Ceremonias Cristícas de Quetzalcóatl

El culto a Quetzalcóatl se difundió por muchos lugares, ya que fue un ser que despertó su conciencia y dio un mensaje lleno de sabiduría, con las técnicas precisas para encontrar el camino a la misma divinidad.

Quetzalcóatl, Ilustración ICQ

Quetzalcóatl, Ilustración ICQ

El día de hoy queremos ahondar en una antigua oración realizada en las ceremonias crísticas dedicadas a Quetzalcóatl y que ha caracterizado a nuestro instituto, casi en todos los congresos la hemos realizado. Y es que en una oración tan hermosa viene prácticamente toda la teogonía de nuestros antepasados, el drama “quetzalcoatliano” y muchas enseñanzas trascendentales que vale la pena poner atención.

Empieza con una enseñanza increíble, hablando de Dios como algo indefinible, ilimitado e incognoscible; muy diferente a la concepción tan limitada que generalmente solemos tener como un Dios con forma de hombre.

“Señor por quien vivimos, dueño del cerca y del lejos”

Increíble que, en tan poquitas palabras, se pueda reducir aquí todos los Vedas de la India milenaria, todas las enseñanzas acerca de Dios que nos enseñara Buda y, de hecho, todo el Evangelio cristiano.

En un principio, cuando no existía nada, hubo un dios que a sí mismo se creó, por voluntad propia, tenía en su poder lo blanco y lo negro, lo masculino y lo femenino, todo lo necesario para dar vida a cualquier cosa. Es el Padre-Madre de todos los dioses, de toda vida, de todo lo que existe.

Su nombre “el Dios de la Dualidad” (Ometéotl), de Ome que es dos y Teotl es dios, el “dios dos” o “dios de la dualidad”. Es interesante que se vea un dios femenino y masculino a la vez, tal y como en la cábala hebrea aparece el “Anciano de los Días”, como un dios doble, macho y hembra a la vez.

El “Dios de la Dualidad” (Ometéotl) se compone, como es de imaginarse, de una parte, femenina llamada “Señora de la Dualidad” (Omecihuatl) y “Señor de la Dualidad” (Ometecuhtli), la primera pareja divina, de donde surge todo cuanto es, ha sido y será. Con justa razón le llamaron también: "Madre nuestra, Padre nuestro, Viejo Dios". (in Tonan, in Totah, Huehuetéotl).

Y si todo lo que existe debemos buscarlo dentro de sí mismos, nos encontramos con la enseñanza gnóstica que afirma la existencia de un Padre interno y una bendita Madre particular, es decir, tenemos nuestro “dios de la dualidad” (Ometéotl) dentro de sí mismos.

Como esto escapa a nuestra mente degenerada, los sabios del pasado le dieron varios nombres con el fin de que, a través de ellos, pudiéramos intuir más de su naturaleza.

Uno de estos nombres es: “Señor por quien vivimos” o “Aquél por quien se vive” (Ipalnemohuani), es por ello por lo que empieza esta oración ritual con este nombre, refiriéndose al dios incognoscible, raíz de todo lo existente.

Es el hálito de vida que nos habla el Génesis. Un día El Señor y la Señora de la dualidad viajaron por entre la penumbra que en un principio existía y la Señora de la dualidad, iba tocando todo lo que le parecía interesante y al tocarlo le daba vida, es así y no de otra forma como surgieron las estrellas (las citlalis) y se formaron las constelaciones.

Señor y Señora de la dualidad, dominio público

Señor y Señora de la dualidad, dominio público

Otro nombre para referirse al dios dual es: “Dueño del cerca y del lejos” (In Tloque in Nahuaque).

Lo encontramos en el canto del ave risueña, en lo profundo de los bosques, en las aguas del mar, en las montañas, en el rugido del jaguar y en la lluvia que al mojarnos parecería que nos alimenta el alma. El mismo maestro de maestros Jesús dice lo mismo:

«Yo soy la luz que está sobre todos ellos. Yo soy el universo: el universo ha surgido de mí y ha llegado hasta mí. Partid un leño y allí estoy yo; levantad una piedra y allí me encontraréis».

Vean ustedes como empieza a tener otro sentido está oración.

Otro nombre al que no se refiere la oración, pero que nos hace entender más a la divinidad es “Tinieblas y Viento” (Yohualli Ehécatl), que traducido a lo que se quiere representar aquí es intangible como el viento e invisible como la noche. Igual que en griego: “El dios desconocido” (Agnostos Theos).

Un nombre más en esta larga lista es: “Señor que a sí mismo se inventa” (moyocoyatzin), la raíz de todo lo existe sin raíz, la raíz de la materia y del espíritu, pero que no es materia ni espíritu, lo que los sabios de la India llamaron “Aquello” (SAT).

Si fuéramos monjes budistas y estuviéramos estudiando a Dios por más de 30 años, o si fuéramos cabalistas hebreos y estudiarnos el Árbol de la vida por más de cuatro décadas y quisiéramos reducir todo ese conocimiento aprendido en unas palabras, seguramente diríamos: “Señor por quien vivimos, dueño del cerca y del lejos”. (ya se siente diferente, ¿verdad?).

“Con alegría te damos gracias, por nuestro Señor Quetzalcóatl”

En esta parte, nos da la fórmula para que podamos empezar el camino, nos dice que hay que trabajar con dos virtudes. Una es la alegría; no importa en qué trabajemos, ni nuestra situación económica, si estamos solteros o casados, pro si es importante que lo que hagamos hay que hacerlo con emoción positiva.

Y que también debemos cultivar la gratitud, pues la ingratitud y la traición siempre van de la mano. Si Dios está en todo lo cercano y lo lejano, está en nuestra madrecita, en el niño que juega, en el obrero y el campesino que son su sudor riega los surcos que dan la vida. Si pretendemos querer dar gracias a Dios, será que esté bien que lo demostremos con hechos con lo que está reflejado en su creación.

Juntando en nuestra vida estas virtudes y demostrándolas con hechos palpables, es que podemos dar gracias a Dios Padre-Madre o dios dual, por nuestro Señor Quetzalcóatl, pero ¿A qué se refiere esto?

Para contestar esta pregunta tenemos que seguir el cómo se realizó la creación. Nos quedemos en que el Dios de la Dualidad, “El Señor por quien vivimos” y “dueño del cerca y lejos”, creo todo lo existente, pero lo hizo a través de sus cuatro hijos. Es decir que después del Padre-Madre de todos los dioses están estos cuatro seres divinos.

Los cuatro Dioses, dominio público

Los cuatro Dioses, dominio público

El dios rojo. “Nuestro señor desollado” (Xipe Tótec), señor de la primavera. Regente del oriente.

El dios negro “Espejo humeante” (Tezcatlipoca), regente de la noche. Punto cardinal Norte.

El dios blanco “Serpiente emplumada” (Quetzalcóatl), regente del día, la verdad, la sabiduría. Punto cardinal Occidente.

El dios azul “Colibrí Zurdo” (Huitzilopochtli), regente del Sol y la guerra contra sí mismos. Punto cardinal: Sur.

Ellos hicieron la tierra, los animales, los vegetales y los primeros seres humanos. Fueros los creadores de los 4 soles o razas anteriores y también los creadores del quinto Sol o nosotros la quinta raza.

Entre ellos destaca Quetzalcóatl, porque con todo y el peligro que conlleva el perder su divinidad, descendió con el fin de enseñarnos, guiarnos, ayudarnos. Y es que Quetzalcóatl es el cristo mexicano, que representa nuestro cristo interior, quien puede salvarnos del estado en que nos encontramos.

Él es amor, y si queremos acercárnosle debemos eliminar nuestros resentimientos, odios, deseos de venganza, rencores, etc.

Jesús es el salvador, pero Jesús representa lo mismo que Quetzalcóatl, a nuestro Cristo íntimo que debe descender para ayudarnos y nosotros ascender para hacernos merecedores de su gracia.

Nuestro Padre-Madre nos han dado la oportunidad de que nuestro Quetzalcóatl íntimo o cristo, descienda para instruirnos, ayudarnos, curarnos, sanarnos. Claro, que entonces debemos decir: “Con alegría te damos gracias por nuestro Señor Quetzalcóatl”.

“Quién con el Sacrificio de su sangre y la penitencia, hizo que entrara en nosotros tu vida.”

En forma general nos indica que solo a través de la fuerza del sacrificio consciente y la penitencia solar es como se logra un cambio verdadero. Hay que sacrificar la lujuria en castidad, la ira en amor, el orgullo en humildad, cualquier otro sacrificio es inútil e innecesario. La penitencia científica es el trabajo que hace uno por su Padre-Madre interior, como ayudar a la humanidad conscientemente, transmutar sus energías que lo trajeron al tapete de la existencia y acabar con nuestros vicios y malas costumbres.

Pero, aquí hay algo más. Los primeros hombres que hicieron eran gigantes, pero no estaban estables, solo comían de las frutas que podían coger de lo alto de los árboles, si se caían ya no se podían levantar. Así que cuando se saludaban, en lugar de decir: “Buenos días”, se decían: “No te caigas”. Las primeras creaciones fueron un verdadero fracaso.

Así después de tantos errores, llegamos al quinto sol. Se había creado, pero no había todavía hombres. Entonces Quetzalcóatl compadecido, bajó al inframundo, ya que ahí estaban los huesos de nuestros antepasados (los fracasados). Tenía la idea de que si los molía y los mezclaba con maíz, blanco y amarillo podría hacer una nueva humanidad.

Pero, el Señor y Señora del inframundo, no les gustó la idea de que se llevarán sus huesos así nada más por que sí. Así que le puso varias pruebas, en la primera Quetzalcóatl falló, y murió, pero como es un dios resucitó de nuevo y ya más preparado logró pasar las pruebas de los señores del inframundo, sin embargo, le permitió sacar sus huesos, pero después de un tiempo habría que regresarlos.

Es por eso, y no por otra cosa, que el ser humano no estará para siempre aquí, tan sólo por un momento.

La madre de los dioses, dominio público

La madre de los dioses, dominio público

Si bien este relato nos habla del origen de las razas humanas, al mismo tiempo nos dice como crear el ser humano solar, al auténtico, pues ahorita somos animales con intelecto. Se requiere como hizo Perseo bajar al inframundo y decapitar a la medusa, así Quetzalcóatl baja al inframundo por los huesos de nuestros antepasados. Nosotros debemos bajar a nuestras zonas subconscientes a sacar todos esos huesos podridos, esos recuerdos del ayer, resentimientos, ira, lujuria, orgullo.

La Mujer Serpiente (nuestra Madre divina) los muele, pues es ella la que puede desintegrar nuestros defectos; lo hace junto al maíz amarillo y blanco, pues hay que transmutar la semilla, la energía sexual. Es entonces que Quetzalcóatl hace algo insólito, con el punzón de sacrificio se atraviesa el órgano creador para sacar sangre, es decir, debemos eliminar nuestras pasiones bestiales, nuestras lujurias, nuestros deseos insanos.

Con esa sangre, resultado del sacrificio es que pueden lograr una masa perfecta, del cual surgió el ser humano hijo del Quinto Sol, y del cual nosotros podemos lograr dejar de ser bestias y convertirnos en seres humanos auténticos.

Ese es el sacrificio que hizo Quetzalcóatl por nosotros, igual que el que hiciera Jesús al morir en la Cruz y es el que debemos hacer nosotros, aquí y ahora para redimirnos y transformarnos. Quien logra descender a sus propios infiernos y elimina el ego, muele el maíz amarillo y blanco (transmuta sus energías) y hace el sacrificio de Quetzalcóatl (eliminar la lujuria), es entonces que penetra en nosotros nuestro Padre-Madre. Es lo que permite que entre a nosotros la vida de nuestro dios interior profundo.

¿Qué les parece si lo repetimos?, tratando de sentir todo lo explicado:

“Quién con el Sacrificio de su sangre y la penitencia, hizo que entrara en nosotros tu vida”. “Haznos fuertes como él. Haznos justos como él. Haznos alegres como él. Así sea”.

Estamos muy débiles, es muy difícil hacer siquiera algo del camino hacia la luz. El poder que le hemos dado a nuestros defectos psicológicos es colosal. Así que necesitamos ayuda extra, ayuda obviamente divina. Si Quetzalcóatl pudo traer la sabiduría a los seres humanos, logro hacer llover en las interminables sequías, levantó ciudades como Tula, pero sobre todo logró liberarse de sus tullidos y bufones, él es quien puede ayudarnos, ya como maestro o como lo que representa, nuestro Cristo interior. Así que debemos pedir su fuerza para vencernos a sí mismos.

Lo siguiente que pedimos tiene que ver con la ley del karma, nos creemos las mansas palomitas, que no rompemos un plato, sin embargo, el hecho de vivir en el dolor, quiere decir que somos crueles, malvados, intransigentes, injustos. Así que necesitamos actuar de acuerdo con la voluntad del Padre, hacer las cosas de acuerdo con la ley divina. Necesitamos de una guía divina y es por eso por lo que pedimos: Haznos justos como él. Por último, solicitamos que se manifieste en nuestros actos de la vida cotidiana la alegría, la doctrina del amor, que empape cada uno de nuestros actos de la vida cotidiana.

Templo de Chapultepec.

Estas oraciones mágicas de gran poder se han realizado en todos los templos de misterios del mundo, como es el caso del templo que se encuentra en México y que desde tiempos remotísimos fue centro de peregrinaciones sagradas, nos referimos al templo que se encuentra en el cerro del chapulín o Chapultepec. Podemos trasladarnos a este lugar de misterios, adormeciéndonos con el mantram “LA RA”.

Jenaro Ismael reyes Tovar

IMAGENES: Quetzalcóatl, Ilustración ICQ Señor y Señora de la dualidad, dominio público Los cuatro Dioses, dominio público La madre de los dioses, dominio público

Descargar en: Word | Word Comprimido | Pdf | Solo Texto | Índice | 01 | 02 | 03 | 04 | 05 | 06 | 07 | 08 | 09 | 10 | 11 | 12 | 13
Suscribirme