Libro: Nacimiento de Colibrí Zurdo - Huitzilopochtli

Capítulo 7.- La Serpiente de Fuego [Xiuhcóatl]

Desde tiempos muy remotos, en todas las culturas del mundo, se le ha rendido culto al fuego, más es de notarse que no se trata del fuego con que calentamos nuestros alimentos, ni el fuego del rayo, sino más bien, se trata del fuego que está en estado latente y que mora en nuestro interior.

“Serpiente de Fuego” [Xiuhcóatl] 
(Museo de Antropología e Historia México)

“Serpiente de Fuego” [Xiuhcóatl] (Museo de Antropología e Historia México)

 

«Y el llamado Tochancalqui puso fuego a la serpiente hecha de teas llamada Xiuhcóatl, que obedecía a Huitzilopochtli.» (Códice Florentino)

En este momento entramos a un aspecto importantísimo del trabajo interior. El uso del fuego sagrado o “Serpiente de fuego” [Xiuhcóatl], con el fin de tener más capacidad de eliminar el ego.

Enormes similitudes encontramos entre la serpiente sagrada Kundalini de la India, la serpiente alada de luz egipcia y la “Serpiente de Fuego” [Xiuhcóatl] en este mito ancestral.

Se trata de un fuego muy especial, relacionado con la Madre Divina interior, “nuestra madre venerada” [Tonantzin], “madre de los dioses” [Teteoinan], tiene varios aspectos de manifestación y uno de ellos se encuentra en el centro magnético (Chakra) del coxis, llamado Fundamental (Muladhara) y verdaderamente parece como un fuego serpentino y eso es el por qué varias culturas tan distantes lo representan de igual forma.

“La madre de los dioses” [Teteoina] (Museo de Antropología e Historia México)

“La madre de los dioses” [Teteoina] (Museo de Antropología e Historia México)

 

Este fuego sólo puede ser despertado, a través de la magia del amor encarnado en un matrimonio, por ello es que en este momento entra en acción otro personaje: “El que habita en nuestra casa” [Tochancalqui], quien puso fuego a la serpiente hecha de teas, Indicando claramente que únicamente en el hogar, en el matrimonio, cuando se sabe verdaderamente amar, este fuego puede ser encendido.

No es para menos que la senda de la revolución de la conciencia, sea llamada también el Sendero del hogar doméstico, pues es ahí donde está el secreto de salvación.

Quien logra despertar este fuego sagrado y aprende a controlarlo, puede dirigirlo en contra de los defectos psicológicos para destruirlos, previa comprensión total de los mismos. Y es que la naturaleza de los Yoes-defectos es muy fuerte, se requiere de energías muy poderosas para desintegrarlos, y afortunadamente esta fuerza subyace latente en el ser humano.

«Luego con ella hirió a Coyolxauhqui, le cortó la cabeza, la cual vino a quedar abandonada en la ladera de Coatépetl. El cuerpo de Coyolxauhqui fue rodando hacia abajo, cayó hecho pedazos, por diversas partes cayeron sus manos, sus piernas, su cuerpo.» (Códice Florentino)

“Colibrí Zurdo” [Huitzilopochtli] derrotando a “La adornada de cascabeles” [Coyolxauhqui].

“Colibrí Zurdo” [Huitzilopochtli] derrotando a “La adornada de cascabeles” [Coyolxauhqui].

En el libro de los muertos egipcio, encontramos fragmentos de cómo puede ser utilizado ese fuego contra esos demonios internos, “¡Huye, demonio de cara de cocodrilo, tú cuya morada está en el Oeste! Sabe que el Espíritu-Serpiente Naau ¡habita en mi pecho! Le voy a lanzar contra ti, para que tu fuego no pueda perjudicarme”

En esta parte del mito, nos asombra encontrar el fuego positivo representado por la “Serpiente de Fuego” [Xiuhcóatl] y el fuego negativo simbolizado por “La adornada de cascabeles” [Coyolxauhqui]. Este es el binario serpentino, la lucha entre las fuerzas del bien y del mal dentro de nosotros.

El fuego positivo está simbolizado también por la Serpiente de Bronce que sanaba a los israelitas en el desierto y el fuego negativo es la serpiente tentadora del Edén.

Dentro de las enseñanzas gnósticas el fuego positivo recibe el nombre sánscrito de Kundalini y el fuego negativo el Kundartiguador. Lini es un término atlante que significa fin, y Kunda se refiere a este fuego fatal y negativo.

El sabio Salomón deja una oración llamada: “Conjuración de los Cuatro”, en donde dice: “Serpiente movible, arrástrate a mis pies, o serás atormentada por el fuego sagrado y evapórate con los perfumes que yo quemo”, aludiendo claramente a estas dos fuerzas contrarias que habitan en nuestro interior y asociándolas coincidentemente con el fuego y la serpiente.

“Distíngase entre la serpiente tentadora del Edén y la Serpiente de bronce que sanaba a los israelitas en el desierto; entre la horripilante Pitón que se arrastraba entre el lodo de la tierra y que Apolo, irritado hirió con sus dardos y esa otra que ascendía por la vara de Esculapio, el Dios de la Medicina. Cuando la Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes asciende por el canal medular espinal del organismo humano, es nuestra Divina Madre Kundalini. Cuando la serpiente ígnea baja proyectándose desde el hueso coxígeo hacia los infiernos atómicos del hombre, es el abominable órgano Kundartiguador.” (Doctrina Secreta de Anáhuac, Samael Aun Weor)

Por lo que se insiste en destruir ese fuego negativo de la pasión animal, origen de nuestros más variados deseos, el pecado original bíblico y en este mito simbolizado por “La adornada de cascabeles” [Coyolxauhqui].

Pero destruir semejante fuerza fatal, sólo es posible empuñando la “Serpiente de Fuego” [Xiuhcóatl], encendida por “El que habita en nuestra casa” [Tochancalqui], es decir, con el amor auténtico nacido en el sabio uso de nuestras energías creadoras, en un matrimonio que sepa respetar el orden cósmico y sagrado del hogar.

Si logramos esto, es entonces que el estudiante que busca el auto conocimiento, puede dirigir ese fuego sagrado en contra de los distintos elementos que componen esa pasión animal y decapitarla, vivamente representada cuando el cuerpo de “La adornada de cascabeles” [Coyolxauhqui] totalmente despedazado, caerá por la ladera de la “Montaña de la Serpiente” [Coatepec].

“La adornada de cascabeles” [Coyolxauhqui]. 
Cayendo del cerro de la serpiente hecha pedazos
(Museo del Templo Mayor, México)

“La adornada de cascabeles” [Coyolxauhqui]. (Museo del Templo Mayor, México). Cayendo del cerro de la serpiente hecha pedazos