Cómo Resolver Problemas

Zona Arqueológica de Tamtoc. Estructura con cuatro basamentos.

“La finalidad gnóstica es la felicidad de todos los seres humanos, sin distinción. El objetivo de la vida es obtener felicidad, paz, libertad”.

El ser humano se afana diariamente en obtener esas tres cosas, piensa que todos sus esfuerzos lo van a conducir en algún momento a ser feliz, cree que la felicidad se encuentra en algún sitio, en un lugar específico, en un tiempo determinado, reza para pedirle a Dios que le conceda la dicha, sin reconocer que la felicidad no está en un lugar determinado ni en un tiempo específico, sin saber que la felicidad está a nuestro alcance porque es un estado de conciencia.

Y es paradójico que, a pesar de que el ser humano busca la felicidad, se ocupa a cada momento en generar problemas. Las gentes quieren ser felices, pero se han vuelto espantosamente crueles: la caridad se ha resfriado, ya nadie se apiada de nadie. Las gentes se han tornado demasiado groseras: el perfume de la amistad y la fragancia de la sinceridad han desaparecido.

Existen lugares de ensueño, objetos materiales resplandecientes y artículos lujosos que ofrecen felicidad, pero que están lejos del alcance de los infelices. Y quienes tienen acceso a esos lugares también sufren lo indecible por problemas, los seres humanos tenemos morales, políticos, sociales, económicos, religiosos, familiares, etc.

Es raro encontrar a alguien que no tenga problemas, ricos y pobres, creídos y descreídos se distinguen por tener una vida inmersa en problemas. La mente es tan extraña, que cuando las personas platican, parecen estar en competencia para saber quién es el que tiene más problemas o quién es el que tiene el problema más grande. La mente no solo se jacta de tener problemas propios, sino que además busca tener problemas ajenos y se esmera en encontrar culpables.

¿A quién se culpa de los problemas? A lo que sea, a la vida, a la familia, a la economía, al gobierno, al karma, a la salud, a la enfermedad, a los vecinos, a los amigos, al clima, al país, al ser amado, a los desconocidos…, y esto ocurre por ignorancia, porque se desconoce la verdadera causa de los problemas.

¿Qué es un problema?, ¿Cuáles son sus causas?, ¿Cuáles son sus consecuencias?, ¿Cómo se disuelven?

El maestro Samael explica que los problemas son formas mentales; es importante distinguir entre la forma mental y un hecho, porque no es lo mismo un fenómeno que una forma mental. Por ejemplo, existen las enfermedades de la diabetes y la hipertensión y una cosa es la enfermedad y otra es el problema o los problemas derivados de la enfermedad que son creados por la mente.

Las enfermedades tienen diversas causas, que pueden ser karmática, por elementales, por larvas, por tatwas, por mal uso del sexo, por emociones o mentales (psicosomáticas). Y si se analiza bien, cada causa de las enfermedades tiene que ver con la inconciencia, porque realmente Dios creó el cuerpo físico con gran perfección. Entonces la falta de conciencia ocasiona enfermedades y la mente crea problemas de las enfermedades, formando un círculo vicioso, porque cuando la persona está enferma, en lugar de ayudar a otros, curándolos, alentándolos, guiándolos, la persona se llena de egoísmo y además se vuelve cruel consigo mismo, negándose la dicha de verse sano.

Los problemas son creaciones de la mente, la mente se ocupa de hacer de una pulga, un caballo. Los juicios, prejuicios, la obsesión con ideas, fantasías, miedos, las creencias, las fantasías, ilusiones, crean problemas. La mente, ante cualquier circunstancia, reacciona, comienza a crear fantasías y los convierte en problemas, después, la persona se identifica con el problema, se concentra en el problema, lo alimenta, piensa en él, crea otras derivaciones y lo hace más grande.

Es momento de ser responsables de nuestra vida, de nosotros mismos, cada persona necesita saber cómo resolver problemas inteligentemente, nadie podría resolver nuestros problemas porque cada quien crea sus propios problemas. El yo gasta material psíquico a través de ellos y se fortalece, entonces la conciencia se embotella aún más. Pistis Sophía, la sabiduría dentro de nosotros, sufre y clama por ser liberada de los problemas, por dejar de sufrir.

Podemos decir que en la gnosis se nos enseñan varias técnicas para disolver problemas: La no identificación, la meditación, el uso adecuado de los cinco centros, vivir de instante en instante.

1. No identificación.

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Necesitamos comprender cada problema. La solución de todo problema está en el problema mismo. Lo más importante para la solución de todo problema es no identificarse con él.

Al identificarse con el problema, éste se desarrolla, se relaciona con otros yoes de ira, resentimiento, celos, envidia… Uno tiene cierta tendencia a identificarse con el problema y es tanta la identificación que de hecho nos convertimos en el problema mismo. El resultado de semejante identificación es que fracasamos en la solución porque un problema no puede resolver jamás otro problema. A veces la persona identificada con el problema, tiene dolores de cabeza, no puede dormir, siente ansiedad y frustración. Los problemas tienen consecuencias, fisiológicas, emocionales, mentales, familiares, sociales.

La mente es como un burro, que se empecina en su obsesión, cuando alguien tiene un problema, la mente lo piensa muchas veces, lo relaciona con otros pensamientos, lo vuelve una canción psicológica, lo divulga a todas las personas que puede, porque de esa manera el ego se alimenta. Por ello es necesario estar en clave de SOL, de alerta percepción, vigilando la mente para no caer en la identificación y el sueño de la consciencia.

La mente se encuentra llena de contradicciones, entre lo bueno y lo malo, lo que somos y lo que queremos ser, somos pobres y queremos ser millonarios, somos solteros y queremos ser casados, somos bajos y queremos ser altos, somos empleados y queremos ser jefes…, el estado de contradicción genera conflicto, dolor, miseria moral, prejuicios, contradicciones, y la mente cuestiona, ¿Haré esto? O ¿Aquello?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?, la mente se identifica con el problema y cae en la fascinación y el sueño, entonces el problema no se resuelve.

2. Meditación.

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Para resolver un problema se necesita paz y quietud mental. Una mente inquieta, batalladora, confundida, no puede resolver ningún problema. La meditación es el pan diario de la sabiduría, cuando una persona medita cotidianamente, no solamente aprende a resolver problemas, sino que va dejando de crearlos. Con la meditación, la mente se vuelve pasiva, deja de reaccionar y obtiene paz. Aunque la escencia busca tener paz, el ego se afana en alejarnos de ella. Es difícil para una persona tener paz porque no tiene la valentía de conocerse, de estar consigo mismo. Cuando alguien está solo y tiene un momento libre, prefiere escuchar música, prender la televisión, perderse en el celular. No sabe estar consigo mismo.

Necesitamos, en plena concentración, descubrir y comprender cuáles son las causas de las contradicciones para acabar con el conflicto. Sólo así es posible acabar con el conflicto mental. No es correcto culpar a otros de nuestras contradicciones internas. La causa de las contradicciones está dentro de sí mismos.

Cuando tenemos un problema, de cualquier tipo, ya sea moral, económico, religioso, familiar, político, matrimonial, etc., la mente reacciona y piensa en él, luego trata de resistirlo, de negarlo, de aceptarlo, de explicarlo, etc., todo esto provoca angustia, cansancio mental. Con la contradicción, con la preocupación, con el conflicto, no es posible resolver algún problema, lo mejor es el silencio. El silencio de la mente adviene cuando se comprende que con el conflicto y las contradicciones nada se resuelve. El silencio de la mente no es un poder extraordinario, en algo natural de la mente y adviene cuando se comprende que la resistencia, el conflicto y la preocupación no pueden resolver problemas.

“Del silencio mental nace la acción inteligente, la acción intuitiva y sabia que resolverá el problema por difícil que sea, esta acción inteligente no es el resultado de ninguna reacción. Cuando percibimos el hecho, el problema; cuando nos damos cuenta del hecho sin afirmarlo, ni negarlo, ni explicarlo; cuando ni aceptamos el hecho, ni lo rechazamos, entonces viene el silencio de la mente. En el silencio florece la intuición. Del silencio brota la acción inteligente que resuelve totalmente el problema. Sólo en la quietud y en el silencio mental hay libertad y sabiduría.”

El maestro Samael nos entrega una práctica para conocerse a sí mismo y descubrir nuestros propios deseos y contradicciones, que son los causantes de los problemas.

Práctica: Sentado en un cómodo sillón, o acostado en su cama, cierre sus ojos. Luego concéntrese en su interior estudiándose a sí mismo, investigando sus deseos, sus contradicciones.

Es necesario que Ud. comprenda cuáles son sus deseos contradictorios para que conozca así las causas de sus conflictos internos. Con el conocimiento de las causas del conflicto mental adviene la paz de la mente. Practique Ud. diariamente este sencillo ejercicio. Es necesario que Ud. se conozca a sí mismo.

3. Uso equilibrado de los cinco centros

La mente ocupa grandes cantidades de energía y material psíquico para sostener el problema, por eso es necesario ocuparse en actividades relacionadas con los cinco centros: caminar, escuchar música clásica, salir al campo o a un parque, Como los problemas son creaciones de la mente, la gnosis nos enseña que cuando tenemos un problema muy grave, no hay que identificarse con él. Una de las técnicas es hacer uso de cualquiera de los otros cuatro centros a saber: motor, emocional, instintivo y sexual. Es decir, que ante un problema, es muy inteligente dirigir la atención a otro centro que no sea el intelectual, como por ejemplo retirarse a cualquier lugar de esparcimiento sano: un bosque, o un parque, o la casa de un amigo muy íntimo, etc. Distraerse con algo distinto, escuchar buena música, y luego con la mente tranquila y quieta, estando en perfecta paz, tratar de comprender profundamente el problema recordando que la solución de todo problema está en el problema mismo.

El maestro Samael llevaba a sus discípulos al campo, por ejemplo a Xochimilco, de paseo, para poner a trabajar al Centro Emocional y al Instintivo- motor. Al Emocional mediante el intercambio de impresiones, de alegrías; y al Instintivo-motor montando a caballo, yendo y viniendo por el bosque, así les daba la clave para disolver los problemas.

Hay quienes creen que cuando uno viene al mundo, es porque ha debido nacer en esa fecha y hora determinada (bueno, en eso no tengo nada que discutir), pero además piensan que uno tiene que morir en determinada fecha y a determinada edad y eso sí es algo discutible. Lo que sucede es que los Señores del Karma le entregan a uno determinado capital de “valores” vitales que son depositados en los cerebros Intelectual, Emocional y Motor. Si uno agota cualquiera de ellos, muere muy rápido, pero si uno conserva sus “valores”, puede vivir hasta la edad de 90 o 100 años y aún más. De manera que, lo que hay que hacer es aprender a manejar los tres cerebros. ¿Entendido? Comprendan por qué les hablo del hombre Intelectual, del hombre Emocional y del hombre Instintivo- motor.

Es necesario aprender a manejar sus tres cerebros con perfecto equilibrio y nos daremos cuenta que se pueden conservar los “valores” vitales y vivir una larga vida. Esto es semejante al hombre que sale a viajar con determinada cantidad de dinero. Si despilfarra el dinero no llegará al final del viaje, pero si lo conserva, no sólo llega al final del viaje, sino que además tiene con qué pagar un magnífico hotel y regresar tranquilo a su casa. Así que, es importante aprender a manejar los tres cerebros.

4. Vivir de instante en instante.

Aprender a vivir de instante en instante, de momento en momento, es lo que yo les recomiendo; aprender a vivir sin preocupaciones de ninguna especie, sin formarse problemas. Cuando uno aprende a vivir de segundo en segundo, de instante en instante, sin proyectarse hacia el futuro y sin las cargas dolorosas del pasado, ve la vida desde otro ángulo, la ve en forma diferente, la ve muy distinta. Hagan ustedes el ensayo, se los aconsejo...

Las personas en general viven huyendo de los problemas sin saber que son ellas mismas quienes los generan. Pero, por más que huyan, si no los olvidan, los problemas continuarán existiendo.

Así, pues, ese es el consejo que les doy: nunca sientan ustedes temor por nada. Ahora, no quiero con esto decirles que no haya que hacer algo, que no se debe trabajar, que no haya necesidad de conseguir dinero para la subsistencia o para pagar las deudas, etc. Todo eso hay que hacerlo, pero sin crearse problemas en la mente.

Enviado por: Instructora Susana Margarita Rodríguez Licea. Comisión de eventos. San Luis Potosí, S.L.P.

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