EL CULTO AL FUEGO
El culto al fuego fue grandioso en el antiguo México. Todas las culturas del mundo siempre adoraban al fuego. Los sacerdotes persas, egipcios, aztecas, mayas tenían una riquísima liturgia esotérica relacionada con el culto al fuego, jamás los viejos sabios se descuidaron con el fuego.
Prometeo lleva el fuego a la Humanidad, Heinrich Friedrich Füger, 1817
Sabemos que existen distintos tipos de fuego: el fuego del rayo que centellea en la noche terrible. El fuego que hay en el interior del cuerpo humano produciendo calorías y dirigiendo los procesos de digestión.
El fuego que se concentra en las plantas inocentes, el fuego que arde en el interior de las montañas y que lanzan los volcanes de la tierra.
En el fuego de uso cotidiano que todos usamos para cocinar nuestros alimentos. Y también tenemos el fuego sagrado es el que mantiene la vida en nuestro planeta, es el fuego de Quetzalcóatl.
Debemos analizar profundamente lo que es el elemento fuego, este en sí mismo, es una sustancia que ha escapado a todos los análisis químicos y estudios de todo tipo. El fuego, dicen los científicos que es producto de la combustión, pero en realidad nadie conoce la naturaleza del fuego.
Existe por ejemplo la formula química del agua H2O. Pero si en un laboratorio unimos dos átomos de hidrogeno y uno de oxígeno jamás vamos a crear agua, y no podremos crear agua simple y sencillamente porque falta algo muy importante, “el elemento fuego”.
Nadie conoce la formula del fuego dado que la sustancia del fuego es divina. Tras del fuego hay maravillas, nos narra el maestro Samael que en cierta ocasión se le pregunto a un elemental grandiosos de dicho elemento ¿Qué hay más allá del fuego? Respuesta: “Eso es algo que nosotros ignoramos” De ahí que es normal que no tengamos un conocimiento profundo y esencial sobre este maravilloso elemento.
Es por ello que a nosotros los estudiantes de gnosis, nos interesa la parte oculta del fuego, la llama de la llama, la parte trascendental y divina del fuego. “Ignis natura renovatur integram” el fuego renueva incesantemente la naturaleza; Sí, es la parte ígnea que habita en cada uno de los seres humanos y que nos brinda la oportunidad de regenerarnos, de transformarnos, “Dios es un fuego transformador” dice san pablo, y realmente así es.
El fuego es lo que es, lo que siempre ha sido y siempre será, es el principio cristónico que mantiene firme el universo, mantiene y da vida a todo lo que hay en nuestro planeta y en toda la galaxia, en todo el universo.
Prometeo y el fuego sagrado
La leyenda narra como el titán ayudó a la humanidad robando fuego de los dioses para entregarlo a los humanos. Prometeo también creo a los humanos y les enseño diversas artes y ciencias, arquitectura, metalurgia, la navegación y la medicina.
El castigo de Zeus
Prometeo Encadenado a una roca, Carl Ral, 1865
Zeus enfadado por la desobediencia de Prometeo y su acto de rebeldía, lo encadeno a una roca en la montaña, donde cada día un águila devoraba su hígado, el cual se regeneraba durante la noche perpetuando así el tormento.
En realidad, la ayuda de los maestros para la humanidad ha sido siempre invaluable, ellos han dado su vida para entregarnos un conocimiento superior que nos lleve a estados más elevados de conciencia, que nos lleva a lograr el estado del hombre que otrora se perdiera.
Quetzalcóatl y el fuego
En México existe una leyenda maravillosa relacionada con el fuego, semejante al Prometeo griego; La leyenda dice que los animales vivían sin el calor de la luz y el fuego, el cual era un tesoro guardado por los dioses.
Después de varios intentos fallidos y la muerte de algunos valientes, el tlacuache; compadecido, decidió arriesgarse a robar el fuego para la humanidad. El tlacuache se hizo pasar por una bola inmóvil acercándose al campamento de los dioses, ganándose así su confianza.
Aprovechando la noche cuando los guardianes dormían el tlacuache rodó hasta la hoguera, metió su cola en la hoguera tomo una brasa con su hocico y huyó rápidamente con el fuego, el tigre al darse cuenta del robo persiguió al tlacuache, pisoteándolo creyó que lo había matado, pues se hizo el muerto y aunque herido logró llegar hasta los humanos con el fuego. Desde entonces lleva la marca de su sacrificio en su cola pelada como recuerdo del fuego que trajo al mundo.
Hay quienes dicen que el tlacuache es el mismo Quetzalcóatl transformado, robando el fuego para entregarlo a los humanos, y al igual que Prometeo, Quetzalcóatl también instruyó a los hombres, les enseño las ciencias, el arte, la agricultura, clasificación de animales y a trabajar los metales.
Es así que el fuego ha tenido un papel preponderante para el hombre, es el fuego de Quetzalcóatl, de la divina madre Kundalini, el fuego del tercer logos el que tiene la capacidad de transformarnos.
Ha llegado la hora en que todos los estudiantes de gnosis, regresemos a venerar la ceremonia del fuego nuevo, a realizar dentro de nos el maravilloso culto al fuego.
Es necesario salir a la montaña, encender una hoguera, orar y meditar en el fuego, así podemos atraer de lo alto poderosos flujos de energía divina que nos ayudaran en la transformación interior, en todos los hogares gnósticos siempre debe de haber una llama encendida, es el hombre y la mujer quien debe proteger y guardar esa llama divina.
Lluís Graner Arrufí, La forja, 1894
Realmente, el fuego tiene muchas modificaciones, pero de todos los fuegos el más poderoso es el que arde delante del logos solar, formando así su aureola divina. Ese es el fuego que resulta de la transmutación de las secreciones sexuales, ese es el Kundalini, la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes, el fuego del espíritu santo.
Quien quiera buscar el fuego sagrado, debe buscarlo dentro del interior de su tierra filosófica. Esta tierra es el mismo organismo humano.
Llena tu cáliz con el vino sagrado de la luz, recuerda querido lector que el fuego viviente secreto y filosofal, arde dentro de su propia tierra filosófica. Ahora ya comprenderás el oculto misterio del ritual del fuego.
El ser humano debe encender sus cuarenta y nueve fuegos por medio de la magia sexual, cuando nuestros pensamientos sean ardientes como el fuego seremos capaces de crear, los dioses santos son verdaderos ministros del fuego, son verdaderas llamas que flamean. Es necesario que el hombre y la mujer en binario perfecto enciendan y cuiden el fuego divino de Quetzalcóatl.
José Armando Ortiz González y Juana María Ornelas Ramos
IMAGENES: Prometeo Encadenado a una roca, Carl Ral, 1865 Prometeo lleva el fuego a la Humanidad, Heinrich Friedrich Füger, 1817 Lluís Graner Arrufí, La forja, 1894