DHARMASAYA

Dharmasaya

Arcano XXI (21) La Corona de los Magos. Duodécima Hora de Apolonio: Las Cortes Del Fuego se aquietan. Esta es la entrada triunfal en la dicha sin límites del Nirvana, donde el Maestro se reviste con el resplandeciente traje de Dharmasaya, o bien renuncia a la dicha del Nirvana por amor a la humanidad, y se convierte en Bodhisattwa de Compasión, es un Salvador de la pobre humanidad doliente, es una "cuña" más de la Muralla Guardiana levantada con la sangre de los mártires. Samyak Sambuddho, Maestro de Perfección, renunció al Nirvana por amor a la humanidad.

Los Buddhas Perfectos vestidos de la gloria de Dharmasaya, ya no pueden ayudar al hombre ni a la humanidad, porque el Nirvana es olvido del mundo y de los hombres para siempre. Los Bodhisattwas: Kuan-Shiyin, Tashisni, Buddha y Cristo irradian su Luz sobre la humanidad doliente.

Los Bodhisattwas después de grandes sacrificios, entran en un Mundo Supernirvánico de Felicidad. La Muralla Guardiana está formada por los "Bodhisatwas de Compasión". Nosotros los Gnósticos seguimos las huellas de nuestros predecesores.

Yo sostengo que el Nirvana se adquiere aprovechando hasta el máximo los poderes de nuestra Médula y de nuestro Semen.

El que practica Magia-Sexual, empieza a construir el luminoso traje de Dharmasaya. La túnica de los Dharmasayas se teje con los Fuegos Sexuales.

Yo sostengo que el Nirvana lo podemos ganar en una sola reencarnación, bien aprovechada. Yo, Aun Weor os he entregado este curso precisamente para que os ganéis el Nirvana rápidamente, y en pocos años. No quiero secuaces ni seguidores, sino tan sólo imitadores de mi ejemplo.

Samael Aun Weor. Curso zodiacal.

Cierto día después de haber hecho una nueva renunciación NIRVANICA, hallábame dichoso en mi séptimo principio, (ATMAN), sobre la preciosa azotea de una mansión inefable.

Es claro que estaba en el NIRVANA, la región de los DHARMASAYAS, el MUNDO DE los DIOSES.

De pronto, flotando en el espacio sagrado, vinieron cerca a mí muchos NIRVANIS bienaventurados.

Era ciertamente digno de admirarse y verse a esos seres inefables vestidos con sus túnicas de DHARMASAYAS.

Al verlos pude verificar por experiencia directa que estos seres eran llamas vivientes de tres pabilos y que estos en si mismos son inmortales.

Al fin uno de esos inefables tomó la palabra para decirme: ¿Por qué hermano mío, os habéis marchado por ese camino tan estrecho, tan amargo y tan duró? Quédate con nosotros aquí en el NIRVANA; somos todos muy felices".

Samael Aun Weor. Magia de las Runas, 1968.

La mente comprensiva no juzga ni traduce. El yo juzga y traduce todo lo que ve al lenguaje de sus prejuicios, recuerdos, errores y maldades.

"No juzgaréis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados y con la medida con que medís, os volverán a medir" (Mateo 7: 1, 2). Vivid en estado de alerta percepción. Ved, oíd y comprended. No juzguéis para que no seáis juzgados. Comprended todo. No convirtáis a Satán en traductor de todo aquello que veis y escucháis.

Reconquistad la inocencia del Edém. Tú, que meditas en la iglesia de Sardis, escucha las palabras inefables del nirvana. ¿Habéis asistido alguna vez al banquete de los Nirvanis?

¡Mira! ¡Qué seres tan divinos! Estos santos maestros visten con túnicas de diamante. La túnica de Dharmasayas. Sobre la mesa del banquete hay tres vasos conteniendo tres bálsamos purísimos. El primero es el bálsamo rojo del fuego. El segundo es el bálsamo verde del agua pura que da vida eterna. El tercero es el bálsamo blanco inmaculado y puro del espíritu.

Bebe de esos tres vasos, y nunca jamás volverás a tener sed.

¡Ah!... Cuando tus palabras sean puras y bellas como las voces del paraíso. ¡Ah! Cuando cada frase vuestra sea amor, belleza, armonía... Entonces tu laringe creadora será como las notas divinas y encantadoras de un piano del nirvana. Como la melodía de un templo, como el verbo de esos santos maestros que asisten al banquete del Cordero inmolado.

Nunca hables palabras vanas. Nunca digas palabras inmodestas.

Samael Aun Weor. Mensaje de acuario.


Guerrero Jaguar. Cacaxtla, Tlaxacla. México. Fotografía: Hammurabi Luis Rivera

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