Gnosis y Poesía

Quetzalcoatl

Tlachinolli

Quien dice que las aves ya no vuelan

si las alas de Quetzalcoatl aun andan por los cielos,

quién dice que las plumas sagradas ya no brillan,

si en los rayos del sol aun palpitan, entregándose

al hombre y éste que se niega a recibirlas.

mas cual pájaro hombre que su serpiente asciende

y devora la podredumbre de la ignorancia

y la insensatez.

 

Quién osa decir que esto es tierra marchita,

si aun la misma tierra hace vivir, muere

y vuelve a nacer todo lo que de ella surge.

 

Para vivir hay que morir, y para morir,

hay que vivir de instante en instante.

ni las mariposas negarían su existir,

ni los sabios se halagarían porque les rindieran elogios.

pues es más terrible la situación de los que se creen sabios, cuando hay quienes ignoramos que ignoramos.

 

La sabiduría no se regala, se hace una con nosotros mismos, hasta en el templo de Delfos hace mención a esto,

pues la entrada a ella es comenzar con nosotros mismos.

el jade y las piedras preciosas no son de quien las posee,

sino de quien las hace suyas, les da forma y las perfecciona.

 

Quién dice que lo antiguo ya no vive,

si corre por nuestras venas.

Ni las aguas, ni los ríos se atreverían a decir semejante cosa,

más cuando los tesoros han sido cubiertos

con el manto de la sabiduría celeste.

Quetzalcoatl vive y quiere que nosotros vivamos

y no como ahora que tan solo existimos.

Getzabela Lázgare. México. D.F.

El hombre superior gusta de ser lento en palabras, pero rápido en obras.

CONFUCIO


Para más información sobre Quetzalcóatl puedes consultar el libro: La Sabiduría de Quetzalcóatl

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