La Amabilidad (Metta)
Si queremos triunfar en la vida, debemos comenzar por ser sinceros consigo mismos y reconocer nuestros propios errores, quien así lo hace está en camino de corregirlos y triunfar en la vida inevitablemente.
Necesitamos el estado de alerta para descubrir nuestros errores y corregirlos, hay que aprender a ver el punto de vista del prójimo y ayudarle a resolver sus conflictos, así también resolvemos nuestros problemas, convertirse en una persona amable y bondadosa.
Hay que estudiar y comprender las funciones de la mente, el que conoce el mecanismo de la mente está capacitado para controlarlo, la fuerza mental realiza prodigios y esta fuerza se compone de ondas y formas radiactivas que se trasladan de un cerebro a otro. Hay que desarrollar esa fuerza maravillosa, pero debemos advertir que el pensamiento y la acción deben combinarse sabiamente si queremos triunfar en la vida
La fuerza mental realiza prodigios y maravillas cuando se fundamenta en la sinceridad y en la verdad, todo éxito en la vida depende de la habilidad para tratar a otros con amabilidad y otras cualidades que debemos realizar.
Así mismo, todo éxito en la vida depende de la habilidad que los individuos tengan para tratar con las demás personas, como: ser amable.
Sinceramente, es necesario dejar el egoísmo y cultivar el cristo-centrismo. Urge trabajar por el bien común, es indispensable disolver el yo y comprender que todo ser humano tiene un yo que quiere resaltar, hacerse sentir, subir al tope de la escalera, etc. y precisamente este es el lado débil de cada ser humano, todos tenemos ese lado débil, nunca diga “yo”, hay que decir “nosotros” quien se domina también puede dominar a los demás.
PINTURA: LOS NIÑOS, BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO 1670
Deje que los demás elaboren su idea, a las personas les gusta sentirse importantes, esa es la debilidad del yo, nosotros no debemos sentirnos importantes, es mejor procurar disolver el Yo y seremos felices, debemos desintegrar todos los defectos, y si queremos eliminarlos no debemos condenarlos ni justificarlos, sino comprenderlos en todos los niveles de la mente, estar atento a nuestro comportamiento en todo momento y lugar, además que este comportamiento esté siempre lleno de amabilidad.
MARÍA GUADALUPE LICEA RIVERA
PINTURA: LOS NIÑOS, BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO 1670