El Señor de los dos Báculos
Trasladémonos con gran entusiasmo místico a la maravillosa zona arqueológica de Tiahuanaco, en donde podemos encontrar envuelta, en tradiciones arcaicas, una majestuosa reminiscencia de un pasado absolutamente glorioso, lleno de enseñanzas de carácter totalmente espiritual.
Lo que más asombra de esta ciudadela es la Puerta del Sol, un monolito de más de diez toneladas de peso, que, además del gran enigma que nos señala el cómo fue realizado, nos revela un conocimiento que, lejos de estar en un remoto pasado, ahora más que nunca, tiene realidad para cada aspirante a la luz de la sabiduría inmortal.
Un imponente personaje con dos báculos, rodeado de 48 seres alados, teniendo en la base 11 figuras solares, nos quiere entregar una enseñanza de carácter superior. Bien nos dicen los grandes sabios: “No busques fuera, lo que debes encontrar dentro…”. Cada símbolo, de esta monumental pieza, no debemos buscarlo en el mundo exterior, sino en las profundas reconditeces del Ser. Tres animales destacan en esta extraordinaria pieza: la serpiente es la sabiduría esotérica y el eterno principio femenino divinal; el cóndor es el Segundo Logos y nos representa la mística trascendental; el puma nos identifica con Inti (el sol) y nos habla de la fuerza guerrera espiritual.
Viracocha
Se ha considerado por las personas autóctonas de estos sagrados lugares, que el señor de los dos báculos es Viracocha, el dios creador, de acuerdo con la mitología inca. Este misterioso personaje es una clara alusión de nuestro real Ser Interior profundo, el bendito Anciano de los Días, la parte más elevada de nuestro Ser, el Padre que está en Secreto del Maestro Jesús, el “Antiguo Secreto” (o Ixpiyacoc) del Popol Vuh maya. Ese bendito anciano que, cada ser humano tiene, podemos y debemos pedirle sabiduría.
Los Dos Báculos
Los báculos son una verdadera semblanza del secreto más poderoso del universo, son las mismas columnas del templo del rey Salomón: Jakin y Boaz, el hombre y la mujer. La posición en que las sostiene nos habla de aprender a dominarse, de saber mezclar inteligentemente, en el laboratorio interno, las fuerzas magnéticas masculinas con las femeninas. Los dos báculos terminan en cabezas de cóndor, emblema perfecto del Segundo Logos o la fuerza crística que ha creado todo y que lo sostiene lleno de vida.
Los dos báculos por si solos nos hablan de la dualidad Padre-Madre, pero ahondando más, el báculo de la izquierda termina con dos cóndores hablando precisamente del arcano dos, símbolo de la Madre Divina. Es muy interesante el hecho de que los cetros tengan forma serpentina, emblema de la sabiduría oculta. Es como si ese bendito anciano de los siglos se presentara ante nosotros y nos dijera: “El camino, el secreto está en el matrimonio, en saber transmutar las fuerzas que nos trajeron al tapete de la existencia”.
Rostro
Parece como una máscara, indicándonos lo sagrado que es el Ser, que es algo indefinible, incognoscible; por lo menos para la mente humana, que está más allá de las ideas o de los conceptos. Su cara tiene cuatro lados, pues nos habla del sagrado tetragrámaton griego, la divina trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) emanando de lo que no tiene nombre, la divinidad como unidad múltiple perfecta.
De sus ojos salen dos pumas alados con cuerpos serpentinos (puma-serpiente-cóndor) a manera de lágrimas muy semejante a las que encontramos en el pentagrama esotérico, las tradiciones orales nos dicen que llora lluvia, que llora agua o la vida misma para fertilizar la tierra; es el Ser Interior el dador de vida, las lágrimas también nos dan a entender que debemos sacrificar el mismo dolor para transformarnos radicalmente. Por tanto, el sacrificio de las fuerzas inferiores (como la pasión animal) permite que surja la más exquisita espiritualidad.
Está rodeado de radiaciones a semejanza de un Sol, 17 de ellas con cuerpos serpentinos terminando en círculos como gotas de agua, 6 más terminan en pumas, una última, sólo con la cabeza de puma sobre la parte superior. Nos dan el número 24 que en cábala es la tejedora, el trabajo por formar el telar de Dios, formar o fabricar cuerpos superiores para que el Ser pueda manifestarse.
Destacan dos grupos de tres serpientes con cabeza de puma, tal y como se habla en los antiguos textos de sabiduría, que son siete fuegos serpentinos, los que todo estudiante debe desarrollar. Dice el maestro Samael Aun Weor: “Dos grupos de tres (tal como se muestra aquí) con la séptima lengua de fuego (la cabeza en la parte superior) que une con el Padre”, están perfectamente representados, cada cual se corresponde con cada uno de los siete cuerpos y a la ley del siete o heptaparaparshinok.
Vestidura
Se encuentra regiamente adornada, invitándonos a desarrollar virtudes, a conquistar las distintas partes del Ser. Según las enseñanzas del árbol de la vida, en el pecho tenemos la región del alma humana (llamada Tiphereth). En las estelas mayas encontramos símbolos semejantes, aludiendo que debemos trabajar para hacernos humanos de verdad, que, hoy por hoy, somos una especie de “animales intelectuales”; por tanto, para dejar de serlo y convertirnos en humanos, hay que eliminar lo inhumano (los defectos psicológicos). Es por ello que encontramos en la región del pecho dos bandas con 4 cóndores, cada una en la actitud de ascenso, simbolizando los dos cordones ganglionares o tetradimensionales, por donde es posible transmutar la energía creadora.
En el centro nos encontramos con un símbolo sorprendente, un cuerpo serpentino (la sabiduría y el eterno femenino) con cabeza de puma (el Ser), el cuerpo está dividido por siete triángulos (la ley del siete que todo lo organiza o perfecciona) y termina con un adorno tripartita (la ley del tres que todo lo crea).
Se encuentra sobre un cubo que no es otra cosa que la piedra filosofal, el mismo Pedro o piedra, donde el maestro Jesús afirmó que ahí se edifica la iglesia o templo interior. Un círculo dentro de la piedra a manera de un ojo, diciéndonos que en este trabajo es imprescindible la auto-vigilancia. Dos emanaciones, de la piedra con cabeza de cóndor, nos refieren al binario serpentino que se encuentra en la llamada Piedra del Sol o Calendario Azteca en México.
Debajo vemos un cinturón formado por tres divisiones que finalizan en dos cabezas de felino. En cábala, esta región corresponde a la del mundo astral y mental; el doble felino es la dualidad. Termina su vestidura sagrada con seis cabezas de puma, pues el felino nos invita a ser fuertes en la lucha contra sí mismos, en ser valientes como el puma, ser sagaces para enfrentarnos a nosotros mismos. El seis nos indica que debemos seguir el camino del Cristo Interior, el Dragón de la Sabiduría, y, además, que tenemos que destruir el ego o Dragón de las Tinieblas.
De los codos hay unos adornos que rematan en cabezas-trofeos, recordatorio de que sólo con la muerte adviene lo nuevo, que hay que pasar por la decapitación psicológica, la muerte de nuestros defectos, que debemos morir en nuestras pasiones para nacer internamente.
Basamento escalonado
Viracocha está sobre basamento escalonado, símbolo de las leyes de la evolución y la involución, el eje mecánico de la naturaleza, todo en la naturaleza evoluciona hasta cierto punto y luego ingresa al ciclo involutivo. Lo anterior, lo podemos verificar perfectamente, ya que por un lado subimos, pero, llegando a un límite, en seguida, descendemos.
En contraposición, al encontrarse el Señor de los dos báculos por encima de este basamento escalonado, éste nos habla que el aspirante no debe estar aferrado a dicho dogma, que debe revolucionarse, que el camino está más allá de la evolución y de la involución. Lo cual nos aclara que sin hacer nada no vamos a llegar a la perfección, que el tiempo no es el camino; creer que vida tras vida somos mejores es falso, se necesitan de grandes súper esfuerzos para cambiar y existir como Viracocha, por encima de las leyes de evolución e involución.
Dentro vemos un recipiente o urna, en él destaca el germen de vida, la semilla de donde puede crearse toda posibilidad de germinar, de crecer espiritualmente, es el mercurio de los sabios, la materia prima de la gran obra. Está representado por un cuerpo serpentiforme con cabeza de puma, en el macrocosmos alegoriza al caos, o aguas de vida, de donde surgió el universo mismo; en el microcosmos (el ser humano) simboliza la energía de donde surgió la vida.
De la urna emanan, como si fuera agua, cuatro pumas hacia arriba y otros seis cóndores hacia los lados. Las emanaciones de la urna son diez, que se corresponden con los diez sefirotes de la cábala, que forman el árbol de la vida, en la naturaleza serían las dimensiones que la conforman y en el ser humano, su constitución interna.
A los lados del basamento surgen de la tierra dos pumas mirando hacia arriba y sus rostros se enfrentan a los cóndores que rematan los báculos. Por un lado, nos indican que lo divino tiene que hacerse humano y lo humano tiene que trabajar por conquistar lo divino; por otro parte, nos muestran que el camino para lograrlo es mezclar la energía creadora, transmutada, con el fuego sagrado.
48 Seres Alados
A los lados del Señor de los dos báculos se encuentran 48 seres alados, como danzando, y rindiéndole reverencia. Es extraordinario encontrar aquí las enseñanzas que el maestro Jesús dejó en el Pistis Sophia, ya que del Padre (Viracocha) emanan muchas partes para ayudarnos en nuestra vida y en la misión que tenemos de auto realizarnos; las principales son 49, y si sumamos los 48 seres alados con el señor de los dos báculos nos dan esas 49 partes del Ser.
Cada una de estas 49 partes del Ser tiene una misión, una nos instruye en los misterios de la muerte del Yo; otra, en los enigmas de la transmutación; otra más, en los jinas, en el astral, en la sabiduría, etc., 32 de estos seres alados tienen cabeza de cóndor y 16 de puma, recordándonos nuevamente la mezcla de fuego (puma) y energía transmutada o volatizada (cóndor), lo masculino y lo femenino, ya que las figuras aladas con cabeza de cóndor tienen un báculo con terminación doble para indicarnos el arcano dos, la Madre Divina. Es el Padre y la Madre, el hombre y la mujer, el fuego y el agua transmutada o volatizada.
Es bastante interesante que en su posición den la apariencia de una cruz en movimiento, la esvástica de los misterios nórdicos y de la india milenaria. Lo anterior, clara alusión de poner en actividad las fuerzas creadoras. Se encuentran de rodillas, indicándonos que se necesita respeto y veneración por las cosas sagradas para abrirnos la puerta de los mundos superiores de conciencia. De sus ojos también podemos observar que emanan lágrimas como las de Viracocha, esto es, el sacrificio de fuerzas inferiores para que surjan fuerzas superiores.
11 figuras solares
En la base encontramos once figuras solares entre cóndores, esto es muy significativo, pues el once es el fuego sagrado, el león domado, la fuerza maravillosa de la persuasión. En la alquimia podríamos denominarlo como el trabajo con el oro potable, el trabajo con el sol espiritual de la media noche.
Trompeteros o Heraldos
Sintetizando toda esta simbología aparecen estos trompeteros, seres que parecen tocar algún instrumento musical a manera de trompeta, esto es el difundir la gnosis, el esparcir la palabra, el verbo sagrado a la humanidad, es decir, el Sacrificio por la Humanidad; pero, sorprendentemente, en la cabeza y en uno de sus pies está una serpiente-puma, que no es otra cosa que el trabajo con fuego sagrado o el factor de la revolución de la conciencia llamado: Nacer; y en una de sus manos, una cabeza, indicándonos el Morir, la destrucción de la Sodoma psicológica, la muerte del Yo.
Mensaje
Han pasado miles de años desde que fuera construida esa monumental obra en Tiahuanaco, pero su mensaje es eterno, dirigido sólo para aquellos buenos entendedores que menciona el gran maestro Jesús en los evangelios: “El que tiene oídos para oír, oiga”.
Enviado por: Jenaro Ismael Reyes Tovar y María Guadalupe Rodríguez Licea
Fotos: De una pieza artística, firmada por Miguel Garnica, de la Puerta del Sol de Tiahuanaco.
"Quien quiera conocer todas las maravillas de la naturaleza, debe estudiarlas dentro de sí mismo." Samael Aun Weor