Estudio esotérico de la obra musical de Richard Wagner
Richard Wagner, director de orquesta, poeta y compositor musical alemán del siglo XIX, conocido por su estilo romántico y por la creación de las óperas más emblemáticas de todos los tiempos; mismas que se basaron en el esoterismo heroico y mitológico germánico.
Retrato de Richard Wagner, Franz Seraph von Lenbach. 1882
Wagner estudió la mitología y la literatura épica, especialmente la obra del poeta alemán Friedrich Gottlob Klopstock y las sagas nórdicas; fueron su fuente de inspiración musical.
Sus obras operísticas más famosas, "El holandés errante", "Tannhäuser" y "Lohengrin", "El anillo del Nibelungo", "Tristán e Isolda", “Parsifal”; las obras de Wagner abordan temas profundos y complejos. Explora temas como el amor apasionado, la redención y la lucha entre el bien y el mal. Además, Wagner también fue pionero en el uso del leitmotiv, una técnica musical en la que se utiliza un motivo musical recurrente para representar un personaje, un objeto o una idea
La obra más famosa de Richard Wagner es "El anillo del nibelungo", un ciclo de cuatro óperas épicas que comprenden: El Oro del Rin, la Valquiria, Sigfrido y el Crepúsculo de los Dioses. Estas cuatro óperas nos recuerdan las 4 edades por las que pasa una raza que son la edad de oro, la de plata, la edad de cobre y por último de edad de hierro, en la cual; muchos dioses se encuentran caídos y su destino final es la involución en el sub mundo. Por otra parte, esta ópera en forma inspirada y simbólica nos habla de la extracción del oro de las aguas genésicas del primer instante para la fabricación de un anillo dorado y reluciente que confiere muchos poderes, debiendo renunciar para ello al amor, en clara alusión a la creación de la piedra filosofal del alquimista. La Valquiria simboliza al alma divina, Sigfrido es el alma humana, y el ocaso de los dioses es la caída en la degeneración animal cuando el alma humana pierde el anillo de todos los poderes, es decir, cuando pierde la piedra filosofal, pierde el mercurio de los Dioses, la Valquiria regresa el anillo de oro a las aguas del Rin.
Ascenso y caída, época de oro y época de hierro, luz y tinieblas, iluminación y obscuridad, redención y pecado, es el significado esotérico que encontramos en esta gran ópera.
El Santo Grial, Wilhelm Hauschild, 1880
Por otra parte, si estudiamos a fondo la obra del Parsifal de Wagner, encontramos la mención del castillo de Montsalvat donde está el Templo famoso del Santo Grial; aquel cáliz sagrado que contiene la bendita sangre del redentor. Además, también menciona su correspondiente antítesis que es el castillo del mago negro Klingsor, dentro del cual se encuentra una paila o cazo el cual simboliza al cáliz negro, viva representación de la brujería y de la magia negra.
Existe realmente tal castillo y por Ley de las Antítesis es análogo al de Montserrat. Tiene una planta baja, una alta, hermosos jardines, una gran biblioteca, una caracoleada escalera que conduce al Salón de la Brujería donde trabajara Klingsor con todos sus instrumentos de nigromancia; causa admiración ver esas alfombras del siglo XVIII, esos espejos de cristal de roca, magníficos, terribles, ese candil central sobre la tabla redonda; no es esa la mesa redonda del Rey Arturo y sus Caballeros, no, es la mesa redonda de la brujería, debemos ser capaces de descubrir a las antítesis, cómo juegan por todas partes.
En cuanto a la lanza, también tiene un doble aspecto, en lo negativo, es aquella lanza que hirió al Adorable en la cruz. Como también se manifestó en forma positiva al sanar al Rey Anfortas.
Por una parte, la lanza es capaz de curar, de redimir al caído, por otra parte, tenemos a la lanza de la hechicería y de la nigromancia, es el mismo poder fálico pero usado siniestramente en obscuros aquelarres.
“La dualidad también la podemos observar en las vestimentas de la logia blanca y de la logia negra, en la Logia Blanca, sus adeptos, usan el simbólico manto de distinción que va de la cabeza a los pies, es muy difícil lograr tal Manto.
Los habitantes del Nirvana usan manto de diamante, esas son las vestiduras de los Dharmasatyas, pero hay nirvanis que usan los mantos de diamante cortos y otros largos hasta los pies, son los que han alcanzado el grado de Kumaras. También en la Logia Negra hay simbólicas vestiduras y el investigador competente podrá ver que en el castillo de Klingsor usan pequeñas capas, vestiduras. Son muy juguetonas las brujas, sarcásticas, suben por esa escalera de caracol hasta que llegan a su santuario tenebroso, conforme van progresando les van alargando la túnica, cuando ya están muy prácticas usan túnica larga.
“Sus túnicas ostentan los colores que pertenecen a la gama del infrarrojo. Los grandes jerarcas de la Logia Negra usan túnicas con dragones rojos, negros, etc.” (Samael Aun Weor)
Parsifal Revelando el Santo Grial, Franz Stassen, 1900
Para muchas personas, esto es una fantasía de Richard Wagner, pero para los iniciados que saben moverse conscientemente en el ultra de la naturaleza, tales afirmaciones son una tremenda realidad, junto a un templo de luz, siempre habrá otro templo de tinieblas. Realmente esos dos castillos existen en España dentro de la cuarta dimensión, en estado de jinas.
El maestro Samael afirma que antes de que España se manifestara como actualmente es; en tiempos de la recién sumergida Atlántida había varios castillos dirigidos por maestros de la Logia Blanca, atlantes sobrevivientes del antiguo continente atlante. El castillo de Montsalvat deviene de aquellos tiempos. España no es de Europa, perteneció a la antigua Atlántida. En dicho castillo, fue depositado el cáliz que usó el maestro Jesús en la última cena, mismo que el senador romano, José de Arimatea utilizó para recoger la sangre del divino redentor al pie de la cruz.
Ese mismo grial lo usó Abraham, antes de él, estuvo en poder de Melchizedek, el genio de la Tierra. El cual vive en Agarti, la región de la Tierra subterránea. Hay puertas secretas para entrar allí, hay mares, montañas, hay una hermandad divina, poblada por habitantes selectos de la Lemuria y la Atlántida.
El señor Melchizedek, en cierta ocasión se hizo visible en el Tíbet, hizo una serie de profecías que se están cumpliendo; guerras, terremotos, por último, el acercamiento fatal de Hercólubus a la Tierra.
A través de los siglos el santo grial fue pasando de iniciado en iniciado hasta llegar a José de Arimatea. El senador romano también ocultó la lanza con que Longibus hiriera el costado del Señor. Por no haber querido entregar el cáliz estuvo 40 años encerrado en la cárcel y cuando salió desenterró el cáliz y la lanza y se fue a Roma, luego caminó por el Mediterráneo, hasta que una noche se le apareció en sueños un ángel y le dijo “ese cáliz tiene un gran poder magnético, porque en él está contenida la sangre del Redentor del mundo, entiérralo allá” y le mostró el templo de Montserrat, en el Castillo de Montsalvat.
José de Arimatea allí enterró esas joyas, con el tiempo aquel templo se metió a la cuarta dimensión. En la Edad Media, muchos caballeros buscaron el cáliz y la lanza, sobre todo en tiempos de las guerras de las cruzadas, pero nunca los encontraron.
Como recuerdo de aquella búsqueda, se conserva el símbolo de la copa de los campeones que se les da a los vencedores en los juegos olímpicos.
El cáliz y la lanza tienen un gran significado. El cáliz simboliza al sagrado yoni o útero femenino, en cuanto a la lanza, representa al falus masculino. En ambos símbolos se halla oculta la clave de todo poder.
Apreciados lectores, hasta aquí nuestro estudio esotérico de algunas de las óperas de Richard Wagner, debemos hacer conciencia del doble aspecto de la sabiduría esotérica encerrada en sus bellas obras, y estar dispuestos a comprobar estas grandes verdades dentro de sí mismos y en los mundos internos aquí y ahora.
“¡¡¡Santo y bendito sea su nombre impronunciable, ahora que se ha verificado el sagrado misterio de la letra, entre tanto, proseguiré hacia más ocultos lugares!!!”
¡Paz inverencial!
Fraternalmente: Virgilio Cuautle Roldán “Instructor gnóstico de Nochistlán Zacatecas”
IMAGENES: Retrato de Richard Wagner, Franz Seraph von Lenbach. 1882 El Santo Grial, Wilhelm Hauschild, 1880 Parsifal Revelando el Santo Grial, Franz Stassen, 1900