar es completo. Así se descubre ante nosotros el trabajo que los alquimistas llevan a cabo en las entrañas de la tierra para extraer los minerales que necesitan para la obra solar, a través de incesantes purificaciones los adeptos salen con sus vestiduras sagradas de lino fino que es la túnica de los maestros, en la mano portan el fuego y ya no tienen rostros por que han muerto para el mundo y han nacido para dios. Ellos se dirigen hacia el árbol para ofrecer a la bendita madre kundalini el fruto de su trabajo que tan penosamente han realizado con las aguas de vida hasta purificarlas, simbolizadas por el lago tranquilo que se aprecia al fondo, comprendemos así que la parte central del tríptico, se refiere al trabajo con la destrucción de la condición egoica que hoy tiene la humanidad, y a la obra alquímica con las aguas caóticas en el laboratorium oratorium del tercer logos dentro de nuestra tierra filosófica como paso previo para que la estrella de cinco puntas, el pentagrama esotérico, es decir el hombre autorrealizado resplandezca en el aura del universo.

TERCERA PARTE

Por si fuera parte del jardín de las delicias se descubre ante nuestra mirada en pacífico regocijo la imagen de una hermosa dama que medio cubierta con una túnica expresa un carácter virginal. Hija de Zeus y Diana la bella Afrodita aparece siempre en primer plano. Afrodita, la diosa más bella del Olimpo representa el amor entre los humanos, su nacimiento es sumamente significativo, cuando el audaz Cronos, por instigación de su madre Gea consumó la mutilación de su padre Urano, arrojó al mar los despojos, éstos quedaron flotando en la superficie de las aguas, en la que se formó una blanca espuma de la que nació Afrodita. Ella nace del agua en el vientre de una concha marina, en efecto, esto nos recuerda la concha marina de Santiago de Compostela, magnifico emblema de as aguas mercuriales, la que el apóstol ostenta en su sombrero nos encontramos más precisamente ante el sujeto mineral de la realización alquimista, ante el alma metálica del caos espermático. Afrodita nace en el mar y del cuerpo de Urano, es decir de Ur-Anas, el señor del agua y el fuego. Sustancia mineral que brota de las aguas de vida que en inagotable manantial corren a su lado. Un jaguar sentado a su diestra realza su naturaleza divina, recordemos que Afrodita era para los griegos lo que Venus para los romanos, Venus-Afrodita como mensajera del planeta del amor se expresa a través de su hijo Eros o Cupido al que vemos al fondo en un templete de 10 columnas. Eros porta su arco y sus flechas con la que incita al amor. La misión específica de Eros es la de coordinar los elementos constitutivos del universo aportando armonía al caos y permitiendo la vida al alcanzar su desarrollo, la fuerza de Eros trabajando intensamente desde lo más profundo de la energía cristico sexual del ser humano, le prepara conduciéndole a la unión con su alma. Y así es representado el eterno amor divinal de Eros y Psiqué que bajo la égida de Venus afrodita les conducen hasta el Olimpo, la morada de los dioses. Eros, personificación mítica de la concordancia y del amor, es por excelencia el señor, el maestro eterno de la obra, él solo puede concebir el acuerdo entre enemigos a los que un odio implacable empuja sin cesar a devorarse entre sí. En efecto, solo Eros puede, a través de su pacífica mediación, integrar, unir al rey y a la reina herméticos. El azufre y el mercurio, el fuego y el agua. Con su rostro cubierto por las ramas de un árbol dando la idea de que es indefinible. Júpiter Zeus, el cristo cósmico, el padre de todos los dioses, sostiene en su diestra los atributos que le son conferidos como señor de la luz universal, principio y fin de todo lo creado, y de lo fenómenos celestes: viento, lluvia, tempestad, trueno, relámpagos. Éstos se refieren a los tres elementos creadores o alas tres fuerzas primaras del universo, positivo, negativo y neutro, lo que los indostaníes definieran como las tres gunas: satwa, rajas y tamas.

¿Por qué ha sido representado en el mármol, en la piedra? Por que él mismo es la piedra filosofal la piedra que desecharon los edificadores del templo al no trabajar con la energía cristico solar de su caos seminal. ¿Cómo podrían en verdad los seres humanos llegar hasta el Olimpo, la morada de los dioses si no trabajaran en los augustos misterios del lingam-yoni? Éstos han sido representados por la pequeña fuente de la que se yergue un obelisco en punta piramidal, es éste un símbolo fálico que los egipcios han tallado tantas veces en sus metrópolis, es también, por su forma, símbolo del rayo solar, por su materia se integra en el simbolismo general de la piedra, está relacionado con la ascensión solar y la luz como espíritu penetrante. A causa de su posición erecta y de la punta piramidal en que remata.

A su lado y al pie de loa escalinata reposa la copa, el gomor el baso hermético tantas veces citado en los textos alquimistas o en definitiva en el cáliz sagrado de todos los misterios, el grial, el baso cosmogónico de Platón, la copa de Hermes y de Salomón. Así ambos al pié de la mística escala son el fundamento cierto de la gran obra, la escala conduce hasta el padre, el anciano de los días de la cábala hebraica, Keter.

A su extrema izquierda distinguimos un globo coronado por una cruz., la esfera marca el sentido de la eternidad, de la totalidad.

Por su forma está en estrecha relación con la sustancia del alma, es decir, la quinta esencia en torno a las esferas concéntricas de los 4 elementos, éste es en fin el caos de la creación donde los elementos y los principios, las tinieblas y la luz se encontraron confundidos, entremezclados, así en términos alquimistas, nos hallamos una vez más frente a la primera materia bajo la figura del mundo que contiene en sí los materiales que forman el globo hermético o microcosmos. Éste globo reflejo y espejo del microcosmos, no es más que una paralela del caos primordial, destinado por la voluntad divina a la relajación elemental en los tres reinos, así, destinado a la evolución de los minerales alquímicos ése caos convertido en cuerpo contiene confusamente la más pura semilla. La materia filosofal de origen metálico, allí en ése pequeño mundo, el artista de la gran obra, busca el mercurio, el alma metálica del esperma sagrado.

El anciano de los días porta en su diestra a la manera de cetro, una vara de la que brotan algunas hojas dando a entender su aspecto fecundante.

Éste es sin duda un símbolo fálico. En su mano izquierda un cántaro del que se esparcen sobre la tierra fecundada, las aguas de la vida. Cuando el adepto ha pasado por la purificación total de ésas aguas de vida, resplandece en su interior la gema preciosa de la castidad representada aquí por el unicornio con expresión de la sexualidad sublimada. Ésta tercera y última parte refiere en síntesis a los trabajos finales de la gran obra gnóstica, cuando el adepto trabaja en la esfera sublime del amor puro rodeado por la fuerza de Eros y de Afrodita.

Sube entonces por la mística escala integrándose con Júpiter Zeus hasta las cimas inefables del pleroma donde descansa la inmanencia del padre solar.

------------------------------

Presentación en Powero Point Tríptico de Johfra (2738 kb)