Zona Arqueológica de Cacaxtla

El lugar donde muere la lluvia en la tierra.

Fotografías de la no. 1 a la 50

cacaxtlla 06 Planta de Maiz Cacaxtla cacaxtlla 01 cacaxtlla 02 cacaxtlla 03 cacaxtlla 04 cacaxtlla 05 Cacaxtla 06 Cacaxtla 07 Cacaxtla 08 Cacaxtla 09 Cacaxtla 10 Cacaxtla 11 Cacaxtla 12 Cacaxtla 13 Cacaxtla 14 Cacaxtla 15 Cacaxtla 16 Cacaxtla 17 Cacaxtla 18 Cacaxtla 19 Cacaxtla 20 Cacaxtla 21 Cacaxtla 22 Cacaxtla 23 Cacaxtla 24 Cacaxtla 25 Cacaxtla 26 Cacaxtla 27 Cacaxtla 28 Cacaxtla 29 Cacaxtla 30 Cacaxtla 31 Cacaxtla 32 Cacaxtla 33 Cacaxtla 34 Cacaxtla 35 Cacaxtla 36 Cacaxtla 37 Cacaxtla 38 Cacaxtla 39 Cacaxtla 40 Cacaxtla 41 Cacaxtla 42 Cacaxtla 43 Cacaxtla 44 Cacaxtla 45 Cacaxtla 46 Cacaxtla 47 Cacaxtla 48 Cacaxtla 49 Cacaxtla 50

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Sin lugar a duda, la dualidad es indispensable para la creación, la creación que surge del absoluto, del caos, Ometecuhtli y Omecihuatl, el señor y señora de la dualidad, son éstos la representación de las dos fuerzas creadoras de las aguas que vienen a fecundar la materia, de las aguas que vienen a morir a través de un sacrificio en la tierra, eso es Cacaxtla, el gran océano de vida que muere en si mismo para dar origen a la creación a través de la dualidad, representada en todas las culturas por la pirámide del sol y de la luna, el Jakin y Boaz de la masonería secreta, el diástole y sístole que llevan el ritmo del universo, el Mahavan y el Chotavan de los orientales. Así las dos fuerzas son representadas de una y mil formas y sólo aquellos despiertos como el venerable maestro Samael Aun Weor, como un Buda, como un Krishna, son capaces de entregarnos su extraordinario simbolismo, su extraordinaria revelación para aquéllos que tienen un poco de comprensión.

El caballero águila como símbolo del agua, viene a morir en la tierra para que surja la vida, para que broten las florecillas en el campo, para que nazcan las semillas de los hombres aquí en la tierra.

Las plumas de Quetzalli se quebraron, las cuentas de joyas se rompieron, los adornos de oro se han perdido porque los Dioses siguen aquí encadenados. Ha llegado la hora de revolucionar nuestra conciencia, ha llegado la hora de comprender al espíritu y a la materia.

Es hora de la evolución interior profunda. Es hora de escuchar la trompeta del caracol de los antiguos maestros nahuas para iniciar la gran batalla del sacrificio interior.

Así lo enseñó Quetzalcoatl en su paso por Cholula, en su paso por Cacaxtla, pues se dice que 20 años estuvo en ese lugar instruyendo, enseñando el nacimiento segundo.

En la plástica de Cacaxtla podemos apreciar plasmado el trabajo de los antiguos iniciados.

"Cuantos morían en la guerra, o en el altar del sacrificio, iban a la casa del sol. Todos andaban unidos en una inmensa llanura. Cuando el sol va a aparecer, cuando es tiempo de que salga, empiezan ellos, entonces, a lanzar gritos de guerra, hacen resonar los cascabeles que llevan en los tobillos y a golpear sus escudos."

"Si su escudo está perforado por dos o por tres flechas, por aquellas hendeduras pueden contemplar el sol; pero aquellos cuyo escudo no tiene abertura alguna no pueden mirar al sol."

"Cuantos cayeron muertos entre magueyes y cactus, entre espinosas acacias, y cuantos han ofrecido sacrificios a los Dioses, pueden contemplar al sol, pueden llegar hasta él." (Épica nahuatl)

"Y éstos de esta manera que mueren en las guerras, son muy honrados acá en el mundo, y esta manera de muerte es deseada de muchos."

"Muchos tienen envidia a los que así mueren, y por esto todos desean esta muerte, porque los que así mueren son muy alabados."

(Sahagún, 11, 140).

Cuantos mueren en la guerra contra sí mismos, quienes logran la aniquilación del mí mismo, lucen esplendorosos en el espacio infinito, penetran en los distintos departamentos del Reino (entran en la Casa del Sol).

Podemos apreciar los extraordinarios simbolismos en las vestiduras de los sacerdotes, la piel de tigre que representa la fiereza psicológica con la que debemos escudriñar nuestro conciente e inconciente y desenmascarar al ego en toda su falacia.

Las “cacles” de tigre, como las representadas en la vestimenta de Quetzalcoatl, indican la voluntad de continuar en el camino iniciático. La cruz de San Andrés perfectamente representada en el cinturón del iniciado, representa el sacrificio por la humanidad.

Del vientre de un guerrero sale una planta con flores que representa el nacimiento de las virtudes, sus manos señalando hacia arriba indicándonos el camino para ascender. Un cántaro de agua que riega la tierra representación de la transmutación y simbolizando que para subir hay que primero bajar; dos listones a los costados, rectos, representan la rectitud en el trabajo, sobre una banda que simboliza la materia o el mundo tridimensional.

Observamos a un personaje cargando un caracol y del caracol saliendo un individuo, representación de la creación, percibimos en lo alto un venado, símbolo del Ser, según los mayas, sobre tres cuentas que representan las tres fuerzas primarias de la naturaleza y sobresale trazando la cruz de San Andrés con sus piernas, se aprecia el símbolo de la estrella de Salomón por un nudo a la altura de las gónadas en tres bandas blancas que representan también la creación. Su nariguera, símbolo de castidad y su mitra con extensiones en cuyas puntas hay flores representando la materialización de lo divino.

En conclusión encontramos el trabajo de la Gran Obra pasando por sus tres aspectos: nacer, morir y sacrificio por la humanidad, encontramos una muestra de las luchas internas que habremos de tener para encarnar al Ser, es pues, Cacaxtla un centro de enseñanza para aquellos que anhelan el conocimiento de su Ser, recordemos la frase que dice “Pedid y se os dará”, “Tocad y se os abrirá”, busquemos a través de la meditación la extraordinaria sabiduría de los grandes maestros y de nuestro Ser interior profundo.

Enviado por: Ismael Moreno Luna. CCQ

Sólo con nuestras flores nos alegramos.

Sólo con nuestros cantos perece vuestra tristeza.

Oh señores, con ésto, vuestro disgusto se disipa.

Las inventa el dador de la vida, las ha hecho descender

El inventor de sí mismo, flores placenteras,

Con ellas vuestro disgusto se disipa.

(Cantares Mexicanos)

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