Muérdago

Se da este nombre a las Plantas del género Víscum. Arbusto parásito sobre Árboles con chupadores corticales que se encuentran, más principalmente, en los Álamos, Sauces, Perales, Manzanos, Abedules, Tilos, Abetos y Nogales. Es relativamente raro en los Robles y aun más en la Vid.

Dice la Leyenda:

Al nacer Báldur, hijo de Odín y de Freya, hizo su madre conjurar todas las cosas... De ese modo, ni las armas mismas, harían daño jamás al nuevo Infante. Así transcurrió su niñez... Pero al cabo del tiempo, siendo ya hombre Báldur, fueron los Dioses secundarios a probar la eficacia del conjuro y entonces le maltrataron de intento arrojándole piedras y lanzas. Fue inútil. El encanto subsistía haciéndole invulnerable contra todo peligro material... Enterado Loke, el malo eterno, hace saber que el conjuro no alcanzaba a todas las cosas. Faltaba el Muérdago, que era el mágico arbusto de virtudes admirables. Acto seguido, hicieron una lanza de esta misma Planta que fue arrojada sobre el Dios, dándole muerte.

Los Dioses entonces, pesarosos de su obra, lloraron por Báldur cuando no había remedio para salvarle del Hel. Pero una Diosa, sabedora del caso, trató de ofrecer un remedio infalible recomendando una bebida de Muérdago. He aquí que la bebida se aplicó y Báldur fue devuelto a la vida con la misma Planta que le había matado...

Quien haya pasado Navidad en Inglaterra recordará, que los ingleses adornan los techos de sus casas con ramas de Muérdago. Algo semejante ocurre en Alemania y algunos países nórdicos. Todos dicen, que esta Planta trae suerte y que es un gran amuleto vegetal, sobre todo, el Viscum álbum de los Manzanos de Bretaña.

Pero la fama no es reciente. Ya Plinio refiere, que los Celtas y con ellos la Sociedad Secreta de los Druidas lo veneraban. Si vamos a buscar las fuentes que sirvieron a Plinio para esta información, nos encontramos con Teofrasto, discípulo de Platón y Aristóteles, (371 años ante de la era cristiana) quien, al escribir su Historia Plantarum, se ocupa largamente del Roble o Encina brava y entonces describe esa Planta parásita del Muérdago. Teofrasto, a su vez, encontró manuscritos anteriores donde ya se dice que en épocas muy remotas, fue traído por los Dioses a la Tierra para servir de panacea y amuleto.

Son los zorzales en realidad, los que verdaderamente comen ese fruto del Muérdago y luego con su excremento van dejando la semilla en ciertas aberturas de los Árboles donde nace. El más apreciado, es el que brota en el Roble y en la Vid por ser tan rara su aparición sobre estas plantas.

Precisamente el nombre de los Druidas, tiene su etimología en la palabra griega Drys, que significa Roble. Por eso a los Druidas, se les llamaba los HOMBRES DE ROBLE y sólo veneraban, aquel que tuviera Muérdago. Es decir, aquel en que Dios había puesto su señal, dotándole de esta planta misteriosa.

Desde hace muchos años usamos nosotros con éxito maravilloso el Muérdago contra la arteriosclerosis que es una de las enfermedades más comunes y de las que más enfermos arrastra a la tumba. Sin embargo, la mayor parte podría sobrevivir a esa enfermedad, si a última hora mantuviera firmes las paredes arteriales dándoles la elasticidad necesaria.

La Arteriosclerosis es debida a la saturación de las secreciones calcáreas en las paredes arteriales que a su tiempo se rompen como pasa a las mangueras de goma de un jardín ya viejas por el uso. Así como éstas recobran su elasticidad frotándoles grasa, las arterias deben recobrarla también extrayéndoles cal. Para esto, la Medicina Escolástica, sólo receta Yodo, pero vemos en la práctica que no ofrece resultado alguno.

¿Nosotros, en cambio, damos el Muérdago? ¿A qué se debe su aplicación?.

Toda planta, aun después de cortada en trozos, triturada o extraída su jugo, no abandona jamás sus condiciones astrales genuinas. El Muérdago, en este caso, viene sediento de cal. Como no tuvo suelo donde obtenerla, la poca que posee la extrajo del Árbol en el que fue parásito y al llegar al interior de nuestro organismo, trata por última vez y se esfuerza en cumplir su deseo nativo impregnándose de cal que arranca a las paredes de las arterias mismas. Con ello, les devuelve elasticidad, facilita la circulación y evita o cura por este proceso, la Arteriosclerosis.

Razón tuvieron los Antiguos para afirmar que esa Planta prolongaba la vida. Así es en efecto. Un médico cualquiera, puede medir la presión arterial a poco de tomar el Muérdago y así comprobará que la acción es inmediata.

Pero hay también otras muchas enfermedades donde hace maravillas. Renault, en la Société de Terapeutique, ha dicho, que no hay nada que pueda curar una Hemotitis más a prisa y con más precisión que el extracto de Muérdago. Esto ha dado lugar, a que muchos Médicos lo recomienden contra la Tuberculosis. Ya en Francia, se está poniendo para la Arteriosclerosis una solución de esta Planta en inyecciones intravenosas, pero todo este aparato no es más que con miras al dinero. Para obtener un franco resultado, que todo enfermo puede comprobar, hasta que él mismo se haga su infusión.

Hay una cantidad muy bien proporcionada de Tanino en el Muérdago que es muy medicinal. En centenares de análisis hemos encontrado que el procedente del Álamo es el que tiene menos cal en el tronco, disfrutando de mayor abundancia en las hojas.

Cultivándolo de intento como lo hacemos nosotros y observando las reglas astrológicas precisas, hemos sacado un extracto que ofrece resultados sorprendentes. Las experiencias alquimistas, hechas en frío, nos dieron dibujos en Oro y Rosas que vinimos a corroborar por el sistema capilar.

He aquí las propiedades de esta Planta Sagrada que tan preciadas ventajas está proporcionando a los enfermos.

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