El ritual de Xochipilli
El Maestro Samael nos da una inmejorable descripción de la estatua del dios Xochipilli, ubicada actualmente en el museo de Antropología e Historia de la Ciudad de México:
“En el museo de Antropología e Historia de la ciudad de México se halla Xochipilli sentado sobre un cubo de basalto bellamente tallado. Las rodillas en alto y las piernas en cruz de San Andrés, las manos con los pulgares e índices en contacto y la vista hacia el infinito. Grandes orejeras de jade; coraza -con fleco que termina en garras de tigre o colmillos de serpiente- sobre la cual, en el pecho, ostenta dos soles con sendas medialunas sobre los mismos; pulseras y rodilleras que rematan en flor de seis pétalos; canilleras con garras que aprisionan sus tobillos y, sobre las canilleras, dos campanelas con las corolas hacia abajo arrojando, una, seis semillas y la otra, fuego; cactli cuyas correas se anudan graciosamente sobre sus pies.”
Dibujo Xochipilli, Ruben Soto
“Xochipilli: "Xochitl": Flor; "Pilli": principal". Dios de la agricultura, de las flores, de la música, del canto, de la poesía y de la danza. "Flores y cantos son lo más elevado que hay en la tierra para penetrar en los ámbitos de la verdad", enseñaban los tlamatinime en los Calmécac. Por eso toda su filosofía está teñida por el más puro matiz poético. La cara de Xochipilli es impasible pero su corazón rebosa de alegría.”
Estos pueblos antiguos solo contaban con ideografías como lenguaje para transmitirnos sus conocimientos y sabiduría, y de esta manera utilizaban las esculturas para hablar de los atributos de la Pareja Divina, Padre y Madre de dioses y hombres.
Los nahuas sabían esto y sus dioses venían en pareja. La consorte de Xochipilli es la diosa Xochiquétzal, la diosa del Amor cuya morada está en Temoanchan, el depósito de las aguas universales, o aguas de la vida, origen de la vida. El Temoanchan es un lugar paradisíaco, alfombrado de flores, ríos y fuentes azules, donde crece el Xochitlicacan, este es un maravilloso árbol. Los enamorados solo tenían que resguardarse bajo sus ramas y tocar sus flores para ser eternamente felices.
Si bien ningún hombre la ha visto jamás, los sabios Nahuas la representaban como una joven hermosa, con sus largos cabellos cayendo sobre su espalda y un gracioso fleco sobre la frente; portaba una diadema de cuero rojo de la que salían plumas de quetzal. Lleva aretes de oro y joyel en la nariz de oro también; camisa azul bordada de flores y plumas multicolores, falda policromada y en sus manos portaba ramos de rosas perfumadas.
De esta manera tan sublime y sencilla, los nahuas nos muestran lo importante de la pareja, del matrimonio y del amor. Padre y madre procrean y dan vida, crean con su amor. Y ese amor, siendo la fuerza más poderosa del universo, se puede redirigir para reformarse y crease a sí mismo, de nuevo, solo en pareja, solo con el sabio uso del amor y de las fuerzas masculinas y femeninas.
Xochipilli es también el dios de las artes, y siendo ésta una manera de interpretar el mundo, que nace de lo profundo de la esencia, podemos decir que es el uso positivo de la mente, por lo que nos invita a cultivar y expresar la belleza de las maneras que estén a nuestro alcance, con las cosas que nos rodean, con la manera en que nos expresamos, con nuestro día a día.
El ritual de Xochipilli se llevaba a cabo en el Calmécac. Once niños, hijos de nobles, (inocentes y temperamento noble y gentil) realizaban danzas y cantos en círculos, avanzando y retrocediendo 3 pasos, 6 veces mientras agitaban graciosamente sus brazos y manos. Mientras, un niño arrodillado frente al fuego del altar oraba en silencio por el pan de cada día, otro niño se mantenía firme junto a la puerta, a manera de guardián.
Tal ceremonia se realizaba cuando aparecía el brillo en la luna en forma de hoz de la luna nueva y duraba tanto como as danzas y cantos infantiles. El director del Calmécac se mantenía de pie entre el niño que oraba y el resto de los niños que danzaba con un rostro impasible, como el de la estatua de Xochipilli, reunía las vibraciones de los bailes, los cantos y las oraciones infantiles y, elevando sus manos al cielo, en una aparente forma de flor, pronunciaba tenuemente la inefable palabra que designa, define y crea, misma palabra que los niños repetían en coro: DANTER-ILOMBER-BIR.
Nosotros, por nuestra parte, podemos igualmente invocar a Xochipilli entre las 10 pm del viernes y las 2 am del sábado, en profunda meditación y con infinita veneración y respeto.
Además de poder consultar a Xochipilli en temas de relaciones, el hogar, la familia y el amor, él tiene la posibilidad de ayudarnos a cambiar la rueda de la fortuna, a dirigir el Karma a nuestro favor; no por capricho, sino a manera de negociación o crédito. Sin embargo, toda ayuda que solicitemos se debe pagar con buenas obras, ya que, de lo contrario, se nos cobra con mucho dolor. Nada se nos da regalado, todo cuesta. Esa es la Ley.
Rubén Soto O.
IMAGENES: Dibujo Xochipilli, Ruben Soto