La Música Clásica El universo visible e invisible, es música. Vibra en notas y escalas musicales, desde las dimensiones superiores de la naturaleza, conocidas como nirvana, cielos; hasta los reinos sumergidos que se corresponden con lo que en las religiones llaman infierno, averno, Hades. La física moderna, estudiando las partículas más pequeñas que un electrón, y tratando de encontrar una teoría matemática que explique la totalidad de fenómenos, pregona que el universo entero está constituido por cuerdas Sería un infinito de cuerdas entrelazadas formando una sola unidad, cuerdas que comprenden la energía, la materia; pero que vibran. Vibran de tal forma, que dan existencia a múltiples dimensiones, aun siendo un filamento. Producen notas musicales en todas las escalas en toda la extensión de la creación. Son cordeles de energía, vibración, dan origen a lo que conocemos como materia, todo lo que se esconde tras la idea de antimateria y energía oscura y que palpamos con nuestros limitados sentidos como “realidad” Lo que aún desconocen los científicos, es que además de energía – onda, también generan la conciencia. Cada partícula subatómica, cada cuerda, tendrían su propia nota de vibración, su escala musical, lo que determinaría la existencia de un árbol, un sol y las dimensiones que no podemos percibir con los sentidos. El ser humano, el animal intelectual en su constitución neurológica, alberga partes primitivas que corresponden a los cerebros reptiliano y de mamífero, como recalca el maestro Samael en “Educación Fundamental”. Hay música en los cielos, hay música en el infierno, hay música en nuestro interior psicológico. La naturaleza canta, es sinfonía universal. Las regiones cerebrales primitivas se estimulan con ritmos tribales, percutorios y repetitivos en una suerte de sonsonete que exalta un falso sentimiento de alegría, de potencia, de vanidad. Producen una emoción de exaltación y de euforia que puede conducir a los hombres, merced al mismo instinto gregario, a cometer atrocidades increíbles y que lo vuelven sumiso en fanatismo. Lo saben muy bien quienes dirigen a los pueblos hacia las guerras cantando hacia la muerte. Es notorio que la mayoría de los artistas “modernos” en sus inicios, tenían una clara fisonomía masculina, claramente de un varón. Sin embargo, se percataron que aun produciendo estos ritmos tribales no lograban el éxito comercial esperado. Pronto descubrieron a través de institutos dedicados al estudio de la psicología de las masas, que ese tono monótono y reiterando asociado con un aspecto femenino y ambiguo de los “artistas” lograba un impacto enorme entre las masas, logrando así el ansiado éxito económico. Surgieron icónicos grupos de rock, con artistas de quienes por su aspecto no se sabe si son hombres o mujeres muy mal maquilladas. Vivimos ahora el extremo de estadios llenos de multitudes, para ver algún artista balbuceando – literalmente – un sonsonete vulgar, obsceno e insoportable. Cuando la edad media se hallaba en declive, inició en occidente el surgimiento de la música clásica, asociada por supuesto, con contenidos religiosos; pero, sobre todo, con la consternación del hombre ante su propia existencia. Completamente opuesta a la música decadente que estimula al yo y las bajas pasiones, la música clásica estimula los centros emocional e intelectual, superiores del hombre. Se perfecciona la música clásica desde el renacimiento hasta finales del siglo XX y continúa en nuestros días, caracterizada por la armonía, la complejidad, la rigurosidad en la ejecución. Pero particularmente por la temática sobre el amor, la creación, el papel de la existencia del hombre en el universo, su relación con Dios. Se le ha llamado “música de las esferas” porque a través de los grandes maestros e iniciados, ha sido posible transcribir el movimiento de las galaxias y soles, en notas musicales que ellos supieron percibir con un oído más allá del mundano sentido. El movimiento caótico de las partículas subatómicas, las orbitas de los electrones, el canto de los ángeles mismos en adoración al altísimo se plasma en las obras de Beethoven, Mozart, Chopin, Wagner… maestros iniciados destinados por la logia blanca, para ofrecer a la humanidad un género musical que asiste al hombre en su redención y camino de regreso al absoluto. Resuena en sintonía armónica con lo más altivo del hombre, lleva al éxtasis místico, lo impulsa altivo en su búsqueda del superhombre. Escuchamos al universo en expansión, al nacimiento y muerte de una estrella; al movimiento caótico, fantasmal e incomprensible de los átomos, todo haciendo música, vibrando en estas cuerdas sutiles que lo componen todo y que se plasma en la música clásica. En la medida en que nuestra psicología se libere de la lujuria, de la vanidad, la prepotencia, la codicia, la ambición, y de todos nuestros complejos psicológicos que se aferran al miedo y al terror, podremos sumergirnos en una composición clásica a través de la imaginación creadora percibiendo nuestro papel en la existencia, el anhelo espiritual de liberarnos de la vida condicionada, mecánica, de dejar nuestra propia animalidad. Es nuestra tarea sacar a los mercaderes del templo, todas esas estructuras psicológicas que constituyen al yo múltiple, al mí mismo, que se identifican con estados pasionales, de rancio romanticismo, de auto exaltación salvaje. Ritmo, melodía, métrica, rigurosidad en la ejecución, la participación de muchísimos instrumentos musicales nos evoca a la creación, al universo ordenándose, al hombre aspirando a ser de nuevo ángel. Enviado por: Rafael Peralta. El Salvador. Los cinco Sentidos, Abraham Bosse, 1635 Concierto, Nicolas Tournier, 1630Ángeles haciendo música, Peter Paul Rubens, 1628 El Réquiem de Mozart Entre las obras de este magnífico Maestro de la Música no podíamos dejar de mencionar: el Réquiem, que es una pieza musical muy interesante de estudiar. Cabe destacar que esta obra fue la última que realizó Mozart. En el argot musical, es básicamente una composición que se canta con el texto litúrgico de una misa para difuntos, podemos inferir de esto que es una pieza musical muy solemne y melancólica que acompaña el dolor de los familiares que han sufrido la pérdida de un ser querido. El Réquiem se compone de diferentes secciones tanto en sentido musical como en el sentido litúrgico. Introito, Kyrie, Gradual, Tracto, Sequentia (o Dies Irae), Ofertorio, Sanctus, Agnus Dei y Comunión. Aunque estas pueden variar según el compositor o el estilo de la composición. Estas secciones incluyen partes vocales y orquestales muy variadas en su estilo y duración. Introito (entrada): Comienza la Misa de Réquiem, usualmente con la frase "Réquiem aeternum" (Dales el descanso eterno). Kyrie (señor): Un canto de súplica, generalmente a continuación del Introito. Graduale: Un canto que se lee durante la Misa, generalmente después del Kyrie. Tracto: Una sección que sigue al Graduale, a menudo con un carácter más reflexivo. Sequentia (Dies Irae): Una secuencia de poemas en latín que describen el juicio final, un momento clave de la Misa de Réquiem. Ofertorio: La sección en la que se ofrecen el pan y el vino, que luego se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo. Sanctus: Una alabanza a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Agnus Dei: Una súplica por la paz y el perdón, a menudo con un tono más suave que el Dies Irae. Comunión: La sección final, donde los fieles reciben la Eucaristía.  El Maestro Samael no dice: “La música viene de los mundos superiores y tiene el poder de despertar la conciencia en los mundos superiores y es el verbo de Dios.” Al escuchar esta imponente melodía de este Maestro nos damos cuenta que, en ella plasmó una sabiduría muy profunda y que puede ser interpretada con diferentes niveles de profundidad, con un coro de voces entrelazadas comienza el coro pidiendo el eterno descanso del difunto (Réquiem Aeternam), esto se podría interpretar de forma literal, al referirnos a las tradiciones y creencias comunes de que una persona vive, muere y se integra al cielo o paraíso. Sin embargo, sabiendo que Mozart era un maestro y tenía un conocimiento más profundo de la muerte, debemos nosotros encontrar el profundo mensaje que plasmó en esta obra, el eterno descanso es el retorno a las entrañas del mundo inefable del Padre, el regreso, cuando ya hemos muerto en nosotros mismos, cuando el ego ha sido eliminado. La frase “que la luz perpetua le ilumine,” se refiere a ese momento cuando ya se ha logrado liberar a la conciencia, entonces se podría percibir esta luz. Así nos va llevando Mozart con sus deliciosas melodías llenas de melancolía por el duelo de la muerte física, pero con mensajes que nos refieren a un conocimiento superior. Cabe destacar que este “Réquiem” fue su última obra, y que la compuso después de su obra maestra “La flauta mágica” donde es innegable un conocimiento profundo esotérico. En el libro “el Bardo Todol” o “libro de los muertos” tibetano se pide que la persona que ha desencarnado sea iluminada con la luz de la conciencia, que despierte su conciencia. Por lo tanto en esta obra nos habla también de esta iluminación, de nuestra misión en el mundo, la importante misión de eliminar lo negativo que cargamos dentro, es evidente que esta melodía puede usarse para el momento de despedir a un ser querido que ha dejado este plano físico, pero es también indudable que el “réquiem” también nos lleva a la muerte de nuestros agregados psicológicos, ese momento del día que es el más importante, pues con eso estamos nosotros dando pasos seguros a la iluminación. No podríamos de ninguna manera hacer este trabajo solos, necesitamos la guía y la fuerza de algo superior, por eso en el “Kyrie” pedimos ayuda al Padre, sabemos que si seguimos por el camino del error solo nos espera el fracaso, por lo tanto, escuchando la siguiente parte del Réquiem, “Sequentia” nos habla de la ley, nos estremece con la fuerza, las notas musicales que transmiten directamente al centro emocional superior, el arrepentimiento que debemos sentir al poner al ego en juicio. El momento en que se pone a juicio al desencarnado. Arrepentimiento que se encuentra a base de profundas meditaciones, trabajo profundo en la comprensión de nuestros errores En el “ofertorum”, nos ponemos en suplica de la ayuda del cristo, cuya fuerza elimina el ego de raíz, nos preparamos poco a poco para que el Cristo nos ayude. Para que se logre el milagro de la manifestación del Cristo en el corazón del hombre. El alma suplicante ante Jesús el Cristo, la rima y la métrica de esta melodía, de este movimiento, el Maestro Mozart también utiliza las matemáticas sagradas, usando los números de sus versos y métricas tienen magistralmente un mensaje oculto. El “Sanctus”, el coro que alaba a esa divina potestad al Dios de las fuerzas celestiales y da el reconocimiento de su grandeza, además hace una súplica para la liberación del alma. Así mismo en la muerte del yo debemos suplicar y rogar para que seamos asistidos, ayudados en la destrucción del agregado. Siguiendo con estos movimientos llegamos al Agnus Dei, pidiendo el eterno descanso del alma del desencarnado, ciertamente suplicamos la ayuda divina para que haya fuerza en nuestro trabajo interior. La parte final del réquiem de Mozart nos recuerda la comunión, se pide la iluminación, se pide la luz para iluminar al alma que ha dejado el cuerpo físico, que ha dejado el plano terrenal y que ahora según las tradiciones se integra a la gloria, al cielo. En nuestro trabajo interior, debemos llevar esa práctica de la disolución del ego a profundidad, para que algún día podamos ser dignos de recibir esa luz, la luz de una conciencia libre del agregado psicológico, que las oscuras presencias del ego, sean destruidas para permitir la libración de la conciencia, la liberación de la luz, y entonces podamos nosotros ser iluminados, liberar las virtudes y algún día poseer nuestras almas. Mozart deja este mundo en 1794, dejando inconclusa esta obra, Mozart dejó completo la Introducción y había redactado gran parte de los 5 primeros movimientos de la Secuencia (del “Dies irae” al “Confutatis”), además de 8 compases del sexto movimiento, “Lacrimosa”. También dejó bosquejos avanzados del “ofertorio”. Süssmayr añadió el trombón del Tuba mirum, escribió el “Sanctus”, el “Benedictus” y el “Agnus” basándose en los esbozos e ideas de Mozart. Finalmente, repitió la fuga del “Kyrie”, algo que no era muy raro (como se ve en la Misa de la Coronación). Día de lágrimas aquél en que resurja del polvo para ser juzgado el hombre reo. Perdónale pues, Dios. Piadoso Jesús, Señor, dales el descanso. Amén. (Fragmento de la letra de Lacrimosa) Ma de Guadalupe Ortiz Mozart, Johann Nepomuk Della Croce, 1780 La muerte de Mozart, Henry Nelson O ‘Neil, 1860 La Novena Sinfonía de Beethoven «Las nueve sinfonías de Beethoven, y muchas otras grandes composiciones clásicas nos elevan a los mundos superiores». [Samael Aun Weor]. La obra maestra de Beethoven sin duda alguna es este canto a la Fraternidad Universal; el mensaje aquí descrito no debe quedarse en bonitas palabras que se las lleve el viento, deben convertirse en realidades concretas, en cambios palpables en nuestra forma de ser, de actuar, de pensar y de sentir. Friedrich Von Schiller coloca letras sublimes que unidas a sonidos mágicos que pone Beethoven, hacen de esta pieza algo inigualable, una combinación única con un mensaje donde se reúne esoterismo profundo, arte, filosofía, ciencia y la espiritualidad trascendente. El que sea precisamente la Novena Sinfonía de acuerdo con la cábala le da una enseñanza que no debemos dejar de escapar; el nueve es generación, genialidad, generosidad, iniciación o camino a la sabiduría, el trabajo transmutando las energías creadoras. “Freude” del alemán es alegría, sin embargo, es también placer o gozo; interpretado por el insigne escritor español Don Mario Roso de Luna como “voluptuosidad”, lo cual encaja perfectamente con el simbolismo cabalístico. Todavía más, en la oda sublime, dice que “Freude” (alegría o voluptuosidad) es la hija del Elíseo o Elysium (los campos Elíseos), la cuarta dimensión o Edén, cuyo significado es sorprendentemente el mismo ("Edén" = "delicia" o "placer"). Entonces todo el texto toma sentido, se aclara lo descrito, pues encajan entonces todas las palabras y hasta el número de la sinfonía. Como si nos quitaran una venda de los ojos, ahora comprendemos el por qué Don Mario Roso nos traduce la primera parte así: «Oh voluptuosidad, la más bella refulgencia divina, hija del Elíseo». «Ebrios de emoción osamos penetrar en tu santuario cantando: - Tu mágico efluvio anuda los santos lazos que el trato social, despiadado y cruel, osara romper un día...». Y tenemos un doble mensaje, sin que se contradiga uno al otro; el de la fraternidad universal, el amor a la humanidad, tratar de sentir y pensar lo que el prójimo piensa y siente, sentir como nuestros, los pesares, problemas y necesidades de los demás y hacer algo para remediarlos. Por otro lado, es el descubrir que en los encantos de los misterios del amor se encuentra la mejor forma de unirse a la divinidad, que en la sabia mezcla de los magnetismos femenino y masculino se haya la clave de todo poder. «¡Todos los hombres son hermanos; todos son UNO bajo tu égida protectora!». «Y el coro contesta: Miríadas de miríadas de seres que pobláis el mundo y pobláis sin duda los cielos sin límites: facetas innúmeras de un solo, único e inconmensurable Logos, yo os estrecho contra mi corazón». Esta frase parece sacada de los textos sagrados más antiguos de la humanidad; como el de los Vedas de la India milenaria, el Popol Vuh maya, los Eddas escandinavos y decenas de libros más. Es la más alta de las filosofías, el de sentirse todos como partículas infinitesimales de un solo ser, sin distinción alguna, que podríamos sintetizar en el mantram: Om Masi Padme Yom (escrito como Om Mani Padme Jum) que una de sus interpretaciones sería: “Tú estás en mí, yo estoy en ti”. Somos como una simple gota de agua, que al lanzarse a un gran océano de la vida universal se pierde, se disuelve, pero al final esa gota es el océano mismo. Y nos permite ver que en el fondo todos somos parte de lo mismo, que no hay diferencia alguna, que al final de los tiempos todos seremos uno. Es decir, que más allá de una creencia o un pensamiento bonito, el de que somos hermanos, parte de una gran familia es una tremenda realidad. «¡Un inmenso abrazo para el Universo entero!: ¡Hermanos, hermanos míos, alegraos, todo se une y todo conspira al Santo Misterio, y aquí en nuestro Ser y allá y doquiera tras la bóveda estrellada un Padre-Madre amante nos cobija a todos!». Hermosos misterios encerrados en este himno, que no dejan de sorprendernos; primeramente, porque nos refiere a que tenemos una chispa inmortal emanada de Dios y que es el Santo Misterio, nuestro Ser o espíritu, del cual emanamos y nuestra tarea es regresar a él. Pero, en esta traducción en forma matemática y exacta nos muestra que esas partes divinas son Padre y Madre; sabiduría y amor; severidad y dulzura; verdad y comprensión. Las enseñanzas de los grandes maestros no tienen límites ni orillas; cada vez que las estudiemos a la luz de la gnosis, veremos que son tan profundas como los océanos del mundo, tan infinitas como el universo mismo. Sintiéndonos uno con los demás y como una chispa emanada de esa gran hoguera de la divinidad, escuchemos con infinita devoción y emoción positiva esa magistral obra de Beethoven, con el fin de inspirarnos y penetrar un poco en sus misterios. Jenaro Ismael Reyes Tovar Beethoven, Joseph Karl Stieler, 1820 Fantasía para piano, coro y orquesta (Óp. 80). Beethoven. El sendero de la inspiración es parte del camino que nos puede conducir a la verdad y encontramos en la música de Beethoven herramientas muy poderosas para transitar por él. Ya todos conocemos la magistral obra de la Quinta Sinfonía con sus memorables sonidos que nos llevan emocionalmente a místicos lugares. No menos es la inolvidable Novena Sinfonía un canto a la fraternidad universal. No deja de sorprendernos Beethoven en sus pocas obras cantables el encontrarnos con esta mágica obra llamada “Fantasía para piano, coro y orquesta”. La palabra “fantasía” en este caso, entendámosla como algo mágico, superior, correspondiente a las regiones del alma o espíritu. Algo no tangible, sino sólo perceptible a los ojos del alma. «Galante, bello y precioso es el sonido de la armonía en nuestra vida, y el sentido de la belleza genera flores que florecerán eternamente». “En un principio era el verbo y el verbo estaba con Dios…”, así leemos en el evangelio de San Juan, para mostrarnos lo sagrado que es el verbo, ya que San Juan lo une a la misma divinidad como origen del universo. Si queremos acércanos a la divinidad necesitamos reunir sus atributos; por lo que si el verbo es el origen de todo lo existente es indispensable que nuestra forma de hablar sea galante, bella y preciosa. Nuestra forma de vestir, comportarnos y hablar debe estar llena de belleza; así lo indica las enseñanzas del arcano tres en la ciencia de los números. Esa es la forma en que podemos realmente ser parte del camino a lo que no tiene nombre, ni orillas jamás. En el México prehispánico encontramos estas ideas manifiestas en el signo de Flor (Xóchitl), pero suele aparecer en la boca de diversos dioses, por ejemplo, de Xochipilli en el Códice Borgia. Dándonos a entender la belleza que debe existir en la forma en que nos expresamos; en no mentir, no blasfemar, no criticar, no decir palabras obscenas, no levantar falsos; esa actitud es la que nos lleva a manifestar esto dicho por Beethoven. «Paz y alegría flotan amablemente como el movimiento de las olas, que se precipitan brutales y fogosas como transformadas con gran excitación». Nos comenta el maestro Samael que: “Una palabra suave apacigua la Ira. La Persuasión tiene más poder que la violencia” y Beethoven lo confirma aquí. Parecería que la paz y la alegría en un momento sería debilidades de carácter, sin embargo, es todo lo contrario, son fuerzas tan poderosas como las olas del mar que pueden con todo lo que se les ponga enfrente. La paz es una sustancia que emana desde el mismo Absoluto y sólo en quienes se propongan eliminar los miles de defectos que hemos creado podrá manifestarse en ellos. «Cuando el sonido mágico predomina y las palabras producen devoción, las maravillas deben tomar forma, la noche y la tempestad cambian a luz». El sonido mágico es el lenguaje de luz, los mantram que bien podríamos traducir esta palabra tal cual nos la coloca aquí Beethoven, tiene capacidad para aplacar una serpiente o perro furioso, para activar un chakra o centro de energía, para salir conscientemente en astral, para relajar nuestra mente y dejarla en silencio. Sin embargo, tal como nos advierte Santiago en su Epístola Universal, citando precisamente la forma de hablar nos dice: "¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?"; aquí en esta deliciosa melodía lo advierte Beethoven, se requiere que nuestras palabras sean correctas, inclusive que produzcan en los demás sentimientos como la devoción. Si el verbo fue capaz de crear todo lo que existe, si nosotros cuidamos que sea cada vez mejor, podríamos transformar las tinieblas de la ignorancia de la noche en luz de la sabiduría. La tempestad de los problemas y violencia en serenidad. «Sin inquietudes, en la cúspide, son felices los gobernantes humanos. Pero el sol primaveral nos da su luz desde el nacimiento. Fuertemente inculcada en el corazón, se precipita de nuevo la belleza». Todos nos preguntamos, que podemos hacer para cambiar este mundo tan lleno de caos y error y esta melodía nos da la solución: “Sin inquietudes”, es decir, eliminando las emociones negativas de envidia, odio, resentimiento, venganza, etc. es como podemos ser felices. En un principio Dios nos dio la luz de la verdad y la sabiduría y nos hemos empeñado en alejarnos de ella, por lo que debe inculcarse nuevamente en nuestro corazón acabando con esas debilidades humanas para que se precipite de nuevo en nosotros esa belleza espiritual. «Cuando el espíritu late con fuerza, un coro de espíritus resuena eternamente». «Así pues, amados espíritus, aceptad alegres el don de la belleza». En algunas ocasiones, cuando intentamos ayudar a los demás, nos sentimos solos, como alguien gritando en un desierto; sin embargo, no hay tal: si esa labor se hace con total desinterés, con emoción positiva, anhelando sólo el bienestar de los demás; tengamos la completa seguridad que un coro de espíritus divinos estará apoyando esa labor. Cuando alguien se lanza a la batalla contra el mal, detrás de él hay un ejército de luz apoyándolo. «Cuando el amor y la fuerza fueron unidos, el regalo al hombre fue la gracia divina». Esta diamantina pieza musical, llena de sonidos mágicos que tienen como objetivo llegar hasta el fondo de nuestra conciencia, finalizan diciendo una verdad tremenda. El amor es lo más poderoso que existe en el universo, nada ni nadie puede enfrentarse a la potestad del amor. El amor es el mejor talismán protector contra las fuerzas tenebrosas, el amor es lo que puede y debe transformar el mundo entero. Sin embargo, no está divorciado de la fuerza espiritual, de la severidad contra el mal; más bien, si alguien llegara a fusionarlos; la gracia divina descenderá sobre esta persona. La clave para invocar el favor divino es que pueda manifestarse la fuerza de un guerrero espiritual que lucha en contra de sus debilidades y por otra parte permitir que el amor fluya en obras reales, concretas y definitivas en favor de su familia y de la humanidad entera. María Guadalupe Rodríguez Licea. Beethoven, Joseph Karl Stieler, 1820 El sueño de Beethoven, François Joseph-Aimé Lemud, 1860 Flauta Mágica De Mozart Actualmente la música moderna que escuchamos no tiene armonía auténtica, no tiene un ritmo preciso, muchas veces con sonidos estridentes que muchas veces nos afectan emocionalmente, física, intelectualmente, a nivel instintivo, y hasta sexual. Hemos perdido el entusiasmo de escuchar la verdadera música, que es la clásica, hecha por grandes Maestros como Beethoven, Mozart, Vivaldi, Liszt, Richard Wagner, etc. pues está música va dirigida a nuestro centro emocional superior. Una de las maravillosas obras de Mozart es “La Flauta mágica”, que, si la escuchamos con total atención, nos extasiamos, sentimos que nos trasladamos a otra dimensión. Esta Obra que es una historia egipcia, que viene desde la Atlántida y que más que una maravillosa historia de amor, es algo que existe dentro de nosotros mismos, aquí y ahora, dentro de la psicología de cada uno, viene a simbolizar una lucha entre las fuerzas del bien y del mal. Nos muestra muchas enseñanzas antiguas y sagradas, nos habla de la importancia que tiene la palabra, lo extraordinario del amor para triunfar sobre el mal, el culto a nuestros Padres internos, que son nuestra guía para salir de la ignorancia. Destaca en esta maravillosa obra la sacralidad del sonido hacia lo Divino, encontramos cábala, alquimia, magia, psicología del auto conocimiento y filosofía hermética. A través de cada escena, envuelta en un ambiente sonoro, nos muestra los múltiples errores psicológicos que nos obstaculizan y también las virtudes que debemos ir desarrollando durante nuestra existencia, para nuestro propio auto conocimiento, para encontrar el camino que nos lleva a la senda de la iniciación, la iniciación es nuestra misma existencia, intensamente vivida, esa senda misteriosa que nos lleva a descubrir la verdad, nos lleva a la luz de la sabiduría inmortal, pero dirigida a la auto perfección. Durante la obra encontramos cábala, al inicio encontramos una obertura de cinco sonidos, el cinco nos habla de la ley del karma, el rigor, o sea que para encontrar la iniciación necesitamos una conducta recta. Luego a mitad de la obra encontramos tres sonidos, que es tres veces tres, que nos da nueve. El tres en cábala hace alusión a las tres fuerzas primarias de la creación que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El nueve, es el llamado a penetrar en los misterios de la iniciación, la transmutación de nuestras energías creadoras, Cada personaje, representa algo en nuestro interior: emociones, formas de ser y actuar, nuestros defectos, nuestras pasiones y también virtudes que tenemos que desarrollar. La historia nos relata que, en algún lugar de Egipto, un príncipe japonés de nombre Tamino, es perseguido por una serpiente temible y cuando está a punto de matarlo, lo salvan tres mujeres empuñando jabalinas de plata; ellas son sirvientes de la Reina de la Noche, la Reina de la noche es una mujer llena de intrigas y mentiras. Sarastro, es un sacerdote solar, dedicado al culto de los Dioses; Osiris e Isis, Sarastro decide separar a la Reina de su hija, porque la Reina la lleva por el camino del error y del fanatismo. A través de engaños, la Reina de la noche logra que el príncipe Tamino vaya en busca de su hija Pamina, junto con Papageno, que es un pajarero; en esa misión Tamino lleva una flauta de oro y Papageno unas campanillas de plata; y así comienzan una gran aventura, la misma que cada uno debemos emprender para lograr encarnar la verdad y cumplir con el propósito real de nuestra vida. Tamino y Papageno, al darse cuenta de las falsas palabras de la reina de la noche, deciden ingresar como iniciados, consagrándose al culto de Osiris e Isis que representan nuestros padres internos divinales, pero para ello deberán pasar una serie de pruebas. Esas pruebas no se encuentran en el pasado, en realidad están presentes en todos los aspectos de nuestra vida diaria, y a las cuales también debemos enfrentarnos si es que queremos el camino de la iniciación, es la misma lucha entre las potencias anímicas tanto del bien como del mal, que viven y palpitan en el interior de cada uno de nosotros. La Reina de la Noche, simboliza la Reina de las fuerzas del mal, el fanatismo, la ignorancia y el error. Las fuerzas lunares o negativas. Sarastro, el Sacerdote solar, simboliza la ley divina. Las fuerzas solares o positivas. Tamino, el príncipe japonés, simboliza el ser humano que busca el camino de la perfección. El alma humana. Pamina la hija de la Reina de la noche simboliza las virtudes del alma, el amor, la bondad, la valentía. El alma divina. Papageno, el pajarero, simboliza el ser humano que se contenta con vivir bien, sin anhelos por la iniciación, pero sin cometer delito alguno. Monostatos es el sirviente de Sarastro, simboliza al ser humano que delinque, roba, miente, adultera. La lujuria, la violencia, la pasión animal, etc. Las tres damas, que están al servicio de la Reina de la noche, representan la energía creadora, que puede ser usada para degenerarnos o para redimirnos. Los tres geniecillos que son los guías de Tamino y Papageno, representan la conciencia despierta, la voz del silencio. Las fuerzas elementales de la naturaleza. La flauta de oro es el instrumento mágico de Tamino, que simboliza la sabiduría, la gnosis. Las fuerzas magnéticas creadoras masculinas. Las campanillas de plata es el instrumento mágico de Papageno, que simboliza la comprensión, el amor. Las fuerzas magnéticas creadoras femeninas. Tamino es el prototipo de la persona que debemos anhelar ser, nos invita a la reflexión, que necesitamos de manera sincera pedir ayuda a los Dioses, no ser soberbios, ser más humildes y reconocer nuestra propia nadidad, necesitamos romper con las falsas ideas que tenemos de sí mismos. Entonces si queremos el camino de la iniciación necesitamos trabajar arduamente por el camino recto, luchando contra todas esas fuerzas tenebrosas que son todos esos defectos psicológicos que nos obstaculizan, también necesitamos trabajar intensamente en la transmutación de nuestras energías creadoras, para lograr la gran obra o encarnación de la divinidad, que son el Padre, hijo y espíritu santo. Silvia Serrano Rafal Olbinski, La Flauta Mágica, 1969 Boceto de Vestuario, Winckelmal, siglo XIX. Las Cuatro Estaciones De Antonio Vivaldi En el antiguo país de Grecia, se narra la portentosa leyenda de Edipo en su búsqueda por la liberación del alma y en su venturosa trayectoria se encuentra con una esfinge, la que le presenta al héroe un acertijo: ¿“Qué es, que camina en cuatro patas, después en dos y posteriormente en tres?” Y con gran diligencia, el héroe respondió: “El ser humano, pues cuando es bebé, camina en cuatro patas, cuando es adulto, en dos y en su etapa más madura se apoya con el cayado, su tercera pata”. Así es la vida generalmente en el hombre, y durante su existencia, pasa por cuatro edades fundamentales, la de la niñez, en la que se plantan y se siembran virtudes y la personalidad se forma con las dulces palabras y cariño de la madre y del padre, una etapa de florecimiento y belleza; más tarde, en plena juventud, diferentes energías creadoras se manifiestan con la capacidad de iniciar grandes empresas o en la naturaleza, podríamos decir que grandes frutos, como la etapa de un verano maravilloso en el que se recoge lo que se sembró en la primavera de la infancia; el otoño no podría hacerse esperar con cierta madurez en el ser humano, en el que aplica todos sus esfuerzos, sus experiencias, preparándose para disfrutar de un descanso y reposo maravilloso en el próximo frío del invierno. Así, representadas en el ser humano como en la naturaleza, están esas cuatro edades o etapas, que si las refiriésemos a través de la música, encontramos expresiones maravillosas que exaltan los valores del alma, para eso es la vida, podríamos decir, para crear esos valores en el trabajo interior con alegría, con inspiración y profunda devoción, recordando uno de los principios fundamentales del conocimiento gnóstico, la salida de la esencia del Absoluto, llegando con vida en los mundos, en las razas, en las subrazas; pues narra el conocimiento gnóstico que toda esencia emana de un lugar paradisíaco para llegar a la existencia. En las cuatro estaciones de Vivaldi, quien de 1687 a 1693 fuera ordenado sacerdote, y practicara liturgias, confesiones y ejercicios espirituales, muestra características educativas ejemplares que inspiran a una imitación de vida, con ritmos más allá de la alegría de trinos, vuelos graciosos y libres, comulgan con el alma de quien escucha, como plena representación de un nacimiento en la Tierra. La primavera, verano, otoño e invierno sigue un compás cabalísticamente relacionado con el cuatro, cuya representación es el fundamento del desarrollo interior. De igual forma estamos en el vientre de la madre en el que hay calor, protección, amor, alimento y al cruzar la puerta del nacimiento, como el nacimiento de una fruta que es arrancada del árbol para una nueva etapa, así comienza su vida el ser humano y a lo largo de ella, encuentra muchas alegrías, entusiasmo, momentos de luchas, de enfrentamientos, quizás, de amor y compasión, pero al final de la existencia, retorna un frío invierno en el que deja la vida y de acuerdo al gnosticismo universal, podemos regresar al seno del Nirvana con sabiduría o simplemente regresar a él. Así como lo describe uno de los principios del gnosticismo y toda esa representación a través de la música de Vivaldi suele ser maravillosa, y encontramos en el libro “Matrimonio perfecto”: “El alma comulga con la música de las esferas, cuando escuchamos las nueve sinfonías de Beethoven o las composiciones de Chopin, o la divina Polonesa de Liszt. La música es la palabra del eterno. Nuestras palabras deben ser música inefable, así sublimamos la energía creadora hasta el corazón. Las palabras asqueantes, sucias, inmodestas, vulgares, etc., tienen el poder de adulterar la energía creadora, convirtiéndola en poderes infernales. Las danzas sagradas son tan antiguas como el mundo y tienen su origen en el amanecer de la vida sobre la Tierra. Los bailes sufís y los derviches danzantes (acompañados de música), son tremendamente maravillosos. La música debe despertar en el organismo humano para parlar el verbo de oro. Los grandes ritmos del Mahavan y del Chotavan (de la filosofía oriental), con sus tres compases eternos, sostienen al Universo firme en su marcha. Estos son los ritmos del fuego, cuando el alma flota deliciosamente en el espacio sagrado, tiene el deber de acompañarnos con su canto porque el Universo se sostiene por el verbo. Así, podríamos encontrar un ritmo en las cuatro estaciones que representan esas armonías de la creación como un reflejo de un ritmo que podrías ser llevado en nuestro desarrollo interior. La casa de los iniciados debe estar llena de belleza. Las flores que embalsaman el aire con su aroma, las bellas esculturas, el orden perfecto y el aseo, hacen de cada hogar un verdadero santuario. A lo largo de las enseñanzas del Maestro Samael, nos encontramos con la descripción que cita: “los gnósticos usamos en cada estadío un hábito distinto. En el astral hay ángeles que se turnan en su trabajo de ayudar a la humanidad. Rafael en primavera, Uriel en verano, Miguel en otoño, Gabriel en invierno”. Se cita que estos ángeles concurren en los trabajos, prácticas, para ayudarnos. Si vibramos en armonía con la música de las cuatro estaciones de Vivaldi, podrían apoyarnos en la sensación de alegría y conciencia para el trabajo interior. El hogar debe tener un fondo de alegría, música, y besos inefables. La danza, el amor y la dicha de querer fortificar el embrión de alma que los niños llevan dentro. Así es como los hogares gnósticos son un verdadero paraíso de amor y sabiduría. Francisco Ismael Moreno Luna Antonio Vivaldi, François Morellon La Cave, 1725 Biografía Esotérica De Beethoven ¡Hola amigos! Vamos a estudiar ahora la biografía esotérica del Maestro Beethoven. Ludwig van Beethoven mejor conocido como Beethoven, nació el 16 de diciembre de 1770 en Bonn, Alemania y falleció el 26 de marzo de 1827 en Viena, Austria Beethoven creció en Bonn, Alemania, fue compositor, director de orquesta, pianista y profesor de piano alemán. Su legado musical abarca, cronológicamente, desde el Clasicismo hasta los inicios del Romanticismo. Es considerado uno de los compositores más importantes de la historia de la música. En toda su trayectoria musical, Beethoven dejó para la posteridad un importante legado: nueve sinfonías, una ópera, dos misas, tres cantatas, treinta y dos sonatas para piano, cinco conciertos para piano, un concierto para violín, un triple concierto para violín, violonchelo, piano y orquesta, dieciséis cuartetos de cuerda, una gran fuga para cuarteto de cuerda, diez sonatas para violín y piano, cinco sonatas para violonchelo y piano e innumerables oberturas, obras de cámara, series de variaciones, arreglos de canciones populares y bagatelas para piano. Pero su obra más famosa fue las Nueve Sinfonías, Sonata a la luz de la Luna, Para Elisa, Fidelio y Misa Solemne 3. Se dice que el Maestro Beethoven era sordo y así componía la Novena Sinfonía, pero no es así. Él es un Iniciado, conoció y practicó la Gnosis, y entre sus facultades que poseía salía en Astral y en ese mundo realizaba sus trabajos de composición. El Maestro Beethoven está encargado de la música de las esferas, esto es que tiene a su cargo el sostener los mundos para que todos los planetas giren firmes en su marcha. Nosotros nos quedamos extasiados escuchando sus composiciones como las Nueve Sinfonías de Beethoven. La música clásica viene de los Mundos Superiores y tiene el poder de despertar conciencia en esos mundos. Es el Verbo de Dios. Debemos cultivar el arte por la música que estar perdiendo el tiempo en vanos razonamientos. Con la música clásica, el gnóstico encuentra un inmenso campo de exploración mística, porque no es música de forma sino de ideas arquetípicas inefables; reales. Cada nota tiene su significado, cada silencio es una emoción superior. Toda acción recta, es música de luz; sin embargo, toda acción equivocada es música fatal. La música moderna o música negativa, como el mambo, la cumbia, y toda esa música de hoy es música infernal, es música del abismo que nos lleva a las bajas pasiones, adulterios, fornicaciones, odios, borracheras, crímenes, etc. Nosotros necesitamos trabajar nuestra mente que actualmente está al servicio del ego, con la autoobservación psicológica y la desintegración de los yoes con el apoyo de nuestra Divina Madre Kundalini. Entonces así trabajará nuestro Centro Emocional Superior, aunque sea por breve tiempo, sin el proceso del pensar, entonces viene el arrobamiento al escuchar la música de Beethoven muy especialmente resulta extraordinaria para hacer vibrar intensamente nuestro Centro Emocional Superior. También podemos escuchar otras sinfonías majestuosas de un Wagner, Mozart, Chopin, Liszt, etc. Con esto probamos que la Voluntad es música, y que toda acción es hija de la música. Las palabras humanas son música articulada, a veces son palabras dulces, serenas como melodías inefables y otras ocasiones son notas discordantes e infernales. La palabra, el verbo es un arma terrible, tanto para el bien como para el mal. Como un Maestro Iniciado, el Mtro. Beethoven estuvo sometido a experiencias y pruebas. Una de ellas es el sentir los rigores de la “Noche Espiritual” que son épocas en que estamos en la más tremenda soledad. Separados de toda Espiritualidad. En los Mundos Superiores no lo reciben porque no se lo merece; abajo en los mundos infiernos ya no lo quieren porque se ha convertido en un enemigo. Esta es la “Noche Espiritual.”. Son muy pocos los que logran pasar esta prueba tan dura. Sus síntomas son: Falta de Iluminación Interna, Aburrimiento, Fracaso Sexual, Hastío, Desesperación, Materialidad en Alto Grado, no existe ningún rayo de luz, ni una gota de esperanza. La “Noche Espiritual” se da en todo Iniciado, ya sea hombre o mujer, puede durar meses o muchos años, el tiempo puede variar. La mayor parte fracasan, y escapan. Pero existe una sola vía que nos permite salir lo más pronto de esa soledad y silencio y es la de la Meditación. Cuando nuestra mente quede quieta y en silencio adviene lo nuevo para él o ella. Beethoven al sentir esta prueba la “Noche Espiritual” en vez de fracasar como muchos, abrió sus ojos de su Intuición al Super naturalismo Misterioso, a la parte espiritual de la Naturaleza, donde viven los Reyes Angélicos de esa región. Y este gran músico filósofo, Beethoven, a lo largo de su existencia que fue muy ejemplar, tenía sobre su mesa de trabajo a su Divina Madre particular. Este Gran Maestro puso al pie de aquella figura adorable una inscripción de puño y letra del mismo, lo siguiente: “Yo soy la que ha sido, es y será, y ningún mortal ha levantado mi velo” El progreso en el trabajo íntimo trascendental es imposible sin el auxilio de nuestra Divina Madre Tonantzin, La Divina Madre Kundalini, Neith, la Suprema Isis Egipcia. Todos debemos ser agradecidos y amar a nuestra Divina Madre. Beethoven amaba entrañablemente a la suya. ¡Oh, Devi Kundalini! Tú eres Lakshmi, la esposa de Vishnú, ¡Madre Adorable! Tú eres la divina prometida de Shiva ¡Virgen Venerable! ¡Tú eres la acuosa Sarasvati, la consorte de Brahama! El Maestro Beethoven se encuentra en el Mundo de las Causas Naturales y el Maestro Samael cuando visitó esa región comprendió la necesidad de obedecer al Padre en la Tierra como en el Cielo. Debido a que en esa región se encuentra el Paño de la Verónica que significa “Voluntad Cristo”, esto significa que hay que hacer la voluntad del Padre. Fue una experiencia interesante ya que ingresó al Templo de la Música de las Esferas, en el umbral de ese Templo, vio a un guardián que parecía un relámpago: era el Maestro Beethoven. Estos hombres causales se desenvuelven maravillosamente bajo la Dirección de su Íntimo, su Dios Interno. Solo el Hombre Causal ha logrado definitivamente la inmortalidad, y esta clase de personas están mucho más allá del bien y del mal. Acudió a una ceremonia y al final dio gracias a su Gurú “Adolfito” quien le contestó “¡no me des las gracias! “Lo que necesito saber es como os vais a portar ahora en la vida” Dentro del chacra del corazón existe un espacio hexagonal de color azabache. Allí resuenan como una Sinfonía de Beethoven los diez místicos sonidos de la Iglesia de Tiatira. Esos son los grandes ritmos del Mahavan y del Chotaban que sostienen al universo firme en su marcha. Los ritmos de fuego son el fundamento de las exquisitas armonías del diapasón cósmico. El Universo se sostiene por el Verbo. En ese Mundo existe la música y el sonido. Ahí se encuentra el Templo de la Música de las Esferas y uno de los guardianes es el Maestro Beethoven. Es un Gran Iniciado, sus nueve sinfonías son maravillosas. Todo el que llega a esa región tiene que aprender las nociones fundamentales de la Música porque es el Verbo. Las nueve Sinfonías de Beethoven, y muchas otras grandes composiciones clásicas, nos elevan a los Mundos Superiores. Si nos concentramos en este tipo de música observaremos en ella como la abeja en la miel, producto de todo su trabajo. El Elemental del Azafrán está íntimamente relacionado con los grandes apóstoles del arte, como Beethoven, Mozart, Berlioz, Wagner, Bach. El Planeta del azafrán es Venus, la estrella del amor. Ahora vamos a recitar un famoso poema de Amado Nervo: EL DIA QUE ME QUIERAS El día que me quieras tendrá más luz que Junio; la noche que me quieras será un plenilunio, con notas de Beethoven vibrando en cada rayo sus inefables cosas, y habrá juntas más rosas que en todo el mes de mayo. Mil fuentes cristalinas irán por las laderas saltando cantarinas. El día que me quieras, los sotos escondidos resonarán arpegios nunca jamás oídos. Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras que hubo y habrá en el mundo, serán cuando me quieras. Cogidas de la mano cual rubias hermanitas luciendo gotas cándidas, irán las margaritas por montes y praderas delante de tus pasos el día que me quieras... Y si deshojas una, te dirá su inocente postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente! Tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras, al levantar el alba del día que me quieras, y en el estanque, nidos de gérmenes ignotos, florecerán las místicas corolas de los lotos. El día que me quieras será cada celaje ala maravillosa; cada arrebol, miraje de las Mil y Una Noches, cada brisa un cantar cada árbol una lira, cada monte un altar. El día que me quieras, para nosotros dos cabrá en un solo beso la beatitud de Dios. Amado Nervo “La verdadera música es la música clásica. La música es la Palabra del Eterno. Nuestras palabras deben ser música inefable, así sublimamos la energía creadora hasta el corazón…” Matrimonio Perfecto, cap. 8. Ma. Guadalupe Inclán Biografía: Varios libros y conferencias del Mtro. Samael Aun Weor. Ludwig Van Beethoven, Joseph Karl Stieler en 1820 Ópera las Bodas de Fígaro Finos lectores, buenos días, buenas tardes, buenas noches, según la hora en que leas este artículo. Hoy abordaré una deliciosa ópera bufa en cuatro actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart, compositor, pianista, director de orquesta y profesor alemán, que lleva como título “Las bodas de Fígaro” inspirada en un libreto en italiano de Lorenzo da Ponte y basado en la pieza de Pierre Augustin Caron de Beaumarchais, “La folle journée, ou Le mariage de Fígaro”. “Las Bodas de Fígaro” que comienza con una exquisita obertura, es una monumental obra que todos los novios deberían ver, con ojos escrutadores, para poder extraer el grandioso mensaje que ésta transmite. En ella vemos que el hombre y la mujer de bellos sentimientos y actitudes, que tienen la fortuna de erigirse como novios, gracias al fuego sagrado del amor, representado por la blanca paloma del Espíritu Santo, con el fin de fortalecerse en el noviazgo, base fundamental para un matrimonio fuerte, estoico e invencible, tienen que darse cuenta que el verdadero amor tiene que enfrentar toda clase de peligros: la tentación a explorar sus cuerpos antes del matrimonio, intrigas, maquinaciones, malas voluntades, actitudes engañosas, etc.; imponderables y agregados psicológicos, propios y de sus semejantes que, los novios de conciencia despierta pueden superar siempre, a pesar de los momentos de descuido que llegan a experimentar. En esta ópera vemos a Fígaro y Susana, (protagonistas principales) que con ilusión y gran amor preparan su matrimonio y es ahí donde comienza todo género de sucesos que amenazan con separarlos: El Conde de Almaviva, en la corte española, consorte de la condesa Rosina, amo de Fígaro y Susana, hombre desleal y adultero, que a pesar del sufrimiento de Rosina, pretende seducir a Susana antes de su matrimonio, pretextando un antiguo, injusto y condenable, derecho de los feudales españoles llamado ius primae noctis o droit du seigneur (el derecho de la primera noche o el derecho del Señor de pasar la primera noche con las esposas de sus vasallos) y que en esos tiempos ya había sido derogado; para conseguir sus fines, el malvado Conde, se vale también de Marcelina, su ama de llaves, quien anteriormente le hace un préstamo a Fígaro con la condición de que si no le paga deberá casarse con ella, contrato que es respaldado por Bartolo, Doctor en Derecho y antiguo amo de Marcelina, ama de llaves, que al concluir la obra resulta ser la madre de Fígaro y Bartolo su padre. Otro protagonista en escena es Don Basilio, profesor de música, distinguido por chismoso y alcahuete que suele poner a las personas en situaciones complicadas. De repente, surge en la obra un personaje inocente, tierno, desorientado y ya con el despertar al amor y la inquietud sexual, éste es Cherubino, adolescente paje (que simboliza a todos los adolescentes del mundo) que se enamora y corteja a cualquier mujer joven, incluyendo a Susana y Barbarina, hija de Antonio, el jardinero, joven campesina que está enamorada de Cherubino, el casto inocente, (parafraseando a “El Parsifal” de Richard Wagner) que nos recuerda la terrible tragedia que vive el mundo como consecuencia de la falta de información, a la edad oportuna, sobre los aspectos sexuales, la pasión animal y el aspecto espiritual del amor: promiscuidad sexual, hijos no deseados, abortos, (73 millones por año a nivel mundial), violencia intrafamiliar, total falta de respeto hacia la sexualidad, divorcios numerosos, etc., todo esto como consecuencia del falso pudor y temor de los padres de familia que no informan a sus hijos de algo tan importante y trascendental para la humanidad que es ese invento de Dios llamado sexualidad y, que nos permite crear como Dios, el sexo es algo sagrado; tener miedo de hablar de la sexualidad, es como tener miedo de hablar de Dios, de rezar el Padre Nuestro, el Ave María, etc., pues las oraciones son sagradas al igual que el sexo. Cherubino, haciendo caso a su intuición, canta deliciosamente el Aria titulada “Voi Che Sapete” (ustedes que saben lo que es el amor), en donde dulcemente, solicita a las mujeres, Susana y la condesa Rosina, le ayuden a aclarar su confusión con respecto al amor. La música refleja la inocencia y la confusión de Cherubino, mientras que la letra expresa su búsqueda y anhelo de comprensión y validación de sus sentimientos. La palabra adolescente viene del latín adolescens = adolecer y ente = persona, o sea que un adolescente es una persona que adolece de conocimiento, de sabiduría; los mayores tenemos el sacro deber de orientarlos sabiamente, pues de ello depende su éxito en la vida. Ese es el motivo por el que en la antigüedad existía el Consejo de Ancianos. La trama se complica cuando el conde de Almaviva descubre que su paje Cherubino muestra mucho interés en la condesa, y por ello se quiere deshacer de él enviándolo a la guerra. Fígaro, Susanna y la condesa se ponen de acuerdo para entorpecer los planes del conde y poner de manifiesto su infidelidad. Al final de la jornada todos los protagonistas se encuentran en el palacio, donde se principian los equívocos hasta que finalmente, el conde y la condesa se reconcilian y Fígaro y Susanna se pueden casar. Al fin el amor triunfa sobre, la simulación, el engaño y la intriga, el amor es la mejor fuente de guía. “El amor es la mejor religión asequible” Samael Aun Weor. José Isabel Vargas Litografía en color, siglo XIX, autor desconocido Parsifal De Wagner Richard Wagner, uno de los grandes maestros de la música clásica, compuso en Alemania, previo del inicio de la primera guerra mundial, la excepcional obra del Parsifal, tal vez como una enseñanza de la gran batalla que debe librar el ser humano de manera interior, antes que levantar la mano contra su hermano, del arte de liberarse de la esclavitud psicológica, de conquistar el alma y alcanzar la verdadera felicidad, con la valentía y temeridad que exigen los grandes iniciados para vencer las debilidades y triunfar sobre la ignorancia, la avaricia y el odio, con la comprensión del ego y la magia del amor. A la luz de la doctrina gnóstica, es posible descubrir en esta obra maravillosa, que se presentó por primera vez en enero de 1914, el drama cósmico de redención que realizó Jesús de Nazaret en la tierra sagrada de Palestina durante la época de los egipcios. El drama del Parsifal combina ciencia, arte, filosofía y mística. Las sacras escenas se ubican en las tierras de los caballeros del Santo Grial, al Norte de la España gótica, en el majestuoso castillo de Montsalvat, donde los guerreros templarios custodian la copa santa con la que el divino redentor del mundo celebró la última cena. Se dice que el castillo fue construido por el rey Titurel, quien deja como sucesor a Amfortas, para custodiar el cáliz sagrado, junto a un lago, imprescindible por su representación de las aguas del génesis, de la vida espermática y del eterno femenino, la gran madre y, así como Jesús, el divino redentor fue a Cafarnaúm, en Galilea, a convertir a Pedro y Andrés como primeros apóstoles para ser pescadores de hombres, la ópera de Wagner inspira a quienes tienen inquietudes espirituales, a descubrir el milagro de la creación contenido en la semilla que, el Cristo Sol ha depositado en hombres y mujeres. Opuesto al castillo de luz, se yergue imponente, el castillo del Klingsor, despreciable ser que, en el error de la ignorancia y con las mejores intenciones de ser santo, al no poder vencer su deseo, lleno de pasión y de lujuria, decide acabar con esas debilidades castrándose a sí mismo, violentando a la madre natura y cometiendo el mayor pecado contra el espíritu santo. Al ofrecer su sacrificio a los caballeros del grial, fue rechazado…, entonces, lleno de odio, venganza y menosprecio al sexo, convierte su castillo en un lecho de placeres, donde las más exquisitas beldades seducen a príncipes y reyes para despojarles de su voluntad y conciencia. La obra musical narra cómo el mismo rey Amfortas, sucumbe ante el idilio de Kundry, la mujer por antonomasia, se olvida de sí mismo y de su misión de custodiar el grial y con su propia lanza, robada por el Klingsor, es herido mortalmente en el costado, tal como Longibus hace brotar sangre y agua de la herida de Jesús el Cristo con la pica santa. El cáliz, símbolo de la mujer y de fuerza sexual femenina, junto con la lanza, representación del hombre y de la fuerza sexual masculina, son la síntesis de los misterios de redención que habían sido velados por mucho tiempo. Gurnemantz, el sabio consejero de Amfortas conduce a su agonizante rey al castillo de Montsalvat rogando por un milagro para salir de la desgracia. Es entonces cuando se encuentra con Parsifal, hijo de Herzeleide, un joven errante, casto e inocente, quien acababa de herir con su arco y por error, al cisne del amor, el cisne Kala-hansa, pero, ¿Quién no ha obrado en contra del amor?, ¿Quién no ha violado el sexto mandamiento de la ley divina que dice: “No fornicarás” ?, Bien se ha dicho que “es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico por las puertas del cielo”. Y “Todas las puertas están cerradas, menos una, la del arrepentimiento”. Así, el alma que busca la luz, se arrepiente de sus pecados y se convierte en el Parsifal que inicia su camino como aprendiz al lado de su maestro Gurnemantz. Cuando Parsifal entra al salón del grial, queda extasiado, observa mesas, que, en lugar de manjares, tienen cálices, escuderos, niños vestidos de púrpura… Gurnemantz lo instruye en los misterios de la cuarta dimensión, cuando le explica que “…el tiempo es aquí, espacio,” con sus dos aspectos, el temporal y el espacial, la quinta dimensión que es el eterno ahora, la sexta, más allá del tiempo y la eternidad y la dimensión cero, del espíritu puro. El sabio le muestra los secretos del templo y del arca sagrada, el gran arcano, y le hace partícipe de la santa unción, que con profundo remordimiento lleva a cabo el rey Amfortas, pidiendo compasión por haber caído ante las tentaciones. Parsifal, elevado al grado de compañero, decide vencer al Klingsor y, llegando a su castillo, es tentado por las beldades femeninas y por la misma Kundry. Heroico, vence la tentación recordando los dolores de Amfortas e inspirado por el amor supremo de su madre, Herzeleide. El cruel mago intenta herirlo con la lanza, pero, al ser puro, ésta queda flotando, el joven la toma, hace con ella la señal de la cruz y en ese momento, el castillo del Klingsor se desintegra. Al volver y tocar con la pica santa, cura milagrosamente la herida de Amfortas, por lo que el rey le hereda el trono. Parsifal (Fal-Parsi, culto sexual antiguo) aprendió que la energía sexual, así como el fuego, no es bueno ni malo, que cuando el hombre y la mujer en santo matrimonio, eliminan la fornicación, (el mal uso del sexo), comprenden que el amor por el cónyuge se vincula místicamente con representaciones espléndidas que tienen su origen en el mundo del espíritu puro, pueden utilizar las fuerzas de eros para, con la ayuda de la madre divina, eliminar al yo, al Klingsor, el Papapurusha citado por los indostaníes en el Ganges, el mismo Mefistófeles de Goethe. El Klingsor interior de cada ser humano no es un solo agregado psicológico, es multiplicidad, que debe ser destruida para reconquistar la inocencia de la mente y del corazón. Klingsor representa la fascinación, el engaño que desvía el propósito divino de la energía creadora hacia la infra sexualidad (adulterio, fornicación, homosexualismo, lesbianismo, zoofilia, necrofilia…). Conforme el Klingsor interior va muriendo, se comienza a despertar del sueño, a alcanzar el conocimiento del Atman, el Ser. La misma Kundry despierta del sueño milenario, deja de actuar bajo la hipnosis del Klingsor, transformándose de tentadora a redentora. Despertar es “meditar, no cometer pecado alguno, hacer el bien, purificar la propia mente”. El Maestro Samael cita, en su obra, El Parsifal develado: "En verdad que vivimos felices si no odiamos a aquellos que nos odian, si entre hombres que nos odian habitamos libres de rencor". "En verdad que vivimos felices, si nos guardamos de afligir a quienes nos afligen, si, viviendo entre hombres que nos afligen, nos abstenemos de afligirnos". "En verdad que vivimos felices, si estamos libres de codicia entre los codiciosos; moriremos libres de codicia entre hombres que son codiciosos". "En verdad que vivimos felices, aunque a ninguna cosa la llamemos nuestra. Seremos semejantes a los Dioses resplandecientes, que se nutren de felicidad". "Cuatro cosas gana el temerario que codicia la mujer de su prójimo: Demérito, lecho incómodo (inmundo, además), en tercer lugar, castigo, y finalmente infierno". "Los hombres prudentes que a nadie injurian y que fiscalizan constantemente su propio cuerpo, irán al lugar en que no hay mudanza (Nirvana), donde, una vez llegados, ya no padecerán más". "Aquellos que permanezcan siempre vigilantes, que estudian noche y día, que se esfuerzan por llegar al Nirvana, acabarán por extirpar sus propias pasiones". “Esto de extirpar, descartar o eliminar defectos Psicológicos, es radical para despertar CONCIENCIA. Samael Aun Weor”. Susana Margarita Rodríguez Licea. Samael Aun Weor, El Parsifal develado. Retrato de Richard Wagner, Giuseppe Tivoli, 1883 Parsifal de Wagner, Ferdinand Leeke, 1920 Estudio esotérico de la obra musical de Richard Wagner Richard Wagner, director de orquesta, poeta y compositor musical alemán del siglo XIX, conocido por su estilo romántico y por la creación de las óperas más emblemáticas de todos los tiempos; mismas que se basaron en el esoterismo heroico y mitológico germánico. Wagner estudió la mitología y la literatura épica, especialmente la obra del poeta alemán Friedrich Gottlob Klopstock y las sagas nórdicas; fueron su fuente de inspiración musical. Sus obras operísticas más famosas, "El holandés errante", "Tannhäuser" y "Lohengrin", "El anillo del Nibelungo", "Tristán e Isolda", “Parsifal”; las obras de Wagner abordan temas profundos y complejos. Explora temas como el amor apasionado, la redención y la lucha entre el bien y el mal. Además, Wagner también fue pionero en el uso del leitmotiv, una técnica musical en la que se utiliza un motivo musical recurrente para representar un personaje, un objeto o una idea La obra más famosa de Richard Wagner es "El anillo del nibelungo", un ciclo de cuatro óperas épicas que comprenden: El Oro del Rin, la Valquiria, Sigfrido y el Crepúsculo de los Dioses. Estas cuatro óperas nos recuerdan las 4 edades por las que pasa una raza que son la edad de oro, la de plata, la edad de cobre y por último de edad de hierro, en la cual; muchos dioses se encuentran caídos y su destino final es la involución en el sub mundo. Por otra parte, esta ópera en forma inspirada y simbólica nos habla de la extracción del oro de las aguas genésicas del primer instante para la fabricación de un anillo dorado y reluciente que confiere muchos poderes, debiendo renunciar para ello al amor, en clara alusión a la creación de la piedra filosofal del alquimista. La Valquiria simboliza al alma divina, Sigfrido es el alma humana, y el ocaso de los dioses es la caída en la degeneración animal cuando el alma humana pierde el anillo de todos los poderes, es decir, cuando pierde la piedra filosofal, pierde el mercurio de los Dioses, la Valquiria regresa el anillo de oro a las aguas del Rin. Ascenso y caída, época de oro y época de hierro, luz y tinieblas, iluminación y obscuridad, redención y pecado, es el significado esotérico que encontramos en esta gran ópera. Por otra parte, si estudiamos a fondo la obra del Parsifal de Wagner, encontramos la mención del castillo de Montsalvat donde está el Templo famoso del Santo Grial; aquel cáliz sagrado que contiene la bendita sangre del redentor. Además, también menciona su correspondiente antítesis que es el castillo del mago negro Klingsor, dentro del cual se encuentra una paila o cazo el cual simboliza al cáliz negro, viva representación de la brujería y de la magia negra. Existe realmente tal castillo y por Ley de las Antítesis es análogo al de Montserrat. Tiene una planta baja, una alta, hermosos jardines, una gran biblioteca, una caracoleada escalera que conduce al Salón de la Brujería donde trabajara Klingsor con todos sus instrumentos de nigromancia; causa admiración ver esas alfombras del siglo XVIII, esos espejos de cristal de roca, magníficos, terribles, ese candil central sobre la tabla redonda; no es esa la mesa redonda del Rey Arturo y sus Caballeros, no, es la mesa redonda de la brujería, debemos ser capaces de descubrir a las antítesis, cómo juegan por todas partes. En cuanto a la lanza, también tiene un doble aspecto, en lo negativo, es aquella lanza que hirió al Adorable en la cruz. Como también se manifestó en forma positiva al sanar al Rey Anfortas. Por una parte, la lanza es capaz de curar, de redimir al caído, por otra parte, tenemos a la lanza de la hechicería y de la nigromancia, es el mismo poder fálico pero usado siniestramente en obscuros aquelarres. “La dualidad también la podemos observar en las vestimentas de la logia blanca y de la logia negra, en la Logia Blanca, sus adeptos, usan el simbólico manto de distinción que va de la cabeza a los pies, es muy difícil lograr tal Manto. Los habitantes del Nirvana usan manto de diamante, esas son las vestiduras de los Dharmasatyas, pero hay nirvanis que usan los mantos de diamante cortos y otros largos hasta los pies, son los que han alcanzado el grado de Kumaras. También en la Logia Negra hay simbólicas vestiduras y el investigador competente podrá ver que en el castillo de Klingsor usan pequeñas capas, vestiduras. Son muy juguetonas las brujas, sarcásticas, suben por esa escalera de caracol hasta que llegan a su santuario tenebroso, conforme van progresando les van alargando la túnica, cuando ya están muy prácticas usan túnica larga. “Sus túnicas ostentan los colores que pertenecen a la gama del infrarrojo. Los grandes jerarcas de la Logia Negra usan túnicas con dragones rojos, negros, etc.” (Samael Aun Weor) Para muchas personas, esto es una fantasía de Richard Wagner, pero para los iniciados que saben moverse conscientemente en el ultra de la naturaleza, tales afirmaciones son una tremenda realidad, junto a un templo de luz, siempre habrá otro templo de tinieblas. Realmente esos dos castillos existen en España dentro de la cuarta dimensión, en estado de jinas. El maestro Samael afirma que antes de que España se manifestara como actualmente es; en tiempos de la recién sumergida Atlántida había varios castillos dirigidos por maestros de la Logia Blanca, atlantes sobrevivientes del antiguo continente atlante. El castillo de Montsalvat deviene de aquellos tiempos. España no es de Europa, perteneció a la antigua Atlántida. En dicho castillo, fue depositado el cáliz que usó el maestro Jesús en la última cena, mismo que el senador romano, José de Arimatea utilizó para recoger la sangre del divino redentor al pie de la cruz. Ese mismo grial lo usó Abraham, antes de él, estuvo en poder de Melchizedek, el genio de la Tierra. El cual vive en Agarti, la región de la Tierra subterránea. Hay puertas secretas para entrar allí, hay mares, montañas, hay una hermandad divina, poblada por habitantes selectos de la Lemuria y la Atlántida. El señor Melchizedek, en cierta ocasión se hizo visible en el Tíbet, hizo una serie de profecías que se están cumpliendo; guerras, terremotos, por último, el acercamiento fatal de Hercólubus a la Tierra. A través de los siglos el santo grial fue pasando de iniciado en iniciado hasta llegar a José de Arimatea. El senador romano también ocultó la lanza con que Longibus hiriera el costado del Señor. Por no haber querido entregar el cáliz estuvo 40 años encerrado en la cárcel y cuando salió desenterró el cáliz y la lanza y se fue a Roma, luego caminó por el Mediterráneo, hasta que una noche se le apareció en sueños un ángel y le dijo “ese cáliz tiene un gran poder magnético, porque en él está contenida la sangre del Redentor del mundo, entiérralo allá” y le mostró el templo de Montserrat, en el Castillo de Montsalvat. José de Arimatea allí enterró esas joyas, con el tiempo aquel templo se metió a la cuarta dimensión. En la Edad Media, muchos caballeros buscaron el cáliz y la lanza, sobre todo en tiempos de las guerras de las cruzadas, pero nunca los encontraron. Como recuerdo de aquella búsqueda, se conserva el símbolo de la copa de los campeones que se les da a los vencedores en los juegos olímpicos. El cáliz y la lanza tienen un gran significado. El cáliz simboliza al sagrado yoni o útero femenino, en cuanto a la lanza, representa al falus masculino. En ambos símbolos se halla oculta la clave de todo poder. Apreciados lectores, hasta aquí nuestro estudio esotérico de algunas de las óperas de Richard Wagner, debemos hacer conciencia del doble aspecto de la sabiduría esotérica encerrada en sus bellas obras, y estar dispuestos a comprobar estas grandes verdades dentro de sí mismos y en los mundos internos aquí y ahora. “¡¡¡Santo y bendito sea su nombre impronunciable, ahora que se ha verificado el sagrado misterio de la letra, entre tanto, proseguiré hacia más ocultos lugares!!!” ¡Paz inverencial! Fraternalmente: Virgilio Cuautle Roldán “Instructor gnóstico de Nochistlán Zacatecas” Retrato de Richard Wagner, Franz Seraph von Lenbach. 1882 El Santo Grial, Wilhelm Hauschild, 1880 Parsifal Revelando el Santo Grial, Franz Stassen, 1900 “El Mesías” de Georg Friederich Handel En el mundo de la música Sacra, pocas obras logran la trascendencia y majestuosidad espiritual que “El Mesías” de Georg Friederich Handel, sobre todo por considerar que las adversidades personales por las que pasaba su autor, y, sin embargo, fue precisamente en estas circunstancias cuando surge una obra maestra más sublimes de la historia. Su creación no fue un simple acto de genialidad musical, sino el resultado de un proceso personal profundo, tal vez por eso su impacto y resonancia entre las personas que lo escuchan. La carrera de Handel, compositor alemán nacionalizado británico, se encontraba en un punto bajo en 1941 pues las tendencias o los intereses musicales de su tiempo cambiaban, lo cual complicaba un ingreso estable además de haber pasado por problemas de salud a sus 56 años. Los médicos de la época llamaban a su condición “parálisis en el brazo derecho” lo que probablemente se debiera a un derrame cerebral menor, esto afectó su capacidad de tocar y dirigir, llevándole a estados de desesperanza que fue descrita entre sus contemporáneos como “melancolía extrema”. Durante este período, Handel experimentó lo que se podría llamar una "noche oscura del alma". Sus cartas de la época muestran a un hombre atormentado por la sensación de fracaso y abandono. "Mi fortuna se ha desvanecido como humo", escribió a un amigo, "y mi espíritu se encuentra en las profundidades más oscuras". Esta vulnerabilidad personal, lejos de ser una debilidad, se convertiría en el motor que inspiraría su obra más trascendente. Es en estos momentos que recibe el libreto del Mesías, del poeta y pensador Charles Jennens, devoto anglicano y profundo conocedor bíblico. El texto contiene profecías del antiguo testamento sobre la venida del Salvador, pasajes bíblicos que narran la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. La inspiración de Handel fue inmediata y transformadora pues según relataron sus sirvientes, el compositor se encerró en su casa durante 24 días sin casi comer ni dormir. En este aislamiento creativo e intenso, Handel experimentó lo que él mismo llamó como una “visitación divina”. Lo maravilloso de esta obra es ver como Handel canaliza experiencias personales para imprimir profundos niveles de emoción, como en la sección “He was despised” (Él fue despreciado) refleja en una melodía cargada de una tristeza profunda no solo el sufrimiento de Cristo sino también el personal rechazo en Londres, transformando su dolor en algo sublime y Universal. La reconocida progresión armónica en “And with his stripes we are healed” simboliza musicalmente el proceso de sanación a través del sufrimiento. Handel nos lleva desde la desesperación más profunda hasta el éxtasis más elevado. El famoso coro "Aleluya" fue compuesto en un solo día, y cuando su sirviente lo encontró al terminar, Handel tenía lágrimas corriendo por sus mejillas y susurró: "Creí ver todo el cielo ante mí, y al gran Dios mismo ". “Aleluya porque el Señor Dios omnipotente reina. El reino de este mundo se convierte en el reino de nuestro Señor y de su Cristo y reinará por los siglos de los siglos. Rey de reyes, por los siglos de los siglos ¡Aleluya!” El “Hallelujah” no es solo una alabanza religiosa; es la voz de un hombre que se reencontró consigo mismo y con lo divino, y que regaló al mundo una música capaz de elevar el alma humana. Por eso, cada vez que lo escuchamos, no solo oímos la gloria de Dios, sino también la redención de un hombre que supo convertir su adversidad en arte eterno. Al final de su manuscrito, Handel escribió las letras «SDG» —Soli Deo Gloria, «Solo la gloria a Dios». Cuenta la leyenda que el Rey Jorge II se puso de pie al escucharla, lleno de una emoción profunda y por esta razón, tal costumbre permanece hasta nuestros días entre el público que asiste a su representación. A lo largo de su vida, Handel continuó utilizando El Mesías como vehículo de caridad ayudando particularmente al Hospital Foundling de Londres, una institución para niños abandonados. Es por estas obras y por su trascendencia como músico que recibió el honor en Inglaterra de ser enterrado en la Abadía de Westminster. Handel, con su maravillosa obra El Mesías nos enseña la posibilidad de la redención, inspiración y sacrificio. Rubén Soto Handel retrato de, Thomas Hudson, 1756 Instituto Cultural Quetzalcóatl La sabiduría del Ser 106 Página 1 | 1