Flauta Mágica de Mozart
Actualmente la música moderna que escuchamos no tiene armonía auténtica, no tiene un ritmo preciso, muchas veces con sonidos estridentes que muchas veces nos afectan emocionalmente, física, intelectualmente, a nivel instintivo, y hasta sexual.
Rafal Olbinski, La Flauta Mágica, 1969
Hemos perdido el entusiasmo de escuchar la verdadera música, que es la clásica, hecha por grandes Maestros como Beethoven, Mozart, Vivaldi, Liszt, Richard Wagner, etc. pues está música va dirigida a nuestro centro emocional superior.
Una de las maravillosas obras de Mozart es “La Flauta mágica”, que, si la escuchamos con total atención, nos extasiamos, sentimos que nos trasladamos a otra dimensión.
Esta Obra que es una historia egipcia, que viene desde la Atlántida y que más que una maravillosa historia de amor, es algo que existe dentro de nosotros mismos, aquí y ahora, dentro de la psicología de cada uno, viene a simbolizar una lucha entre las fuerzas del bien y del mal.
Nos muestra muchas enseñanzas antiguas y sagradas, nos habla de la importancia que tiene la palabra, lo extraordinario del amor para triunfar sobre el mal, el culto a nuestros Padres internos, que son nuestra guía para salir de la ignorancia. Destaca en esta maravillosa obra la sacralidad del sonido hacia lo Divino, encontramos cábala, alquimia, magia, psicología del auto conocimiento y filosofía hermética.
A través de cada escena, envuelta en un ambiente sonoro, nos muestra los múltiples errores psicológicos que nos obstaculizan y también las virtudes que debemos ir desarrollando durante nuestra existencia, para nuestro propio auto conocimiento, para encontrar el camino que nos lleva a la senda de la iniciación, la iniciación es nuestra misma existencia, intensamente vivida, esa senda misteriosa que nos lleva a descubrir la verdad, nos lleva a la luz de la sabiduría inmortal, pero dirigida a la auto perfección.
Durante la obra encontramos cábala, al inicio encontramos una obertura de cinco sonidos, el cinco nos habla de la ley del karma, el rigor, o sea que para encontrar la iniciación necesitamos una conducta recta.
Luego a mitad de la obra encontramos tres sonidos, que es tres veces tres, que nos da nueve. El tres en cábala hace alusión a las tres fuerzas primarias de la creación que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El nueve, es el llamado a penetrar en los misterios de la iniciación, la transmutación de nuestras energías creadoras,
Cada personaje, representa algo en nuestro interior: emociones, formas de ser y actuar, nuestros defectos, nuestras pasiones y también virtudes que tenemos que desarrollar.
Boceto de Vestuario, Winckelmal, siglo XIX.
La historia nos relata que, en algún lugar de Egipto, un príncipe japonés de nombre Tamino, es perseguido por una serpiente temible y cuando está a punto de matarlo, lo salvan tres mujeres empuñando jabalinas de plata; ellas son sirvientes de la Reina de la Noche, la Reina de la noche es una mujer llena de intrigas y mentiras. Sarastro, es un sacerdote solar, dedicado al culto de los Dioses; Osiris e Isis, Sarastro decide separar a la Reina de su hija, porque la Reina la lleva por el camino del error y del fanatismo.
A través de engaños, la Reina de la noche logra que el príncipe Tamino vaya en busca de su hija Pamina, junto con Papageno, que es un pajarero; en esa misión Tamino lleva una flauta de oro y Papageno unas campanillas de plata; y así comienzan una gran aventura, la misma que cada uno debemos emprender para lograr encarnar la verdad y cumplir con el propósito real de nuestra vida.
Tamino y Papageno, al darse cuenta de las falsas palabras de la reina de la noche, deciden ingresar como iniciados, consagrándose al culto de Osiris e Isis que representan nuestros padres internos divinales, pero para ello deberán pasar una serie de pruebas. Esas pruebas no se encuentran en el pasado, en realidad están presentes en todos los aspectos de nuestra vida diaria, y a las cuales también debemos enfrentarnos si es que queremos el camino de la iniciación, es la misma lucha entre las potencias anímicas tanto del bien como del mal, que viven y palpitan en el interior de cada uno de nosotros.
La Reina de la Noche, simboliza la Reina de las fuerzas del mal, el fanatismo, la ignorancia y el error. Las fuerzas lunares o negativas.
Sarastro, el Sacerdote solar, simboliza la ley divina. Las fuerzas solares o positivas.
Tamino, el príncipe japonés, simboliza el ser humano que busca el camino de la perfección. El alma humana.
Pamina la hija de la Reina de la noche simboliza las virtudes del alma, el amor, la bondad, la valentía. El alma divina.
Papageno, el pajarero, simboliza el ser humano que se contenta con vivir bien, sin anhelos por la iniciación, pero sin cometer delito alguno.
Monostatos es el sirviente de Sarastro, simboliza al ser humano que delinque, roba, miente, adultera. La lujuria, la violencia, la pasión animal, etc.
Las tres damas, que están al servicio de la Reina de la noche, representan la energía creadora, que puede ser usada para degenerarnos o para redimirnos.
Los tres geniecillos que son los guías de Tamino y Papageno, representan la conciencia despierta, la voz del silencio. Las fuerzas elementales de la naturaleza.
La flauta de oro es el instrumento mágico de Tamino, que simboliza la sabiduría, la gnosis. Las fuerzas magnéticas creadoras masculinas.
Las campanillas de plata es el instrumento mágico de Papageno, que simboliza la comprensión, el amor. Las fuerzas magnéticas creadoras femeninas.
Tamino es el prototipo de la persona que debemos anhelar ser, nos invita a la reflexión, que necesitamos de manera sincera pedir ayuda a los Dioses, no ser soberbios, ser más humildes y reconocer nuestra propia nadidad, necesitamos romper con las falsas ideas que tenemos de sí mismos. Entonces si queremos el camino de la iniciación necesitamos trabajar arduamente por el camino recto, luchando contra todas esas fuerzas tenebrosas que son todos esos defectos psicológicos que nos obstaculizan, también necesitamos trabajar intensamente en la transmutación de nuestras energías creadoras, para lograr la gran obra o encarnación de la divinidad, que son el Padre, hijo y espíritu santo.
Silvia Serrano
IMAGENES: Rafal Olbinski, La Flauta Mágica, 1969 Boceto de Vestuario, Winckelmal, siglo XIX.