CAPITULO NOVENO.- Ejercicios Respiratorios y Alimentación.

Cuán pocos son los Médicos que dan a estos extremos la importancia que merecen. Entre nosotros, son base también de nuestro sistema y con frecuencia tropezamos con enfermos que sanarían de una dolencia determinada, con sólo un ejercicio respiratorio adecuado o con un régimen alimenticio en armonía con su naturaleza. En este último aspecto tenemos en nuestro abono, verdaderas transformaciones de Diabéticos que siguieron paso a paso nuestros consejos y el plan curativo que les habíamos encomendado.

En cuanto a los ejercicios respiratorios, suponemos que Médicos y enfermos se mostrarían descreídos. Los primeros están habituados a la droga de la Farmacia exclusivamente y los segundos aceptarían mejor un producto cualquiera inyectable. Sin embargo, son tan poderosos los ejercicios respiratorios, que en muchos casos ejercen una acción verdaderamente grandiosa y eficaz sobre el sistema nervioso donde radica la base de toda curación.

No olvidemos, por esto, verdades bien sabidas. El Estómago es la caldera que produce la vida, el calor y la energía a la Máquina; y cuando las calderas no funcionan normalmente en sus salidas o comunicaciones con la Máquina, ésta no puede funcionar y viene como consecuencia una marcha pesada e impropia que trastorna en absoluto al Maquinista. El paso del Estómago al Intestino delgado, está cerrado por la Válvula Pilórica, que a su vez se abre con el Vago y vuelve a cerrarse mediante el Simpático. En esta regulación está el verdadero funcionalismo del Estómago. Con la respiración rítmica, estos centros se avivan y tornan a replegarse normalmente.

El Pulmón está protegido por el Diafragma y de él salen ciertas emanaciones sobre el Estómago que la Medicina ignora todavía. Si bien respiramos aire y lo que penetra en nuestros pulmones es oxígeno, arrastramos también átomos energéticos que son aceptados por dichas Glándulas, y es muy importante que a ellas llegue rítmica y armoniosamente ese alimento gaseoso. Expulsamos, contrariamente, ácido carbónico, pero a causa de nuestro hábito de respirar mal, queda siempre una gran parte de ese veneno; y cuando volvemos a respirar oxígeno, reintroducimos ese ácido carbónico no expulsado, el cual nos envenena constantemente. Ello nos obligaría a morir más temprano, si esos elementos morbosos no fueran lanzados al exterior por otros órganos, y si aun determinadas Glándulas Endocrinas no hicieran el papel de purificadoras...

El cabello –y esto no lo ha dicho todavía la Ciencia- es el medio que recoge muchas substancias venenosas para hacerlas salir en estado coloidal. Intoxicaciones por Arsénico, se pueden comprobar por el cabello donde son depositados los últimos residuos no eliminados de otro modo.

Todo esto que ocurre en estado normal, se acrecienta sensiblemente con la enfermedad, y por eso dan resultados tan sorprendentes nuestros ejercicios respiratorios como vía eliminatoria de dichos tóxicos.

La alimentación es, asimismo, un factor de incalculable importancia para la curación de cualquier enfermedad, aunque los Galenos se concreten tan sólo a aconsejar la dieta. Generalmente se denomina dieta, a no comer carne y a alimentarse exclusivamente de leche; pero muy pocos son los Médicos que se toman el trabajo de estudiar un plan dietético para cada caso, como lo hacemos los Médicos Rosa Cruces Gnósticos.

Sostenemos el lema de Hipócrates: “Que vuestro alimento sean vuestras medicinas, y que vuestras medicinas sean vuestros alimentos”.

Capital importancia tienen las Vitaminas que ingerimos. Pero sin entrar ahora en mayor definición, diremos tan sólo que se trata de substancias que excitan y animan las diferentes Hormonas, como éstas, a su vez, excitan y animan los distintos órganos. Hay una íntima relación entre Vitaminas y Hormonas; pero la esencia de ambas es la fuerza solar que las vivifica. Tras esas manifestaciones, está la quintesencia o lo que hemos convenido en llamar los Rosa Cruces Gnósticos la Substancia cristónica.

La Ciencia ha podido comprobar que para gozar de salud, debe existir un equilibrio perfecto entre Vitaminas y Hormonas. Todo desequilibrio trae enfermedad, y no hay substancia química, compuesta por los métodos materialistas, que sea capaz de conseguir ese equilibrio una vez perdido. Sólo los Arcanos de las Plantas, pueden restablecer esta armonía mediante aquellos remedios que sean Similia Similibus Curantur. Es decir, los semejantes se curan por los semejantes. Lema que tan equivocadamente fue tomado por los Homeópatas, pero que proclamaron en toda regla los rosa Cruces Antiguos, y es el único método de eficacia salvadora.

Antes se creía que para contribuir a la soldadura de un hueso quebrado, era imprescindible la Cal, y los Médicos recetaban productos calcáreos sin sospechar que dentro de la atmósfera hay, en estado coloidal, todas las substancias que el cuerpo necesita. Basta animarlas dentro de nosotros, para que sean atraídas inmediatamente sus semejantes del aire. Bier, nuestro gran Médico, ya lo dijo en un Congreso. Sin Hormonas no es posible la curación de ninguna enfermedad, y sin Vitaminas no puede haber aumento de Hormonas. De aquí que en estos dos productos Vitaminas y Hormonas, esté la Clave exclusiva de toda curación. Cuantos rodeos se den por otros caminos, significan sólo un error lamentable y pérdida inútil de tiempo.

¿Cuáles son, pues, las substancias más cargadas de Vitaminas y las que más producen ese agente vital para nuestro organismo? Las que hemos logrado obtener con nuestros extractos de Plantas, mediante influencia de los Planetas y, sobre todo, de la del Sol. Aun no están los científicos al tanto de los secretos de las Vitaminas y de las Hormonas, como nosotros los Rosa Cruces Gnósticos. Por eso nuestros enfermos, desde todas partes del mundo, nos cuentan a diario los resultados milagrosos que alcanzan con nuestros preparados, dándose el caso que recuperen la salud personas desahuciadas y con una enfermedad crónica incurable. Tal es, pues, el efecto de estos dos principios combinados.

Pero no dejará de haber Lectores, que toda nuestra sinceridad de explicación la tomen en el sentido de hacer una activa propaganda para mejor expender nuestros productos vegetales. No es así. Si bien nosotros como investigadores Rosa Cruces somos profesionales y mientras estemos en cuerpo material necesitamos medios materiales para subsistir y poder dar impulso cada día a nuestros estudios, también estamos obligados a ofrecer a la Humanidad todos los beneficios que se dimanen de nuestras experiencias y que todavía la Ciencia Oficial no puede suministrar. Nosotros realmente necesitamos cobrar estipendios por Libros y Medicamentos que nos ayuden a prolongar nuestros trabajos; pero necesitamos también conocer que arrancamos a multitud de enfermos de las garras de la muerte con nuestro sistema, y aun cuando estén desahuciados de los otros, lo cual envuelve igualmente cierta remuneración.

Por eso, no es propaganda ni son conceptos exagerados los que emitimos al hablar de Vitaminas y Hormonas. Baste decir finalmente, que las primeras son la base vital de las segundas y que la secreción de las segundas es el medio que prepara en sus prácticas el estudiante espiritualista para recibir un día la Iniciación, que es la meta sublime de todos.

Cuidemos de nuestra alimentación. Un plan dietético, debe establecerse con pleno conocimiento de causa y de las condiciones que envuelven al enfermo. Lo contrario sería generalizar cuando cada individuo tiene su personalidad y característica y cada uno requiere un estudio detenido aparte. Para ello, tengamos en cuenta que nuestra alimentación peca ordinariamente de la falta de Vitaminas. Por ejemplo: esta substancia se encuentra en la envoltura o cáscara del grano de trigo, y, sin embargo comemos el pan sin haber aprovechado esa cáscara donde reside lo más importante. Muchas Vitaminas, además, se destruyen con la cocción, y por eso es recomendable comer frutas tal como vienen del árbol y ensaladas frescas. La leche deberemos tomarla cruda para que no pierda sus más enérgicos principios intercalando a esta alimentación alguna carne, ya que la abstinencia absoluta no es conveniente. Se puede ser un ochenta o un noventa por ciento vegetarianos, según las naturalezas, pero la carne y el pescado en poca cantidad, se hacen siempre necesarios.

He aquí por qué Ejercicios respiratorios y Alimentación, son dos extremos que no deben olvidarse y por qué contribuyen también a formar la base de nuestro Sistema.

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