Sol de Lluvia de Fuego

Quiahuitl Tonatiuh

Quiahuitl Tonatiuh (Sol de Lluvia de Fuego) o Nahui Quiahuitl (4 Lluvia de Fuego).

Tercera época cosmogónica, denominada por nosotros los estudiantes de la Gnosis como la raza lemur, que se desarrolló principalmente en lo que es hoy el océano Pacífico. Fue una época de incesantes cambios geológicos. La isla de Pascua y parte de México devienen desde aquella época, es por eso que México tiene muchos tesoros arqueológicos y esotéricos de gran trascendencia.

Helena Petrovna Blavatski, Elliot Scott y otros sabios junto a los aztecas, afirman que esta raza fue extinguida por la lluvia y lava de fuego. Los hombres, entonces, fueron transformados en pájaros para salvarlos, de esa manera, del sacrificio.

Los hijos del Tercer Sol o Sol de Lluvia, fueron destruidos por las lluvias de fuego, las que estaban relacionadas con el sur, de donde, decían, provenía el fuego.

El hecho de que se transformaran en pájaros nos hace meditar profundamente en la desaparición de los mayas, que no dejaron rastros. También nos recuerda la no menos asombrosa desaparición de un pequeño pueblo o ciudad de liliputenses, cerca de una aldea de indígenas en Bolivia.

Es obvio que todo esto tiene que ver con el gran salto, con la absorción en la cuarta dimensión. A esta raza se le conoce, también, por el nombre de Lemuria o Mu, el continente - ya desaparecido -, que habitó y que estuvo en el océano Pacífico, del cual la isla de Pascua y Australia formaran parte.

Cuando se dice que se volvieron pájaros, se señala, igualmente, que se unieron al Espíritu, siguiendo la mística trascendental.

“La tercera raza fue la raza Lemur, que habitó lo que hoy es el Océano Pacífico. Perecieron arrasados por el sol de lluvia de fuego (volcanes y terremotos). Esta raza estuvo gobernada por el dios azteca Tláloc. La reproducción era por gemación. La Lemuria fue un continente muy extenso. Los lemures se degeneraron y tuvieron después rostros semejantes a pájaros, por eso los salvajes, recordando la tradición, se adornaban con plumas en la cabeza”. (Samael Aun Weor. Misterios Mayas)