Libro: Nacimiento de Colibrí Zurdo - Huitzilopochtli

Capítulo 4. La Guerra Interior

Hay una lucha, la más terrible de todas de las que existen en el mundo, esa en que uno debe enfrentarse a sí mismo, a sus miedos, egoísmos, pasiones, iras, etc.; sólo quienes son capaces de llevarla a cabo, son los que logran la liberación.

«Y su hermana Coyolxauhqui les dijo: -"Hermanos, ella nos ha deshonrado, hemos de matar a nuestra madre, la perversa que se encuentra ya encinta. ¿Quién le hizo lo que lleva en el seno?"» (Códice Florentino)

Cuando alguien intenta el despertar de sus facultades internas, es entonces que el ego multiplica su poder para mantenernos en el sueño más profundo de la conciencia.

“Tan pronto como el pobre animal intelectual despierta, aunque sólo sea por un instante fugaz, y abre los ojos ante el crudo realismo de la vida, de inmediato el formidable poder hipnótico de la serpiente terrible del abismo vuelve a la carga con fuerza multiplicada y la infeliz víctima cae dormida otra vez, soñando que está despierta o a punto de despertar”. (Doctrina Secreta de Anáhuac, Samael Aun Weor)

Los miles yoes-defectos que hemos creado y permitido desarrollar en nuestro interior a través de las edades, no quieren soltar su presa, quieren seguir alimentándose de su progenitor; siendo este, cada uno de nosotros; cada vez que cometemos un error, cada vez que nos identificamos con los sucesos del mundo exterior y del interior, se fortalecen los yoes ya creados o vienen a la existencia nuevos egos que se suman a toda la legión que habita en nosotros.

La doctrina de los muchos, expuesta en su momento por la cultura egipcia y tibetana, es algo muy real, no somos individuos como suponemos, dentro de cada ser humano habita una multiplicidad de yoes, somos muchos, y esa legión de demonios internos, buscan perpetuarse.

Guerrero atlante azteca. (Museo de Antropología e Historia México)

Guerrero atlante azteca. (Museo de Antropología e Historia México)

 


La Voz del Silencio

«Cuando supo esto Coatlicue, mucho se espantó, mucho se entristeció. Pero su hijo Huitzilopochtli, que estaba en su seno, la confortaba, le decía: -"No temas, yo sé lo que tengo que hacer". Habiendo oído Coatlicue las palabras de su hijo, mucho se consoló, se calmó su corazón, se sintió tranquila.». (Códice Florentino)

A cualquiera desmoraliza el saber que hay una legión de demonios habitando en nuestro mundo interior, que el enemigo no está fuera, sino que lo llevamos dentro. Más es importante saber que como en el juego de ajedrez, existen las piezas negras (los egos), así también existen las piezas blancas (las partes del Ser o espíritu). No es pues de extrañarse que haya algo así, como un ejército de niños trabajando por que encontremos el camino a la luz de la sabiduría inmortal, ese ejército son las distintas partes del Ser, que luchan a cada momento de la vida por curarnos, guiarnos, iluminarnos, consolarnos.

Buscan ponerse en contacto con la humana personalidad a través de las llamadas “corazonadas”, Emmanuel Kant les llamaba “Intuitos” y la maestra Helena Petrovna Blavatski les denominó “La Voz del Silencio”.

Cuando estamos afligidos, desmoralizados, que no sabemos qué camino tomar, qué senda elegir, que pareciera que la vida nos tiene aprisionados y no se ve un rayo de luz que nos ilumine, hay que recurrir a esas fichas blancas del ajedrez, representado por “Colibrí Zurdo” [Huitzilopochtli], que realmente está en el vientre de nuestra Madre Divina, que si bien no lo tenemos encarnado, pero desde donde se encuentra puede ayudarnos.

Él sabe muy bien lo que tiene que hacer, tiene todos los mapas del camino, conoce el trabajo que tenemos que desarrollar para lograr el regreso a la luz de la sabiduría, él nos puede guiar exactamente en cada parte de nuestra vida rutinaria o del trabajo interior. Para esto se requiere que la personalidad quede pasiva (todo lo que corresponde al mundo exterior, al mundo de los sentidos) y la conciencia se torne activa (lo espiritual, lo interno).

Esto podemos lograrlo si todos los días sin fallar nos disciplinamos antes de iniciar nuestras actividades diarias, o al irnos a dormir, relajamos todo nuestro cuerpo y mente y nos colocamos en “Recuerdo de Si”, en estar presentes, aquí y ahora, en recordar a esas partes del Ser, a nuestro “Colibrí Zurdo” [Huitzilopochtli] que mora en nosotros. Si así nos acostumbramos, si formamos este hábito de carácter superior, surgirá esa voz del silencio guiándonos, consolándonos, sentiremos lo que debemos hacer y quien se guía por esa voz del silencio, lo que le dicta su corazón nada le faltará y no equivocará nunca el camino. La voz del íntimo se manifestará a través de presentimientos, corazonadas, intuitos que surgen cuando el mar embravecido de la mente ha quedado en absoluto silencio.

Jaguar con glifo de la palabra. (Museo de Antropología e Historia México). El Jaguar es el íntimo y el glifo de la palabra es la “voz del silencio”

 


Se ataviaron para la Guerra

«Y entretanto, los cuatrocientos Surianos se juntaron para tomar acuerdo, y determinaron a una dar muerte a su madre, porque ella los había infamado. Estaban muy enojados, estaban muy irritados, como si su corazón se les fuera a salir. Coyolxauhqui mucho los incitaba, avivaba la ira de sus hermanos, para que mataran a su madre. Y los cuatrocientos Surianos se aprestaron, se ataviaron para la guerra.» (Códice Florentino)

El Ego es energía negativa, es un veneno para nuestro cuerpo, busca siempre la pérdida de los valores espirituales, quiere que en lugar de amor y comprensión reine el odio, la venganza, la mala voluntad, el conflicto, las emociones negativas de todo tipo. El “mí mismo” es desorden, anarquía, intranquilidad, desasosiego.

En esta parte del relato ancestral, nos muestra que aunque no parezca relacionado, es “La adornada de cascabeles” [Coyolxauhqui] la que incita a los cuatrocientos surianos (los innumerables defectos que tenemos) a que maten a su madre. Es algo muy importante de reflexionar y para tomar en cuenta; que si uno falla en la cuestión de la lujuria como fichas de dominó, cuando están colocadas una tras otra, se vendrá la caída en todos los aspectos del ser humano.

Es por ello que Jesús le dice a Pedro: “En ti edificare mi iglesia”, ya que Pedro es Patar, la piedra, la sexualidad bien entendida, sana, edificante, fundamentada en el amor verdadero; fuera de todo lo infra-sexual, del adulterio, pornografía, sadismo, violencia contra natura, etc.

Podríamos asemejar a los Yoes-defectos con los peces del mar y la lujuria “La adornada de cascabeles” [Coyolxauhqui] correspondería al agua en donde viven.

Es por ello que encontramos en Mateo 7-24: “Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no cayó: porque estaba fundada sobre la peña”.

Por lo que claramente nos advierte que si uno ya sea soltero o casado canaliza y transmuta sus fuerzas creadoras, impedirá que el ego tome tanta fuerza y nos domine en todo sentido, de otra forma estos demonios internos lograrán dar muerte a las escasas virtudes que alguien pudiera tener.

«Y estos cuatrocientos Surianos, eran como capitanes, torcían y enredaban sus cabellos, como guerreros arreglaban su cabellera.» (Códice Florentino)

Aquí nos muestran una tremenda realidad, de cómo se presentan nuestros agregados psicológicos; indicándonos que tienen autonomía propia y además de cómo se asocian para manifestarse.

Cada defecto psicológico tiene su mente propia y actúa con suma inteligencia para dominar la maquina humana. Son como guerreros en el campo de batalla, con determinadas acciones, que además trabajan en conjunto con otros “yoes-defectos” para dar rienda suelta a lo que pueda alimentarlos y fortalecerlos.

Es tal y como debemos ver a esa legión de demonios que habita en nuestro universo interior, como guerreros del mal, preparándose de momento en momento para atacar los principios sublimes, para acabar con las fuerzas espirituales.

Lo peor de todo, es que son creaciones milenarias formadas por nuestra mala y equivocada forma de vivir. Todo esto sucede en el interior de cada uno, pero es increíble que nadie de nosotros sospecha lo que ahí pasa, ignoramos todo lo que se trama en el mundo interior.

Detalle Piedra de Moctezuma 
(Museo de Antropología e Historia México)

Detalle Piedra de Moctezuma (Museo de Antropología e Historia México)