Medicina Gnóstica

Actualmente, no estamos preparados para entender lo que es la Medicina Gnóstica, porque creemos que estamos avanzando, porque cada vez con más tecnología, sentimos que estamos dominando el Universo, se descubren nuevas enfermedades, nuevos tratamientos, nuevos microbios, por ejemplo, el virus del SIDA, el virus del COVID, y los microbios cada vez más resistentes para las cuales no se encuentra cura. La realidad es que, en lugar de evolucionar, estamos involucionando, porque nos hemos separado de la naturaleza.

Hadas, Brian Frost, 1947

Hadas, Brian Frost, 1947

La ciencia médica inventa remedios de patente, que cambian constantemente como las modas, porque lo que hace unos años fue descubierto, ahora es obsoleto.

La verdadera sabiduría médica, es antiquísima y tiene su origen en los primeros fundamentos del mundo, “Gnosis” es el nombre de esa antigua sabiduría médica que, desde la aurora de la creación, jamás ha cambiado sus fórmulas porque son exactas como una tabla pitagórica, se pueden curar todas las enfermedades, incluso las llamadas incurables, porque en ellas comulgan la ciencia, la mística y el arte “regios”, dentro de un connubio divino.

Esas fórmulas tienen su fundamento en lo que es la “ELEMENTO-TERAPIA”, que es el “Arte regio” de la Naturaleza, porque nos enseña a manipular a las criaturas elementales de los vegetales, antiguamente conocidos con los nombres de sílbanos, dríadas, hamadríadas y faunos. San Agustín los llamo los “dussi”, la Edad Media los llamaron “hadas”. Los sabios Médicos Gnósticos, Indios Arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia) los llamaron “anime”, y el insigne Maestro Paracelso les nombraba “silvestres” a los elementales de los bosques y “ninfas” a los elementales de las plantas acuáticas.

Cada plantita es el cuerpo físico de una criatura elemental de la Naturaleza y ningún cadáver, vegetal o animal puede curar, es el elemental de la planta el que cura.

Cada elemental de la naturaleza tiene determinados poderes que le da la bendita Diosa Madre del mundo.

Sólo puede ser realmente mago y Médico aquel que sabe el secreto de manejar los poderes de la naturaleza encerrados en cada elemental; de cada plantita, de cada raíz, de cada árbol. El elemental de cada planta tiene su ritual, sus mantrams y sus horas para entregarse al médico que sabe ordenarle con amor, imponerse con cariño.

A los Médicos Gnósticos se les llama “espirituales”, porque saben mandar a los espíritus de las hierbas y de las raíces, para curar a los enfermos. A esta clase de Médicos pertenecieron Hipócrates, Paracelso y otros. Trabajan a través de ondas mentales que tienen su exponente en una planta.

Los altos Iniciados “Mamas” se comunican con los Mahatmas del Tíbet y conocen a fondo los vegetales de la India Oriental, no hay enfermedad que no puedan curar, son terriblemente callados y humildes, no como ahora muchos Médicos inflados de orgullo, que ven al paciente con fines de lucro, pues el intelectualismo sin espiritualismo da como resultado los “bribones”, que han sido la desgracia para el mundo.

Las enseñanzas secretas de todas las edades, Augustos Knapp, 1928

Las enseñanzas secretas de todas las edades, Augustos Knapp, 1928

Algunos sabios como Erasmo Darwin, comenta en su “Jardín Botánico” que las plantas tienen alma, vida y sensibilidad, parecida a la de los seres humanos.

Por ejemplo; la sanguinaria se alegra y mueve sus ramas cuando se le acerca el sabio que sabe amarla. La dormilona recoge sus hojas y se adormece cuando percibe que la vamos a tocar.

Entonces vemos como las plantitas tienen alma, porque la luz del Sol es una sustancia Cristónica que hace brotar la semilla y hace crecer la planta y darle vida.

El elemental de la planta se alegra cuando le amamos y se llena de dolor cuando le herimos. Cuando desgarramos una plantita su elemental reacciona furioso y ese vegetal herido, no cura, incluso hasta puede causar daño, porque la vitalidad del vegetal se altera psíquicamente con la ira o el terror que se le cause.

Hasta ahora los botánicos solo son disectores de las plantas y profanadores del Templo de la Naturaleza, y no han hecho más que manipular las formas, pero no la vida misma, porque la vida sólo la sabe manejar el Médico Gnóstico que ha estudiado la sabiduría de la elemento terapia.

El yerbatero y los alópatas, sólo conocen superficialmente la biomecánica de los fenómenos orgánicos; pero nada saben del fondo vital. Sólo conocen la anatomía física, pero no saben nada de la anatomía oculta, desconocen que el hombre es séptuple, que tiene 7 cuerpos: Físico, Vital, Astral, mental, causal o de la voluntad, de la conciencia y del Ser o Espíritu.

Cuando el hombre se separó de la Naturaleza para aprisionarse en la vida urbana, cayó en manos de las potencias tenebrosas y aprendió la “falsa ciencia”. Fue entonces cuando conoció el dolor, convirtiéndose en profanadores del reino vegetal, convirtiéndolo sólo en productos de farmacia.

El Médico Gnóstico estudia al hombre y a la planta en su triple aspecto de cuerpo, alma y espíritu.

Para poder gobernar a los elementales de cada plantita hay tres requisitos indispensables: Amor a Dios y al prójimo, ritual perfecto y diagnóstico exacto.

Los Médicos Arhuacos inician sus estudios de medicina a los 7 años de edad, estudian 13 años, y los Médicos Lamas del Tíbet, 12 años mínimo, y se gradúa a los 21. Al finalizar los estudios, son examinados por todos sus profesores en presencia del gobierno de los indios de la Sierra. Y cada Profesor examina con cada planta, una por una; los astrólogos en astrología, los magos en magia práctica, etc. de los 7 cuerpos, la astrología y química ocultas, la Osmoterapia que es la curación con perfumes, porque cada vicio tiene sus larvas que se adhieren al cuerpo astral y solo se desintegran por medio de ciertos perfumes, logrando su curación total.

Todo médico gnóstico desarrolla la clarividencia positiva, o sea tienen desarrollado el 6º sentido, lo que les permite ver directamente las causas de la enfermedad y sus efectos en los cuerpos internos. Conocen a fondo la anatomía, biología y patología ocultas, para diagnosticar las enfermedades sin fallar, sin cometer torpezas.

El médico gnóstico, jamás usa perfumes o sustancias odoríficas que contengan sustancias minerales, porque eso es ejecutar magia negra.

No puede ser médico de los demás, aquel que no es médico de sí mismo. No se puede sanar a los demás sino está sano en su corazón. Un médico auténtico, tiene que ser absolutamente casto y bueno, blando de corazón.

Queremos “Médicos magos”, sabios que realmente sepan manejar los elementales de la naturaleza. Necesitamos Médicos como Hipócrates, Galeno, Paracelso, que sabían curar con elementales. Médicos Gnósticos que puedan materializar a los Ángeles para platicar con ellos, aquí y ahora, físicamente, y ser salvados muchos enfermos incurables. Los Ángeles podrán orientar al Médico gnóstico, enseñarle y darle la medicina para los enfermos.

Estamos cansados de tantos pseudo ocultistas y pseudo esoteristas.

¡Ha llegado la hora en que debemos abandonar ídolos, escuelas, sectas, dogmas y templos falsos, para regresar con alegría al Templo de la Naturaleza! ¡Ha llegado la hora de las grandes decisiones y no hay tiempo que perder! Estamos asistiendo a la última agonía de una raza caduca y degenerada. Mientras el hombre no regrese al seno de la Naturaleza, sus pensamientos como su vida serán totalmente superficiales y artificiosos y, por ende, negativos e inocuos. Regresar al seno de la bendita Diosa Madre de la Naturaleza, os dará luz y sabiduría, poder y gloria.

Silvia Serrano

IMAGENES: Hadas, Brian Frost, 1947 Las enseñanzas secretas de todas las edades, Augustos Knapp, 1928

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