Libro: Tiempo Azul

Capítulo 4. Oración en el Trabajo

Capítulo 4. Oración en el Trabajo

Una cosa es la comprensión de un defecto, pero otra muy diferente es la desintegración del mismo, pero estas dos herramientas se complementan; en la medida que se comprenda un defecto psicológico se está en posibilidad de eliminarlo.

La mente tiene la capacidad de esconder los defectos psicológicos de los demás y hasta de sí misma; pero, nunca podrá desintegrar un Yo. Afortunadamente, existe un poder superior a la mente que si tiene la posibilidad de desintegrar defectos o como le llamaban los egipcios: los demonios rojos de Seth.

Ese poder extraordinario subyace en el interior del ser humano, pero se encuentra más allá de todo concepto, idea, mente, etc. Fue estudiado, profundamente, en todas las culturas del mundo, nos referimos a la divinidad en su aspecto femenino.

Dios como Padre es la verdad, la sabiduría, la luz y nos orienta y dirige. Dios como madre es comprensión, amor, ternura y tiene la capacidad de desintegrar nuestros defectos previamente comprendidos en todos los niveles del subconsciente.

Entre los egipcios la encontramos representada por Isis (esposa de Osiris), Nuit (la madre cósmica), Serket (diosa protectora de la magia), Maat (diosa de la verdad y la justicia).

Entre los mexicas es Tonantzin (nuestra madrecita), Teteonina (la madre de los dioses), Chalchiuhtlicue (diosa de las aguas terrestres), Toci (nuestra abuela).

Diosa de las aguas terrestres (Chalchiuhtlicue), nuestra Divina Madre interior. Museo de Antropología de Xalapa. México.

Diosa de las aguas terrestres (Chalchiuhtlicue), nuestra Divina Madre interior. Museo de Antropología de Xalapa. México.

Entre los griegos es Cibeles (diosa de la madre Tierra), Rea (diosa de la fertilidad femenina, la maternidad, y la generación). Entre los mayas es Antigua Ocultadora (la abuela del Popol Vuh), la virgen Ixquic (la de la sangre) madre de los gemelos divinos.

Todas las vírgenes del cristianismo la representan, es María la madre de Jesús, Stella Maris (la virgen del mar), la Inmaculada Concepción, la virgen del Carmen y decenas de representaciones más. Muy interesante es verla pisoteando una serpiente, venciendo un dragón (como la virgen del apocalipsis) o sobre una luna; todo esto representando el poder de dios madre para desintegrar nuestros Yoes defectos.

Lo que más asombra, es el hecho de que cada ser humano tiene su propia Madre Divina particular. Esto no se dijo a los círculos exotéricos de las distintas religiones, tanto en el cristianismo esotérico como en el budismo esotérico se instruyó el carácter individual de dios madre.

En consecuencia, cada ser humano tiene su propia madrecita divina en forma particularizada. Tenemos una parte divina que nos trata de guiar, proteger, instruir, curar y que es la única que tiene el poder de desintegrar los Yoes que se han comprendido.

Es increíble saber que la Madre Divina, siendo el origen de todo lo creado, tiene la capacidad de hacerse visible y tangible a su hijo. Realmente, ha estado en varias ocasiones frente a nosotros, pero, es claro, que debido a nuestra inconsciencia no la hemos reconocido.

Nuestro trabajo es comprender los Yoes, el de la Madre Divina es el desintegrarlos. Si comprendemos un defecto psicológico en un diez por ciento, en ese mismo porcentaje la Madre Divina interior puede volverlo polvo.

En síntesis, podríamos decir que, para eliminar un defecto psicológico, primero tenemos que descubrirlo a través de la auto observación psicológica en el campo de la vida diaria. A través de la misma técnica debemos irlo estudiando, conociendo su forma de actuar.

Después tendremos que comprenderlo a través de la meditación diaria, constante, y entonces la Madre podrá desintegrarlo.

A este último paso le llamamos en la gnosis: La Oración en el Trabajo. Hay que reconocer que no somos nada, que somos incapaces de muchísimas cosas, que somos como unos simples gusanitos en el lodo del mundo. Pero, que, afortunadamente, hay un poder flamígero con potestad para desintegrar estos defectos y tal poder es la Madre Divina Kundalini.

Hay muchas oraciones antiquísimas que podemos usar para llamar a nuestra Madre, todas ellas deberán ser en meditación profunda, veamos algunas de ellas:

«El aspirante deberá entrar diariamente en el proceso del sueño repitiendo con mucha fe la siguiente oración: “Tonantzín, Teteoinan, ¡oh!, Mi madre, ven a mí, ven a mí”» [Samael Aun Weor. Doctrina Secreta de Anáhuac].

Tonantzin se traduce como “nuestra madrecita”, “nuestra madre venerada”, dando a entender, por estos sabios, la forma individualizada que en nosotros existe. Teteoninan es “La madre de los dioses”, queriendo mostrar con ello, que es el origen de todo cuanto fue y será.

Así que en esta maravillosa oración llamamos a la madre individual y a la madre cósmica, pidiendo su presencia en lo que hagamos.

«Oh Isis, Madre del cosmos, raíz del amor, tronco, capullo, hoja, flor y semilla de todo cuanto existe, a ti, fuerza naturalizante, te conjuramos; llamamos a la Reina del espacio y de la noche, y besando sus Ojos amorosos, bebiendo en el rocío de sus labios, respirando el dulce aroma de su cuerpo, exclamamos ¡Oh Nuit! Tú, eterna seidad del cielo, que eres el alma primordial, que eres lo que fue y lo que será, a quien ningún mortal ha levantado el velo, cuando tú estéis bajo las estrellas irradiantes del nocturno y profundo cielo del desierto, con pureza de corazón y en la flama de la serpiente te llamamos.» [Samael Aun Weor. Curso Esotérico de Magia Rúnica].

En esta sublime oración, iniciamos llamando a nuestra Madre individual, encarnada en la diosa egipcia Isis, pero inmediatamente después, nos dirigimos a la Madre Cósmica, origen de todo lo existente. Ahora bien, no conforme con ello, cuando se menciona “fuerza naturalizante”, llamamos a la Madre Divina como la Madre Natura, la que se encuentra en cada árbol, río, montaña, flor, pájaro, viento, etc.

Estamos invocando a la Madre Divina en todas sus manifestaciones, al decir: “conjuramos”, aquí se traduce, en este caso, como llamar, invocar. Entonces, se menciona a “La reina del espacio y de la noche”, la raíz primordial del universo, el caos original, las aguas primordiales del génisis de donde surge la creación misma.

Insólitamente, en forma muy poética, se refiere después a la posible manifestación de la Madre Divina en una mujer, cuando ella así permite que fluya esta fuerza cósmica en ella, con sus hechos, pensamientos y sentimientos orientados a ella. Pues la mujer, puede ser la sacerdotisa de la Gran Madre Cósmica. Por ello, nos asombramos al decir: Besando tus ojos amorosos, bebiendo el rocío de tus labios, aspirando el dulce aroma de tu cuerpo.

La Venus de Tamtoc. Las fuerzas femeninas divinas en toda la creación. Tamtoc, San Luis Potosí, México.

La Venus de Tamtoc. Las fuerzas femeninas divinas en toda la creación. Tamtoc, San Luis Potosí, México.

Al principio llamamos a nuestra Madre Divina con el nombre de Isis, pero ahora la llamamos con el nombre egipcio de Nuit, la madre del cielo, la madre de la noche, representada por una mujer haciendo el signo de la runa Ur (como un U) con su cuerpo, lleno de estrellas.

Entonces la oración nos dice que es el “alma primordial”, la primera manifestación de todo lo existente. Además, nos dice la gran realidad de que la Madre Divina es el alma de todo lo que ha sido y todo lo que será.

Entonces aparece una máxima egipcia maravillosa: “A quien ningún mortal ha levantado el velo”. Esta máxima la tenía Beethoven en su mesa de trabajo. Nos habla que los misterios y poderes de la Madre Divina, sólo son entregados a quien puede rasgar el velo adámico sexual, es decir, aquel que es capaz de destruir todos sus elementos psicológicos indeseables de la pasión animal.

Y nos dice las virtudes que necesitamos para llegar a nuestra Madre Divina, cuando menciona en la oración: “Cuando tú estéis bajo las estrellas irradiantes del nocturno y profundo cielo del desierto”. Ahora bien, las estrellas son las virtudes del alma; el desierto nos habla de apartarnos del mundo vulgar, de sus costumbres degeneradas, de sus vicios y abominaciones.

Finaliza dándonos una clave mágica de gran poder. Hay que llamarla con pureza de corazón (habiendo controlado todas nuestras emociones negativas como la ira, la envidia, etc.) y en la flama de la serpiente, nos habla de que la Madre Divina tiene su máximo poder para ayudarnos y desintegrar el ego, cuando se trabaja en la magia del amor. Si en el momento de unión amorosa se llamara la Madre Divina, ella podría realizar grandes prodigios.

«Amando a nuestra Madre Divina y pensando en ese gran vientre donde se gestan los mundos, oremos diariamente así: Dentro de mi Real Ser interno reside la luz divina. Ram... Ioooo es la Madre de mi Ser, Devi Kundalini. Raaaaammmmm Ioooo ayudadme... Raaaammmmm Ioooooo, socorredme, iluminadme Raaaaammmm Ioooooooo, es mi Madre Divina, Isis mía, tú tienes al niño Horus, mi verdadero Ser en tus brazos, necesito morir en mí mismo para que mi esencia se pierda en Él... Él... Él...» [Samael Aun Weor. Curso Esotérico de Magia Rúnica].

Esta oración corresponde a un ejercicio rúnico, el cual nos pone en contacto con nuestra Madre Divina interior, se usa un mantram (sonido mágico) de gran poder, que es a la vez el nombre agrado de la Madre Divina entre los gnósticos, Ram Io. Y nos muestra que ella es la que puede guiarnos en el camino interior.

De hecho, viejas tradiciones nos dicen que el hijo infiel (el que se olvida de nuestra Madre Divina) se extravía y cae en el error, pero el hijo fiel (quien se acuerda de su Madre Divina particular) ella lo guía por el camino recto. Es por eso, que le pedimos que nos ayude, nos socorra y nos ilumine.

Una de las representaciones del Eterno femenino Divinal en la diosa de las aguas (Chalchiuhtlicue). Teotihuacán. México.

Una de las representaciones del Eterno femenino Divinal en la diosa de las aguas (Chalchiuhtlicue). Teotihuacán. México.

Además, en esta oración mágica se nos revela un secreto extraordinario: ella puede gestar a nuestro Ser para que pueda manifestarse en nuestra vida. Pero, además, nos dice cómo lograrlo: muriendo en sí mismos, destruyendo cada defecto psicológico.

Estas oraciones son muy poderosas, y, como podemos ver, encierran grandes revelaciones y enseñanzas, meditando en ellas podremos recibir ayuda del eterno femenino divinal particular.

Es necesario saber que la mejor forma para llamar a nuestra Madre Divina, será con palabras que salgan del corazón. El mejor sistema es el que usábamos cuando éramos bebés para llamar a nuestra madrecita física. De pequeño si teníamos hambre, bastaba con llorar y ahí estaba nuestra madrecita física para alimentarnos, si teníamos frío, también le llorábamos y al instante nuestra madrecita llena de ternura trataba de ver lo que nos sucedía.

Como podemos ver, ése es el mejor sistema. Por tanto, en meditación profunda, con infinita devoción, hay que llamar a nuestra Madre Divina y ella acudirá a nuestro llamado.

Una vez que comprendamos y enjuiciemos el defecto, nos concentraremos, profundamente, en nuestra Madre Divina interior particular, y si le pedimos, le lloramos, que elimine el defecto, ella claro que lo hará, lo convertirá en polvo cósmica y en su lugar nacerá una virtud, un poder, un don.