Los Tuatha Dé Danann

Imagen: Los Tuatha Dé Danann. John Duncan. 1911.

En todos los pueblos de la Tierra, hay tradiciones que se pierden en la noche de los siglos y que se fundamentan en relatos que tienen relación con la cuarta dimensión o estados de Jinas.

«Porque conviene jamás olvidar que el Padre Prado y Bernal Díaz del Castillo, entre ambos, se recreaban viendo a los sacerdotes de Anáhuac en estado de Jinas. Deliciosamente flotaban los anacoretas cuando se transportaban por los aires desde Cholula hasta el Templo Mayor; esto sucedía diariamente al ocultarse el sol». (Samael Aun Weor. La Doctrina Secreta de Anáhuac).

Lo mismo sucede en las tradiciones de Irlanda, llenas de misterio y de conocimientos trascendentales, que hay que aprender a descubrir en nuestro mundo interior. Los Tuatha Dé Danann, que podríamos traducir como “el pueblo de la diosa Dannu” o de la Madre Divina interior, obviamente se tratan de personas que siguen los principios que rigen el universo, que viven en armonía, que han logrado destruir de su naturaleza los elementos psicológicos indeseables, que rinden culto a la Madre eterna Divina, que ellos llamaron Dannu.

Este pueblo, en realidad, tiene sus orígenes en la sumergida Atlántida, es gente que actualmente habita en la cuarta dimensión o edén bíblico; como los mayas, que misteriosamente desaparecieron y hoy, tanto mayas como los Tuatha Dé Danann viven en estado de Jinas.

Las tradiciones irlandesas afirman que llegaron por el mar, al igual que el héroe Eneas a Cartago, envueltos en una densa niebla, símbolo del velo de Isis o cuarta dimensión; es decir, que regresaban a la isla desde las tierras de las Mil y una Noche, de los campos Elíseos o edén.

Los símbolos que portan son realmente cosas que podemos lograr a través del trabajo sobre sí mismos: Una copa o caldero mágico que ofrece alimento a todos, es el símbolo del Eterno femenino Divinal y nos representa, el que nosotros adquiramos sus cualidades como el amor y la comprensión; una lanza mágica (como la de la obra del Parsifal, de Richard Wagner), símbolo del Eterno Principio Masculino Divinal (la sabiduría y la verdad); una Piedra sagrada, símbolo de la Piedra Filosofal o piedra de la verdad; una espada, símbolo del fuego sagrado de la Madre Divina.

Las leyendas del verde Erín (hoy Irlanda) nos relatan en forma extraordinaria los combates que se sostuvieron por las heroicas huestes de los Tuatha Dé Danann en contra de los perversos magos negros llamados “Fir-Bolgs”, representación de las luchas que debemos sostener en contra del más poderoso enemigo de todos los tiempos: nosotros mismos y nuestros defectos psicológicos.

En la cuarta dimensión viven humanidades enteras que no tienen ego, a diferencia de nosotros, los pobladores del mundo tridimensional o físico que los tenemos por montones; allí viven en estado paradisiaco, comen, se reproducen, estudian la sabiduría del universo y están en completa armonía con la naturaleza.

El saber de estas tierras maravillosas edénicas, nos invitan a la reflexión, de que sí es posible una transformación; si bien somos la vergüenza tanto de las humanidades del sistema solar, como de las siete humanidades que viven en el interior de la Tierra, seis de ellas en la cuarta dimensión, y sólo nosotros, los que hemos caído en involución viviendo en este mundo tridimensional.

Los mayas, los Tuatha Dé Danann, Moisés y varios más lograron trascender las debilidades humanas, eliminaron a los demonios rojos de Seth (nuestros errores) y se convirtieron en habitantes de las tierras jinas, morando dichosos.

Jenaro Ismael Reyes Tovar. ICQ Internet.

Imagen: Los Tuatha Dé Danann. John Duncan. 1911.

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