Libro: Tiempo Azul

Capítulo 9. La Auto Observación y el Recuerdo de Sí

Capítulo 9. La Auto Observación y el Recuerdo de Sí

La meditación es una ciencia muy completa y profunda, no se trata sólo de sentarnos y cerrar los ojos, es indispensable un trabajo interno en cada momento de nuestra vida. La meditación es estudiar lo que ya en el día a día hemos observado, es profundizar en lo que hemos descubierto en nuestro mundo interior en la misma vida cotidiana.

Dos poderosas claves nos sirven para adentrarnos en la sabiduría maravillosa de la meditación, estas eficaces técnicas son: el Sentido de la Auto Observación Psicológica y el Recuerdo de Sí.

El Sentido de la Auto Observación Psicológica

Dios de la lluvia (Tláloc), sus anteojeras son el símbolo de la Auto Observación Psicológica. Museo de Antropología de Xalapa.

Dios de la lluvia (Tláloc), sus anteojeras son el símbolo de la Auto Observación Psicológica. Museo de Antropología de Xalapa.

El material psíquico para trabajar en la meditación se extrae de la vida cotidiana. Muchos de nosotros quisiéramos tener un paraíso para trabajar sobre sí mismos. Algunos soñamos una casita en el bosque, con un río afuera, sin tener que trabajar y dedicarnos de lleno, supuestamente, a los trabajos místicos.

Sin embargo, eso es una fantasía que se aleja, totalmente, de la realidad. Quien se retira del mundo, del trabajo, de los estudios, realmente, pierde toda posibilidad de auto conocerse.

La vida cotidiana es la fuente para auto descubrirnos, para saber cómo somos realmente, los infinitos detalles, problemas, circunstancias adversas, muchas veces dolorosas, son el mejor de los gimnasios para auto descubrirnos.

Necesitamos de una atención dirigida hacia nuestro interior. Existen dos mundos, el externo que podemos percibir con nuestros cinco sentidos y el interior que sólo podemos percibir desarrollando otro sentido, un sexto sentido, dijéramos, el sentido de la Auto Observación Psicológica.

Pensamos que el mundo externo es muy real y que el interno no tiene importancia alguna, pero es todo lo contrario. De hecho, andamos mucho más tiempo en el mundo interior que en el exterior. La prueba de eso, por ejemplo, es cuando vamos en un autobús, quizás hasta viendo por los cristales de las ventanas, realmente, vamos ensimismados, pensando miles de cosas, en el pasado o futuro, en lo que nos dijeron o dijimos; o sea, en el mundo interior.

Se requiere que dirijamos nuestra atención hacia dentro, que pongamos atención consciente en los pensamientos y sentimientos que tenemos. Una cosa es saber que estamos enojados y otra muy distinta es observar esas emociones negativas de coraje que tanto nos dañan. Es como saber que estamos sentados, pero distinto es observar cómo estamos sentados, la postura que tenemos, en dónde nos encontramos, etc.

Dicho está, órgano que no se usa se atrofia, así este sentido de la Auto Observación psicológica está menguado en los seres humanos, sólo a fuerza de usarlo, lograremos que se restaure tan preciado sentido y facultad.

El estado que debemos lograr es cómo el de un vigía en época de guerra, que se encuentra en un estado de asecho, pero, en este caso, es el de un vigía místico, cuyo propósito es descubrir al peor enemigo: nuestros defectos psicológicos.

Se trata entonces de tomar consciencia de lo que sentimos y pensamos, de momento en momento, de instante en instante. Por tanto, la idea es producir una división entre observador y observado.

Quien auto observa no es la mente, pues es demasiado lenta para lograr hacer algo, realmente, objetivo. La mente es 30,000 veces más lenta que los instintos y actividades del centro motor, el centro motor e instintivo son 30,000 veces más lentos que las emociones, el centro emocional es 30,000 veces más lento que el centro sexual.

De qué manera podría la mente, con esa velocidad de acción, observar una manifestación de ira que controla, generalmente, el centro emocional, o todavía más, vislumbrar una manifestación de lujuria que domina, completamente, el centro sexual.

Quien debe observar es la conciencia, y para lograr que lo haga, es necesario activarla, tratando de estar viviendo en la filosofía de la momentaneidad; viviendo el aquí y el ahora. Uniendo la conciencia a cada actividad que realicemos. No estar caminando y pensar en los proyectos del mañana. No ir manejando el automóvil y en nuestra mente estar en la discusión que tuvimos con el familiar. Y en este estado de conciencia intensificada, vigilar nuestro interior.

Vasija del dios de la lluvia (Tláloc), se distingue sus anteojeras símbolo de la Auto Observación Psicológica. Museo del Templo Mayor México

Vasija del dios de la lluvia (Tláloc), se distingue sus anteojeras símbolo de la Auto Observación Psicológica. Museo del Templo Mayor México

Estamos muy acostumbrados a ver los errores de los demás, en eso somos unos especialistas, pero somos incapaces de ver los errores nuestros. Ya lo dijo el maestro Jesús “Vemos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro”.

Se trata de descubrir nuestros propios defectos, esa, como dice el maestro Samael Aun Weor, debe ser la mayor alegría para un estudiante gnóstico, ya que defecto descubierto, entonces es posible comprenderlo y desintegrarlo.

La mayor parte de los seres humanos nos quejamos de que el jefe en el trabajo es muy corajudo, muchos de nosotros todo el día andamos diciendo que nuestra pareja nos ignora, los hijos nos quejamos de los padres y los padres nos quejamos de los hijos. Para la mayoría el gobierno es malvadísimo, los vecinos ni se diga, son unos metiches de primera, que decir de la suegra...

Cuando así nos quejamos de la vida, es que no hemos comprendido el camino interior. Las dificultades más tremendas que vivimos son las mejores para el auto conocimiento, si las sabemos aprovechar.

En estos momentos críticos por los que pasamos, que de por sí son difíciles, si estamos en auto observación, si tenemos nuestra atención consciente dirigida al mundo psicológico, podremos descubrir muchísimas cosas que ignoramos de sí mismos. Y entonces tendremos el material psicológico para meditar y auto descubrirnos.

Así como está constituida una gran ciudad como Nueva York, la ciudad de México, Bogotá, etc., así estamos por dentro; en las enormes urbes hay colonias bonitas y colonias donde suelen juntarse ladrones, lugares donde hay casas de prostitución, bares, drogas, etc. En nuestro interior así nos encontramos, con lugares donde hay muchos yoes ladrones, yoes iracundos, yoes lujuriosos.

En la ciudad donde vivimos, conocemos más o menos las calles por donde transitamos, a diferencia de nuestra ciudad psicológica, en donde, normalmente, no sabemos en qué lugar nos encontramos. Y esto es lo que nos impide ver muchas de las reacciones innecesarias que tenemos y por las cuales nos arrepentimos, ellas han surgido de esa ciudad interior, donde, frecuentemente, andamos con las malas compañías de Yoes indeseables.

Para lograr el desarrollo de la Auto Observación Psicológica, debemos tomar en cuenta que no somos uno, que no tenemos un Yo permanente e inmutable; los egipcios, los tibetanos y los mayas hablan de la Doctrina de los Muchos, es decir, que cada ser humano es una legión de Yoes pendencieros y gritones.

Los mayas les llamaron los señores de Xibalbá, los egipcios los demonios rojos de Seth, los mexicas los 400 surianos, en la India son los innumerables Ráxasas, etc., pero siempre se nos alegoriza como un ejército de demonios que acaban con el bien. Definitivamente, no son algo externo, sino interno.

Si comprendemos esa gran realidad, entonces nace en nosotros la necesidad de Auto Observarnos. De tratar de ver y conocer a esos demonios que nosotros mismos hemos creado a lo largo de las existencias y que son la causa de nuestras enfermedades, problemas, desgracias, infortunios y miseria.

Estamos hablando de un trabajo interno que nadie puede hacer por nosotros; estamos hablando de que la causa de nuestros problemas no está afuera, que son unas entidades energéticas negativas que moran en nuestro mundo interior, pero, que pueden ser descubiertas, estudiadas y comprendidas, si iniciamos ese mirar hacia dentro desarrollando el Sentido de la Auto Observación Psicológica. Además, se puede complementar el trabajo interno a través de la ciencia de la meditación.

«El gimnasio psicológico es indispensable y éste es la vida; en la interrelación humana, en la convivencia con nuestros semejantes, existen infinitas posibilidades para auto descubrirnos, empero es obvio que la auto vigilancia debe siempre procesarse de momento en momento. La disolución del Ego se precipita si sabemos aprovechar hasta el máximo las peores circunstancias, ellas nos ofrecen las mejores oportunidades.» [Samael Aun Weor. Estudio del Yo].

El Recuerdo de Sí

Zona Arqueológica La Venta. Detalle de cabeza olmeca.

Zona Arqueológica La Venta. Detalle de cabeza olmeca.

La meditación, la Auto Observación y el Recuerdo de Sí, son herramientas que se complementan, que nos ayudan en conjunto para lograr el Auto Conocimiento.

El Recuerdo de Sí, es una maravillosa técnica que nos permite una transformación radical, hace posible el Trabajo Esotérico Gnóstico, el cual consiste en la transformación de cada momento de nuestra existencia.

Recordarnos a nosotros mismos consiste en estar conscientes de quiénes somos en cada momento que vivimos, de tratar de colocarnos en un estado de consciencia superior, en donde es posible estar en comunicación con la chispa inmortal divina, llamada el Ser o espíritu.

Existen cuatro estados de conciencia en los cuales es posible que se encuentre el ser humano. Eikasia: es la inconsciencia total, cuando el cuerpo físico duerme, nuestra consciencia también, deambulamos en el mundo de los sueños, proyectando nuestros deseos, en un caos total. Pistis: es el mal llamado estado de vigilia, pero de vigilancia no tiene nada, es otra forma de sueño de la conciencia. Allí, seguimos proyectando muchos sueños, vivimos inconscientes, como sonámbulos, en estado de hipnosis, viviendo el ayer y el mañana. Dianoia: es el Recuerdo de Sí, el que debemos alcanzar, una auto consciencia que nos pone en contacto con nuestro Padre interno. Nous: es cuando alguien se encuentra, plenamente, auto consciente cada momento de la vida.

Toda nuestra existencia nos la hemos pasado en los estados de consciencia inferiores, y ése es el origen de tanto problema en la vida. Es como vivir en una casa de cuatro pisos y sólo hemos visitado el primer y segundo piso de la casa.

Lo contrario al Recuerdo de Sí, es el olvido de sí mismo; cuando nos olvidamos de sí mismos ante las palabras de un insultador terminamos agrediendo, peleando, discutiendo; Cuando nos olvidamos de sí mismos, frente a una copa de vino o cerveza, el resultado es que nos emborrachamos con todas sus desastrosas consecuencias para nuestro cuerpo, conciencia y familia.

Lograr estar en el tercer estado de conciencia: El Recuerdo de Sí, ante la coquetería, por ejemplo, de una persona del sexo opuesto, nos llevaría a tener más probabilidad de no caer en la tentación y terminar adulterando.

El Recuerdo de Sí es ver todas las cosas sin enfrascarse en la lucha de los opuestos mentales, sin razonamientos, en un estado de contemplación, como cuando vemos emocionados un arcoíris, un atardecer, una roca mojada por un torrencial aguacero, ver nuestro cuarto en el que todas las noches descansamos, como algo, completamente, nuevo.

Desde tiempos inmemoriales se ha estudiado esta clave maravillosa con la intención de que nos quede más claro el aprendizaje. Veamos algunas alusiones a esta técnica en relatos de maestros y discípulos que nos muestra el maestro Samael Aun Weor en su obra: Mensaje de Navidad 1964-1965.

«Se le preguntó a un Maestro:

-¿Cuál es el Camino?

-¡Qué magnífica montaña! (dijo, refiriéndose a la montaña donde tenía su retiro).

-No os pregunto acerca de la montaña, sino acerca del Camino.

-Mientras no puedas ir más allá de la montaña, no podrás encontrar el Camino (replicó el Maestro).»

Fascinante relato, todos pensamos que el camino interior o espiritual lo encontraremos retirándonos a una isla, monasterio, caverna o similar; que se trata de abandonar el mundo y sus costumbres. Sin embargo, en realidad, no es lo que hagamos o dejemos de hacer, sino la actitud interior que tomemos al hacer las cosas.

El camino es hacer lo que hacemos, no hay que dejar la familia, ni abandonar el trabajo, se trata de realizar las cosas que hemos hecho toda la vida, pero ahora en forma consciente.

«Otro monje hizo la misma pregunta a ese mismo Maestro:

-¡Allá está, justo delante de tus ojos! (respondió el Maestro).

-¿Por qué no puedo verlo?

-¡Porque tienes ideas egoístas!

-¿Podré verlo, Señor?

-Mientras tengas una visión dualista y digas: Yo no puedo, y así por el estilo, tus ojos estarán obscurecidos por esa visión relativa.

-Cuando no hay ni yo, ni tú, ¿se le puede ver?

-Cuando no hay ni yo, ni tú, ¿quién quiere ver?»

En forma muy bondadosa los maestros nos aclaran el camino, ir más allá de la dualidad, vivir de momento en momento, de instante en instante es el camino. Sin estar pensando en simbolismos, sin alegorías, porque la vida es un instante eterno.

«Joshu, preguntó al Maestro Nansen:

-¿Qué es el Tao?

-¡La vida común! (respondió Nansen).

-¿Cómo se hace para vivir de acuerdo con ella?

-Si tratas de vivir de acuerdo con ella, huirá de ti. No trates de cantar esta canción, deja que ella misma se cante. ¿Acaso el humilde hipo no viene por sí solo?

Hermanos míos, recordad en esta Navidad esta frase: “La Gnosis se vive en los hechos, se marchita en las abstracciones, y es difícil de hallar aún en los pensamientos más nobles”.»

Le hemos dado una importancia desmedida a la mente, el Recuerdo de Sí surge cuando dejan de fluir los pensamientos y sentimientos. Muchas veces tratamos de ver mensajes en todos lados, llenamos de significado todo lo que nos acontece, calificamos de bueno y malo las cosas, nos encadenamos así al dualismo de la mente.

«Le preguntaron al Maestro Bokujo:

-¿Tenemos que vestir y comer todos los días? ¿Cómo podríamos escapar de esto?

El Maestro respondió:

-Comemos, nos vestimos...

-No comprendo (dijo el discípulo).

-Entonces, vístete y come (dijo el Maestro).»

El camino interior es, realmente, la vida cotidiana, existir como celebrando místicamente cada actividad, el trabajo, la comida. Recordemos la ceremonia del té en el Japón, hacer de algo cotidiano toda una ceremonia espiritual, esto lo podemos llevar a cabo en todas nuestras actividades diarias.

Lo que más olvidamos es la conciencia; el Recuerdo de Sí consiste en tener presente la conciencia en cada actividad de la existencia. Sin embargo, hay algo más para lograr este estado, debemos lograr el equilibrio entre: conciencia, medio ambiente y cuerpo físico.

Si nos olvidamos del cuerpo físico, también es falta de Recuerdo de Sí, si alguien se dedica, exclusivamente, a la meditación y a los ejercicios espirituales olvidando de que hay que comer, bañarse, hacer ejercicio, termina enfermándose.

Si nos olvidamos del medio ambiente, fallamos de nuevo en el Recuerdo de Sí, el no pagar la renta, el no atender los impuestos del gobierno, la luz, el teléfono, nos lleva a tener conflictos, problemas y dificultades.

El recuerdo de Sí es vivir la vida plenamente, es la acción libre de los opuestos. Sabiendo que cada momento que vivimos es el más importante, es practicar la filosofía de la momentaneidad. Si comemos que nuestra conciencia se una a esa acción de comer, si caminamos ir cuerpo y conciencia caminando.

Si comprendemos esta clave, nos daremos cuenta que forma parte integral de la ciencia de la meditación, que se complementan sabiamente, que si la excluyéramos jamás podríamos aprender a meditar.