Los Paramitas

“LA VIRTUD, GIOVANNI BATTISTA TIEPOLO, 1750

“LA VIRTUD, GIOVANNI BATTISTA TIEPOLO, 1750

La liberación final es cuando el ser humano encarna a su Real Ser, siendo esto un trabajo muy difícil, ya que es indispensable liberarse de los grilletes mortificantes creados por nuestros miles de defectos psicológicos.

Somos esclavos de muchas conductas erróneas, que para todo el mundo están bien y, sin embargo, nos alejan de la divinidad. En la Edad Media torturar gente, por el hecho de no ser parte de una religión estaba muy bien visto. Hoy en día tenemos nuevamente muchas conductas equivocadas que nos llevan cada día más a la involución en la que nos encontramos y lamentablemente son aceptadas por todos.

Estamos en una época de crisis de valores y, por lo tanto, es muy difícil saber qué está bien y cuándo estamos conduciéndonos equivocadamente y lo que es peor, pensando que vamos muy bien. El espejo en que debemos de vernos son las guerras que vivimos, el crimen, el hambre, las enfermedades, la explotación, etc.

Afortunadamente los libros sagrados del mundo nos dan una pista, por ejemplo, tenemos la “Confesión negativa” que aparece en el “Libro de los Muertos” egipcio, los señalamientos que hace Dante Alighieri en la “Divina Comedia”, en los Evangelios del Cristo vemos aludidas muchas de las virtudes que hoy brillan por su ausencia.

No podemos olvidar las “perfecciones” o Paramitas citadas en el budismo, como virtudes que debemos alcanzar para lograr la liberación. No se trata de patrones de conducta a seguir, nos referimos a un tipo de conducta recta resultado de la muerte de los defectos psicológicos.

«Hay un tipo de ética que ustedes no conocen (algunos lo conocen en los himalayas); Me refiero a ese tipo de conducta recta de la naturaleza, a esa ética que los tibetanos un día condensaron en “Los Paramitas”». (Samael Aun Weor. El Lado oculto de la Luna Psicológica).

Nos relata el maestro Samael Aun Weor, que en una existencia que tuvo en la Edad Media, perteneció a la burguesía, hasta con algún título de nobleza y queriendo ayudar a su hermana viuda y a su sobrino desamparado, cubrió los gastos de su educación para que fuera “un hombre de bien”, y eso nada podemos objetar.

Pero influenciado por la falsa moral de esa época, muy similar a la que tenemos ahora, prohibió a su hermana ver a su sobrino, aludiendo conceptos muy en boga de la época totalmente equivocados; ayudando a su sobrino, pero siendo cruel con la hermana y hasta pensando hacerle un bien: “por no faltar a la piedad, uno puede volverse despiadado”.

Las “perfecciones” o Paramitas exige entonces de mucha auto observación, a cada instante podemos ya estar equivocados y pensando que vamos bien. Necesitamos de mucho valor, tal como de los samuráis en el Japón, de los guerreros águila azteca o de los caballeros custodios del Grial para tener la suficiente capacidad de vernos tal cual somos.

BUDA EN MEDITACIÓN

BUDA EN MEDITACIÓN

Las buenas intenciones de nada sirven, cuando nuestros hechos son desastrosos; muchos en la vida quisimos educar bien a nuestros hijos y terminamos olvidándolos; otros verdaderamente tuvimos la intensión de amar y respetar a nuestra pareja y finalmente adulteramos; con justa razón se ha dicho en la cultura popular: “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”.

Necesitamos entonces de una ética superior, que nada tenga que ver con las costumbres degeneradas de esta época, que más bien tenga un sabor divinal, que esté relacionada con la conciencia.

“Existe un libro que es el de “Los Paramitas” en el Tíbet oriental, con una ética que no encajaría jamás dentro de ningún culto, porque es de la conciencia” (Samael Aun Weor. El Falso Sentimiento del Yo).

Tenemos en las “perfecciones” o Paramitas, una fuente de trabajo muy interesante, que está muy lejos de estudiar libros, más bien, que requiere el estudio de sí mismo, en forma directa, sin vernos a través de una teoría o filosofía; sino directamente, sin evasivas, sin justificaciones, en forma terriblemente realista.

Seis perfecciones o Paramitas nos encontramos en algunas fuentes budistas: generosidad, honestidad, paciencia, sabiduría, esfuerzo y amabilidad; y cuatro más se añaden en otras fuentes del budismo: renuncia, determinación, sinceridad y ecuanimidad.

Estimado lector, vamos a adentrarnos en el estudio de estos valores a conquistar a través de un trabajo gnóstico esotérico profundo,

"toma el escudo de tu fe y avanza con paso decidido ya sea en favor del viento o contra todos los vientos” (Axioma arcano 19).

MARÍA GUADALUPE RODRÍGUEZ LICEA. GNOSIS POR INTERNET.

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