Libro: La Balanza Cósmica, la Ley del Karma
Capítulo 1. La Ley del Karma
Karma es una palabra sánscrita que se traduce como: acción o hecho; dando a entender que toda acción realizada acarrea por ley una consecuencia positiva o negativa, es decir, es una ley de compensación y equilibrio de todo lo existente.
Si ayudamos a las personas desinteresadamente, esas acciones atraerán a nuestra vida buenas consecuencias como bienestar, salud, equilibrio, ayuda espiritual, etc. Por el contrario, si mentimos, robamos, adulteramos, explotamos al prójimo, estafamos, etc., eso atraerá malas consecuencias como dolor, sufrimiento, enfermedad, miseria, etc.
Maat (diosa de la verdad y justicia), Anubis (jerarca de la ley) y la Balanza Cósmica. Obra de teatro congreso gnóstico 2021.
La palabra griega “cosmos”, con la que se designa al universo, quiere decir literalmente “orden”, para que el universo siga firme en su marcha, deben existir leyes que permitan su sostenimiento, desarrollo y continuidad; de otra forma se formaría un caos que destruiría todo lo que conocemos.
La ley del karma actúa como una balanza cósmica; en un platillo coloquemos nuestras buenas obras, en el otro las malas. Si hay equilibrio, no pasa nada, ni bueno, ni malo, ya que las buenas obras compensan las malas obras.
Si la balanza se inclina en nuestra contra, es decir, las malas obras son más que las buenas, entonces atraeremos dolor en la medida que no se compensen las malas obras con las buenas; si se inclina a nuestro favor, entonces atraeremos bienestar, en la justa medida que las buenas obras excedan a las malas.
En todas las religiones, pueblos y culturas del mundo se ha estudiado esta ley de una u otra forma. Muy interesante resulta la cita bíblica aludiendo claramente a esta ley: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). Y, por supuesto, el maestro de maestros, Jesús trata de que hagamos conciencia de esta ley al decirnos: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”, (Mateo 7:12).
Indudablemente Buda, en sus enseñanzas, hace un estudio muy profundo de esta ley, tal como lo encontramos en esta cita: “No ofendas a los demás como no quieras verte ofendido” (Udanavarga 5:18), indicando claramente las consecuencias de nuestros actos, incluyendo lo que decimos.
El maestro budista Bodhidharma nos hace entender que, el bienestar que podamos tener en este momento, sólo puede ser el resultado de lo que pudimos haber sembrado de bien en el pasado: “Si debemos ser bendecidos por una gran recompensa, como la fama o la fortuna, es el fruto de una semilla plantada por nosotros en el pasado”.
Todos los grandes iniciados de todas las épocas y lugares del mundo han enseñado esta ley; el que cada sabio maestro nos la entregue demuestra la gran importancia que tiene el que sea estudiada por cada aspirante a la luz de la sabiduría.
La maestra Blavatski hace un estudio profundo de esta ley en sus geniales obras y nos afirma: “Karma infalible que ajusta el efecto a la causa en los planos físicos, mentales y espirituales del Ser, así como ninguna hasta la más pequeña, desde la perturbación cósmica, hasta el movimiento de nuestras manos, y del mismo modo que lo semejante produce lo semejante, así también karma es aquella ley invisible y desconocida que ajusta sabia, inteligente y equitativamente, cada efecto a su causa haciendo remontar ésta hasta su productor”. (H. P. Blavastki).
El maestro Confucio en sus conferencias con sus discípulos, recopilados como “Analectas”, se puede leer esta maravillosa ley del amor universal, que de aplicarla en nuestra vida diaria nos permitiría trascender muchas situaciones nefastas: “Lo que no desees que te hagan a ti, no se lo hagas a los demás” (Analectas 15:24).
Entre los egipcios no puede faltar la diosa de la verdad y la justicia llamada Maat, muy interesante es que junten estas dos cualidades en un solo símbolo, ya que deben ir de la mano siempre, y se le representa con una pluma de avestruz sobre la cabeza, también nos simboliza la armonía universal; el equilibrio que debe existir en todo lo creado.
Cuadro de la diosa Maat (diosa de la verdad y justicia. (Real).
La mitología griega no es la excepción y resalta esta ley en la diosa Némesis, diosa de la retribución y equilibro en los aconteceres humanos, la misma encarnación de la ley del karma, ya que mantiene en equilibrio todo lo existente.
En el jainismo el estudio del karma es un pilar fundamental de sus enseñanzas, así como la erradicación de los defectos psicológicos: “El karma es la raíz de la esclavitud del alma. La liberación se alcanza a través de la purificación del karma” (Mahavira).
El ahondar en el estudio y comprensión de la ley del karma nos puede llevar a niveles de conciencia elevados, a sentirnos todos como un solo ser, así lo podemos encontrar en las sabias enseñanzas de Lao Tse, que nos refieren el camino a seguir para vencer el karma: “Al tratar con los demás, has de saber ser amable y bondadoso. Al hablar, has de saber medir tus palabras.”. (Tao Te King. 8).
«Karma, es una palabra que significa “causa y efecto”: Toda causa produce su efecto y todo efecto puede convertirse en causa”. Ésa es la palabra karma: Ley de acción y consecuencia. Obviamente, una mala acción tendrá una mala consecuencia y una buena acción tendrá una buena consecuencia. Así es como trabaja la ley del karma. Cada uno de nosotros es artífice de su propio destino, cada uno de nosotros crea su propio destino, es el creador de su destino.»
«Si nosotros sabemos aprovechar bien el presente, hasta el máximo, trabajando rectamente, obviamente crearemos un buen karma, un buen destino, tendremos un futuro maravilloso. Pero si nosotros no sabemos aprovechar la vida de instante en instante, podremos originar un karma desastroso.»
«Un hombre que sabe vivir rectamente (de momento en momento), que aprovecha cada segundo de su vida para trabajar en favor de la humanidad y para transformarse psicológicamente, es un hombre de porvenir, es un hombre que puede crearse un futuro maravilloso.» (Samael Aun Weor. Entrevista en Radio Universidad).
Anubis y el palacio de la ley
Chacal egipcio (Real).
La ley del karma está dirigida por inteligencias superiores, no podría ser de otra forma, no es una ley ciega, sino que establece un equilibrio en todo lo existente, por lo que es lógico que tenga toda una estructura muy organizada y exacta para lograrlo.
Entre los griegos se utilizó el término arconte para designar a los gobernantes y suele usarse este término para los que dirigen y rigen la ley del karma, obviamente estos seres divinos existen gobernando todos los aconteceres humanos y de la naturaleza, por lo que podemos inferir que, para el perfecto desenvolvimiento de la ley del karma, existan jerarcas, jueces, palacios y aunque parezca increíble hasta abogados de carácter superior.
Los siete mundos y los siete cuerpos
En el estudio de la ley del karma y el palacio de la ley, mencionaremos frecuentemente universos paralelos, dimensiones o mundos que conforman nuestro universo. Ahora bien, para que nos sea más claro, no está demás definirlos:
Mundo físico: Es el mundo en que vivimos, en donde nos desenvolvemos y que generalmente creemos conocer muy bien, el que es estudiado por la ciencia oficial y que todos reconocemos. Le llamamos mundo tridimensional por contar con tres dimensiones: largo, ancho y profundidad. Aquí nos desenvolvemos con el cuerpo físico.
Mundo vital: Es la cuarta dimensión, mundo etérico, es el mismo edén, en donde viven las criaturas elementales de la naturaleza (silfos, sílfides, nereidas, ondinas, gnomos, pigmeos, salamandras). Tenemos un cuerpo vital que corresponde con este mundo que es el que le da vida al cuerpo físico.
Mundo astral: Es la quinta dimensión. Es el mismo mundo de los sueños a donde vamos todas las noches al dormir, pero de manera inconsciente. Es el mundo de los símbolos. Existe un cuerpo astral a través del cual nos desenvolvemos en el mundo de los sueños.
Mundo mental: Este también se encuentra dentro de la quinta dimensión. Muchas enfermedades tienen su origen en el uso inadecuado de las funciones mentales. Le corresponde el cuerpo mental.
Mundo causal: Sexta dimensión, el origen de todo lo existente se encuentra en este mundo; se le llama el mundo de la música y de la voluntad. Le corresponde el cuerpo de la voluntad o causal.
Mundo de la conciencia o del alma: También está en la sexta dimensión. Le corresponde una de las partes más elevadas del ser humano, ya que la conciencia está a un solo paso del Ser. Tenemos un cuerpo de la conciencia que se correlaciona con esta dimensión.
Mundo del Ser: Séptima dimensión. Región de nuestro íntimo, espíritu o Ser. También tenemos un cuerpo que le corresponde llamado cuerpo del Ser.
El palacio de la ley
Yugo de piedra en forma de U o herradura, tal como el Palacio de la ley (Xalapa).
Más allá del mundo físico, en el mundo astral o quinta dimensión, se encuentra el palacio de la ley divina donde se organiza y dirige la ley del karma; tiene forma de herradura y dentro se pueden encontrar balanzas, como símbolo de la misericordia; y espadas, representando la justicia.
Una justicia sin misericordia puede conducir a la tiranía y una misericordia sin justicia, generalmente, conduce a la complacencia con el delito; por lo que encontrar en este palacio las balanzas y las espadas es una forma de indicarnos el equilibrio que debe existir en ellas.
Esta enseñanza del equilibrio no solo la encontramos en el palacio de la ley, también la vemos en al Árbol de la Vida cabalístico, ya que los extremos de derecha e izquierda del árbol son precisamente los pilares de la misericordia y de la justicia; el pilar del medio asombrosamente es llamado del equilibrio.
En este templo o palacio, podemos hallar nuestros libros en donde se encuentran anotadas todas nuestras malas y buenas obras. Podemos investigar en este lugar todo lo que hemos hecho en esta y vidas anteriores; esto es algo muy recomendable, ya que así sabremos lo que nos depara la vida, ya que cosechamos en esta existencia lo que hemos sembrado en las precedentes.
Para ir a este lugar, es indispensable despertar conciencia en el mundo astral, es decir, saber que uno está en el mundo de los sueños conscientemente, salir del cuerpo físico a voluntad y luego solicitar a esas partes divinas interiores, nuestro Ser y Madre Divina, nos lleven a este templo de la justicia cósmica.
Otra forma de saber de nuestras pasadas existencias es meditar profundamente en lo que nos acontece de gran relevancia. Si relajamos el cuerpo y dejamos la mente en silencio meditando en tales acontecimientos y lo hacemos por un tiempo, podremos ver que no es más que el resultado de lo que hicimos en vidas anteriores.
Es increíble encontrar en este palacio de la ley a abogados iniciados, seres iluminados que trabajan ayudando a los seres humanos para orientarlos en los procesos del karma de la mejor forma, y así puedan pagar su karma sin necesidad de sufrir, mostrando el camino correcto para cancelar las deudas.
Tampoco puede faltar lo que podríamos llamar como “verdugos cósmicos”, término utilizado solamente como para entenderlo mejor, seres inefables que se encargan de aplicar el karma a los seres humanos que lo merecen.
En la época de esplendor en Egipto, los maestros regentes de la ley del karma estuvieron presentes físicamente durante un tiempo; esto hoy en día es imposible y solo se les encuentra en los mundos superiores de conciencia.
Capital cósmico
Jade (Chalchíhuitl), piedras consideradas por los mexicas como muy valiosas (Xalapa).
En el palacio de la ley también podemos encontrar unas raras monedas que representan los valores positivos que hemos realizado; el servicio que hemos hecho en favor de los demás, llamado “capital cósmico”. La palabra sánscrita dharma suele usarse para referirse a este capital cósmico, ya que se traduce como recompensa, ley o premio. Tales monedas podríamos cambiarlas por salud, un buen trabajo e inclusive hasta más tiempo de vida.
Con dichas monedas cósmicas es posible cancelar una deuda kármica que hayamos generado en pasadas existencias y que debamos sufrir lo que hicimos sufrir; esto se puede evitar pagando con dicho capital cósmico.
Hoy en día cada vez menos personas llegan a tener esas monedas, ya que son el resultado de buenas obras desinteresadas, las cuales muy pocas veces hacemos. Por ello el mejor de los negocios es hacer buenas obras a pesar de que está pasado de moda, que a nadie le interese y hasta en ocasiones lleguen a burlarse; es indispensable no sólo pensar en el dolor ajeno, sino hacer algo para remediarlo.
«El jefe de los sacerdotes del Tribunal del Karma es el gran maestro Anubis. En ese tribunal solo reina el terror de amor y justicia. En él existe un libro con su debe y haber para cada hombre donde se anotan minuciosamente a diario sus buenas y malas acciones. Las buenas las representan raras monedas que los maestros acumulan en beneficio de los hombres y mujeres que las ejecutan.» (Samael Aun Weor. Magia Crística Azteca).
Anubis el jerarca de la ley
La ley del karma no es una ley ciega; está regida por seres divinos que están más allá del bien y del mal. Iniciados en el sentido más completo de la palabra, seres que disolvieron hasta el último residuo de ego animal.
Hay un maestro divino que rige esta ley, su nombre es Anubis. Se trata de un ser muy preparado que gobierna el karma. Se le representa en la cultura egipcia como un ser humano con máscara de chacal, indicando la verdad y que el karma es la suprema impiedad y piedad; que nada se le escapa al karma, ni siquiera un pensamiento.
Para impactar a la conciencia cuando ejerce su trabajo, en forma ritual se presenta con una máscara de chacal, fuera de ello es un maestro como cualquier otro. Es decir, no tiene cabeza de chacal, es como su uniforme de trabajo, como el overol del obrero, como el sombrero del campesino; la máscara de chacal es para instruir a la conciencia que nada hay más arriba de la ley.
Los 42 jueces del karma
Círculo de los Gladiadores. (Cempoala).
El maestro Anubis es auxiliado por 42 maestros, todos auto realizados, con muchísima preparación a través de las edades y se les llaman: los 42 jueces del karma.
Se puede observar en los grabados egipcios, como en el Libro de los Muertos, una representación de estos arcontes de la ley; se ve como una tira de seres en la parte superior de estos papiros, con distintos atributos, como vigilándolo todo.
Ante ellos es que presenta el iniciado la declaración de que no ha delinquido antes de su juicio para poder ir a integrarse con Osiris (nuestro real Ser interior).
Es sorprendente encontrar en México, en la cultura totonaca, en la zona arqueológica de Cempoala (veinte aguas) Veracruz, encontremos una coincidencia asombrosa, y es que en el Círculo de los Gladiadores se encuentran exactamente cuarenta y dos almenas, sillas o tronos para alegorizarnos a esos maestros que colaboran con la ley del karma.
«El Círculo de los Gladiadores, vale la pena que lo estudiemos de verdad. Tiene 42 almenas o figuras en forma de sillas. Observen ustedes esas 42 sillas, ¡qué interesante resulta eso! Son los 42 tronos para los 42 jueces de la ley, los 42 jueces del karma.»
«Bien sabemos que todo en la vida se procesa de acuerdo con la ley de causa y efecto; no existe causa sin efecto ni efecto sin causa. Es cierto que existen también los 42 arcontes del destino. En los tiempos antiguos nadie ignoraba la cuestión de los 42 jueces y ahí ven ustedes las 42 sillas...»
«En el Egipto sagrado, milenario, se habla también de los 42 jueces del karma que trabajan bajo la dirección de Anubis, el gran juez de la ley. ¿Cómo podrían faltar aquí, en la tierra sagrada de los totonacas, en el mismísimo Círculo de los Gladiadores, las 42 sillas para los señores que gobiernan las leyes de causa y efecto en nuestro mundo Tierra? ¡Imposible! ¡Y ahí están, ante el veredicto solemne de la conciencia pública!»
«Quien se pronuncie contra esta tesis va a tener que echar abajo la egiptología, va a tener que atacar a Anubis y a sus 42 jueces, en el “Libro de los Muertos” en el Egipto milenario; va a tener que desbaratar, por sí mismo, todas las viejas teogonías de los antiguos tiempos. Pero la realidad es que ahí están las 42 sillas, y eso es profundamente significativo.» (Samael Aun Weor, Secretos Arqueológicos de Cempoala).
Partes del Ser y el karma
Anubis, obra de teatro en congreso gnóstico 2021.
Por si fuera poco, con tantos maestros gobernando la ley del karma, se debe aclarar que cargamos con la ley dentro de nosotros. Así como existen miles de egos que ensombrecen nuestra vida, también hay partes divinas ayudándonos. Un símil para darnos una idea es el tablero de ajedrez; hay piezas negras (el ego y sus manifestaciones) y las piezas blancas (las distintas partes del Ser).
Así como de una llama podemos sacar otra, el Ser o espíritu se desdobla en muchas partes para ayudarnos, cada una especializada en algún campo que necesitamos para transitar nuestro camino interior; dentro de esas partes del Ser tenemos varias que están relacionadas con el karma:
El Kaom o policía interior está conformado por el buen y el mal ángel de las tradiciones populares; ellos son Metratón y Sandalfón. Metratón es la parte del Ser que anota todas las buenas obras (casi no tiene trabajo hoy en día) y Sandalfón, quien es el más ocupado, es el que anota todas las malas obras.
Sabiendo esto, podemos inferir que no podemos escaparnos de la ley, pues la llevamos dentro. Acciones, sentimientos y hasta pensamientos, tanto positivos como negativos, son registrados por la ley divina interior. Tanto positivos como negativos. Todo lo bueno o malo que hagamos, no se escapa en ningún momento.
En pequeños detalles podemos darnos cuenta; como cuando creemos que no pasa nada si infringimos la ley, por ejemplo, tomar cosas de la oficina o del trabajo para nuestro uso personal, o como cuando nos dan en una tienda mal el cambio a nuestro favor; nos hacemos los despistados y hasta nos justificamos diciendo: “una de cal por las que van de arena”.
También en otras ocasiones nos desmoralizamos, porque otros se ponen las “plumas” de nosotros, es decir, alguien presume de lo que nosotros hicimos y nos sentimos defraudados, sin darnos cuenta de que la ley está dentro de nosotros, y cada cosa por mínima que sea queda registrada por estas partes del Ser que llevamos dentro en todo momento.
Anubis particular: Existe el Anubis como maestro, un ser de infinita perfección; sin embargo, hay dentro de nosotros un Anubis particular, una parte del Ser que llevamos en lo profundo de él y se llama Anubis; se encarga de regir la ley en nuestro mundo interior.
Lew: Es una parte del Ser que se le llama el león de la ley. Está descrita en el libro encontrado en el subsuelo egipcio llamado el Pistis Sophia, y contiene la vida del maestro Jesús once años después de su resurrección.
Podemos concluir que son muchísimas partes del Ser dentro de cada ser humano, así como también existen una infinidad de maestros regentes de la ley para que este universo esté manifestándose y exista la posibilidad de ser el escenario para que las esencias o almas puedan lograr su Auto realización íntima del Ser.
«Y van viendo, ustedes, los distintos aspectos de nuestro Ser. Él es dios león, también, el león de la ley; él es el policía del karma, que en nuestro interior cargamos, que surge de aquellas regiones cuando nosotros hemos cometido algún error (Kaom). Tenemos nuestro Anubis particular, propio, que nos aplica también la ley.»
«Tenemos a un Metratón (relacionado con el hombro derecho) y a un Sandalfón (relacionado con el hombro izquierdo). Y tenemos al Señor del Tiempo, que puede traernos la memoria de nuestras antiguas existencias, nuestros recuerdos... Todo eso tenemos en nuestro interior...» (Samael Aun Weor. El Autoconocimiento del Ser).
¿Cuándo actúa el karma?
Buda. (Dibujo de Rubén Soto Orozco).
Podríamos pensar que muchas personas son orgullosas, lujuriosas y hasta homicidas; y resulta que les va muy bien económicamente, tienen automóviles, dinero por montones, casas, etc.; a veces observamos que gente muy adicta al alcohol o drogas y resulta que no padece enfermedades; por lo que nos preguntaríamos: ¿Dónde está la ley del karma?, por qué no la vemos manifestarse en esas personas, la respuesta nos la da Buda cuando dice:
“Apresuraos en hacer el bien; refrenad vuestra mente hacia el mal, ya que quienquiera que es lento en hacer el bien, se recrea en el mal. Si un hombre obra mal, que no lo haga una y otra vez, que no se recree en ello. Dolorosa es la acumulación del mal. Si un hombre obra bien, que lo haga una y otra vez, que se recree en ello. Feliz es la acumulación del bien.”
“El malhechor todo lo ve bien hasta que su mala acción da fruto, pero cuando madura la fruta, entonces ve sus desafortunados efectos. Incluso una buena persona puede experimentar dolor al obrar bien, pero en cuanto el fruto se produce, entonces experimenta los buenos resultados.”
“No penséis con ligereza sobre el mal diciéndoos "no vendrá a mí". Igual que un cántaro se llena gota a gota, del mismo modo el necio, acumulándolo poco a poco, se llena de maldad. No penséis con ligereza sobre el bien diciéndoos "no vendrá a mí". Igual que un cántaro se llena gota a gota, del mismo modo el sabio, acumulándolo poco a poco, se llena de bondad.” (Dhammapada 116-122).
Claramente podemos comprender con lo dicho por el maestro Buda, que tarde o temprano se tiene que ajustar lo que hicimos, ya para bien o para mal; tan solo hay que esperar a que madure el fruto, eso es todo.
Algunas veces, podría suceder que agotemos nuestro ciclo de 108 existencias y no se haya logrado la Auto realización. Si sucede esto, el ingreso a las zonas sumergidas de la naturaleza ya es un hecho. Como esencia estamos ya perdidos, lo bueno que hayamos realizado en todas las existencias tiene que ser pagado antes del ingreso a las regiones del submundo.
Ahora nos podemos explicar cómo es posible que algunas personas tengan tantas riquezas si son tan malvados; podría deberse a que la Gran ley les esté pagando lo que de bueno hicieron antes de su descenso a los círculos dantescos.
Símbolos de la ley del karma
El karma ha sido representado con diferentes símbolos en las diferentes culturas del mundo, encerrando en cada uno, un aspecto de la enseñanza trascendental que nos enseña el karma y que es necesario entender. Debemos hacer un esfuerzo siempre a la sabiduría, hay muchas cosas a simple vista que, por falta de atención, y a veces hasta por negligencia, no hemos tenido la oportunidad de ver.
El coyote o lobo emplumado
Coyote emplumado. (Antropología).
En el México prehispánico tenemos un símbolo muy interesante refiriéndose a la ley del karma y es el coyote o lobo emplumado. Las plumas de ave nos indican la mística trascendental, aludiendo a lo elevado que es esta ley; el águila está asociado al Sol y a la verdad, no puede estar mejor simbolizado, ya que la ley y la verdad deben estar unidos.
En cuanto al coyote o lobo nos indican la capacidad de la ley para aplicarse, son animales muy inteligentes, nada se le escapa; dándonos a entender que no nos podemos esconder de la ley, ya que la llevamos dentro. Todo lo que hacemos, sea bueno o malo traerá su correspondiente consecuencia.
Este símbolo lo encontramos en la cultura nórdica, en su libro sagrado “El Edda” (la gran abuela), y nos afirma lo siguiente: “El lobo Fernis rompe sus ataduras y embiste con las fauces abiertas al mundo, tocando con una mandíbula al cielo y con la otra la tierra; y más las abriría si no le faltase espacio”, simbolizando en este lobo el karma que sufre en este momento la humanidad entera.
El chacal
Entre los egipcios, el chacal es uno de los símbolos con que representan la ley del karma, de hecho, Anubis el gran jerarca de la ley oficia en su palacio o templo con mascara de chacal, simbolizando la suprema piedad e impiedad de la ley, es decir, que la ley del karma se aplica equilibrando la justicia y la misericordia.
«El jefe de los arcontes de la ley es el maestro Anubis, quien ejerce con sus 42 jueces. Cuando ofician usan una máscara sagrada en forma de cabeza de chacal o lobo emplumado, emblema de la verdad.» (Samael Aun Weor. Tarot y Cábala).
El león de la ley
El león, siendo uno de los animales que encabeza la pirámide alimenticia, ha sido un símbolo muy socorrido para representar la ley, ya que encima de la ley no hay nada; está a la cabeza de todo.
También el león se asocia al Sol, símbolo de la sabiduría y la verdad, características indudables de la ley del karma. Recordemos los leones que jalan el carro de la diosa frigia Cibeles, el león del arcano 11 del tarot, la esfinge egipcia tiene cuerpo de león y el evangelio de San Marcos se representa con un león alado.
La balanza y las espadas
Muy conocido es el símbolo de la justicia, con una mujer con los ojos vendados, empuñando una espada y en la otra mano una balanza. Si observamos las láminas del tarot egipcio, en el arcano 8 llamado exactamente: “La Justicia”, veremos un símbolo prácticamente igual; a una mujer sobre tres escalones con una balanza y una espada.
La espada es símbolo de la justicia, aunque también representa el fuego sagrado que todo ser humano tiene en estado latente y que tiene la misión de despertar. Además, significa la voluntad verdadera con la que podemos transformarnos radicalmente.
La balanza es símbolo de misericordia divina, se nos dan muchas oportunidades que lamentablemente, en la mayoría de las veces, desperdiciamos.
Si ponemos estos valores en la educación de los hijos, podemos observar como un solo pilar da como resultado cosas que no queremos. Hace unas décadas se implantaba demasiada severidad y justicia en los niños, olvidándonos frecuentemente de la misericordia y el resultado es que muchos crecimos traumados, temerosos, resentidos, etc.
Ahora nos hemos ido al otro extremo, un gran número de personas le perdonamos a los hijos todos sus errores; esto ha provocado que hagan lo que sus defectos psicológicos quieren, por tal motivo, estamos teniendo una buena cosecha de personas que no saben hacer nada, que creen que el universo se debe inclinar ante ellos, y de ahí podrían surgir hasta algunos delincuentes.
Debemos buscar un punto intermedio; la severidad equilibrada con la dulzura, la justicia con la misericordia y la sabiduría con el amor.
Arcano 5
Arcano 5. El jerarca
Ya no es ninguna sorpresa encontrar en todas las culturas descrita la ley del karma, por supuesto que la hallaremos también en el tarot egipcio; el comprender los arcanos donde viene descrita nos da más claridad para estudiarla. Ya describimos el arcano 8 “La justicia”, pero en el arcano cinco denominado: “El Jerarca”, representa al maestro Anubis; el jerarca de la ley.
Si algún día soñamos con el número cinco, hay que asociarlo a la ley de causa y efecto. Por ejemplo: si soñamos que debemos 5000 dineros, será que tenemos una deuda con la ley del karma. En este caso, sería muy recomendable ponernos a realizar obras benéficas por los demás para cancelar tales deudas y así no sufrir.
Por el contrario, si alguien nos entrega una cantidad asociada con el 5, entonces será un dharma o capital cósmico por recibir. En este caso, siempre valdría la pena que el Ser utilizara ese capital en lo que mejor le parezca, pues él sabe lo mejor para nosotros; también podríamos solicitar sabiduría como lo hizo el rey Salomón.
En la parte inferior de este arcano, en lo que se llama las aguas de la vida, no puede faltar la balanza cósmica, que representa la ley y el equilibrio.
El karma como medicina
No hay que ver el karma como una ley fatalista, no la confundamos con la ley del Talión, eso de “ojo por ojo y diente por diente”; más bien debemos ver el karma como una medicina que se nos da para nuestro propio bien.
Así como se nos da un medicamento para curarnos, de manera moral, necesitamos también nuestros medicamentos; cuando estafamos a la gente, nos creemos inteligentes, astutos, poderosos, que nadie puede con nosotros, pero hacemos sufrir, en ocasiones, a gente muy necesitada; en conclusión, estamos “enfermos” moralmente.
Entonces se aplica la ley del karma: lo que hicimos, ahora nos lo hacen; con igual magnitud como lo hicimos y en la misma cantidad como lo manifestamos a los demás. Entonces sentimos en carne propia cada pesar que hicimos sufrir. Al sentir ese sufrimiento, que a otros causamos, probablemente dejemos de hacerlo, aprendemos la lección.
«El Karma es una medicina que se nos aplica para nuestro propio bien; desgraciadamente las gentes en vez de inclinarse reverentes ante el Eterno Dios Viviente protestan, blasfeman, se justifican a sí mismos, se disculpan neciamente y se lavan las manos como Pilatos. Con tales protestas no se modifica el Karma, al contrario, se torna más duro y severo.» (Samael Aun Weor. Tarot y Cábala).
El príncipe Adamas en el Pistis Sophia
Escultura de Jesús. (Puebla).
Existe un libro gnóstico, encontrado en el subsuelo de Egipto, llamado Pistis Sophia (poder y sabiduría), donde se relata de qué forma emanamos de regiones muy elevadas, espiritualmente hablando, hasta el estado en que nos encontramos de desgracia, siendo encadenados por el obstinado ego y las leyes mecánicas que nos mantienen atados al dolor.
Es un libro esotérico de bastante relevancia, ya que narra la forma en que podemos liberarnos y regresar al seno del Padre eterno. Algo que destaca en esta narración es el Príncipe Adamas, como un gran tirano que nos mantiene aprisionados y del cual hay que liberarnos con ayuda del Cristo interior.
Este personaje del Pistis Sophia no es más que la ley del Karma, a la que nos hemos sujeto por nuestros actos negativos y de la cual tenemos que emanciparnos desintegrando al obstinado ego (nuestros defectos psicológicos) que tienen relación con los 49 demonios de Jaldabaoth (las 49 regiones del subconsciente), para que el poder de la Madre divina pueda desintegrarlos y así pueda perdonarse el karma.
En el contexto del libro, Adamas toma la representación en ocasiones del destino, creado por nuestras acciones de vidas anteriores; del mismo modo en que los arcontes de la ley exigen que cancelemos las deudas creadas a lo largo de nuestras existencias.
Pistis Sophia es la esencia que lucha por emanciparse para ascender a las regiones de luz, sin embargo, tiene que realizar una gran batalla contra el Príncipe Adamas y sus tiranos, es decir, liberarnos de las consecuencias kármicas que nos aprisionan, pero que nosotros mismos generamos.
«Adamas, el gran tirano del destino, y todos los tiranos en todos los Aeones, llaman al adepto. Esto significa que los Señores de la Ley llaman una y otra vez al adepto a rendir cuentas. Los adeptos llamados a rendir cuentas sufren respondiendo por aquellas deudas que pertenecen a etapas muy trascendidas.» (Samael Aun Weor. Pistis Sophia).