Milarepa

Milarepa fue un personaje histórico, seguramente el yogui más famoso de la escuela del budismo tántrico tibetano, nacido de una familia aristócrata en el siglo XI de nuestra era.

Joven dotado para las artes, la poesía, el canto y la música, mostró interés por lo oculto desde temprana edad.

Narra la tradición budista, que se inició como hechicero, fruto de lo cual dañó a varias personas recurriendo a la magia negra como venganza. Esto provocó en él un profundo arrepentimiento que lo movió a comprender su karma y a buscar el camino hacia la iluminación.

Después de duras pruebas, padecimientos y de llevar una vida ascética que casi le costó la vida, logró ser aceptado como adepto de las enseñanzas del Buda, llegando a ser un santo que desafiaba todas las leyes materiales conocidas.

El folclore de todos los pueblos narra de hechos extraordinarios de santos e iluminados que desafiaron la física, de milagros imposibles bajo la mecánica de Newton realizados ante multitudes. Tal ocurrió con Milarepa, de quien se dice, lograba curaciones milagrosas, apaciguaba a las bestias.

Milarepa y la roca de la caverna.

Luego de meditar por años en una remota caverna, realizó el milagro de atravesar la dura piedra de la cueva como si fuera de aire, al punto de dejar la huella de su mano indeleble en la roca, la cual puede ser visitada incluso actualmente.

Su motivo era mostrar a los espectadores que sus mentes estaban esclavizadas por el ego y la fascinación con el mundo ilusorio de Maya, la existencia material condicionada; y mostrarles también, que la liberación del ciclo del eterno retorno y del sufrimiento era posible.

Se narra que la roca de la cueva parecía de aire, de tal forma y facilidad con la que la atravesaba Milarepa

Otras ocasiones, agitando su mano a una velocidad imposible de captar con la vista, provocaba una onda sonora que replicaba por horas dentro de la caverna

Milarepa y la meditación tumo

Sus ropas estaban desgastadas, su cuerpo enflaquecido. Por la pobreza en la que encontraba la mayor felicidad y a la que cantaba en sus poesías.

Sin embargo, un duro invierno llegó, y el asceta se vio envuelto en una nevada, la cual no suspendió ni por un momento su meditación.

Así, bajo la nieve, pudo generar tanto calor, que aún con los harapos que vestía, jamás padeció frío

Estos fenómenos tienen explicación bajo la ciencia jinas, en la cual es posible meter el cuerpo físico dentro de la cuarta dimensión. En la cuarta dimensión opera la hipergeometría, el hiperespacio, el hipertiempo, donde las rígidas leyes mecánicas se tuercen, donde funciona la ideoplástica y la noción misma del tiempo como una línea en un solo sentido desaparece.

Los científicos aceptan actualmente, la existencia no solo de más dimensiones que las tres aceptadas por las leyes de Newton, sino la de múltiples universos paralelos.

Mediante los avances en la física cuántica, se comprueba cómo las leyes del mundo tridimensional no funcionan a cierto nivel, incluso la de la relatividad a nivel atómico y subatómico no explica los fenómenos.

Las partículas pueden existir y no existir a la vez, estar al mismo tiempo en dos lugares, comunicarse inseparablemente sin importar el espacio ni el tiempo, dos cuerpos pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo.

Pero no se trata de científicos con experimentos necios. Si no, reitera el maestro Samael, de valores del corazón, tal que una viejecilla en el campo podría manejarse en la cuarta dimensión como nunca lo hará un científico en un laboratorio.

Todo lo que existe es sustancia mental. De forma que existe en forma científica y precisa, emociones, pensamientos, acciones y voluntades cuánticas, que por sí mismas rompen las leyes rígidas del mundo tridimensional.

Se trata, como predicaba el Buda, de la compasión universal incondicional, la fuente de todos los deseos, la fuente de toda libertad y de todos los poderes.

La compasión se rige por las leyes de la física cuántica.

Solamente eliminando al ego animal se puede acceder a los planos y mundos jinas, a toda la información del universo albergada en un solo átomo.

Aquí y ahora, en el preciso lugar del mundo donde trabajamos, estudiamos, en el barrio donde vivimos, en nuestras relaciones personales de todo tipo.

Enviado por: Rafael Merazo, El Salvador.

Imagen 1: Milarepa. Desconocido. Finales siglo XIX.

Imagen 2: Milarepa. Anónimo. Siglo XIX.