El Dios Camazotz
Uno de los misterios más asombrosos que podemos encontrar en la mayoría de las culturas antiguas del centro de América (como los mayas, mexicas, toltecas, mixtecas, zapotecas, etc.), es el de asociar a un maestro-ángel con el animalito que conocemos como el murciélago. Sin embargo, al profundizar en las sagradas enseñanzas milenarias del México antiguo, nos damos cuenta del porqué de este misterio.
Dios Camazotz, Museo Popol Vuh, Guatemala.
Si reflexionamos en las características y costumbres de este mamífero, nos daremos cuenta de que tienen mucha relación con el camino interior, de ese que debemos transitar para lograr encontrar la luz.
Si bien, puede representar el retrato del alma, que vive en la oscuridad de la ignorancia, fanatismo y error, ciego a la espiritualidad trascendente; sin embargo, el que viva en la oscuridad también nos está mostrándonos la necesidad de buscar el silencio de la mente, la oscuridad augusta de los sabios, con el fin de comprender a fondo nuestros defectos psicológicos para eliminarlos.
Representaciones
Esa idea de recordarnos que la muerte de nuestros defectos está la base de todo posible desarrollo espiritual, nos la muestran las manos de los artesanos al plasmar al dios murciélago (Camazotz) y así lo encontramos en vasijas, silbatos y esculturas monumentales como la del Museo del Templo Mayor.
No podemos dejar de mencionar la que encontramos en Copán, Honduras. Es una pieza artística con un gran mensaje para vivir de instante en instante si buscamos la luz de la sabiduría inmortal. Está parado en una piedra cúbica, sólida como la que el maestro Jesús nos indica en que debemos edificar nuestro templo interior, esa piedra es la transformación de las energías que nos trajeron al tapete de la existencia.
Lo anteriormente dicho, está fundamentado también en los órganos creadores perfectamente formados, para mostrarnos la fuerza que podemos obtener al aprender a canalizarla. El collar nos indica que, si bien no tenemos alma, tenemos la capacidad de encarnarla y el que este adorno llegue hasta los oídos nos dice de la necesidad de escuchar nuestro corazón, a nuestro Ser y madre divinales, pues son los que nos guían en este trabajo interior.
La iniciación esotérica
Llega hasta nuestros días, la forma en que eran iniciados en los augustos misterios, los aspirantes, que tal como todos nosotros estamos aquí buscando emanciparnos de las cadenas del sufrimiento y del error. Lejos de ser un relato del pasado, es más bien una guía práctica de lo que tenemos que hacer, aquí y ahora para realmente lograr la iniciación esotérica.
Camazotz, ilustración ICQ
Utilicemos nuestra imaginación creadora con el fin de, no quede en el mero intelecto este relato. Nos vamos a los tiempos en que los templos estuvieron llenos de esplendor, sus paredes llenas de color, de símbolos sagrados de los dioses y de la naturaleza. Ahí, donde estuvimos el día de ayer, revivamos con emoción positiva ese paisaje artístico, démosle vida.
El copal satura el ambiente, los sonidos de los tambores, las flautas, los palos de lluvia, los cascabeles nos susurran al oído de que aquí hay magia, arte, filosofía y anhelos puros del alma.
Se devela ante nuestra vista espiritual un aspirante, (que bien podríamos ser alguno de nosotros), lo llevan con los ojos vendados, porque estamos ahorita ciegos ante las cosas del espíritu, porque somos unas hojas arrastradas por el viento.
Lo llevan a un templo circular, como los del dios del viento; la puerta está formada por una enorme serpiente, símbolo de la divina sabiduría, igual que el templo de Malinalco que vimos el año pasado, la lengua bífida símbolo de la luz sale a manera de alfombra para recibir a quienes entran al templo.
El neófito no sabe que está entrando a un templo dedicado al dios Murciélago, de hecho, una antesala es donde se le coloca, pero esta tiene forma de caverna. Está todo en silencio y en la más completa oscuridad.
A fondo, hay una hoguera hecha con ramas de ciprés, símbolo de la inmortalidad que, al combinarse con el fuego, nos marca el camino a seguir, estamos en las tinieblas y debemos seguir la luz de la sabiduría inmortal o la Gnosis.
Es entonces que se le quita la venda que cubre sus ojos y se le indica que camine hacia la luz, tal y como es el llamado que se nos está haciendo ahora a cada uno de nosotros, debemos caminar con paso firme y decidido; además debe y debemos decir plenamente convencidos:
“Soy un hijo de la gran luz, tinieblas apártense de mi”.
Un espejo de obsidiana está colocado de tal forma que la luz de la hoguera lo ilumina, pudiéndose ver a sí mismo; todo parece indicar en forma viva, que debemos dirigir nuestra atención a sí mismo, que la sabiduría no está fuera de nosotros, sino hay que buscarla en sí mismos.
El candidato queda en profunda reflexión, pasa el tiempo, que parece eterno, los segundos se sienten como si fueran horas, la hoguera se acaba, el silencio y la oscuridad lo invade todo, tan sólo de vez en cuando se escucha el rescoldo del fuego y quizás una pequeña luz en las cenizas…
De pronto, sin esperarlo un espantoso batir de alas y un chillido de murciélago estremecen toda la sala, de la oscuridad sale el mismísimo Dios Camazotz que ha descendido de los mundos superiores a probar al candidato. De alguna manera puede verse, semejante a como lo vimos en el museo del templo Mayor, colosal, en su mano una de esas armas con que solían combatir nuestros antepasados, como un gran palo, incrustado con navajas de obsidiana bien filosas. Como defendiendo sus dominios de un invasor. Se acercaba al aspirante con toda la intención de matarlo.
Es la viva representación de la primera prueba que debemos afrontar en la vida, el de enfrentarnos a sí mismos, el descubrir y reconocer nuestros errores. Raros son los que son capaces, se requiere de la valentía de una mujer guerrera jaguar o un guerrero águila. La inmensa mayoría de nosotros justificamos nuestros defectos, o los evadimos, pero pocos son los que resisten la embestida de Camazotz.
El dios murciélago, Cultura Zapoteca.
Si el candidato, retrocede espantado, miedoso, llorando, angustiado; se abre una puerta disimulada entre la caverna, una persona le señala el camino de los profanos, no está preparado, se requiere ser capaz de verse así mismo y no lo ha demostrado.
Pero si permanece impávido, sin temerle a la misma muerte, es que es capaz de ver sus propios defectos, no los de los demás como es nuestra costumbre, sino los de sí mismos. Obviamente el maestro Camazotz si siquiera lo toca; y entonces ante la sorpresa del neófito, detrás del espejo de obsidiana se abre una puerta, es la que da acceso al templo…
Salen los ya iniciados a darle la bienvenida, uno más que entra al camino. Se saca de entre las sombras una figura del candidato, hecha con papel de amate, y es quemada en su presencia, simbolizando que hay que quemar las escorias de nuestra personalidad, nuestros vicios y pasiones para caminar a la luz.
El Maestro
Con tan sólo estas enseñanzas mostradas ya justifican las innumerables piezas artísticas dejadas por nuestros antepasados, sin embargo, es necesario que sepamos que verdaderamente hay un iniciado, un ángel, un iluminado como lo fue Buda, que existe en estos momentos, que ayudó y ayuda a todos los seres humanos que tengan la bondad de llamarlo con todas las fuerzas de su alma y corazón.
No pertenece al pasado, existe aquí y ahora; seguramente se encuentra aquí vigilándonos, bendiciéndonos, tratando de despertarnos, ahora que en este momento estamos rescatando esta sabiduría milenaria. Se le invocó por los iniciados en los sagrados templos, para pedir curación para sus amigos y familiares y su ayuda, tal como en el pasado no se hizo esperar, quienes lo invoquen estará aquí ese ángel para iluminarnos, sanarnos, ayudarnos.
Invocación al maestro
Es a nosotros los que tenemos el privilegio de tener en nuestras manos la gnosis, a los que nos toca darle el verdadero sentido de estas piezas de arte trascendental; estos mensajes están dirigidos a nosotros, para poner en práctica las enseñanzas dirigidas al alma a través de estos misterios sagrados representados en el Dios Camazotz.
Hay que emprender una lucha, pero no fuera, sino contra el eterno enemigo de la noche, a ese que cargamos en nuestro interior; una lucha para titanes que estén dispuestos a vencerse a sí mismos.
Práctica
Estos maestros viven normalmente en el mundo de las causas naturales, junto al dios del amor Xochipilli, a la diosa del amor Xochiquétzal, al dios de la lluvia Tláloc, a la diosa de la tierra Coatlicue, al dios del fuego Huehuetéotl, al dios del viento Ehécatl. Sin embargo, hemos de saber que hay un mantram para tocar las puertas de este mundo causal y estar con estos maestros.
Este mantram es Aloa Va Dath.
Este maestro ha ayudado a todos los aspirantes del camino y ayudará a todo aquél que lo sepa llamar desde el fondo mismo de su alma y eso, es exactamente lo que vamos a realizar a continuación…
Postura cómoda, ojos cerrados. Recuerdo de Sí. Relajamos el cuerpo. Vocalizamos el mantram: Aloa Va Dath. Concentrados. Con emoción positiva. En recuerdo de sí mismos. Llamamos con el alma y el corazón a este ángel. Le rogamos nos ayude en la muerte de nuestros defectos psicológicos, a pasar la prueba de enfrentarnos a sí mismos o prueba del Guardián del Umbral, para que cure nuestras enfermedades o las de un ser querido.
María Guadalupe Rodríguez Licea.
IMAGENES: Dios Camazotz, Museo Popol Vuh, Guatemala. Camazotz, ilustración ICQ El dios murciélago, Cultura Zapoteca.