Llave 06

Llave no. 6 de Basilio Valentín.

“Hembra y macho unidos hacen germinar la semilla. Que entonces Neptuno prepare los baños requeridos, después de que el macho devore su nevoso cisne a fin de que dos pierdan y recobren su vida, cuatro vientos soplarán y el rey, por el fuego, se unirá lleno de amor a su esposa querida”.

Esta maravillosa clave habla de la magia del Amor, en donde el sagrado sexo, como un invento de Dios, brinda a la pareja, constituida en legítimo matrimonio, el gimnasio ideal para luchar en vencer el deseo y privilegiar el amor, es decir, vencerse a sí mismos en sus pasiones y debilidades; en la lucha entre el espíritu y la bestia animal, representado también, todo esto, por seres como, Pamina y Tamino en la ópera, “La flauta encantada de Mozart”; de la misma manera por Kundry y Parsifal en “El festival escénico sacro”, de El Parsifal de Richard Wagner; asimismo, el drama de Salomé y Juan el Bautista; la seductora Eva de la mitología hebraica y Adán; Magdalena y Jesús, etc., etc.

Mujer y hombre, (valiéndose del cisne, cisne enigmático que no deja estela en su nadar y emblema maravilloso del fuego del amor) envueltos en los misterios de Neptuno y fieles hasta la muerte, deben perder su vida llena de defectos, para recobrar la rica vida espiritual, la pureza en todo lo que hagan.

Hombre y mujer unidos en santa cruz, símbolo de los cuatro elementos o cuatro aires: fuego, agua, aire y tierra, saben que éstos se hallan contenidos en su simiente, en el mercurio de los sabios; por ello, éstos últimos, pueden gobernar los elementos de la Naturaleza.

Antes de poder transmutar los metales, hay que reducirlos primero a su materia prima. Así también, antes de que el hombre pueda redimirse de sus pecados y entrar en el reino de los cielos, hay que primero reducirlos a su materia prima, para luego transmutarlo en el hombre celestial de que nos habla San Pablo.

Es como tener una estatua que, para darle una forma completamente nueva, debe primero reducirse a su materia prima descomponiéndola en los mismos elementos de que está compuesta y, posteriormente, se le puede dar la forma anhelada. "Cambia las Naturalezas y hallarás lo que buscas". Si queremos sublimar nuestras bajas pasiones, debemos primero ser castos, es decir, practicar la decencia sexual, para reducir todos nuestros metales a su materia original. De nuestros propios mundos de fuego y de pasión, hemos de sacar la luz del espíritu.

En todo este trabajo, el hombre necesita a la mujer, el pensamiento más grande del creador hecho carne sangre y vida. Es importante para el varón, conocer los misterios ocultos en la mujer.

Si el hombre sabe ver en su mujer, la puerta al paraíso, juntos entrarán en él, y entonces, habrán terminado para siempre las desavenencias entre hombres y mujeres y así, la felicidad hará su nido en los hogares y en nuestro planeta y entonces, un nuevo horizonte de luz o sabiduría se abrirá para la humanidad entera.

Dice el Maestro Samael Aun Weor:

¡Mujer adorable!... tú eres la senda del filo de la navaja; el rocalloso camino que conduce al Nirvana... (La felicidad)

¡Quién me diera tomar tus manos blancas para apretarme el corazón con ellas, y besarlas ardientemente escuchando muy atentamente de tu amor las dulcísimas palabras fascinantes!...

¡Quién me diera sentir sobre mi pecho reclinada tu lánguida cabeza, y escuchar tus suspiros divinales de amor y poesía...!

¡Quién me diera posar casto y suave mi cariñoso labio en tus cabellos, y que sintieras sollozar mi alma en cada beso que dejara en ellos!

¡Quién me diera robar un solo rayo maravilloso de aquella luz de tu mirar en calma, para tener después con que alumbrar la soledad del alma!...

¡Oh! Quien me diera ser tu misma sombra, el mismo ambiente dulcísimo que tu rostro baña y por besar tus ojos celestiales, la lágrima que tiembla en tu pestaña. Y ser un corazón toda alegría, nido de luz y de divinas flores, en que durmiese tu alma de paloma el sueño virginal de tus amores... Gundrigia, Herodías, Kundry, recuerda que tú eres el sendero secreto del Misterio...

Fino lector(ra), en la gracia del amor, también escucha siempre la sabia voz de tu conciencia pues ella te guiará a la suprema felicidad.

Enviado por: José Isabel Mauricio Vargas. ICQ Loreto Zacatecas, México.

Llave no. 6 de Basilio Valentín.

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