“El Mesías” de Georg Friederich Handel

En el mundo de la música Sacra, pocas obras logran la trascendencia y majestuosidad espiritual que “El Mesías” de Georg Friederich Handel, sobre todo por considerar que las adversidades personales por las que pasaba su autor, y, sin embargo, fue precisamente en estas circunstancias cuando surge una obra maestra más sublimes de la historia.

Handel retrato de, Thomas Hudson, 1756

Handel retrato de, Thomas Hudson, 1756

Su creación no fue un simple acto de genialidad musical, sino el resultado de un proceso personal profundo, tal vez por eso su impacto y resonancia entre las personas que lo escuchan.

La carrera de Handel, compositor alemán nacionalizado británico, se encontraba en un punto bajo en 1941 pues las tendencias o los intereses musicales de su tiempo cambiaban, lo cual complicaba un ingreso estable además de haber pasado por problemas de salud a sus 56 años. Los médicos de la época llamaban a su condición “parálisis en el brazo derecho” lo que probablemente se debiera a un derrame cerebral menor, esto afectó su capacidad de tocar y dirigir, llevándole a estados de desesperanza que fue descrita entre sus contemporáneos como “melancolía extrema”.

Durante este período, Handel experimentó lo que se podría llamar una "noche oscura del alma". Sus cartas de la época muestran a un hombre atormentado por la sensación de fracaso y abandono. "Mi fortuna se ha desvanecido como humo", escribió a un amigo, "y mi espíritu se encuentra en las profundidades más oscuras". Esta vulnerabilidad personal, lejos de ser una debilidad, se convertiría en el motor que inspiraría su obra más trascendente.

Es en estos momentos que recibe el libreto del Mesías, del poeta y pensador Charles Jennens, devoto anglicano y profundo conocedor bíblico. El texto contiene profecías del antiguo testamento sobre la venida del Salvador, pasajes bíblicos que narran la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.

La inspiración de Handel fue inmediata y transformadora pues según relataron sus sirvientes, el compositor se encerró en su casa durante 24 días sin casi comer ni dormir. En este aislamiento creativo e intenso, Handel experimentó lo que él mismo llamó como una “visitación divina”.

Lo maravilloso de esta obra es ver como Handel canaliza experiencias personales para imprimir profundos niveles de emoción, como en la sección “He was despised” (Él fue despreciado) refleja en una melodía cargada de una tristeza profunda no solo el sufrimiento de Cristo sino también el personal rechazo en Londres, transformando su dolor en algo sublime y Universal.

La reconocida progresión armónica en “And with his stripes we are healed” simboliza musicalmente el proceso de sanación a través del sufrimiento. Handel nos lleva desde la desesperación más profunda hasta el éxtasis más elevado.

El famoso coro "Aleluya" fue compuesto en un solo día, y cuando su sirviente lo encontró al terminar, Handel tenía lágrimas corriendo por sus mejillas y susurró:

"Creí ver todo el cielo ante mí, y al gran Dios mismo ". “Aleluya porque el Señor Dios omnipotente reina. El reino de este mundo se convierte en el reino de nuestro Señor y de su Cristo y reinará por los siglos de los siglos. Rey de reyes, por los siglos de los siglos ¡Aleluya!”

El “Hallelujah” no es solo una alabanza religiosa; es la voz de un hombre que se reencontró consigo mismo y con lo divino, y que regaló al mundo una música capaz de elevar el alma humana. Por eso, cada vez que lo escuchamos, no solo oímos la gloria de Dios, sino también la redención de un hombre que supo convertir su adversidad en arte eterno.

Al final de su manuscrito, Handel escribió las letras «SDG» —Soli Deo Gloria, «Solo la gloria a Dios».

Cuenta la leyenda que el Rey Jorge II se puso de pie al escucharla, lleno de una emoción profunda y por esta razón, tal costumbre permanece hasta nuestros días entre el público que asiste a su representación.

A lo largo de su vida, Handel continuó utilizando El Mesías como vehículo de caridad ayudando particularmente al Hospital Foundling de Londres, una institución para niños abandonados.

Es por estas obras y por su trascendencia como músico que recibió el honor en Inglaterra de ser enterrado en la Abadía de Westminster. Handel, con su maravillosa obra El Mesías nos enseña la posibilidad de la redención, inspiración y sacrificio.

Rubén Soto

IMAGENES: Handel retrato de, Thomas Hudson, 1756

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