Capitulo VI. Asistencia Médica y Farmacéutica

Hemos visto a niños desnutridos y enfermos; a ancianos indigentes; a infelices ciegos; a pobres mujeres, suplicando una limosna para comprar sus medicinas. Algunos le arrojan una moneda, u otros se alejan del infeliz como de una mala sombra. No existe piedad para los enfermos pobres. Y esto sucede en la Civilización Moderna. El Estado funda hospitales y cree que ya resolvió el problema de la salubridad pública. Los enfermos pobres no creen en hospitales llamados de “Caridad”. Ellos recuerdan los sufrimientos pasados allí; el hambre, el desamparo, el trato de médicos y enfermeras. Además no todos pueden ir al hospital, casi nunca hay cupo. Además un padre, una madre de familia, prefiere pedir limosna por las calles, antes que abandonar a sus hijos. ¿Quién los cuidará?

El Estado debe asistir a los enfermos. La Asistencia Médica y Farmacéutica es una obligación del Estado para con el Pueblo. Los hospitales no resuelven este problema.

Es necesario ampliar estos servicios con puestos de Salud, donde se repartan drogas gratuitas, médicos y enfermeras que sientan el dolor humano aunque el paciente sea un pobre infeliz.

Se ven casos insólitos. Conocí un trabajador en la ciudad de México, quien tuvo un accidente de trabajo. Mientras duró en el hospital no se pagó su salario, dizque por no estar trabajando.

Es doloroso que un trabajador, porque sufre un accidente de trabajo, se le niegue su salario.

Ha llegado la hora de comprender que todos somos seres humanos y no bestias. Somos hermanos y debemos ayudarnos.

Lucharemos por una Asistencia Médica y Farmacéutica para el pueblo.

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