Libro: Tláloc, el vino que bebe la tierra

Epílogo

Divinidad relacionada con el agua, [MAM]

Divinidad relacionada con el agua, [MNA]

Es a nosotros los estudiantes de gnosis, con el valor del tigre y la espiritualidad del águila, como un guerrero en el campo de batalla, a los que nos toca rescatar todos los tesoros esotéricos que se encuentran plasmados en los códices, esculturas y pirámides del mundo entero.

Vivimos en una edad llena de pavorosas tinieblas, estas son: la ignorancia, el fanatismo y el error; pero dicho está, que donde las tinieblas están más espesas, la luz brilla más.

Las enseñanzas de nuestros antepasados, están impregnadas de tremenda sabiduría divinal y ahora más que nunca la humanidad necesita de ellas.

Nos hemos alejado del camino a la luz, de la sabiduría inmortal, hemos extraviado la senda de la revolución de la conciencia, nos encontramos sumergidos en un profundo materialismo sin sentido, y con esto, sólo hemos cosechado sufrimiento, enfermedades y dolor.

Pero, afortunadamente, podemos abrir los ancestrales códices a la luz de la gnosis. Iluminados con esta sabiduría gnóstica, podemos develar las estelas milenarias y, con ese fuego divino, conseguiremos incendiar al mundo con estas enseñanzas trascendentales que verdaderamente nos pueden transformar, conduciéndonos de las tinieblas a la luz.

Estamos sumergidos en el dolor, sufrimientos, egoísmo e ignorancia; que como una espesa oscuridad invade a la humanidad entera. Necesitamos armarnos de un valor inaudito para desprendernos de ello; desde luego, es muy difícil hacerlo, por eso es que esta enseñanza está dirigida sólo para guerreros espirituales, que sean capaces de enfrentarse al peor enemigo: uno mismo.

Vamos a lanzarnos en una lucha a muerte contra las tinieblas del mal, de la desesperación y la ignorancia; con luz del altruismo y la sabiduría.

Pongámonos las anteojeras de Tláloc para mirar en nuestro universo psicológico; utilicemos los colmillos serpentinos de la voluntad y la firmeza para transitar en el camino interior; tomemos, como él, en nuestra diestra, el rayo del fuego sagrado para combatir a nuestros defectos; que sea formada su máscara en nosotros con las sagradas serpientes de la sabiduría del Ser; que tu huerto sagrado sea regado con las aguas puras de la vida de nuestro señor Tláloc, con esas aguas que llegan a tiempo, con esas aguas que fertilizan para dar los buenos frutos del espíritu.