El Am-Smen

El dios Ra (el Logos Solar) en la parte de este grabado egipcio. Hotel Real Plaza. S.L.P.

El dios Ra (el Logos Solar) en la parte de este grabado egipcio. Hotel Real Plaza. S.L.P.

Amigos, hoy vamos a estudiar el tema relacionado con el paraíso egipcio, conviene comprender que la creación está constituida por diferentes regiones o dimensiones, el maestro Jesucristo afirmó “En la casa de mi Padre hay muchas moradas”, dando a entender que el universo es multidimensional.

Hay siete dimensiones principales en la naturaleza, la primera dimensión la debemos concebir como un punto en el espacio que se recorre en sí mismo dando por resultado una línea, decimos entonces que es lo largo de un cuerpo.

La segunda dimensión aparece cuando esa línea se recorre en sí misma y forma un plano, afirmamos que es lo alto, la tercera dimensión surge cuando ese plano se dobla y forma el ancho de una figura, la cual es conocida como este mundo físico, o mundo celular. Ahora que, si ese cuerpo tridimensional se hiciera transparente, podríamos apreciar todos los lados y ángulos de este, por fuera y por dentro, estaríamos hablando de una cuarta dimensión, que es el tiempo, el hiperespacio de Einstein, más allá hay una quinta dimensión que es conocida como la eternidad, el mundo astral o de los sueños, donde el presente, el pasado y el futuro son uno.

También se le conoce como región molecular. Más allá de la eternidad penetramos en el mundo de los electrones, la sexta dimensión o mundo causal es la región de las causas naturales, es en esta dimensión donde conocemos el origen del karma. La séptima dimensión corresponde al mundo del espíritu; en donde encontramos las matemáticas trans infinitas. Estas siete regiones se penetran y compenetran mutuamente sin confundirse jamás.

Por encima de nuestra tercera dimensión hay dimensiones superiores y por debajo de este mundo físico o mundo de Malkuth llamado así por los cabalistas hebraicos, Dante en “La Divina Comedia”, menciona a las nueve infra dimensiones o mundos infiernos en los cuales involucionamos los seres humanos por millones, muchos ingresan a estos reinos por su exagerada perversidad, antes de concluir su ciclo de 108 retornos a este mundo físico, otros penetran porque su tiempo ya se venció.

Nosotros somos la humanidad caída, que fue expulsada del Edén. El génesis hebraico menciona la existencia de Adán y de Eva viviendo juntos en el paraíso terrenal, el lugar donde corren ríos de leche y miel.

Debemos comprender que Adán no era un solo hombre, sino que en sí representa a muchos hombres, y que Eva alegoriza a varias mujeres viviendo dichosos dentro de la cuarta dimensión. Fue en la época de la tercera raza que estuvo sobre la faz de la tierra llamada raza Lemur.

Hubo un pacto que Jehová hizo con aquella humanidad edénica, entonces les dijo: “De todo árbol del huerto podrás comer; más, del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás”. “Porque el día que de él comieres de cierto morirás”.

Es claro que el árbol de la ciencia del bien y del mal es el sexo, no comer del fruto de ese árbol implicaba no hacer mal uso del sexo; este en sí mismo no es prohibido, pero su mal uso sí, más tarde la serpiente tentadora del Edén indujo a Eva a comer del fruto prohibido y ésta a su vez convenció a Adán a comerlo también, ello significó romper el pacto que la humanidad edénica había hecho con lo divinal, hicieron mal uso del sexo cayendo en todo tipo de adulterios y degeneración sexual, trayendo como consecuencia la caída edénica.

Glifos egipcios. Hotel Real Plaza. S.L.P.

Glifos egipcios. Hotel Real Plaza. S.L.P.

Millones de Adanes y Evas fueron expulsados del paraíso, implicando para ellos muerte espiritual y física. Jehová dijo a Adán, “te ganarás el pan con el sudor de tu frente”, a Eva: “Parirás tus hijos con dolor”, quedando de esta manera expuestos a los rigores e inclemencias de la naturaleza.

“Y Jehová Dios dijo a la serpiente: por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Génesis 3: 14, 15.

El capítulo tres del génesis nos muestra la ruina del hombre y de la mujer por causa del mal uso del sexo. En cuanto a la regeneración, la hallamos escrita entre líneas en la expresión cuando habló a la serpiente: “Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu simiente y la simiente suya” esto significa que el poder regenerador del espíritu santo contenido en la simiente de la mujer destruye nuestras tinieblas interiores, originadas por la serpiente tentadora del edén; la mujer cedió ante dicha tentación y sedujo al hombre para que comiera del fruto prohibido, ocasionando la caída de ambos; así también, la mujer por obra y gracia del tercer logos, puede regenerarse y regenerar a su esposo haciéndolo volver al Edén por la misma puerta por la que salieron, esa puerta es el sabio trabajo con el sexo, solo así podemos regenerarnos y volver a conquistar el paraíso perdido.

Esfinge y pirámide en Egipto. Foto: Rubén Santamaría.

Esfinge y pirámide en Egipto. Foto: Rubén Santamaría.

La santa predestinación de la mujer está en esa capacidad que tiene para regenerarse y regenerar a su marido, la cual, le ha sido dada desde lo alto.

El tercer capítulo de Romanos en la Biblia nos enseña nuestra redención, cuando expone que “todos podemos ser redimidos por la sangre del Cristo salvador”.

Esto significa que con la transmutación de nuestras energías creadoras dentro del matrimonio legítimamente constituido, es posible lograr que el Cristo nazca en nuestros corazones y nos salve desde adentro de sí mismos, aquí y ahora.

En cuanto al tercer capítulo de Juan, nos expone también la regeneración del hombre cuando Nicodemo príncipe de los judíos habló con el maestro Jesús y éste le dijo que el que no naciere del agua y del espíritu, no podría ver el reino de Dios.

Simbólicamente el agua es la mujer, el espíritu, es el fuego, el varón, solo en unión matrimonial y trabajando con la simiente sexual es posible regresar a las dimensiones superiores; esto equivale a nacer de nuevo, es claro que Nicodemo no le entendió al maestro.

Más adelante está escrito: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.

Esta frase del maestro Jesucristo significa que el fuego divinal debe ser levantado dentro de nosotros para lograr la resurrección de nuestro Cristo íntimo y así lograr la vida eterna; el fuego sagrado en nosotros simbolizado por la serpiente Kundalini solo puede despertar en el trabajo con nuestra energía creadora dentro del matrimonio.

El dios Osiris. Dibujo: Rubén Soto Orozco.

El dios Osiris. Dibujo: Rubén Soto Orozco.

El maestro Jesús, dijo: quien quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo tome su cruz y sígame, el maestro Samael develó esta enseñanza; negarse a sí mismo implica la muerte de nuestros defectos psicológicos a través de la meditación.

Tomar la cruz implica el trabajo que debemos hacer dentro del matrimonio, el trabajo con la cruz, con la sexualidad, hacer buen uso del sexo mediante la fidelidad al cónyuge y transmutación de nuestras fuerzas creadoras.

Y por último el maestro Jesús dijo: “sígame”; seguir al cristo, es el sacrificio que debemos hacer por nuestros semejantes entregando la enseñanza de la gnosis sin esperar recompensa alguna.

El trabajo en los tres factores nos ayuda a pagar el karma que tenemos acumulado de vidas pasadas.

¿Queremos retornar al Am-Smen egipcio? Debemos poner en práctica las enseñanzas que el maestro Jesucristo recibiera dentro de las pirámides del antiguo Egipto de los faraones, mismas que dio a conocer al mundo a través de sus parábolas, sabiduría divina que más tarde fuera develada por el maestro Samael Aun Weor.

El maestro Samael dijo: “El cielo se toma por asalto y solo los valientes lo han tomado” “Quien tenga entendimiento que entienda, porque aquí hay sabiduría”.

Hasta aquí el desarrollo de nuestro tema apreciados amigos, que la luz del Cristo los ilumine desde los interiores de sus interiores hasta los exteriores de sus exteriores. ¡Paz inverencial!

Fraternalmente:

Enviado por: Virgilio Cuautle Roldán, instructor gnóstico de Nochistlán Zacatecas.

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