El Gato
¡Hola, amigos! Esperemos se encuentren bien de salud.
Seguimos con el simbolismo de los animales y en este caso vamos a ocuparnos del gato.
Bodegón gato. Jean Baptiste Oudry. 1737.
Muchos de nosotros en algún momento nos hemos topado con un gato o lo tenemos como mascota felina en casa. Nos damos cuenta de que es un animal interesante. Ya que es un felino, saca sus garras para defenderse o atacar a sus presas, esto nos invita a la reflexión.
Las garras del felino, como las del tigre o jaguar, nos indican que debemos desintegrar nuestros yoes, defectos o agregados de tipo psicológico. Esto lo hacemos con la auto observación psicológica; porque primero los tenemos que descubrir para luego estudiarlos, analizarlos, comprenderlos y luego pidiendo a nuestra Madre Divina la ayuda para volverlos polvareda cósmica.
También son buenos cazadores, cuando quieren atrapar una presa, son muy observadores y sigilosos, no se les va ninguna presa viva. Así nosotros deberíamos observar a nuestros agregados de tipo psicológico y eliminarlos. Que no se nos vaya ninguno vivo.
Por otro lado, el gato era venerado en el antiguo Egipto, ellos fueron los primeros en domesticarlos. Formaron parte del tema religioso, se le consideró sagrado en esa cultura y encontramos réplicas de este animal en las pirámides y templos. Representaba un símbolo de protección como el león.
Gato egipcio con escarabajo. Foto: María Guadalupe Incl.an Castillo.
En la fotografía vemos que el gato egipcio que lleva en su pecho un escarabajo, este nos viene a simbolizar el alma.
Ahora vamos a hablar de los nahuales, que son los elementales de los vegetales y animales y ellos nos pueden ayudar en muchos aspectos de nuestra vida, siempre y cuando tengamos fe y estemos trabajando en el despertar de la conciencia y en la desintegración de los yoes.
Primero explicaremos lo que son los elementales: Todo átomo del universo es un trío de materia, energía y conciencia. Y el aspecto concientivo o la inteligencia de todo átomo es el elemental. Cada elemental tiene un organismo físico, que está constituido por sistemas, órganos y células; cada célula es un conjunto de átomos. Están regidos por átomos obreros, átomos ingenieros y átomo arquitecto que es el átomo Nous.
El organismo físico de cada elemental le permite hacerse visible y tangible en el mundo físico, pero también la conciencia o inteligencia de cada átomo está ataviada de un cuerpo etérico que le permite hacerse visible y tangible en cualquier lugar, así se puede manifestar en diversas formas como el nahual.
El nahual es un disfraz esotérico de algún animal o también puede ser un elemental que está relacionado con la persona que está ligado a él desde su nacimiento.
Aquí en México, el estado de Oaxaca es un pueblo de muchas leyendas ocultistas que podemos conocer. Todavía en algunos pueblos de Oaxaca se acostumbra que cuando un niño nace se le relaciona con los nahuales.
La Madonna Della Gatta. Federico Barocci. 1598.
Cuando nace la persona, ya sea de noche o de día, los familiares deberán hacer un círculo con cenizas alrededor de su casa.
Y al amanecer notarán que en las cenizas hay huellas de animales de la zona. Si esas huellas corresponden a un tigre, por ejemplo, éste sería el nahual del bebé.
También esto lo vemos con los vegetales.
En tiempos milenarios, el ombligo del recién nacido se enterraba junto con un retoño de cualquier vegetal, por ejemplo, un árbol; entonces, ese árbol queda correlacionado con el recién nacido y van creciendo simultáneamente. Ese elemental puede ayudar a ese niño o niña en muchos aspectos de su vida.
Muchos de los nativos son protegidos por aquellos elementales con que se les relaciona en el nacimiento. Los nahuales son elementales ideales cuando de verdad los amamos sinceramente.
Y además, esas personas con los elementales de los vegetales realizaban curaciones a distancia, fenómenos mágicos, conjuraban tempestades, huracanes, terremotos, etc.
Freyja conduciendo su carro con gatos. Nils Blommér. 1852.
En esos tiempos antiguos no existía el ego, entonces las personas trascendían y podían realizar estos fenómenos y curaciones.
El nahual del gato negro nos puede ayudar para las salidas en astral o despertar nuestra conciencia.
Vamos a exponer una experiencia que tuvo el maestro Samael con el nahual del gato:
“En casa teníamos un pequeño gatito de color negro, me propuse ganarme su cariño y es ostensible que lo logré.
Una noche cualquiera quise hacer un experimento metafísico trascendental.
Acostado en mi lecho coloqué a mi lado al inocente animal. Relajé mi cuerpo en forma correcta y después me concentré profundamente en el citado felino, rogándole que me sacase de mi cuerpo físico. Confieso sin ambages que tal concentración fue larga y muy honda, posiblemente se prolongó por el espacio de una hora.
Me adormecí ligeramente mediante la intensiva concentración, más ciertamente hube de pasar por una extraordinaria sorpresa. Aquella criatura pareció aumentar de tamaño y luego se convirtió en un gigante de enormes proporciones, acostado a la orilla de mi cama. Le toqué con la diestra y me pareció de acero, irradiaba electricidad y su rostro era negro como la noche. No hay duda de que todo su cuerpo era del mismo color, pero había dejado la forma animalesca asumiendo en vez de ésta, la figura humana, a excepción del rostro, que aunque gigantesco continuaba siendo de gato.
Eso fue algo insólito que no esperaba; me sorprendí terriblemente y un poco espantado, lo conjuré con la conjuración de los siete del sabio Salomón. El resultado fue que aquel encanto cesó. Instantes después junto a mí estaba otra vez la inocente criatura en su forma de gatito.
Muy preocupado anduve al otro día por las calles de la ciudad; yo creía que el miedo había sido eliminado de mi naturaleza y he aquí que ahora el nahual me había dado tremendo susto.
Sin embargo, en modo alguno me resignaba a perder la batalla y me di ánimo a mí mismo, aguardando ansioso la noche para repetir el experimento. Coloqué otra vez a la pequeña criatura en mi cama y a la diestra como en la noche anterior. Relajé mi cuerpo físico, no dejando ningún músculo en tensión, y después me concentré profundamente en el felino, guardando allá en lo profundo de mi corazón la intención de no dejarme espantar nuevamente. Soldado avisado no muere en guerra y yo ya estaba obviamente informado sobre lo que debería suceder; así pues, el temor había sido francamente eliminado de mi interior.
Transcurrida una hora, poco más o menos, en muy honda concentración, se repitió exactamente el mismo fenómeno de la noche anterior. El elemental del gatito aquel es obvio que se salió del cuerpo para tomar humana figura gigantesca y terrible.
Acostado en mi lecho, lo miré, era espantoso en gran manera, terrorífico. Ciertamente, su cuerpo tan enorme no cabía del todo en la cama, por lo cual sus piernas y sus pies rebasaban mi humilde lecho. Lo que más me asombró es que tal elemental, al abandonar su cuerpo denso, pudiera materializarse físicamente, hacerse visible y tangible para nuestros sentidos, pues podía tocarlo con mis manos físicas y parecía de hierro. Podía verlo con mis ojos físicos y su rostro era tremendo.
Empero, esta vez si no tuve miedo; me propuse ejercer completo control sobre mí mismo y es claro que lo logré. Entonces, hablando con voz pausada y firme, le exigí que me sacara del cuerpo físico diciéndole: levántate gatito de esta cama, y al decir esto, aquel gigante extraordinario me contestó con las siguientes palabras: Dadme tus manos. Es claro que yo levante mis manos, momento que aprovechó el elemental para jalarme y sacarme del cuerpo físico.
Aquel extraño ser estaba dotado de una fuerza terrible, pero irradiaba amor y es ostensible que quería servirme, así son los elementales de la naturaleza.
Ya de pie en mi astral, junto al lecho y teniendo por compañero a este misterioso ser, tomé nuevamente la palabra para ordenarle así: Llévame al centro de la Ciudad de México. Seguidme, fue la respuesta de aquel coloso. Él salió de la casa caminando lentamente y yo paso a paso tras de él.
Anduvimos por distintos lugares de la ciudad hasta llegar a San Juan de Letrán y por ahí, en una esquina cualquiera, nos detuvimos un momento. Era la media noche y anhelaba llevar a feliz término el experimento. Vi a un grupo de caballeros en una esquina platicando; ellos estaban en cuerpo físico y, por lo tanto, es incuestionable que no me percibían; sin embargo, yo quería hacerme visible y tangible ante ellos, tal era mi propósito.
Dirigiéndome pues, al gigante aquel, el nahual este de las maravillas y prodigios, en tono dulce pero imperativo le di una nueva orden: Pasadme ahora al mundo de tres dimensiones, al mundo físico. El nahual elemental puso entonces sus dos manos sobre mis hombros a tiempo que hizo sobre éstos cierta presión. Sentí que abandonaba el mundo astral y que penetraba en el mundo físico; quedé visible y tangible ante el grupo aquel de caballeros que en ese lugar se encontraba.
Acercándome a ellos, pregunté así: ¿Qué hora tienen señores? Son las doce y media de la noche. Gracias, señores, quiero decirles ahora a ustedes que yo vengo de regiones invisibles y que he querido hacerme visible y tangible para ustedes. Palabras raras, ¿verdad?
Aquellos hombres me miraron extrañados. Yo continué diciéndoles. Hasta luego señores, regreso ahora nuevamente para el mundo invisible. Rogué al elemental aquel me pasara otra vez a las regiones suprasensibles. Es incuestionable que la criatura aquella obedeció en el acto. Alcancé a ver el asombro de todos aquellos señores, sintieron horror y se alejaron presurosos de aquel lugar.
Nuevas órdenes dadas al gigante elemental fueron suficientes para que él me trajese de regreso a la casa. Al volver a la habitación, al penetrar en la recámara, vi que aquel señor misterioso perdía su gigantesco tamaño y penetraba dentro del pequeño cuerpo felino que yacía en el lecho, precisamente por la glándula pineal, situada como es sabido en la parte superior del cerebro. Yo hice lo mismo, puse mis pies astrales sobre la citada glandulita del cerebro físico y me sentí luego dentro de mi cuerpo denso para despertar entre el lecho.
Miré al gatito, le hice algunas caricias, le di las gracias y le dije: Te agradezco el servicio prestado, tú y yo somos amigos.”
Hasta aquí el relato del maestro Samael que nos deja una enseñanza para poder salir en astral consciente y positivamente, pero el color del gato debe ser negro. Estos felinos pueden ayudar a los aspirantes a una vida superior.El gato con Botas. Gustave Doré.
BIBLIOGRAFÍA “Mirando al Misterio” Samael Aun Weor
“Los fuegos dorsales son jehovísticos. Los fuegos del corazón son crísticos. En la frente centellean los rayos terriblemente divinos del Padre. “El libro amarillo” Samael Aun Weor
Enviado por: Carlos Celso Rea Zamora y Ma. Guadalupe Inclán Castillo.