Ecuanimidad (Upeksa)

Los Paramitas del budismo no son solamente máximas o “decretos mentales”; más allá de bonitos pensamientos o emociones, a la luz de la doctrina gnóstica, los Paramitas son virtudes de la consciencia cristalizadas en el ser humano, a través de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios, que consisten en la observación, comprensión y eliminación de agregados psicológicos.

PINTURA: EL ÉXTASIS DE SANTA TERESA, VICENTE LÓPEZ PORTAÑA, 1820

PINTURA: EL ÉXTASIS DE SANTA TERESA, VICENTE LÓPEZ PORTAÑA, 1820

El desarrollo de los Paramitas exige gran disciplina en la ciencia de la meditación, requiere transformación de impresiones e implica la auto observación mediante el estado de alerta percepción. La auto realización íntima del Ser consiste en el desarrollo de virtudes y facultades.

El perfeccionamiento de la psiquis, o el desarrollo de los Paramitas se halla relacionado con la meditación y la disciplina esotérica de la mente y aunque pudiera pensarse o creerse que la meditación es una ciencia en la que el individuo debe apartarse del mundo, en realidad no es así, la meditación profunda se logra cuando el discípulo desarrolla una rica vida interior en el gimnasio psicológico de la vida diaria.

Las virtudes no se fortalecen en el encierro o en el silencio de la soledad. Creer que los Paramitas se desarrollan apartándose de la sociedad, evitando las tentaciones, haciendo a un lado las circunstancias agradables y desagradables, huyendo de las relaciones con las personas…, es un error. Así como los metales se purifican con el fuego, el alma se perfecciona en el gimnasio psicológico de la vida cotidiana.

Las virtudes nacen y crecen en el terreno de la vida práctica. Upeksa o ecuanimidad, el décimo Paramita es la virtud de mantener la serenidad e imparcialidad ante las diversas circunstancias de la vida, no identificarse con las impresiones y transformarlas. En “Rosa ígnea”, el maestro Samael cita:

“Los Samyasin del pensamiento adquieren la conciencia continua, entre la rosa ígnea del Universo..., es necesario adquirir la más profunda serenidad, es urgente desarrollar la paciencia y la tenacidad. Hay que permanecer indiferentes ante la alabanza y el vituperio, ante el triunfo y la derrota”.

La virtud de la ecuanimidad para permanecer indiferentes ante cualquier circunstancia se crea eliminando los procesos psicológicos de la frustración, ira, orgullo, vanidad, auto importancia, auto mérito, etc. El estado psicológico no se puede ocultar, si ante un insulto, brota la ira, la justificación, el rencor…, si frente a un halago surge la presunción o la soberbia, es evidente que no se ha desarrollado la ecuanimidad.

Si ante un fracaso o derrota adviene pena, lástima, desánimo, desaliento, desmoralización, culpabilidad…, o frente a un triunfo se manifiesta altanería, desdén, menosprecio hacia lo vencido, entonces aún no se ha adquirido la ecuanimidad.

“El gnóstico que no sabe sonreírse, tiene tan poco control como aquel que sólo conoce la carcajada de Aristófanes”.

Hay que adquirir un completo control de sí mismo.

Un iniciado puede sentir la alegría, pero jamás caería en el frenesí de la locura. Un iniciado puede sentir tristeza, pero jamás llegaría hasta la desesperación.

“Aquel que se desespera por la muerte de un ser querido, todavía no sirve para iniciado, porque la muerte es la corona de todos”.

Para poder iniciar en el camino del conocimiento de los mundos superiores de consciencia, se necesita imaginación y comprensión.

Así mismo, el fortalecimiento de facultades como la clarividencia, clariaudiencia, telepatía, etc., requiere tener una mente bien equilibrada. Los estudios superiores del espíritu exigen madurez, requieren la liberación del razonamiento. Es necesario cambiar el proceso del razonamiento por la belleza de la comprensión. Una mente desequilibrada no es apta para conocer y trabajar con los misterios de la supra-sexualidad, ni para desarrollar las facultades del Ser.

Cuando se reacciona con ira ante una situación adversa, se destruye la armonía y se daña la facultad de la imaginación, la cólera produce un veneno llamado “imperil” que obstruye los canales del sistema nervioso gran simpático, es decir que los agregados psicológicos afectan el funcionamiento de las facultades naturales del ser humano y en muchas ocasiones, malinterpretan las percepciones.

Como, por ejemplo, personas que poseen clarividencia o clariaudiencia y no controlan esas facultades o desconocen el significado de lo que pueden ver o escuchar. Una mente equilibrada tiene cultura intelectual, pero no se deja llevar por el razonamiento; gracias a la cultura intelectual se sabe que en la naturaleza existe la ley del péndulo que lleva a la mente y a las emociones de un extremo a otro, del placer al dolor, de la complacencia con el delito a la tiranía, de la euforia a la desesperanza…, esto se puede traducir como la falta de un centro permanente de consciencia, un centro de gravedad.

Las emociones y los pensamientos son manipulados por el ego. Cada pequeño yo de la legión denominada ego tiene su propio criterio, sus propias ideas y su propia retórica. Su retórica es la forma sutil de hacer creer al ser humano que está en lo correcto y, aunque cambie de opinión constantemente defendiendo y justificando primero la euforia y más tarde el desaliento, mantiene la consciencia dormida haciendo oscilar los pensamientos y emociones de un extremo a otro.

Encontrar el equilibrio en el centro de la ley del péndulo equivale a desarrollar la ecuanimidad. El primer paso en este camino es permanecer en estado de vigía, en estado de alerta percepción, para que cuando se presente una impresión desagradable, en lugar de identificarse con ella, auto-observar el estado psicológico, observar cómo reacciona la mente y las emociones ante esa impresión y descubrir qué mecanismos se desenvuelven en el interior, cuáles yoes se manifiestan y se quieren alimentar de esas reacciones.

Una vez que se observó el estado psicológico en plena acción, se lleva a la meditación para seguir descubriendo, en estado de plenitud y silencio mental, las causas y consecuencias de esos agregados psicológicos que se manifestaron y, en cuanto se logren comprender, se suplica a la madre divina su desintegración.

Ella se encargará de eliminar de la psiquis los agregados psicológicos previamente comprendidos que ocasionan la identificación, extraerá de esos yoes la porción de esencia que tienen encerrada, aquella “Sofía” que clama por ser liberada y entonces, conforme la comprensión y eliminación sea cada vez más profunda, se irá conformando en la psiquis la ecuanimidad, se convertirá en un “funcionalismo natural de la consciencia”, que se manifestará de manera espontánea ante las diversas circunstancias de la vida.

SUSANA MARGARITA RODRÍGUEZ LICEA.

BIBLIOGRAFÍA: DISCIPLINA ESOTÉRICA DE LA MENTE, DE “ROSA ÍGNEA”; CONFERENCIA “LA LEY DEL PÉNDULO”. LA DIALÉCTICA”, V. M. SAMAEL AUN WEOR.

PINTURA: EL ÉXTASIS DE SANTA TERESA, VICENTE LÓPEZ PORTAÑA, 1820

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