CAPITULO OCTAVO

EL DESDOBLAMIENTO

1.- ¿Qué es el desdoblamiento?

R.- ¿Ignora usted realmente lo que es el desdoblamiento?. Entiendo muy bien señorita, que su pregunta es sincera. El desdoblamiento es sumamente simple y sencillo; es un fenómeno natural como el comer, el beber, etc., etc.

Es claro que cuando el cuerpo físico está adormitándose, el alma se sale de éste y viaja por todas partes; al regresar el alma, al meterse otra vez en su cuerpo recuerda muchas veces los lugares donde estuvo, las personas con las que habló, etc. y a esto se le denomina sueños; tal es realmente el desdoblamiento.

2.- ¿Esto sólo puede hacerse en sueños o también a voluntad?

R.- De todas maneras se necesita sueño para poder desdoblarse aunque sea a voluntad.

3.- ¿El desdoblamiento no es peligroso?

R.- Me parece que hacerse uno consciente de sus propios fenómenos naturales jamás puede ser peligroso; uno debe hacerse consciente de los alimentos que come, de lo que bebe, del estado en que se encuentra su salud y también del proceso del desdoblamiento que ocurre en toda criatura viviente.

4.- ¿Explíqueme usted la técnica para poder desdoblarme, quisiera ir a París a voluntad?

R.- Aquello que hace usted siempre en forma involuntaria, inconsciente, aprenda a hacerlo en forma voluntaria y consciente. Siempre se ha desdoblado usted; en instantes al estar dormitando toda alma se sale del cuerpo en forma desafortunadamente inconsciente; haga usted eso mismo, pero en forma voluntaria y consciente repito; cuando se sienta en estado de lasitud propio del sueño, cuando comience a dormitar, imagínese ser como un fantasma sutil, vaporoso; piense que se va a salir de su cuerpo; comprenda que usted no es el cuerpo; entienda que usted es una alma; siéntase siendo alma y levántese de su lecho con suavidad, delicadamente, como se levantan las almas.

Esto que le estoy diciendo tradúzcase en hechos concretos; no se trata de pensar, sino de hacer; al levantarse, dé luego un saltito dentro de su propia recámara con la firme intención de flotar en el espacio; así, es claro que si flota es porque ya está fuera del cuerpo físico; entonces puede salir de su recámara y flotar en el espacio; puede irse a París a Londres o al lugar donde quiera; mas si no flotare es porque se ha levantado de su cama con cuerpo físico, entonces métase nuevamente entre su lecho y repita el experimento.

5.- ¿Al flotar el cuerpo físico, queda en el lecho?

R.- Quiero que usted me entienda; es claro que si usted flota en el medio ambiente circundante es porque está fuera del cuerpo físico; en este caso concreto debe usted comprender que su cuero ha quedado metido dentro de la cama y que usted está fuera del cuerpo y lejos de la cama.

6.- ¿Cuándo uno siente flotar debe pensar que viaja a un lugar determinado?

R.- Quiero, distinguida dama, que usted comprenda que no se trata de pensar, sino de hacer, que es diferente. Por ejemplo, yo estoy viéndola a usted sentada en esa silla, mas si usted piensa que se va a levantar de esa silla y se va a la calle y no actúa, es claro que ahí permanecerá sentada en la silla; acción es lo que se necesita, ¿me ha entendido?

7.- ¿Eso es lo que me gusta de la gnosis que todo lo que no entiendo me lo explican claramente.

R.- Eso es claro; a nosotros nos gusta la exactitud en todo, la precisión.

8.- ¿Puede contarme algún caso concreto de desdoblamiento a voluntad?

R.- Con el mayor placer, distinguida señorita, voy a relatarle un caso personal. Quiero contarle a usted mi primer desdoblamiento; era yo muy joven todavía cuando resolví desdoblarme a voluntad. Recuerdo claramente que entonces puse mucha atención en el proceso del sueño y cuando ya me sentí dormitando en ese estado de transición que existe entre vigilia y sueño, actué inteligentemente.

Yo no me puse a pensar que me iba a desdoblar, porque es obvio que me hubiera quedado pensando y no hubiera realizado el anhelado experimento; repito; actué, me levanté con gran suavidad de mi propio lecho y al hacerlo se produjo una separación muy natural entre el alma y el cuerpo; el alma quedó afuera y el cuero quedó en la cama dormido.

Salí de mi casa a la calle en forma espontánea y clara y luego caminé por una calle solitaria. deteniéndome en la esquina siguiente de la calle, reflexioné por unos instantes sobre el lugar a donde debía dirigirme, resolví marcharme a Europa.

Es ostensible que tuve que viajar por encima de las aguas del Atlántico flotando maravillosamente en el espacio luminoso; me sentí lleno de una dicha inconcebible para los seres humanos y al fin llegué a la ciudad de París.

Caminando o mejor dicho flotando en esa atmósfera luminosa, sentí instintivamente la necesidad de entrar en una casa. No me pesa haber penetrado en cierta mansión; lo curioso del caso fue el encuentro con un iniciado que había conocido en antiguas reencarnaciones.

El también estaba fuera del cuerpo; pude evidenciar ciertamente que su cuerpo yacía dormido entre la cama; junto a él ví a una mujer y dos niños que también dormían; entendí que se trataba de su esposa y de sus dos hijos.

Salude cariñosamente a mi amigo y al alma de su esposa, que estaba también fuera del cuero; no está demás decir que como los niños aquellos dormían, sus almas estaban afuera.

Trataron de asustarse aquellas almas infantiles con mi inusitada presencia; comprendí la necesidad de retirarme para evitar que tales almas espantadas regresaran a sus respectivos cuerpos; es incuestionable que si esto hubiera sucedido, los niños hubieran llorado entre la cama y el llanto habría despertado a mi amigo y a su esposa; entonces el diálogo se habría suspendido; tanto el alma de mi amigo como la de su esposa se hubieran visto obligadas a penetrar en sus respectivos cuerpos de carne y hueso.

Todo esto lo comprendí en milésimos de segundo y para evitar precisamente este problema, propuse a mi amigo abandonar la casa para salir conmigo a dar una vuelta por las calles de París; grande fue mi alegría cuando el aceptó.

Nos fuimos juntos por las afueras de aquella gran ciudad y hasta le aconsejé volver al camino es entrando en la senda de la luz; por último le propuse visitar un templo maravilloso que existe en Alemania; mi amigo declinó tal invitación diciéndome que no podía hacer eso porque debía concentrar su atención en los problemas de la vida práctica, puesto que tenía mujer, hijos, etc., etc., me despedí de aquél iniciado y suspendiéndome en la atmósfera, pasé por encima de unas grandes murallas y luego me fui por una carretera, por un camino serpentino lleno de curvas, hasta que llegué a un templo maravilloso.

Frente a tal santuario vi a muchas almas de distintas nacionalidades; gentes que durante las horas del sueño se escapaban de su cuero para llegar hasta el santuario.

Todas esas gentes reunidas en distintos grupos platicaban entre sí; hablaban del cosmos, de las leyes de las reencarnaciones y del Karma, de los misterios de la vida y de la muerte, etc.

Busqué entre tales grupos a cierto amigo hábil en el desdoblamiento, más no lo hallé.

Entonces me acerqué hasta el umbral del templo y ví un jardín exquisito con flores deliciosas que exhalaban un perfume embriagador, en el fondo se destacaba la silueta de un templo espléndido iluminado por los esplendores de las estrellas; quise entrar, mas el guardián intervino diciéndome: Este es el templo de la sabiduría; retírate, todavía no es tiempo.

Obedeciendo las órdenes, me retiré a cierta distancia sin alejarme demasiado del umbral; entonces me miré a mí mismo; observé mis manos y mis pies espirituales y hasta me permití el lujo de compararlos con las manos y pies de ese cuerpo de carne y hueso que allá, en América Latino, en la tierra sagrada de los Aztecas, había dejado dormido entre el lecho.

Es evidente que todas estas comparaciones dieron por resultado que instantáneamente regresara a mi vehículo físico material que roncaba profundamente dormido entre la cama; entonces desperté sobresaltado diciéndome: Estuve en el templo de la sabiduría; qué dicha, qué felicidad.

Todavía hoy en día no puedo olvidar aquella luz blanca, tan inmaculada que resplandecía en aquél santuario. Ciertamente, esa luz no parecía de ninguna lámpara física; salía de todas partes y no hacía sombra de ninguna especie.

9.- ¿Puede uno viajar a cualquier lugar aun sin conocerlo?

R.- Yo fui a ese templo divino y sin embargo, no lo conocía, me llevó dijéramos un sentido telepático superior; podría decirle que me guió mi propio espíritu.

10.- ¿Cuando hace el desdoblamiento a voluntad puede recordar cuando despierta a donde fue?

R.- Es claro que si no recuerda es porque no se ha desdoblado a voluntad, pues a mí me parece imposible que una persona que se desdobla a voluntad, que se sale del cuerpo intencionalmente, conscientemente no sea capaz d recordar lo que vió fuera de su cuerpo. Por ejemplo, cuando usted sale de su casa, ¿recuerda lo que vió en la oficina? ¿el trabajo que ejecutó, las órdenes de su jefe?

11.- sí, recuerdo todo lo que hice en la oficina cuando regreso a la casa.

R.- Pues este es el mismo caso, señorita; recuerde que su cuerpo físico es una casa de carne y hueso, si usted se sale a voluntad de tal casa verá muchas cosas y si se regresa usted voluntariamente, también es obvio que recordará todo lo que vió y oyó.

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