Revista “La Sabiduría del Ser” No. 68 Ciencia Arte Filosofía y Mística Trimestre Enero, febrero, marzo 2016 Material didáctico para uso interno y exclusivo de Estudiantes del Instituto Cultural Quetzalcóatl de Antropología Psicoanalítica, A.C. www.samaelgnosis.net ?www.samaelgnosis.org ? www.samaelgnosis.us ?www.samaelgnosis.net/fr ÍNDICE LA MUERTE EN LOS MISTERIOS DE LA ANTIGUA GRECIA LA DIVINA COMEDIA LA MUERTE EN EL BUDISMO TIBETANO LA MUERTE ENTRE LOS MIXTECOS LA MUERTE EN LA MITOLOGÍA JAPONESA LA MUERTE ENTRE LOS MAYAS LA MUERTE ENTRE LOS AZTECAS EL LIBRO DE LOS MUERTOS EGIPCIO FILOSOFÍA HINDÚ SOBRE LA MUERTE ARCANO Nº 68 LA ESPECULACIÓN Imagen de portada: Gustave Doré. La Visión de la Muerte. Diseño de portada Martha Rodríguez Licea Certificado de reserva de Derechos al uso Exclusivo. En el género de: Difusiones periódicas. Especie: Difusión vía red de Cómputo. Titular: Instituto Cultural Quetzalcóatl de Antropología Psicoanalítica, A.C. Titulo “La Sabiduría del Ser” Reserva: 04-2008-032711425000-203 Dirección de Reservas de Derechos LA MUERTE EN LOS MISTERIOS DE LA ANTIGUA GRECIA En las antiguas tradiciones de los grandes misterios se hacía uso de historias que se pasaban de labios a oídos como un medio para educar el hombre. Entre los Misterios de Eleusis, se habla de la Diosa Perséfone: Diosa de las Vírgenes, de la Vegetación y del Inframundo. Estos misterios hablan alegóricamente de los ciclos de la vida y la muerte, y surgen de forma particular en la ciudad de Eleusis, que fue una ciudad agrícola especializada en la producción del trigo. Todo estudiante sincero reconoce esto como interesante, pues el trigo para las tradiciones cristianas, al igual que el maíz para la culturas de meso américa y el arroz para la cultura oriental, es símbolo de las semillas solares que existen en cada uno de nosotros. Semillas ibi potential o arquetipos mismos de la divinidad en potencia que existe en cada ser humano, que con el trabajo en la revolución de la consciencia llevan al hombre no solamente al despertar, sino a la transformación total y definitiva de la esencia y eventualmente, a la experiencia de la navidad del corazón. Compartimos con usted, querido lector, un resumen de la historia de Hades, Rey de los Mundos Infiernos, y Perséfone, su esposa y Reina del mismo, de tal forma que pueda usted ahondar en el significado profundo de la muerte, no como un fin, sino como una transición que le permita dar el gran salto a la liberación total y definitiva. HADES Y PERSEFONE Hijo del Aether (“el aire que los dioses respiran”) es Uranoi (el Dios de los Cielos) y cuenta la historia que su hijo, Cronos, luego de destronarle decidió tragarse a sus propios hijos, para evitar el que se cumpliera en él la profecía que pronosticaba su caída por mano de sus propios hijos. Sin embargo Rhea, su esposa y Madre de los Dioses, intervino logrando salvarle la vida a su hijo menor, Zeus, quien más tarde y en gran batalla obligó a su padre a regurgitar sus hermanos de entre su vientre. Dos de sus hermanos fueron Hades y Poseidón, y ya en libertad, juntos lucharon contra Cronos y le destronaron. Descendieron los tres a los mundos infiernos y allí liberaron los cíclopes que Cronos había condenado, quienes en acto de gratitud, y siendo muy hábiles en su menester de crear armas, les compensaron a cada uno de los dioses con un arma específica; a Zeus le otorgaron el rayo, a Poseidón el tridente y a Hades un casco mágico el cual le hacía invisible. Para los griegos, CRONOS es símbolo del Anciano de los Días, que es el Ser de nuestro Ser. Cronos reaparece entre los romanos como Saturno, símbolo de la muerte; pero no la muerte que se conoce comúnmente como el fallecimiento del cuerpo físico, sino la muerte mística relacionada a la regeneración y transformación total del practicante sincero que lucha por la eliminación del YO psicológico. Rhea, por su parte, es símbolo mismo del eterno femenino y en particular representa el primer aspecto de nuestra Madre Divina. Rhea es la Inmanifestada PRAKRITI, útero cósmico del cual emergen los mundos, los hombres y los dioses santos y entre los dioses, su hijo es Zeus, el Júpiter romano, el padre de todos los dioses. Armados con sus nuevas armas, los tres hermanos se lanzaron en guerra contra Cronos y lograron destronarlo, y una vez victoriosos se distribuyeron la creación misma: Poseidón tomó posesión de los mares y los océanos, Zeus tomó el control de los cielos y Hades fue a gobernar los mundos infiernos (el Erbeo). Una vez situados, cada uno de los dioses se hizo de su consorte: Zeus se unió a Deméter y Poseidón a Anfitrite, pero Hades se encontraba solo… De igual forma que la tradición budista presenta sus dioses con sus diosas y que la tradición hebraica habla en sus escritos sagrados de los ELOHIM, los Misterios de Mitra y Eleusis presentan los dioses con sus consortes, pues toda creación requiere no solamente de dos fuerzas complementarias, sino de tres fuerzas principales: una positiva, una negativa y una neutra; una que proyecte, una que reciba y una que les concilie. Este es el misterio de la Divina Trinidad del Padre, Hijo y Espíritu Santo, este es el misterio de la Ley del Santo Tres o la Ley Cósmica del TRIAMASHIKAMNO. Dice la historia que cierto día, mientras Hades se encontraba entre los mortales, Zeus envió a Eros para que le atinara con una flecha encantada con una poción de amor preparada por la diosa Afrodita. Herido por la flecha, Hades quedó bajo el encanto de la poción y presto a enamorarse de la primera persona a su vista… La lanza, la espada y la flecha son utilizadas tanto como símbolos fálicos, como símbolos de la fuerza sexual en cada ser humano. Eros es el manejador de la flecha, pues Eros es representación misma de la libido sexual. El Eros interno no solamente tiene influencia sobre nuestra fuerza creadora, sino también es la fuerza que nos mueve a la práctica de la magia del amor. Así cierta tarde Perséfone, hija de Zeus y Deméter, se encontraba al pie de una montaña recogiendo flores y al doblarse a recoger un narciso, fue vista por Hades. Tal y cual esperaba su padre (Zeus) que sucediera; la tierra se abrió ante sus pies y mientras caía, Hades la rescató en su carruaje de oro, secuestrándola de la Tierra… Perséfone es la Diosa de las Vírgenes y la Diosa de la Vegetación. Su madre es Deméter, la Diosa de la Siembra, de los Granos y de la Fertilidad. Deméter madre de Perséfone es también representación del segundo aspecto de nuestra Madre Divina; ella es para los romanos la Casta Diana, para los Aztecas TONANTZIN, para los Egipcios es ISIS y para los cristianos es María. La Divina Madre también se conoce como RAM-IO o Devi Kundalini. Deméter es símbolo del fuego sagrado del Espíritu Santo, que tiene la capacidad de despertar y germinar en nosotros las semillas solares de las virtudes del alma, aquellas que nos llevan a la regeneración y transformación total. Según vemos, la Diosa de las Vírgenes se dobla a recoger una flor de narciso mientras anda al pie de la montaña (la montaña representa el trabajo interno), como simbolismo de las distracciones que nos desvían del trabajo interno. Cabe notar que la palabra “narciso” significa “entumecimiento”, y que la palabra “muerte” adviene de la raíz dheu que significa “perder los sentidos”, lo que invita a la reflexión sobre la muy conocida historia del Génesis de Moisés, cuando Dios le advierte al hombre: “…mas del árbol de [la] ciencia del bien y del mal, no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás.” (Gen 2:17). Aquí la virgen, distraída por la belleza de la flor, perdió su estabilidad (la tierra se abrió) y cayó en los brazos de la muerte (quedó entumecida). Su madre Deméterii no escuchó sus gritos, pero su corazón afligido le avisó que algo andaba mal. Consumida por el sufrimiento de haber perdido su hija, desatendió su labor como diosa de las cosechas, la fertilidad y los granos, causando que las plantas murieran en su derredor. Y mientras, en el inframundo, Hades le confesaba a Perséfone el plan de su padre. La doncella escuchándole decidió quedarse y convertirse en su esposa; mientras en la superficie, sumida en angustia, Deméter continuaba caminando la tierra, cansada y decrépita… Cierto día llegó cansada hasta Eleusis y buscando recuperarse, se sentó junto a una fuente de aguas, cuando cuatro hermosas damiselas vinieron a ella y la llevaron a la casa de sus padres. Estos decidieron darle alojo a la anciana a cambio de que ésta cuidase de su hijo; y queriendo pagarles su acto de caridad, Deméter le ofreció al niño el regalo de la inmortalidad, por lo que comenzó a infundirlo en fuego durante la noche y removiéndolo de éste al amanecer. Pero cuando la madre del niño vio a su hijo en llamas, se escandalizó y echó la anciana de la casa, lo que sacudió su espíritu, llevándola a reaccionar…Deméter se presentó entonces ante ellos en su verdadero Ser y reconociéndola, de rodillas imploraron por su misericordia. “Erijan un templo en mi nombre y enseñen al mundo mi secreto para alcanzar la inmortalidad”. La regeneración del hombre adviene con el uso correcto de la energía creadora que se libera con las aguas de la vida; por eso Deméter busca regenerarse al sentarse junto a la fuente de aguas. Las cuatro doncellas (símbolo de la pureza y la belleza) representan los cuatro vehículos existenciales superiores del Ser, que le sirven al practicante como el “traje de bodas del alma”, aquella vestimenta que le permite la entrada “en la casa de su Padre”. Deméter somete al niño al trabajo con el fuego para convertirlo en inmortal. Recordemos que ella es símbolo de la Madre Divina, es el fuego sagrado, que cuando consume al practicante, lo transforma de forma radical dando lugar a la cristalización de las virtudes, habilidades, poderes y cuerpos existenciales del alma. Reanimada, Deméter regresó para demandar de Zeus que encontrase a Perséfone, y así mismo le clamaba ayuda a los dioses inmortales, hasta que llegó a conocer el plan de Zeus. Sabiendo él que ya sabía de su plan, Zeus envió a Hermes a que descendiera a los mundos infiernos y le entregara un mensaje para que regresara. Hermes es Mercurio, y Mercurio en la Astrología Hermética es “la Sabiduría de Dios”. A todos los que hemos caído en ese estado de “entumecimiento” como consecuencia de “recoger el narciso”, o de “comer el fruto prohibido”, nos es necesario el que nos llegue la sabiduría; pero no la sabiduría que se refiere al mero conocimiento intelectual de las cosas, sino a la sabiduría superior que viene con el conocimiento experiencial de vivir la vida de forma consciente como un camino iniciático. Esa sabiduría experiencial es la Gnosis y ésta es la raíz misma de todas las grandes religiones del mundo. Pero al llegar al Erbeo, Hermes quedó sorprendido al ver que Perséfone, en vez de ser damisela frágil y asustada, se había transformado en una reina radiante, gobernadora de la región de los muertos y encargada de aquellas almas recién llegadas, ayudándole en su transición de un mundo a otro. Y al Hermes dar su mensaje, Perséfone quedó confundida. Para ofrecerle calma, Hades la besó en su frente, le confesó su amor y le dio como muestra del mismo a comer de un granado, también dejándole saber que era necesario que ella respondiera ante el llamado de su padre… El granado representa la amistad, los acuerdos amistosos y el hogar. Los elementales de los granados tienen el poder de establecer relaciones amistosas, acuerdos fraternales entre los hombres y el poder de establecer la armonía en los hogares. Al Perséfone salir del inframundo, las flores despertaron y su madre resplandeció de alegría. Según conversaron, Deméter notó que ya era muy poco lo que Perséfone recordaba de su vida en la tierra, lo que llevó a Deméter a recordar las palabras de Zeus: “Para que Perséfone regresare a la vida que ya había conocido, era necesario que la diosa fuese tan pura como el día en que se separó de su madre”. Pero ya era muy tarde, pues la marca roja que el granado había dejado en sus labios había sellado su destino. La mancha color rubí en los labios de Perséfone no debe confundirse con una mancha en su integridad o como algo que marchite su aspecto como Diosa de las Vírgenes. Esta marca es en sí la marca del compromiso, igual que el compromiso de muchos Grandes Maestros, que por amor vienen a trabajar con las almas sedientas de Luz y con las almas descarriadas, buscando que reciban cierto tipo de shock que las lleve a reconocer su error y retornar al sendero de la Gran Luz. Así es como los Maestros buscan que los hijos pródigos “vuelvan a su hogar”. Así pues, Zeus que tanto amó a su hija le permitió regresar al Erbeo, y cada primavera al ella regresar a su madre, las flores anuncian y cantan su llegada. Y cada otoño, cuando se despide y se dispone a regresar al Erbeo, su madre sufre, y con su sufrimiento adviene el invierno mientras Deméter nuevamente espera por su regreso. Sin mucho profundizar apreciamos que los misterios eleusinos presentan el ciclo de la vida y de la muerte. Éstos nos muestran tres partes específicas: un descenso, una búsqueda y un ascenso, siendo este último marcado por el regreso y la reunión de Perséfone con su madre. Pero para el profano, este círculo superficial se reduce a la consideración de que los antiguos usaban mitos para explicar de forma pseudocientífica la transición de las estaciones y nada más. Sin embargo para el estudiante sincero, tales alegorías encierran en sí mismas una sabiduría profunda y le invitan a la búsqueda de la percepción instintiva de las grandes verdades cósmicas. Para los chelas (discípulos) e iniciados de los misterios eleusinos, el ciclo que marca el descenso, la búsqueda y el ascenso es el mismo ciclo de la vida cuando ésta se toma como un camino a la iniciación; con el descenso siendo la caída del hombre al momento de su salida del paraíso; la búsqueda, siendo el trabajo de la observación, descubrimiento y comprensión de los defectos; y el ascenso, siendo la eliminación misma de los agregados, con el trabajo que eventualmente lleva al despertar total de la consciencia y a la cristalización del alma de oro del Hombre Solar. En los misterios eleusinos, igual que en el caminar de la vida como el medio a la iniciación, el trabajo de la “búsqueda” resulta de gran importancia. Aquellos en la antigua Grecia que escogían el “no buscar” (decimos con esto “el no buscar, es eliminar de sí aquella naturaleza interna de tipo inhumano”) no solamente se mantenían en el camino horizontal de la vida, sino que al momento de la muerte quedaban bajo el dominio de Hades en los mundos infiernos hasta que sus almas pagaban con el sufrimiento necesario por todos sus errores. Sin embargo, aquellos que sí recibían la enseñanza (el mensaje de Hermes) y buscaban – de la transformación total, de la muerte mística y del nacimiento segundo – en realidad vivían el descenso en carne propia; de forma consciente pasaban por el dolor de descubrir sus defectos y de comprender los efectos que causaban en ellos y en los demás. Este trabajo consciente entonces creaba en ellos una transición del camino horizontal al camino vertical de la vida, donde con cada defecto descubierto y con cada defecto eliminado, poco a poco alcanzaban niveles superiores de Ser y así, en su vida propia y de forma consciente, experimentaban el “ascenso”. A la hora de la muerte, estas almas que trabajaban movidas por la enseñanza de los Misterios de Eleusis en su misma revolución de la consciencia, iban entonces a disfrutar de unas vacaciones en los mundos superiores, para regresar, tal y como Perséfone regresa en cada primavera, a una nueva vida a continuar su trabajo, cada vez a un nivel superior al anterior. Pero en estos Misterios, como es de esperarse, los grandes dioses de los antiguos griegos no se quedaban con nada de nadie y a nadie le daban más de lo que en realidad cada cual merecía. Aquellas almas que descendían al inframundo, eventualmente completaban su suplicio y regresaban a ver la luz del Sol, al reino de Gaia, en nuevas formas para prepararse a vivir la vida nuevamente; y aquellos dignos de recibir unas vacaciones en los cielos, disfrutaban de estas en diferentes partes del reino, algunas a niveles más elevados que otras, todo determinado por la magnitud de sus acciones determinaban. Por eso aquel escrito que lee COELUM EMPIREUM HABITACULUM DEI; los cielos empíreos son la morada de los dioses, o como mejor lo dijo el Gran Maestro Yeshua Ben Pandira o Jesús el Cristo: Que todos los seres sean felices. Que todos los seres sean dichosos. Que todos los seres sean en paz. Enviado por: Ricardo Santana Laracuente. Instructor en Phoenix, Arizona E.U. LA DIVINA COMEDIA La esencia embotellada en la rueda fatal del Samsara cuenta con 108 existencias como humanoide para lograr la liberación, la iluminación budista, la salvación cristiana. Si en ese período no logramos eliminar al ego animal, ingresamos forzosamente, por mecánica ley natural a la muerte segunda, descendiendo a los círculos infernales donde se desintegra el ego lentamente y donde el tiempo y el sufrimiento son interminable s. Somos espíritu, pero el alma debemos de fabricarla. El alma son los valores a través de los cuales se expresa el SER y solo la obtenemos eliminando al ego animal en forma voluntaria. Dante Alighieri, el poeta italiano de Mantúa, nos narra en su obra “La Divina Comedia” escrita entre los años 1300 a 1315 de nuestra era, su descenso a los mundos sumergidos, con su propio cuerpo de carne y hueso. Dice la ley: “para subir primero hay que bajar”. El cielo es para los valientes y se toma por asalto. Imposible destruir a nuestro ego animal, sin el descenso consciente y voluntario a los mundos sumergidos, de nuestro propio infierno psicológico. En ese descenso, Dante es guiado por su Real Ser, representado por el poeta Virgilio, bajo amparo de la divina madre quien le manda ingresar a los mundos sumergidos bajo la corteza terrestre. Los cielos y los infiernos están aquí y ahora y dependen de nuestros estados psicológicos en el día a día, lamentablemente vivimos con la conciencia dormida, bajo la norma de la “banalidad del mal” guiados por el yo psicológico sin que nos demos cuenta de nuestras acciones más crueles o de la crueldad consigo mismos, ni que además podemos ser “banalmente” malvados (le restamos toda importancia a nuestra maldad, la minimizamos). Se le aparecen a Dante al inicio del viaje, unas bestias tratando de bloquearle el camino (del auto análisis, de la auto comprensión, del auto imperio) viva representación del YO, ante lo cual el poeta apela lleno de miedo a su Real Ser (la empresa al interior propio requiere de valor y determinación). Luego de sortear tales criaturas, llegan al p rimer círculo infernal, el infierno de la luna, el Limbo, donde moran quienes no han recibido el bautizo, el pacto de transmutación de la energía sexual. Ahí penan niños y santos eremitas bajo 96 leyes pesadas de mecanicidad. “Por tal defecto, no por otra culpa, perdidos somos y es nuestra condena vivir sin esperanza en el deseo”, gritan en coro la millonada de almas que ahí sufren. Continúan el camino, maestro y discípulo hacia el segundo recinto, el círculo infernal que corresponde a mercurio regido por 192 leyes de densidad. Un viento huracanado impera, la lujuria, arrastra a todos los condenados que repiten una y otra vez la fornicación entre el fango, la lluvia, el feroz viento, mientras los cuerpos fantasmales son carcomidos por gusanos y bestias de todo tipo en penumbra total. ¡Qué hermoso y tierno puede ser el error y la fatalidad en nuestras vidas ordinarias! El romance más sublime, la tierna canción de amor, el bello y romántico atardecer que preceden a la fornicación y al adulterio; la pasión que llena de falso sentido nuestro diario dormir, tiene su contraparte en el sufrimiento. Canta el poeta: “y caí como un cuerpo muerto cae, cuando recobré el sentido que perdí, nuevas condenas, nuevos condenados veía… Era el tercer recinto, el de la lluvia eterna”. Caminaban entonces, poniendo las plantas sobre helados cuerpos, como andando por sobre fúnebre alfombra de cadáveres, pisando los cuerpos fantasmales de estas almas sufrientes que yacían enterrados en el lodo…Ahí el Cerbero, el perro de tres cabezas destroza a las almas en pena en el tercer círculo de Venus, desollándolas con sus incontables hileras de dientes afilados e inmundos, haciéndoles aullar, aquí 384 leyes hacen del tiempo algo larguísimo e interminable. Final de nuestros excesos, calabozo para las borracheras y la gula. Ahí el destino de las charlas y fiestas entre el alcohol; las falsas carcajadas entre amistades hipócritas. Ahí las fiestas entre música de salvaje ritmo, ahí la realidad de las trasnoches… “Así bajamos por la cuarta fosa, entrando más en el doliente valle”. He allí una multitud millonaria golpeándose unos con otros, cuerpos apilados en eterna lucha, tirándose entre sí en la más grande oscuridad “esto es mío, esto es tuyo”. Todos empujando eternamente rocas hasta tocarse en el centro del círculo para repetir el proceso infinitamente. Los avaros y derrochadores se sumergen en aguas negras atragantándose en asfixia por el fango. Esta esfera es regida por 768 leyes de sufrimiento, el destino de nuestros mundanos afanes por el dinero. Todo lo que se rigió por la ley del péndulo, pobreza y opulencia, gente rica y miserable tragando el inmundo lodo. “Ahora bajemos a mayor castigo; del círculo anterior pasamos a otra orilla sobre una fuente que hierve y rebosa por un canal que en ella da comienzo, hasta un pantano llamado Estigia”. Incontables condenados, golpeándose unos con otros, con puños, patadas, destrozándose a mordidas y con todo lo que encontrasen, desgarrándose la carne en la ciénaga inmunda y pestilente de un hedor insoportable. Es el quinto círculo, la esfera sumergida de Marte, donde cada átomo lleva en su vientre 480 átomos del Sagrado Sol Absoluto, resaltan en ésta quinta región sumergida nuestras pasiones más furiosas: la ira, el orgullo, la soberbia. Aquí nuestros pensamientos destructivos para con nuestros enemigos, en eterna lucha; nuestras palabras agresivas, la violenta calumnia. Continuaron con el viaje, cuando, a su encuentro llegó por barca el remero Flegias, un condenado tirano de tiempos remotos, quien maldiciendo con furia a los pasajeros los condujo por la laguna de hedor insoportable de Estigia, hasta la ciudad de Dite, el infierno de Júpiter, el sexto círculo infernal, los habitantes de ésta región infernal son controlados por 576 leyes, siendo el tiempo terriblemente lento, cada minuto parecen siglos, la vida se hace tediosa e insoportable. Morada de materialistas, herejes y gente que aborreció todo lo divino. Aquí los ingratos y los crueles. Los padres de familia que no cuidaron de sus hijos, malos hijos, malos padres, malos hermanos; gobernantes poderosos e inflexibles que abandonaron a su pueblo. Donde criaturas abominables los devoran una y otra vez, ahí fosas de lodo ardiente… En el infierno de Saturno, el séptimo círculo infernal. Donde todo es de rojo color: las almas condenadas ensangrentadas, océanos color de sangre donde imperan 672 leyes, lo que hace que sea un lugar demasiado grosero y doloroso. Fosas de sufrimiento para las personas violentas en contra de los demás; para quienes fueron violentos en contra de sí mismos a través de sus vicios, el suicidio y para los violentos contra natura, con todas aquellas perversiones sexuales. También ahí la violencia de nuestra sabiondez, del vano intelecto, de la soberbia y auto suficiencia. Llegaron así al octavo círculo o infierno de Urano, que a su vez tiene diez valles de sufrimientos indescriptibles condicionados por 768 leyes mecánicas, donde el sufrimiento y el dolor se intensifican. Aquí sufren los falsificadores, los falsos alquimistas. Ladrones y todo tipo de gente fraudulenta, los adúlteros del sexo y de la doctrina sagrada. Traficantes con cargos públicos o con la religión. Procesiones de gente retorcida, deforme, cual arañas, sin distinguirse la humana figura; otros azotados a látigo por demonios, desgarradas sus carnes una y otra vez; ciénagas de lodo hirviente y pestilente; arenales de fuego efervescente; pesadas túnicas más densas que el plomo. Nuestros pequeños y grandes engaños en la vida, todos los momentos en que nos aprovechamos de los demás, todo ello se corresponde en este profundo lugar. Llegan al noveno círculo e inicia el canto: “Así escuché que solía la lanza de Aquiles y su padre ser causante primero de dolor, después de alivio”. Es la novena esfera, el sexo. Aquí se disuelve el ego definitivamente. La lanza de Aquiles representa la energía sexual que puede transformar al hombre, o como la pasión animal que conduce hasta el reino mineral sumergido. Aclara el V.M. Samael que aquí el ego es casi mineral, la desintegración del YO es casi completa, 864 leyes controlan a las criaturas que ahí se encuentran en total desintegración. De aquí sale el alma, la consciencia y la esencia liberadas y felices, inocentes pero sin auto-consciencia. Es inaplazable poner atención a nuestra vida diaria, todo aquello que pasamos desapercibido o que consideramos “sin importancia” en nuestras existencia terrenal aquí y ahora, sellamos nuestro destino al ciclo del eterno retorno y a la muerte segunda. Enviado por: Dr. Rafael Merazo. Colaborador avanzado, El Salvador. LA MUERTE EN EL BUDISMO TIBETANO. El Bardo Todhol, más conocido como el Libro Tibetano de los Muertos, es un texto sagrado antiquísimo y recientemente conocido por la enseñanza referente a los misterios de la vida y de la muerte, su contenido no solo nos orienta después de la muerte, sino que nos enseña que debemos saber vivir, para de la misma manera tener un buen morir. Bardo significa un estado intermedio, un período de transición, como el breve intermedio entre la vigilia y el sueño, señala también un lapso más largo como la muerte y el nuevo nacimiento. En tiempos antiguos se dio una especial importancia a los misterios funerales, entre los cuales se encuentra el budismo tibetano, el que llama a estas prácticas “La Liberación por Audición en el Estado Intermedio”, de no contar el moribundo con una persona preparada para este fin; el proceso o seguimiento puede ser leído por un familiar o amigo que esté familiarizado con el contenido del texto, el lector hablará al oído del moribundo o difunto, sin tocar su oreja e impidiendo que su alma se extravíe o distraiga. Repetir las orientaciones tres veces o inclusive si es posible y de preferencia, siete veces. La primera señal de la muerte es la pérdida de los cinco sentidos del difunto. El objetivo de esta enseñanza es capturar ese momento de transición y alcanzar la liberación intermedia, liberar la consciencia y el alma, con el fin de que tenga unas vacaciones en los mundos moleculares o electrónicos, antes de retornar a un nuevo cuerpo físico. Se reza al difunto: Escucha (nombre) tu tiempo ha terminado, tu aliento ha cesado, pronto verás la luz clara sideral. Reconócete a ti mismo porque estás muerto. Ahora vas a experimentar los tres bardos: el del momento de la muerte, el de la experiencia de la realidad y el de la búsqueda del renacimiento. Repetir una y otra vez las indicaciones al oído del moribundo, mientras esté el cuerpo presente. En el momento de la muerte, el difunto escucha los cuatro sonidos de los elementos y si no es consciente de ellos, le inspirarán gran terror; el elemento tierra se disuelve en el agua, el agua en el fuego y el fuego en el aire, es el instante en que la respiración parece haber cesado por completo; posteriormente percibe imágenes de espirales de humo que se van disipando y viene el instante en que la energía vital se concentra en el corazón, de donde emana la clara luz primordial. Después de los místicos sonidos de los cuatro elementos, viene la confrontación con la clara luz primordial, llamado estado transitorio del Chikhai Bardo, después continúa con la confrontación de la clara luz secundaria que es el segundo estado del Chikhai Bardo, donde el cuerpo es: “el cuerpo de ilusión brillante”, (cuerpo astral) no sabiendo si está muerto o vivo, le es imposible determinarlo; ve a sus allegados, tal como antes, oye sus sollozos, entra en un estado de lucidez, pero no está consciente de lo sucedido, se siente desprotegido y su guía debe continuar exhortándolo a que no permanezca atado a este mundo, por sentimentalismos, deseos , concupiscencias, debilidades, u otros apegos y defectos. Escucha (nombre) has experimentado hasta ayer el bardo del momento de la muerte, no has podido permanecer en la luz clara de la realidad, ahora debes vagar por ahí mientras continúa la tercera etapa, busca a tu Divina Madre dentro de ti y suplica su auxilio. Si la liberación todavía no ha sido alcanzada, comienza el tercer bardo. Escucha (nombre) No quedes subyugado, ni atemorizado. Todo ello no es sino radiación de tu propia y verdadera naturaleza. Aprende a conocerla. Del centro de esta irradiación saldrá un sonido natural de la Realidad repercutiéndose simultáneamente cual un millar de truenos. Ello es el sonido natural de tu propio y verdadero Ser. Desde que ya no tienes un cuerpo material de carne y sangre, sea lo que pueda suceder: Sonidos, luces o radiaciones, nada de esto puede hacerte daño. Ya te es imposible morir. Acuérdate del “Gran Misericordioso.” (Ser Divino, Dios, Budha). Cuando termina el primer Bardo el difunto empieza a comprender que está muerto y va a experimentar el segundo Bardo y es cuando las visiones karmicas aparecen, motivadas por acciones, emociones y pensamientos que creó cuando tenía cuerpo físico. Todo el que muere debe experimentar los tres bardos mencionados en grados de consciencia diferentes al estado intelectual de la vida común y corriente que vivió. Existen cuatro niveles de materia dentro de los cuales se desarrollan los misterios de la vida y de la muerte, son cuatro círculos o regiones en las que están representados los mundos y los tiempos de los elementos en estado mineral, celular, molecular y electrónica, estos son los cuatro viejos mundos conocidos como : infierno, tierra, paraíso y cielo. Todo desencarnado debe esforzarse por alcanzar la liberación intermedia, un estado semejante al del Budha en el mundo de los electrones libres; los distintos mundos de las regiones moleculares y electrónicas, resplandecen de dicha y felicidad, es lamentable que muy pocas almas logren la liberación intermedia en esos mundos moleculares y electrónicos. Las personas que en su vida han sido perversos, crueles, malvados, viciosos, violentos, despiadado, insensibles al dolor ajeno, llenos de materialismo y ateísmo, en grado sumo, les aterrará esta luz clara y tratará de huir de ella sintiéndose atraído en cambio por la luz oscurecida de las esferas infernales. Son muchos los millones de almas que ingresan a una nueva matriz en forma inmediata o mediata, sin haberse dado el lujo de unas buenas vacaciones en los mundos superiores. Si hasta este momento la Esencia del desencarnado no ha logrado la liberación intermedia continuará con la siguiente etapa del bardo, se enfrentará a los seres apacibles, los severos y los iracundos. El difunto está obligado por su karma a atravesar los 49 días del Bardo (no debe interpretarse literalmente, se refiere a estados ocultos del sub-consciente, inconsciente e infra-consciente) Confrontación con las divinidades apacibles del 1º. Al 7º día. Estas son las luces de las sabidurías unidas, irradiantes y luminosas de distintos colores brillantes de las 7 órdenes de Budhas, asistiendo a los desencarnados ayudándoles con los rayos o ganchos de gracia; en caso de no ser atrapados por esas radiaciones seguirán vagando sin rumbo, a la vez también resplandecerán las luces impuras y engañosas del mundo inferior. Se le dice al difunto: Permanece alerta, llegará el momento en que las 5 órdenes de Dhyani-Budas brillarán en tu camino. Obra de modo que puedas reconocerlas. Las luces de la unión de las 4 sabidurías podrán recibirte si marchas por el camino recto. En este día se unen las 6 órdenes de las Divinidades apacibles, para brillar una tras otra. A la vez las luces de impura ilusión de los seis lokas (regiones infernales) brillarán también con empañado fulgor. Las Divinidades Poseedoras del Saber vendrán a acogerle en el séptimo día, enlazadas por las Dakinis (Diosas o deidades femeninas). Al mismo tiempo el camino creado por las pasiones, los deseos y los apegos, se abrirán para recibirle. Todos estos días son iguales, con la diferencia de las Divinidades que encontrará el muerto en el Bardo son cada vez más importantes, pero la misma luz divina, el mismo encadenamiento, el mismo resplandor ensombrecido de las influencias infernales. Con esto termina la parte del Gran Thodol concerniente a la confrontación con las Divinidades apacibles del Chonyid Bardo y la puesta cara a cara con la Clara Luz del Chikhai Bardo. En estos tiempos actuales donde reina el odio y la venganza, donde impera el ego en sus múltiples facetas, pocos serán libertados mediante este reconocimiento y millares vagaremos dando vueltas en la rueda de la ignorancia y de la ilusión. Por consiguiente tras la cesación de las “divinidades apacibles” y detentadoras del saber que han venido a ampararle y auxiliarle, aparecerán las divinidades irritadas, rodeadas en llamas y bebedoras de sangre que no son otra cosa sino las deidades apacibles bajo un nuevo aspecto, aparecerán de modo diferente del 8º. Al 14 día del Bardo. Los días del número 15 al 49 corresponden al estado de Sidpa, al cierre de las puertas de las matrices y al juicio final. Después del juicio final se decide la suerte del difunto y se divide a los desencarnados en tres grupos: 1. Los que retornan mediata o inmediatamente. 2. Los que ascienden a los Reinos o estados paradisíacos y celestes (Nirvana). 3. Los que ingresan al Reino Mineral (infiernos). El objetivo del Bardo Thodol es despertar la conciencia del fallecido en los mundos internos de su desencarnación (invocando a los Dioses que rigen los procesos después de la muerte) siguiendo los pasos que vienen en el Bardo Thodol y lograr así la Gran Liberación por el entendimiento. Enseñanza que libera con solo entenderla. Y que libera por el hecho de haber visto y comprendido lo visto. En vida debemos aprender a percibir las cuatro luces del sueño llamadas las Cuatro Bienaventuranzas por medio de la experiencia onírica y la Meditación, a la vez que comprendemos y eliminamos el apego tanto a los objetos materiales, como a nuestra familia y amigos, así también a las preocupaciones del mundo; comprender que al morir debemos abandonar a familiares, amigos y partir solos. La muerte es un fenómeno natural que la llega para todos, unos se irán más temprano y otros más tarde, no distingue si somos pobres o ricos, si somos creyentes o no lo somos, si sabios o malvados, caritativos o perversos, la muerte es un reflejo de nueva vida y lo que hoy somos, igual seremos mañana, si no hacemos cambios internos que nos transformen. Te invitamos a estudiar estas enseñanzas sagradas, reflexionar sobre ellas y podrás ayudar a un familiar, a un buen amigo, a ti mismo. Enviado por María Guadalupe Licea Rivera. Instructora en San Luis Potosí, S.L.P. LA MUERTE ENTRE LOS MIXTECOS En el afán de comprender y difundir los misterios de la vida y de la muerte, la antropología gnóstica se ha adosado a vestigios antiguos, pertenecientes a culturas que han logrado trascender hacia mundos superiores de conciencia y que además han dejado el camino trazado para que futuras generaciones logren en vida la emancipación después de la muerte. Los mixtecos y zapotecos de la antigua Mesoamérica concibieron al mundo dividido en estratos dirigidos por los dioses: El mundo superior o cielo, llamado Tlalocan, el paraíso de Tlaloc; la casa de las mujeres y del Dios del maíz, Cinacalco es el mundo físico o tridimensional y el inframundo o lugar de los muertos, Mictlan. Los templos y edificaciones que construyeron estaban a su vez orientados a los cuatro rumbos del Universo, teniendo como centro el cenit, el Omeyocan. Ometeotl es el regente de los cielos, mientras que Mictlantecuhtli y Mictlancihuatl forman la pareja divina que rige los infiernos. El Mictlan es el lugar de la oscuridad, un sitio de misterio y expiación; su acceso es un camino empedrado y descendente lleno de penas y dificultades, está rodeado por dos ríos, tal como Dante Aligieri describe el infierno, con sus ríos el Aqueronte y Flegetonte. Los mixtecos guiaban al difunto, se le humedecía la cabeza y colocaban cerca una jarra con agua para invocar al Dios de la simiente humana y de las aguas universales, Tlaloc. Los rituales funerales no eran solamente para conducir al difunto en el más allá, sino también para guiar al iniciado hacia la libertad de su alma después de su paso por el Mictlan. La muerte física y la muerte psicológica se hallan íntimamente relacionadas. Los zapotecas llegaron a construir sus casas sobre sepulcros para remembrar la importancia de la transformación del ser humano a través de la desintegración de los defectos psicológicos como cimiento del desarrollo de las facultades y poderes. El difunto debía pasar por diversas pruebas o caminos para liberarse de las cadenas del ego, según Sahagún que a la luz de la gnosis puede interpretarse como sigue: El difunto, primeramente debe atravesar en medio de dos sierras, es claro que para que el difunto pueda ser guiado después de la muerte, debe trabajar durante su vida con los tres factores de la revolución de la conciencia, todo esfuerzo realizado en el mundo físico repercute en los mundos superiores e inferiores y otorga al iniciado la conciencia que requiere para seguir el camino trazado que se le presenta al morir y triunfar en estos misterios. Las sierras indican la iniciación, la invitación de avanzar por el camino vertical. Cruzar el camino de la culebra, con la ayuda de la serpiente de los mágicos misterios, representación de la Divina Madre, es factible vencer las tentaciones que en el gimnasio psicológico se presentan. Pasar por donde está la lagartija verde de nombre Xochitonal, es decir, vencer y dominar los instintos humanos, la lagartija representa el elemento fuego. Atravesar ocho páramos y ocho collados, cabalísticamente el número ocho es el número de la paciencia y templanza que debe desarrollar el discípulo. Posteriormente el difunto debe cruzar por donde el viento frío corta como navajas, acabar con el frío lunar, el intelectualismo, la falsa ciencia que confunde, ilusiona y engaña a la mente. Atravesar en el lomo de un perro el río Chiconahuapan, para purificar, a través del instinto sexual dominado por intercesión de la voluntad, las bajas pasiones. Por último el discípulo debe presentar sus ofrendas a Mictlantecuhtli, ya que el Dios de los infiernos exige virtudes, buenas obras, sacrificios conscientes y padecimientos voluntarios a cambio de rescatar la esencia que estaba embotellada; y alcanzar el Chicunaumictlan, la liberación del alma. En otros anales, también se indican los pasos a seguir por el difunto después de la muerte. Cruzar el río Apanoayan, para ser purificado del agregado psicológico a través de la meditación; pasar desnudo entre dos montañas Tepene-monamictia, es decir, abandonar todo apego material, emocional y mental que ate al alma al mundo tridimensional; la psiquis humana está apegada no solamente a cosas físicas o materiales, a propiedades o posesiones, sino también a sufrimientos, resentimientos y rencores. Atravesar el cerro erizado de pedernales, Iztepetl, el difunto debe desarrollar la voluntad crística necesaria para enfrentarse vencerse a sí mismo. Más adelante el discípulo debe pasar por ocho collados donde nieva constantemente, Cehuecayan y por ocho páramos donde el viento corta como navajas, Itzehecayan, lo cual se refiere a vencer la influencia del frío lunar, la apatía que aleja al adepto del despertar de la conciencia, para vencer el frío lunar es necesario realizar prácticas de meditación, vocalización, practicar las técnicas para salir conscientes en cuerpo astral que se han estado enseñando a través de la revista Sabiduría del ser. Cruzar un agua negra donde existe la lagartija Xochitonal, Apanhuiayo, eliminar las pasiones inhumanas que ennegrecen las aguas puras de la vida; atravesar otros nueve ríos, Chiconahuiapan, para continuar con la purificación en los diferentes niveles de la mente y finalmente llegar al Itzmitlanapochcalocan, la cámara de Mictlantecuhtli, donde se rinde cuentas al Dios del inframundo para que permita la liberación del alma. En el códice Chimalpopoca se narra cómo Mictlantecuhtli y Mictlancihuatl, señores del Mictlan, sentados en tronos de piedras preciosas, huesos, cráneos y costillas, recibieron a Quetzalcóatl, quien descendió al inframundo para recoger los huesos preciosos de los muertos y amasar la materia humana. Los señores de la muerte le pidieron a Quetzalcóatl que tocara el caracol y que diera cuatro vueltas alrededor de su trono. Ésta es una alegoría del trabajo iniciático. El discípulo, cuando encarna la fuerza crística de Quetzalcóatl, debe bajar a las regiones del infra-consciente para rescatar los huesos preciosos, resultados de la muerte psicológica y con ellos crear al hombre verdadero, al hijo del hombre. Enviado por: Susana M. Rodríguez Licea, Calmecac. San Luis Potosí, S.L.P. LA MUERTE EN LA MITOLOGÍA JAPONESA Fino lector, en la deliciosa Mitología japonesa se habla de Kotoamatsukami, los primeros dioses, de los que emanan dos seres creadores divinos, un dios llamado IZANAGI y una diosa llamada IZANAMI, a los cuales se les ordena realizar la creación. Una vez concluida la creación, IZANAMI da a luz al Dios del fuego, Kagutsuchi no kami, que le quema los genitales, la hace enfermar y muere. IZANAMI abandona entonces el mundo “de forma divina” (las dimensiones superiores – el cielo -) e IZANAGI llora su muerte. IZANAMI muere, pero su muerte no causa su desaparición, sino su transformación en un nuevo ser que habita ahora en el “país de las tinieblas” (Yomi no kuni, el inframundo o infierno), de ahí que se insista en el hecho de que la Diosa ha abandonado el mundo (se ha marchado) “de forma divina”. Se trata por tanto, más bien, de un viaje que emprende la Diosa madre primigenia a un nuevo mundo sobre el que, de aquí en adelante reinará como deidad principal. El viaje al reino de los muertos IZANAGI no se conforma con la muerte de su esposa y después de sepultar su cuerpo en la montaña (el mítico monte Hiba) cerca de Izumo, la sigue al país de las tinieblas; su excusa para lograr que IZANAMI regresé con él al mundo luminoso es que los países que ambos dioses crearon, todavía no han sido terminados. IZANAMI reprocha a su marido haber tardado demasiado, pues ella, como en el mito griego Koré – Perséfone, ya ha comido del alimento del inframundo (Yomi no kuni, tierra de los muertos), después de tal hecho nadie puede salir de esa región. Esta relación entre el alimento y el cambio de estados de los cuerpos (y de las almas), está presente en numerosas mitologías que tratan sobre el descenso al mundo de los muertos o catábasis y aparece también con recurrencia en la mitología japonesa, cuando algún iniciado, a efecto de recibir alguna prueba o simplemente trabajar en el inframundo para eliminar yoes internos, pasa del mundo real, al inframundo, pues en todas las mitologías se habla de nuestro propio inframundo interior, morada del yo, del ego que todos llevamos dentro, que nos hace tan perversos, el cual debe morir para que puedan surgir las virtudes en nosotros: La dulzura de carácter, la alegría por el bien ajeno, al amor al trabajo, el sabio uso de nuestras energías, la moderación en todo lo que hagamos, la caridad, la humildad, etc., etc., con lo cual se logra la inmortalidad. En la gran mayoría de las mitologías de occidente y de oriente, el mundo de los muertos o de las tinieblas se sitúa en el inframundo, es decir en un nivel inferior (el subsuelo) y a las dimensiones superiores o mundo luminoso, no ocurriendo así en la mitología japonesa, donde Yomi no kuni, curiosamente, se sitúa en el altiplano, en las faldas de la montaña, por lo que los muertos, pese a encontrarse bajo tierra, habitan en realidad en un nivel superior al de los mortales, a medio camino entre la tierra y el mundo de los Dioses celestiales. En su viaje al inframundo, para dar muerte a sus defectos o yoes más terribles, IZANAGI le insistió a IZANAMI que regrese con él. El lugar en el que se encuentra IZANAMI, es un territorio donde reina la oscuridad, por lo que está segura que su esposo no la verá, ella está en un palacio que posee una puerta cerrada con un cordón, que la Diosa traspasa para recibir en penumbras a su esposo, el palacio además, está habitado por una serie de dioses, a los que IZANAMI debe comunicar su deseo de volver por un corto tiempo al mundo luminoso. La única condición para conseguir la aprobación de estos dioses de Yomi no kuni, es que IZANAGI no mire a IZANAMI cuando ella vuelva a entrar en el palacio; pero el Dios, al igual que en el mito de Orfeo, no resiste la tentación (ni la espera) enciende una pequeña llama con uno de los dientes de su peineta y entra en el Palacio. Con la luz, IZANAGI viola la ley al perturbar la armonía de las tinieblas y contempla el cuerpo de su esposa transformado en un cadáver putrefacto, rebosante de gusanos; de su cabeza y de su pecho emergen las divinidades del trueno. El Dios huye aterrorizado mientras su esposa lo acusa de haberla cubierto de vergüenza. Conocer los secretos de la muerte y por tanto los de la vida eterna, esconde este tipo de catábasis o descenso, un móvil común, tanto a dioses como mortales, que los impulsa a emprender el viaje en busca del ser querido muerto, como es el caso de IZANAGI y IZANAMI; de Heracles que va en busca de Teseo; de Orfeo que intenta rescatar a Eurídice; de Eneas, héroe troyano que viaja al inframundo por orden de su padre Anquises para recibir sus instrucciones; de Hércules y la hidra etc., etc. Desciende pues el adepto que está trabajando sobre sí mismo, a las tinieblas en busca de conocimiento o para cumplir alguna prueba. Una vez que el Dios procreador japonés, se enfrenta al deterioro que la muerte ha causado en el cuerpo de su esposa y huye aterrorizado del espectáculo, IZANAMI envía tras él a las repugnantes mujeres del país de las tinieblas. Para distraerlas, IZANAGI les lanza su corona de sarmientos (símbolo de que está trabajando con sus energías creadoras) que se transforman en racimos de uvas que las mujeres comen. La persecución no obstante continúa e IZANAGI les lanza ahora los dientes de la peineta de su moño derecho (símbolo de luz, pues es un iluminado) que se transforma en brotes de bambú que igualmente ellas cogen y comen con avidez. De momento, el Dios logra detener la persecución, pero IZANAMI, envía entonces a los ocho dioses del trueno y a los 500 mil guerreros de Yomi no kuni, IZANAGI saca su espada de diez palmos (arma espiritual de color azul, que simboliza la voluntad) y la lanza hacia ellos, pero no logra detenerlos; luego llega a la pendiente lisa de las tinieblas y coge tres melocotones (duraznos, símbolo de la inmortalidad) y también los lanza. Esta vez tiene éxito y dioses y guerreros, al darse cuenta que es un ser inmortal, dan la vuelta y huyen. Por último, IZANAMI decide emprender ella misma la persecución de su esposo, pero el Dios se le adelanta y arrastra una gran roca hasta la pendiente y logra así cerrar el paso a su esposa. Con esta roca entre ellos se encontraron frente a frente y él pronunció la fórmula de divorcio. Entonces dijo IZANAMI no mikoto: “Mi querido esposo, si lo haces, cada día ahogaré mil cabezas de la hierba humana de tu país”. A lo cual contestó IZANAGI no mikoto: “Mi querida esposa, si lo haces, construiré cada día mil quinientas chozas para el parto”. De esta forma el Dios IZANAGI se convierte en la deidad que da la vida e IZANAMI en la gran Diosa de las tinieblas que será la encargada de quitar la vida, auxiliada por los shinigami, ángeles de la muerte. Así fue como comenzó a extenderse la muerte por la tierra y el místico pueblo japonés, que comprende su trascendental doble significado, celebra el Día de Muertos o El Obon u O-Bon, o simplemente Bon, desde hace más de 500 años. Estriado y adaptado del Kojiki o Furukotofumi, el libro histórico más antiguo que se conserva sobre la historia de Japón. Literalmente, significa "registro de cosas antiguas". Éste menciona a otra compilación más vieja que se dice fue destruida por el fuego. Enviado por: José Isabel Mauricio Vargas. Instructor de Rincón de Romos, Ags. LA MUERTE ENTRE LOS MAYAS ¿Qué es la vida?, la vida son todos los acontecimientos diarios que sumamos a nuestra existencia que dará por resultado nuestra obra, pues realmente ese es el objetivo de los grandes avataras y mensajeros, tanto de oriente como del poniente; precisamente los mayas, quienes han sido los maestros descendientes de la gran cultura atlante, con la intención de mostrarnos con su gran conocimiento lleno de amor y fuerza, el camino para vivir conscientemente de instante en instante y de momento en momento para así prepararnos en el camino de la auto realización y dentro de ese mensaje nos invitan a enfrentar fuerzas a manera de pruebas en la misma vida. Entre los mayas hay un gran regente llamado Xibalbá, que en sí representa la inteligencia relacionada con la vida y la muerte. Mencionaremos que todo ser humano, así como fue bendecido con la gracia de la vida, inevitablemente tendrá que pasar por el proceso de la muerte y que precisamente los sabios de esta cultura mencionan que cuando llegan los instantes de la muerte, el ser humano es llamado a una de las dos secciones que representan el mundo de Xibalbá o mundos infiernos y que ese camino está representado por las cavernas oscuras o diferentes hoyos en la tierra. Mencionan que el alma de aquel que ha fallecido o que está por fallecer tiene que descender por una gran escalinata a los mundos inferiores para presentarse ante los jueces supremos y regentes de la región. Para ser inspeccionado en todos y cada uno de los actos de su vida en la sala del consejo de los señores, donde existe un banco de piedra ardiente y para llegar ahí, el difunto tiene que atravesar primero un río que corre precipitadamente entre barrancos; enseguida un río que corre entre jícaros espinosos, también pasar a través de un río de sangre, atravesar un río de agua solamente, otro más de putrefacción, para por último pasar por una encrucijada con cuatro caminos de colores negro, blanco, rojo y verde o amarillo. Es en esa región donde al alma se le hace ver todo los actos de su vida que fueron vigilados por los ayudantes de los señores de Xibalbá, conocidos como los cuatros mensajeros o búhos vigilantes: el Chabi tukur, búho o flecha rápida, huracán tukur, búho gigante, Cakix tukur, búho guacamayo con dorso de fuego y Holom tukur, búho cabeza y alas; que nos recuerda la filosofía de vida en equilibrio de los cuatro elementos: el aire, representado por la flecha o equilibrio mental y una psicología revolucionaria; el gigante, como representación del elemento tierra, que es aprender a sacar provecho de las adversidades; el elemento fuego, el dominio de la ira y de las bajas pasiones y la cabeza, el elemento agua que representa la capacidad de adaptarse a las circunstancias de la vida. Entendemos porqué son los vigilantes de nuestros actos, pues, así el ser humano debe vivir la vida: en equilibrio con los cuatro elementos. Si el ser humano logra tener en su vida armonía en su trabajo en su casa, con las personas que se relaciona en su entorno; si vive el A-Himsa, la no violencia que predicó Mahatma Gandhi, si se adapta a los preceptos universales, al decálogo o diez mandamientos, es precisamente de este modo, que podrá tomar el rumbo correcto en esa encrucijada de cuatro caminos en la cual el destino del alma continuará y que serán los cielos denominados la región del Ahau Quiché o bien podría ser las distintas regiones infra-dimensionales, Cavik Quiché. Cabe mencionar que no solamente las personas que han fallecido son llamadas a la sala del consejo de los señores, sino también las personas que en vida están pasando por este proceso de las pruebas de los elementos en forma voluntaria a través de la iniciación, la cual se distingue por los actos que esté sumando a su obra en el gimnasio psicológico. Dentro del trabajo o suceso después de la muerte, el individuo debe pasar por los siguientes aspectos: Primero por la casa oscura llena de tinieblas, segundo por la casa de las navajas, tercero por la casa del frio que está llena de granizo, cuarto por la casa de tigres y jaguares, quinto debe enfrentar al murciélago Camazot. Obviamente la casa oscura representaría nuestros estados de la conciencia, subconsciencia inconsciencia e infra conciencia, el enfrentarse a un análisis introspectivo a través del sistema del psicoanálisis; hacer la disección al ego en nuestro interior, bien se asemeja a esa casa llena de navajas, que abren y a la vez hieren y causan dolor. El frío del granizo es un proceso que se debe enfrentar, entonces el adepto puede sentir soledad, desesperación o falta de voluntad y definitivamente habrá de buscar el calor de la Madre Divina. No puede faltar enfrentarse posteriormente al fuego del tigre o jaguar que en un aspecto negativo sería la ira, la violencia y bajas pasiones, pero que en un sentido superior es la sagacidad y la inteligencia que debemos de procurar para vencer al ego y por ultimo así enfrentarnos al juicio del Dios murciélago quien entre los mayas puede dar la vida o bien la muerte. Si definitivamente el individuo ingresa a las regiones infra dimensionales, se enfrentará a los 10 moradores relacionados con las consecuencias de los excesos del yo. Solamente hay un camino para salir victorioso en ese juicio de los señores Kabick Kiche y Ahau Kiche, regentes de los infiernos y de los cielos. Este camino consiste en preparase durante la vida aprendiendo el juego de pelota para ataviarse con el casco, que representa una conciencia superior, pectorales que representan la voluntad del Cristo en todos los actos de nuestra vida, las canilleras o brazaletes que mostrarían bendición y recto obrar, recto actuar y recto sentir en todos nuestros actos de la vida, así como las sandalias del tigre o jaguar, que representarían en esta vida el buen andar. Esperando que este mensaje llegue a la conciencia de todos ustedes hermanos, les enviamos infinitas bendiciones. Enviado por F. Ismael Moreno Luna. Calmecac. San Luis Potosí, S.L.P. LA MUERTE ENTRE LOS AZTECAS Los misterios de la muerte fueron profundamente estudiados por los sabios aztecas, entremezclando majestuosamente la sabiduría de la muerte de nuestros defectos con los misterios de la muerte física. Combinan lo mágico, lo natural y el universo psicológico; magistralmente nos muestran enseñanzas que debemos aprender a ver con los ojos del espíritu. Dice la sabiduría de nuestros antepasados mexicanos que al morir se abrían cuatro destinos de acuerdo a como fuera nuestra muerte o hubiera sido nuestra forma de vivir, estos son: El lugar del árbol amamantador, paraíso del Dios del agua, camino del sol y lugar de muertos. Vamos a estudiar cada uno de estos destinos: 1) Camino del Sol (Ilhuicatl Tonatiuh) El camino del Sol, es acompañarlo en su diario recorrido, privilegio solo para los guerreros de la vida, que han muerto en el campo de batalla, para almas muy especiales que dedican su vida a morir para todo lo ilusorio , aquellos que son capaces de eliminar de su interior sus miles de defectos psicológicos. Claro, solo ellos pueden acompañar al Sol del Espíritu, de lo divinal. También los muertos en la piedra del sacrificio tienen este privilegio, el sacrificio es el sacro oficio o sagrado oficio, se trata de individuos que mueren en sus defectos gracias a la ayuda de la fuerza sexual que nos trajo al tapete de la existencia. Y no menos importante las mujeres diosas (Cihuateteo), grado que alcanzan las mujeres que mueren en el parto, pues dan la vida para dar vida, proeza solo comparable con los guerreros muertos en el campo de batalla interior. Tales mujeres en realidad ganan un inmenso capital cósmico (dharma) y viven por un tiempo feliz en las regiones inefables de los mundos superiores. 2) Paraíso de Tláloc (Tlalocan) “Los que mueren ahogados entre las aguas tormentosas de los ríos o de los mares, o entre las ondas de los profundos lagos, o por el rayo, ingresan dichosos al Paraíso de Tláloc que queda al Sur, la región de la fertilidad y de la abundancia donde existen árboles frutales de toda clase y abunda el maíz, el fríjol, la chía y muchísimos otros mantenimientos”. Samael Aun Weor En este aspecto la muerte no se refiere a la física, sino a la interna o psicológica. El agua siempre ha sido, es y será el símbolo de las fuerzas creadoras, de las aguas puras de vida: el vitriol alquimista o “ens seminis” de Parecelso. Quien aprende a controlar su energía creadora, tiene la posibilidad de dirigirla ya para sanar algún órgano enfermo, o bien para desarrollar un centro magnético o chakra, o para eliminar un defecto psicológico. Por ello, quienes mueren ahogados, es decir quienes desintegran sus propios defectos dirigiendo esa agua pura de vida hacia los mismos defectos, que previamente han sido comprendidos. También los que mueren por el rayo, símbolo del fuego sagrado del Kundalini, quienes logran despertar este fuego pueden acabar con las fuerzas tenebrosas del ego. Aquellos que logran la proeza de morir ahogados o por el rayo, es decir, quienes logran morir psicológicamente gracias a la ayuda de las aguas puras de vida y del fuego sagrado del Kundalini, por supuesto que podrán morar en la dicha inefable de las regiones superiores de la naturaleza, como el paraíso de Tláloc (Tlalocan) 3) Lugar del Árbol Amamantador (Chichihuacauhco). “La doctrina secreta de Anáhuac enseña que existen trece cielos, y afirma solemnemente que en el más alto de éstos viven las almas de los niños que fallecen antes de tener uso de razón”. Samael Aun Weor. Los trece cielos de Anáhuac, se refiere a las 13 regiones del universo, que comprenden las siete dimensiones básicas: 1 Físico, 2. Vital, 3. Astral, 4. Mental, 5. Causal, 6. Conciencia, 7. Ser, más las tres regiones correspondientes a la triada divina: Padre, hijo y espíritu santo y los tres aspectos del absoluto. Los niños que mueren antes de tener uso de razón se refiere a los iniciados, quienes han logrado reconquistar la inocencia perdida; a los maestros iluminados que han disuelto totalmente toda posibilidad de sueño de la conciencia, que han logrado la más absoluta perfección interna. Es obvio que ellos han logrado el derecho de vivir en las regiones de la más absoluta felicidad. 4) Mictlán (Lugar de Muertos) Los que no tenemos la dicha de morir por las tres razones anteriores, es que vamos al Mictlan (lugar de muertos), es decir los que en un ciclo de 108 existencias, no logramos auto realizarnos, ingresamos a las zonas infra dimensionales de la naturaleza a eliminar todos esos defectos que creamos y fortalecimos a lo largo de esas existencias. Lo más asombroso es que son nueve las regiones del Mictlan, igual que los nueve círculos de Dante Alighieri en la divina comedia, las mismas 9 zonas del Bolontiku maya, ya de por si esto debe ponernos a reflexionar que existe un conocimiento único y universal. Es la sabiduría azteca portentosa, pues a manera de mito, nos enseñanza grandes realidades. Enviado por: María Guadalupe Rodríguez Licea y Jenaro Ismael Reyes Tovar. Comisión cursos de gnosis por Internet. EL LIBRO DE LOS MUERTOS EGIPCIO. El Libro de los Muertos egipcio son textos iniciáticos muy secretos que solo aquellos adeptos que verdaderamente habían alcanzado ciertos grados de iniciación, tenían acceso al conocimiento oculto. Era una guía para que el difunto encontrara con facilidad el camino hacia la otra vida, conociendo los conjuros, sortilegios y los procesos por los que el fallecido debía pasar para alcanzar la inmortalidad. Este libro fue escrito cuando existían los grandes Hierofantes, los grandes Iniciados, cuando el Egipto de los Faraones era dirigido por Maestros. Entonces este libro era conocido como: “Manifestado en la luz” y con el tiempo conforme la humanidad se fue degenerando se perdió el propósito original de sus enseñanzas, quedando así solo creencias y costumbres al no saber interpretar correctamente su simbología. Estos textos egipcios son una recopilación de fórmulas encontradas en diferentes tumbas y se inscribían en rollos de papiro, en las vendas de lino de las momias, las paredes de las tumbas, los sarcófagos y los elementos del ajuar funerario del muerto. Sin ellas, la persona fallecida podía sufrir una segunda muerte que significaría su total aniquilación. En el Libro de los Muertos, los difuntos eran llevados ante la presencia del dios Osiris, deidad confinada en la Duat del inframundo (Duat era donde los espíritus de los fallecidos tenían que pasar por diversos procesos de purificación). El juicio de Osiris era el acontecimiento más importante y trascendental para el difunto. En la Duat el espíritu del fallecido era guiado por el dios Anubis ante el tribunal de Osiris. Anubis extraía mágicamente el Ib o corazón del muerto, que representa la conciencia y moralidad y lo depositaba sobre uno de los dos platillos de la balanza en la sala de Maat. El Ib era contrapesado con la pluma de Maat (símbolo de la verdad y la justicia universal), situada en el otro platillo. El iniciado debía recitar su “confesión negativa” ante los 42 jueces o Dioses que se encontraban en la sala de la doble Maat, ésta declaración significa todas las perfecciones que el adepto debe adquirir para liberarse de los cuatro cuerpos de pecado. El Dios Thot, actuando como escriba, anotaba los resultados y los entregaba a Osiris y quien al final del juicio dictaba sentencia. Es necesario hacer notar que solamente los que han muerto en sí mismos, los auténticos difuntos pueden realmente someterse a ésta terrible prueba del Papiro NU, pero antes, el difunto/iniciado debía pasar una serie de pruebas y si salía victorioso era llevado ante Osiris, Dios de los muertos. El Juicio de Osiris representado en el Papiro de Hunefer (1275 a. C.) Anubis, con cabeza de Chacal, pesa el corazón del escriba Hunefer contra la pluma de la verdad en la balanza de Maat. Thot, con cabeza de Anubis, anota el resultado. Si su corazón es más ligero que la pluma, al difunto se le permite pasar a la otra vida. Si no es así, es devorado por la expectante criatura quimérica Ammyt, compuesta por partes de cocodrilo, león e hipopótamo. Era el sacerdote quien recitaba las primeras fórmulas del Libro durante la ceremonia funeraria cuando se trasladaba el sarcófago a la tumba. Una vez allí, se practicaban rituales para revitalizar los sentidos, entre los que se contaba el de la apertura de la boca, por el que se abrían mágicamente los ojos, las orejas, la nariz y la boca del difunto, quien, una vez recuperados los sentidos, emprendía su viaje por el más allá. Para los egipcios éste era un momento de esperanza, como se expresa en la fórmula nueve del Libro de los Muertos, que los egipcios llamaban “Libro para la salida al día” o Manifestado en la Luz”: «He abierto los caminos que están en el cielo y en la tierra, porque soy el bien amado de mi padre Osiris. Soy noble, soy un espíritu, estoy bien pertrechado. ¡Oh, vosotros, todos los dioses y todos los espíritus, preparad un camino para mí!». Había sortilegios destinados a que el “Ba” (la fuerza anímica) se encontrase con su “Ka” (fuerza vital que permanecía con su momia), para integrase con el “Aj” (fuerza espiritual sobrenatural del fallecido) y se unieran a Ra (El Logos Solar), para que en el viaje por el cielo en su barca solar le ayudara a luchar contra Apep ó Apofis (serpiente gigantesca maléfica). Además de la unión con los dioses, este libro también describe a los muertos vivientes en el «Campo de Juncos», una versión paradisíaca, abundante y exuberante del Egipto real, en la que había campos, cosechas, ríos, animales y gente. Al fallecido se le veía encontrándose con la gran enéada (un grupo de 9 dioses, de tres en tres), así como con sus propios parientes. Según las creencias egipcias, un efecto de la muerte psicológica, era la desintegración de los kheperu, o cuerpos lunares, por lo que los rituales funerarios servían para reintegrar los diferentes aspectos del ser. La momificación preservaba y transformaba el cuerpo físico en un sah, una forma idealizada con aspectos divinos. El Libro de los Muertos contiene sortilegios destinados a resguardar el cuerpo del fallecido y muchos de ellos debían ser recitados durante el proceso de momificación. El corazón, considerado como aspecto del ser con inteligencia y memoria, también era protegido con sortilegios, y si se daba el caso de que el corazón físico hubiera resultado dañado, era común enterrar escarabeos enjoyados (talismanes que son símbolo del alma), junto al cuerpo para servir como su remplazo. El ka, permanecía en la tumba con el cuerpo muerto y requería el sustento de las ofrendas de comida, agua o incienso. En el caso de que los sacerdotes o los familiares no incluyeran estas ofrendas, el sortilegio 105 aseguraba la satisfacción del ka. El nombre del fallecido, que constituía su individualidad, era requerido para su existencia continua, y escrito en varios lugares a lo largo del libro y el sortilegio 25 se cercioraba de que el difunto recordaba su propio nombre. El ba era representado como un ave con cabeza humana, la que podía «salir al día» desde la tumba. Los sortilegios 61 y 89 actuaban para preservarlo. Finalmente, la sombra del difunto era salvaguardada por los encantamientos 91, 92 y 188. Si todos estos aspectos del muerto se preservaban, saciaban y recordaban de distintas maneras, entonces el difunto podía vivir en la forma de un Aj, un espíritu bendecido con poderes mágicos que podía morar entre los dioses. El Libro de los Muertos termina con la siguiente indicación la cual nos confirma que a los textos sagrados egipcios tenían acceso personas que habían acreditado, a través de un procedimientos adecuado de iniciación, ser dignas plenamente de adquirir esos conocimientos: "Lee este Libro de modo que ningún hombre lo vea, con excepción de tu verdadero amigo íntimo y del sacerdote-lector que esté contigo, comportándote de manera que ningún otro rostro lo vea, ni siquiera un sirviente venido de fuera... Este Libro es una cosa verdaderamente muy secreta; no debes permitir que las gentes de condición inferior (lo) conozcan en cualquier lugar donde estés y no permitas (que lo conozcan) los habladores (ni ninguna otra persona), excepto tú y tu verdadero amigo íntimo." Enviado por Nelly López Villa. Instructora en Hermosillo, Sonora FILOSOFÍA HINDÚ SOBRE LA MUERTE. Estimados lectores de nuestra revista gnóstica, ahora me voy a referir al tema relacionado a los misterios de la muerte en la mitología hindú. Cuanto más estudiamos a las antiguas civilizaciones, nos damos cuenta de que todas ellas rindieron culto a la muerte. El tema de la muerte ha sido desde siempre motivo de culto, veneración y tradición en todas las latitudes del mundo y la antigua civilización hindú no es la excepción a la regla, en la Ciudad de Calcuta (Bengala, India) podemos encontrar templos erigidos a la Diosa Kali, misma que representa a la Diosa de la muerte entre los hindúes. La religión hindú es una de las más importantes del mundo y es practicada principalmente por la gente de la India y Nepal, la visión que tienen sobre el tema de la muerte es muy similar a la del budismo en el sentido de que la pérdida del cuerpo físico no es el final de la vida, sino que representa el renacimiento; es decir, el regreso de nuestra alma a una nueva matriz para retomar un nuevo organismo humano. Llegando a este punto de nuestra exposición, he de aclarar que nosotros tan solo tenemos un escaso tres por ciento de conciencia o de alma y el resto está embotellada por los distintos errores psicológicos o pecados capitales de la terminología cristiana. De acuerdo a las leyes cósmicas de la naturaleza, el retorno del embrión del alma puede ser en otro cuerpo humano o en el de un animal, debemos recordar que así como existe la ley de la evolución de la naturaleza, también tenemos la ley de la involución, esto nos viene a recordar al arcano 10 del tarot egipcio, la Transmigración de las almas, explicada por el Señor Krisna. El alma transmigra de un cuerpo a otro y cuando alguien muere, el alma abandona el cuerpo físico inerte. El espíritu no nace ni muere; Cuerpo, alma y espíritu no son lo mismo y la Ley del karma determinará de acuerdo a nuestra conducta, si después de la muerte merecemos unas vacaciones en los mundos superiores, si retornamos de forma mediata o inmediata o si ingresamos en las infra-dimensiones de la naturaleza. El señor Buda tiene en su collar 108 cuentas, de acuerdo a la filosofía hindú, esas cuentas representan a las 108 existencias o cuerpos físicos que se nos asignan una vez que hemos logrado por ley de evolución el estado humano, pero si no logramos el despertar de nuestra conciencia o la maestría en el trabajo espiritual, entonces la ley de la involución atrapa a nuestra esencia embotellada en el error y la arrastra por estados involutivos. Cada vez que retornamos en un nuevo cuerpo físico es con el fin de lograr el desarrollo espiritual mediante oportunidades que la gran Ley nos brinda. Siempre habrán momentos en nuestra vida en los cuales se nos requiera ayuda personal o material para nuestros seres queridos, amigos o conocidos y que estaremos en posibilidad de ayudar poniendo a prueba nuestro desinterés y amor a nuestros semejantes; pero si no hacemos el bien pudiéndolo hacer, caemos en el egoísmo y esto nos estanca irremediablemente en nuestro avance espiritual. Relámpagos luminosos de nuestra conciencia centellean en nuestros mundos internos mediante la fuerza del amor y del sacrificio. Los grandes maestros de la humanidad llegaron a la iluminación plena gracias a la fuerza del amor y del sacrificio. En estos instantes me viene a la memoria la historia del maestro Buda, quien viviera hace poco más de 2500 años en la india, afirma la historia que siendo príncipe estaba rodeado de riquezas y lujos, nunca salía del palacio, estaba rodeado por hombres y mujeres jóvenes, sin embargo un día quiso conocer como era el mundo más allá de su palacio, valiéndose de un sirviente de confianza salió a hurtadillas, entonces descubrió la pobreza, el hambre, la enfermedad, la vejez y la muerte, renunció a su esposa Yasodhara, a su principado, a su palacio y a toda clase de lujos y riquezas. Sintió la íntima necesidad de descubrir las causas del dolor y del sufrimiento, liberarse de ellas; se puso a meditar bajo la sombra de un árbol y a realizar grandes ayunos; con su sistema de meditación llegó a la iluminación y revolucionó la mística y la filosofía hindú en su momento y el maestro Budha dio a conocer las cuatro nobles verdades. Después de cada ciclo de 108 existencias y de acuerdo con las Leyes de tiempo, espacio y movimiento, gira inevitablemente la Rueda del Arcano 10 del Tarot; entonces resulta palmario y manifiesto que las oleadas de vida involucionando descienden en el interior del organismo planetario para re-ascender evolutivamente más tarde... Nos dice el Bhagavad Guita: “Al dejar el cuerpo tomando el sendero del fuego, de la luz, del día, de la quincena luminosa de la luna y de solsticio septentrional, los conocedores de Brahman van a Brahman” (Cap. ocho. Vers. 24). “El yogui que al morir va por el sendero del humo, de la quincena oscura de la luna y del solsticio meridional, llega a la esfera lunar y luego renace” (Vers. 25). De acuerdo a los Vedas, hay dos formas de dejar este mundo, una en la luz y otra en la oscuridad, cuando se sale de la luz no se regresa; pero cuando sale en la oscuridad, si se regresa. Estos dos senderos, el luminoso y el oscuro son considerados permanentes, por el primero se emancipa y por el segundo se renace. Brahman es el espíritu impersonal, omnisciente y omnipenetrante, de donde emana nuestro Ser interior, el Ser no nace ni muere, ni se reencarna, no tiene origen, es eterno, inmutable, el primero de todos y no muere cuando el cuerpo físico sucumbe. El Ego nace, retorna incesantemente a tomar nuevos cuerpos, pero esos elementos psicológicos indeseables deben morir para que renazca nuestra consciencia, para que resplandezca y nos ilumine, aquellos que han disuelto el ego, fabricado sus cuerpos solares y se han sacrificado por la humanidad, al dejar el cuerpo físico con la muerte, toman el sendero luminoso de la luna y del solsticio septentrional, ellos han encarnado al Ser, conocen a Brahman (el padre que esté en secreto). Para los hindúes el cuerpo físico es algo transitorio y efímero, al morir viene una separación del cuerpo, alma y espíritu, en donde el cuerpo material se desintegra de alguna manera, mientras tanto el alma busca su liberación y el espíritu quedará en las dimensiones superiores, donde moran los dioses. Los budistas consideran al deseo como la raíz del sufrimiento y aquellos que logren erradicar el deseo entrarán a la dicha del Nirvana, de lo contrario, al morir, ingresarán al Naraka (mundos Infiernos) compuesto por múltiples esferas o niveles donde las almas se van purificando al desintegrarse los defectos, el trabajo que no pudimos realizar en forma consciente y voluntaria, lo hace el tercer aspecto de la Divina Madre, representado por la Diosa Kali, quien tiene el poder de destruir y aniquilar al ego, en estas regiones infra-dimensionales. Enviado por Instructor: Virgilio Cuautle Roldán. Nochistlán de Mejía, Zac. Arcano Nº 68 La Especulación AM: El Principio de laboriosidad dirigida. AT: “Vean tus ojos sin temor, y tus manos con Amor”. AV: Mercurio. Letra: LL. Nº 5 EG: Invierta ya; no derroche; cuide sus ingresos contra la codicia de un falso amigo. D: Trabajo inteligente; aprendizaje provechoso; abundancia de bienes materiales; generosidad, liberalidad; noticia favorable sobre asuntos monetarios; cálculo acertado en lo que se emprende. R: Pérdida de utilidades; prósperas ganancias se evaporan; amigos interesados sólo ayudan a confundir. “Muchas teorías se han escrito y se seguirán escribiendo, mucho es lo que se ha dicho y lo que se seguirá diciendo, pero la gente sigue como siempre en la ignorancia: Nadie sabe nada sobre sí mismo. Conocemos grandes intelectuales, lumbreras del saber, eruditos, pero, sobre sí mismos, nada saben. Estamos aquí, precisamente, para tratar de inquirir, de buscar, de indagar, tratar de explorar el enigma maravilloso de sí mismos.”. Samael Aun Weor. La especulación, tiene varios significados: En el campo intelectual se toma a veces sólo como teoría en oposición a la práctica, como un examen o estudio teórico, aunque en su sentido más profundo es meditar, inquirir, indagar, etc. En el campo del comercio significa hacer operaciones comerciales para procurar ganancias, muchas veces de forma negativa. En la sabiduría de los Arcanos y tal y como muestran los símbolos de la carta, es obtener los frutos del trabajo esotérico, del trabajo fecundo y creador, y para ello debemos laborar en la Gran Obra, en la que precisamente, hay que meditar, inquirir, indagar, aquilatar, acrisolar, etc., en otras palabras, especular en su sentido positivo; examinarnos o estudiarnos psicoanalíticamente a nosotros mismos y también a todo cuanto nos enseñan los Arcanos. Si sumamos cabalísticamente el número de este Arcano (6 + 8 = 14), obtenemos el Arcano de "La Temperancia", y si lo volvemos a sumar (1 + 4 = 5), nos da "El Jerarca", la Ley del Equilibrio o Ley de la Balanza. Esto significa que no podremos convertirnos en investigadores idóneos de sí mismos y del universo que nos rodea y del cual formamos parte sin poner en práctica la sabiduría de los Arcanos 14 y 5, o sea que, para poder realizar conscientemente cualquier tipo de especulación necesitamos ser temperantes: Sobrios, parcos, mesurados, vale decir, equilibrados, siempre fieles a la ley de la Balanza. Lamentable e infortunadamente, debido al evidente desequilibrio de los 5 centros inferiores de la máquina humana, la especulación consciente ha sido suplantada por la especulación egoica, sobre todo por la que emerge del centro intelectual, controlado por millares de yoes-pensadores, por multiplicidad de agregados psíquicos, que de momento en momento utilizan abusivamente ese centro capital. Mercurio, el planeta amarillo de la ciencia pura o ciencia objetiva del Ser, regentado por el Logos Raphael como asociación astrológica de este Arcano menor, nos está indicando que nuestras especulaciones (léase meditaciones, reflexiones y prácticas esotéricas en general) deben llevar la impronta de la exactitud científica, que "debemos ser matemáticos en la investigación y exigentes en la expresión"... Cabe aquí señalar, como métodos especulativos del gnosticismo científico revolucionario, las prácticas de meditación y el desdoblamiento astral, positivo y consciente. Veamos lo que nos dice el Maestro Samael con respecto a este estudio e investigación de sí mismos: ¿De qué serviría vivir sin saber quiénes somos? ¿De qué serviría existir por existir? La vida a la larga se volvería rutinaria, cansona. Ha llegado la hora, pues, de auto-explorarnos para conocernos a sí mismos, tal cual somos. Muchas teorías se han escrito y se seguirán escribiendo, mucho es lo que se ha dicho y lo que se seguirá diciendo, pero la gente sigue como siempre en la ignorancia: Nadie sabe nada sobre sí mismo. Conocemos grandes intelectuales, lumbreras del saber, eruditos, pero, sobre sí mismos, nada saben. Mucho, en realidad de verdad, es lo que se opina y poco lo que de verdad se sabe. Estamos aquí, precisamente, para tratar de inquirir, de buscar, de indagar, tratar de explorar el enigma maravilloso de sí mismos. ¿Quiénes somos? ¿Por qué existimos? ¿Dónde estábamos antes de nacer? ¿Qué es lo que nos aguarda más allá del sepulcro? ¡Enigmas!... Net o Bat, la abeja, la laboriosidad: El Departamento Elemental del Azafrán, está íntimamente relacionado con el trabajo laborioso. Todo Apostolado (y por ende los 3 factores de la evolución de la Consciencia), están íntimamente relacionado con la magia elemental del azafrán. “El Azafrán está íntimamente relacionado con los grandes Apóstoles del arte, con los Beethoven, Mozart, Berliotz, Wagner, Bach, etc. El planeta del Azafrán es Venus, la Estrella del Amor. El trabajo de un Apóstol de la Luz, el trabajo del hombre que lucha por el pan de cada día, y el laborioso trabajo de las minúsculas abejas, es inmensamente sagrado, y está íntimamente Azafrán. Ninguna forma de trabajo honrado, por humilde que sea, puede ser jamás despreciada, porque el trabajo, en todas sus formas está íntimamente relacionado con las jerarquías cósmicas relacionadas con este Departamento Elemental del Azafrán. En todo trabajo, por minúsculo que sea, hay alegrías, hay tristezas, hay tragedias morales profundas, que deben invitarnos a comprender la grandeza sublime del trabajo, tanto en la especie humana, en el insecto insignificante como en el Apóstol que labora en beneficio de la humanidad. El Azafrán y las abejas, simbolizan el trabajo, y ambos están gobernados por el planeta Venus. Aunque el Axioma lo analizaremos más adelante, lo anteriormente dicho explica, en parte, lo que señala el Axioma en relación con el amor. Letra hebrea Vau: Vau: Quiere decir “Clavo, Gancho”. El vocablo denota “causa operante directora, efusión luminosa”, representa el principio del verbo actuando en cada ser. Es la belleza, la atracción. Despierta en el ser humano aptitud para determinar la conducta. (Estudiada en Arcano 6, 24, y 46). Fonograma egipcio: Esta es la víbora cornuda o también el caracol, símbolo de la letra “F” y también la “V”, símbolos del Lingam-Yoni, del fuego-agua, emblemas del poder generador y creador del hombre y del universo. Los cuernos representan los grados de la razón objetiva. (Estudiado en Arcano 6, 24, 46) El símbolo alquimista: En la Escritura Pasaje del Río aparece representando a la misma letra Hebrea Vau. Como símbolo alquimista no lo hemos conseguido exactamente, pero hay signos parecidos relacionados con el Mercurio, la Sublimación, el Día y el Nº 10, los cuales todos podrían muy bien ser su significación. Letra ll: Se relaciona con el número 14 y el planeta Mercurio. Está simbolizada por un ESCRIBA. Planeta regente: Mercurio como planeta astrológico, se dice que “es más misterioso que el propio Venus”. Rafael, el gran sanador universal, es el rector de Mercurio. Mercurio es, pues, el áureo planeta esotérico, el inefable, a quienes los austeros y sublimes Hierofantes prohibían nombrar. Recordad que el emperador Juliano oraba todas las noches al sol oculto por la intercesión de mercurio. Con justa razón dice Vossius: «Todos los Teólogos aseguran que Mercurio y el sol son uno.» Por algo fue considerado como el más elocuente y sabio de los dioses, lo cual no es de extrañar, pues Mercurio se halla tan cerca de la sabiduría y de la palabra (del verbo, del Logos), que con ambas fue confundido. Cualidad o virtud: La laboriosidad, el amor, la sinceridad, la valentía. El defecto: La pereza, el odio, la insinceridad, el miedo, el temor. Prueba iniciática: La calificación de las iniciaciones. El camino iniciático es la vía de la perfección; las pruebas iniciáticas tienen por objeto calibrar la calidad ética del Adepto, de buscar que éste se perfeccione mediante la eliminación del ego y de allí la importancia de especular (de reflexionar, de meditar) en todo cuanto aquí estamos consignando, en relación con la sabiduría contenida en los Arcanos menores. Necesitamos nosotros establecernos en el reino del amor, pero no podríamos hacerlo si no fuésemos dueños de nuestros propios procesos psicológicos. El temor nos incapacita para amar. Uno tiene que acabar con el yo del temor. En el umbral del Templo debemos dejar el temor. Más, desgraciadamente, hay distintas clases de temores... Samael Aun Weor Axioma trascendente: “Vean tus ojos sin temor, y tus manos con amor”. "Donde hay Amor no hay temor", expresan los Maestros Gnósticos, y luego añaden: "El que teme, es porque todavía no está afianzado en el Reino del Amor"... El Yo del Miedo es el peor enemigo del Alma, nos convierte en personas falsas, faltas de sinceridad, mentirosas y por lo tanto empíricas, dadas a las especulaciones de tipo subjetivo, a la charlatanería o conversación insubstancial y ambigua, tanto en el terreno científico, como en el religioso, el artístico o el filosófico. Los "ojos que ven con temor" no pueden nunca percibir la realidad, no pueden observar con objetividad científica, y asimismo, "las manos que no mueve el amor" son proclives al robo, a causar daño con la especulación de tipo comercial, a traficar y especular con el alimento de las criaturas, etc., y a vender, incluso, los Sacramentos. “Es necesario amar a nuestros semejantes, pero el Amor hay que demostrarlo con hechos concretos, claros y definitivos. No basta decir que amamos a nuestros semejantes, no; hay que demostrarlo con hechos, hay que estar dispuestos a subir al ara del Supremo Sacrificio por la Humanidad, hay que levantar la Antorcha de la Sabiduría, para iluminar el camino de otros, hay que estar dispuesto a dar hasta la última gota de sangre por todos nuestros semejantes, con Amor verdadero, desinteresado, puro... De manera que el 3er Factor de la Revolución de la Conciencia es el del Sacrificio por nuestros Semejantes. Nacer, Morir y Sacrificarnos por la Humanidad, son los 3 Factores que nos convierten a nosotros en verdaderos hombres y mujeres. .Elemento de predicción: Promete: Trabajo inteligente, aprendizaje provechoso, abundancia de bienes materiales, generosidad, liberalidad, noticias favorables sobre asuntos monetarios, cálculo acertado en lo que se emprende. Articulo adaptado de Cesar Owen. España. 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