Las Torres

El Castillo de Roca. Carl Friedrich Lessing. 1828.

El ajedrez esotérico, como símbolo del camino de la iniciación que lleva al ser humano al desarrollo de las facultades interiores, muestra las estrategias que se requieren para vencer en la eterna lucha entre el bien y el mal dentro de sí mismos. Los cuadros blancos y negros del tablero alientan a la conciencia a reconocer lo bueno de lo malo y lo malo de lo bueno para estar más allá del bien y del mal. Las diversas circunstancias de la vida nos ofrecen la oportunidad del autoconocimiento, la autorreflexión y el cambio o revolución interior.

La conciencia humana se encuentra en una gran batalla por el despertar para obtener la felicidad, la paz y la libertad; el rey o íntimo (Ser interior) debe vencer a su antagonista (el yo, la ignorancia y el error) y para ello cuenta con las diferentes partes divinas, algunas con más poder que otras, pero todas muy valiosas y necesarias. Un ajedrecista experto sabe que lo principal para vencer es la atención y el estado de alerta para reconocer las estrategias del contrincante y anticiparse a sus movimientos.

Así como las torres de los castillos medievales se construyeron para vigilar, en el ajedrez esotérico las torres representan el estado de vigilia o de alerta de la conciencia, representan el sentido de la autoobservación psicológica para promover el autodescubrimiento. Cuando la conciencia despierta, se ve el mundo como verdaderamente es, y no como aparentemente es. Para desarrollar el sentido de la autoobservación es necesario vivir alertas y vigilantes como el vigía en época de guerra. A través de la autoobservación de instante en instante y de momento en momento es posible descubrir los errores psicológicos y revelar cómo somos realmente y no en apariencia.

La frase del templo de Delfos en Grecia, “Noscete ipsum” (“Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses”) invita al ser humano al despertar, a conocerse a sí mismo, porque irónicamente, a pesar de estar en la era del conocimiento y de la tecnología, y de desarrollar cada vez más prodigios científicos, prevalece gran ignorancia de sí mismo, se desconoce el origen de la frustración, la causa de los deseos, los procesos de la ira, los trasfondos del rencor y resentimiento…, se tiene una imagen o concepto de sí mismos equivocado, se acepta la imagen del cuerpo físico porque es palpable, pero la psicología es diferente, otras personas nos perciben en forma distinta, no nos conocemos a sí mismos.

Para auto conocerse es necesario auto observarse en la calle, en el trabajo, en la casa, en el templo, en la escuela…, y entonces descubriremos cómo los yoes que se hallan escondidos en el subconsciente o en el inconsciente afloran espontáneamente ante las diferentes circunstancias. Por lo general los yoes permanecen en tranquilidad hasta que ven la oportunidad de alimentarse, por ello es que, en el gimnasio de la vida, las situaciones complicadas hacen que se asomen esos yoes y si estamos en estado de alerta o vigilia, entonces los descubrimos en acción y podemos auto observarlos.

La autoobservación es el primer paso para el despertar de la conciencia, el segundo consiste en que el defecto descubierto “in fraganti” debe ser estudiado o analizado a través del bisturí de la autocrítica, sin juzgar o condenar. A través de la autorreflexión, se busca descubrir y comprender lo que el ego quiere realmente, el daño que provoca interna y externamente, es decir, sus causas y consecuencias; la comprensión del defecto requiere de un riguroso análisis en meditación, entonces estaremos preparados para solicitar a la Madre Divina la desintegración de tal defecto de nuestra psiquis.

La mente por sí misma no es suficiente para comprender el defecto, porque el defecto es de la mente, se requiere de una autorreflexión más profunda, precisamente con la mente en silencio para poder obtener información y que la luz de la conciencia pueda iluminar la comprensión. La Madre Divina, o la reina del ajedrez, es quien tiene los poderes para desintegrar el defecto comprendido y para liberar la esencia que se halla embotellada en su interior.

Mediante la autoobservación psicológica también es posible trascender la ley de recurrencia. Esta ley de la naturaleza entra en acción al nacer, cuando retornamos o regresamos a tomar un nuevo cuerpo físico, entonces repetimos nuestra propia vida, tal como ocurrió con la antigua personalidad de la vida pasada. Es como guardar la película de lo que se ha vivido y repetirla en una nueva existencia. La ley de recurrencia hace que se repitan los mismos dramas, comedias y tragedias del pasado. Pero gracias a la autoobservación psicológica y la comprensión integral de fondo, es posible eliminar los actores que promovieron tales dramas y, aunque las circunstancias se siguen repitiendo por la ley de recurrencia, las consecuencias son cada vez menores y más consientes.

La autoobservación es un sentido interno que puede ser desarrollado mediante la práctica, al principio apenas se puede percatar de los agregados psicológicos cuando se manifiestan, pero con la práctica, el estado de alerta se va agudizando y es posible entonces descubrir a defectos cada vez más sutiles. Al progresar el desarrollo de la autoobservación, otros sentidos también se van desarrollando, permitiendo conocernos a fondo en los diferentes departamentos de la mente y del corazón.

Al desarrollar los poderes de la torre (vigilar y observar), se comienza a comprender el estado psicológico en que nos encontramos y del pequeño mundo en que vivimos, con el interés en asuntos personales y la búsqueda de satisfacción plena de los vicios y comienza a desarrollarse el amor al prójimo, el interés por los asuntos espirituales y las cosas relacionadas con el cosmos. Al principio es necesario leer, estudiar la gnosis profundamente en los libros, conferencias, tomar nota y aprender, la memoria es el principio formativo, pero no se debe confiar todo a la memoria, porque tarde o temprano lo olvida, la memoria es infiel, para aprovechar totalmente estas enseñanzas es necesario depositar los conocimientos en la conciencia, y esto se logra llevando a la práctica el juego del ajedrez esotérico en la vida cotidiana, observando las circunstancias de la vida y lo que se mueve dentro de nuestra psiquis, la forma de reaccionar, las palabras que surgen involuntariamente, y cómo los cinco centros se conmueven ante una situación difícil, entonces mediante la autoobservación, descubriremos cómo se manifiesta el agregado psicológico.

Simeón el estilita. Museo de Historia de Sanok, Polonia. S XVI.

Las dos torres, una en cuadro blanco y la otra en cuadro negro de las esquinas, implican la autoobservación de los yoes conocidos y de los que están ocultos y su movimiento rectilíneo induce a observar sin prejuicios ni alteraciones o suposiciones, simplemente observar la realidad, tal como es, para más tarde, en meditación, reflexionar sobre esa circunstancia y el desenvolvimiento de los yoes en la psiquis, para solicitar a la Madre Divina su intervención en la desintegración del defecto comprendido.

La comprensión del defecto comenzará siendo intelectual, (de los pensamientos) posteriormente emocional (de los sentimientos) y finalmente causal (de las causas y de la voluntad), de esa manera se despierta la conciencia y se liberan las facultades interiores del ser humano brindando paz y felicidad.

Enviado por: Susana Margarita Rodríguez Licea. Comisión eventos del ICQ, San Luis Potosí, S. L. P.

Imagen 1: El Castillo de Roca. Carl Friedrich Lessing. 1828. Imagen 2: Simeón el estilita. Museo de Historia de Sanok, Polonia. S XVI.

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