Disciplina Esotérica de la Mente
Finos lectores, la mayoría de los seres humanos anhelamos dejar de sufrir, anhelamos una vida tranquila y en paz, anhelamos comunicación con la divinidad, etc., pero nada se nos da regalado, todo cuesta, todo trabajo a realizar, sea externo o interno, tiene su disciplina y la meditación es la disciplina esotérica de los Gnósticos. Hay que llevar, con entusiasmo místico, con anhelo de trasformación, esa disciplina a los hechos, pue es lo que cuenta.
Sol Naciente, Claude Monet, 1874
La meditación consta de tres fases: concentración, meditación y Shamadí.
Concentración, significa fijar la mente en una sola cosa. Meditación, significa reflexionar sobre el contenido sustancial de la cosa misma. Shamadí, es éxtasis o arrobamiento.
Concentración, Meditación y Shamadí, son los tres caminos obligatorios de la Iniciación.
Un maestro del Shamadí penetra en todos los planos de conciencia, y con su tercer ojo u ojo de Dagma examina todos los secretos de los Registros Akáshicos de la Naturaleza y se eleva al éxtasis o Shamadí, para penetrar en el mundo de los dioses.
Es necesario convertirnos en Maestros del Shamadí y para esto, primeramente, necesitamos aprender a funcionar sin vehículos de ninguna especie: acostado el estudiante, con las manos cruzadas sobre el pecho, meditará profundamente en la constitución interna de su cuerpo físico, diciéndose a sí mismo: ¡No soy este cuerpo físico!
Lo mismo hará con su cuerpo vital, con su cuerpo astral, mental, causal o de la voluntad y cuerpo de la conciencia, por último, sumido en profunda meditación, el discípulo exclamará con su corazón: ¡YO SOY EL ÍNTIMO! ¡YO SOY EL ÍNTIMO! ¡YO SOY EL ÍNTIMO!
Entonces, fuera de todos nuestros vehículos, nos convertiremos en toda una majestad del Infinito.
Veremos entonces que ya no se necesita pensar porque la acción y sabiduría del Íntimo es: sí, sí, sí. Veremos que la naturaleza del Íntimo es felicidad absoluta, existencia absoluta, omnisciencia absoluta.
Así pues, Concentración, Meditación y Shamadí, deben practicarse sobre cada cuerpo.
Concentración, Meditación y Shamadí, los tres son llamados en oriente, un Samyasi, sobre cada uno de nuestros vehículos. Para poder despojarnos de cada uno de nuestros 6 vehículos inferiores, practicaremos un Samyasi sobre cada uno de nuestros vehículos.
Para ser un Samyasi del pensamiento, es urgente eliminar el ego (nuestra caterva de yoes) y haber adquirido castidad absoluta, tenacidad, serenidad y paciencia. Es indispensable hacer una suma de todos nuestros defectos, y dedicarle dos meses a cada defecto, hasta acabar con todos los defectos.
Después de cierto tiempo de práctica, el discípulo podrá liberarse de todos sus seis vehículos, para funcionar en el gran Alaya del universo, (el alma universal o Anima Mundi), sin vehículos de ninguna especie.
Entonces notaremos que nuestros sueños comienzan a hacerse cada día más claros. Los llamados sueños, por insignificantes que sean, son experiencias vividas en los mundos internos que, dentro de un gran simbolismo, nos advierten de peligros o nos indican el grado o retraso en el trabajo sobre sí mismos, de ahí la importancia de la imaginación, la inspiración y la intuición, facultades que debemos despertar en nosotros.
Durante estas prácticas de meditación, los chakras del cuerpo astral, entran en actividad, y entonces el alumno comienza a percibir las imágenes de los mundos suprasensibles.
Al principio, sólo se perciben imágenes fugaces, más tarde, se perciben totalmente todas las imágenes de los mundos suprasensibles. Esta primera etapa del conocimiento pertenece al conocimiento "imaginativo".
El estudiante contempla entonces muchas imágenes que para él son enigmáticas, porque no las entiende, pero conforme persevere en sus prácticas de meditación interna, va sintiendo que esas imágenes suprasensibles producen en él ciertos sentimientos de alegría o de dolor.
El educando se siente entonces inspirado en presencia de esas imágenes internas, y comprende la relación existente entre diferentes imágenes, entonces se ha levantado al conocimiento “inspirado”.
Más tarde, ve cualquier imagen interna y entonces instantáneamente conoce su significado, y el porqué de cada cosa; ésta es la tercera escala del conocimiento, conocida con el nombre de conocimiento “intuitivo”.
Imaginación, Inspiración e Intuición, son los tres caminos obligatorios de la Iniciación. A estas tres cimas inefables se llega mediante la concentración, la meditación y el Shamadí. Aquel que ha llegado a las cimas inefables de la Intuición, se ha convertido en un Maestro del Shamadí.
La sabiduría oriental se practica en el siguiente orden: Primero, ASANA (postura del cuerpo); Segundo, PRATYARA (no pensar en nada); Tercero, DHARANA (concentración de una sola cosa); Cuarto, DHYANA (meditación profunda); Quinto, SHAMADHÍ (éxtasis).
Es necesario colocar el cuerpo en la posición más Cómoda, esto es el ASANA; es indispensable poner la mente en silencio antes de la concentración, esto es el PRATYARA; es urgente saber fijar la mente en una sola cosa, esto es el DHARANA, y así llegamos a reflexionar profundamente sobre el contenido de la cosa misma, esto es el DHYANA; por este camino llegamos al ÉXTASIS o SHAMADHÍ.
Los estudiantes debemos ser eminentemente prácticos, castos, tenaces, serenos, pacientes, cultivar la veneración por las cosas sagradas, por sus mayores y gurús, hablar con la verdad, no participar en disputas, cultivar la gratitud, acabar con la envidia, cultivar la sinceridad, tratar con amabilidad al rico y al pobre.
Todas estas cualidades nos darán una rica vida interior; así es como nos preparamos internamente para las grandes disciplinas esotéricas de la mente que flamea entre las llamas abrasadoras del Universo. Toda esta disciplina esotérica de la mente, debe empapar completamente nuestra vida cotidiana.
José Isabel Mauricio Vargas
IMAGENES: Sol Naciente, Claude Monet, 1874