El Ajedrez Esotérico

La importancia de la comprensión de los símbolos es trascendental, ya que nos ilustra sobre un conocimiento superior, así encontramos que el ajedrez es un juego que se conoció en la antigua Atlántida, descrita por el arqueólogo Pablo Scleiman y en cuyos símbolos a la luz de la antropología psicoanalítica podemos ver la representación de la vida o el juego de la vida a través del tablero en el que nos desplazamos en el blanco y negro, como dualidad de la mente, en la que fundamentamos las actividades de la vida y por ende las situaciones o eventos que suelen estar cargados de acontecimientos ya sean desagradables o agradables, exitosos o de fracaso, de enfermedad o salud.

La cábala no puede estar desligada de este simbolismo, los cuatro lados del tablero lo relacionaríamos con los cuatro elementos y las 8 casillas o cuadros de cada lado cabalísticamente nos darían 64, representación cabalística del número 10 o ley de evolución e involución, ya que la misma vida viene hacer el escenario de esas 108 existencias, representadas por el collar japamala de los tibetanos; oportunidades para revolucionar la conciencia o bien para vivir la involución. Diversas leyes cósmicas gobiernan los escenarios de las humanidades que se desplazan en el tablero, los 32 cuadros negros como situaciones en las que se paga karma, los 32 cuadros blancos en las que se gana capital cósmico o dharma; recordemos que son 16 piezas negras relacionadas con la torre fulminada que representa la involución y 16 piezas blancas que representan la evolución, sabiendo que eso es un ciclo en la existencia y esto se lleva en el tablero del juego de la vida.

Marte y Venus jugando al ajedrez. Alessandro Varotari. 1630-1640.

Todas las piezas representan las cualidades del ser humano y aspectos importantes para la encarnación de la fuerza crística cósmica universal, con la formación de los cuerpos superiores del ser humano. Elevar a estados superiores el cuerpo físico, astral o de las emociones, mental y causal o de la voluntad, de los que se habla en la antropología gnóstica, con el trabajo de los cuatro elementos tanto internos como externos, los cuales también tienen íntima relación con la psicología, ya que el agua está relacionada con la capacidad de adaptarse a las situaciones de la vida; ser como el agua que se adapta a un recipiente según su forma y con ese principio psicológico tener éxito en todas las áreas de la vida; el elemento tierra a su vez con la capacidad de ver lo bueno de lo malo y lo malo de lo bueno, sin rechazar nunca nada, más bien comprendiendo tanto el bien como el mal sin hacerlo relevante o identificándose con él; el elemento aire para tener la prontitud de idea consciente en las diversas situaciones de la vida blancas o negras y el elemento fuego que muestra aprender a vivir entre las llamas o las pasiones sin identificarse con ellas.

En el juego del ajedrez muchas veces se debe o tiene que sacrificar alguna pieza, como generalmente son los peones, que también representan el trabajo diario; cuyo fin de un peón es llegar a la autorrealización, ocupando al final de su trayectoria el lugar de un caballo, alfil, torre, o reina; señalando que nuestras facultades deben perfeccionarse al servicio del ser interior profundo y las cualidades internas representadas por el rey que representa: el blanco el espíritu y el rey negro su contraparte el ego, siendo que el rey domina todo el tablero, más está limitado a una casilla por turno, así, en este planeta tierra o mundo tridimensional, en dónde nos desenvolvemos, los reales valores suelen estar delimitados en su manifestación por el ego, los cuales debemos de comprender y eliminar para que el Ser siga dirigiendo el juego de nuestra vida en este tablero de la existencia, así como la reina en sus dos colores viene a representar la ayuda de la madre divina en todos los planos y dimensiones con una acción inmediata y de ahí su largo movimiento que respeta las cualidades obtenidas y la acción de ellas por la conciencia individual, pues las elecciones las realizamos aquí en este mundo de acuerdo al libre albedrío y que claro, nuestra madre divina como ley, a través del caballo nos recuerda que de todos los actos se da cuenta o se hace juicio o examen, el alfil con cualidades de transmutación; el caballo como conocimiento de las leyes de la vida, la torre como una psicología trascendental, sin faltar los peones como las existencias representando las leyes de retorno y de recurrencia.

Así encontramos un simbolismo trascendental en el ajedrez cuyo propósito es esencial como conocimiento para el desarrollo y despertar de la conciencia en el transcurso de las existencias, recordemos siempre que se crearon mundos y galaxias, razas enteras para que pudiésemos disfrutar de tener un cuerpo físico para el trabajo de la autorrealización y que en ese camino podemos vivir con éxito y abundancia, salud, si aprendemos a mover las diferentes cualidades de cada una de las piezas interiores que nos representan en el ajedrez, pues la ley está dentro de nosotros y no podemos seguir engañándonos, por eso el caballo siempre nos da la justa medida a través de la ley y no rendirnos y caer en la ilusión, llamada maya o fantasía del falso sentimiento del ego.

Tristan de Léonois. Representación de Tristant et Yseult -mientras navegan, juegan al ajedrez-,buvant le philtre d'amour, 1470. Siglo XIV. Biblioteca Nal. Francia.

Por eso, siempre vigilantes desde la torre, observando todos nuestros movimientos día con día en todas las áreas de la vida, aprovechando las fuerzas internas creadoras de la fuerza de la supra sexualidad, equilibrando los centros y con la ayuda de la oración a nuestra madre divina, representada por el arcano 10 de la cábala, (64 casillas, 6+4=10) ella es IO y que con este mantra podemos invocarle a cada instante o cuando percibamos que los requerimos, ella siempre ayudará al discípulo que sabe mover bien sus piezas del juego de la vida.

Enviado por: Francisco Ismael Moreno Luna. Calmécac.

Imagen 1: Marte y Venus jugando al ajedrez. Alessandro Varotari. 1630-1640. Imagen 2: Tristan de Léonois. Representación de Tristant et Yseult -mientras navegan, juegan al ajedrez-,buvant le philtre d'amour, 1470. Siglo XIV. Biblioteca Nal. Francia.

Suscribirme